Artículo de Montse Llor, tomado de la revista "Próximo Milenio"


LOS MISTERIOS DE LA VIDA Y EL INTRIGANTE MUNDO DE LO DESCONOCIDO

 

Secretos milenarios de la adivinación

 

Desde el origen del universo el ser humano ha sentido un incesante interés por desentrañar los misterios de la vida y profundizar en el integrante mundo de lo desconocido. Develar el presente ignorado y predecir el porvenir han sido los dos grandes pilares que, en el transcurso de la historia, han dado lugar a la utilización de un gran número de mancias que han evolucionado de forma diferente en épocas y culturas distintas.

 

 

A pesar de que hoy en día la herencia mántica se traduce, por lo general, en los sistemas de adivinación más conocidos y utilizados como son la astrología, la quiromancia y el tarot, existen muchos otros menos usuales, pero igualmente interesantes que con el paso inexorable de los siglos, han sido desechados por la imprecisión de los datos procedentes de la antigüedad y de los que apenas queda constancia escrita. Lejos quedan los tiempos en que el hombre, para la toma de grandes decisiones, hacía predicciones basadas en el estudio de las vísceras de los mamíferos, o a través de augurios que anunciaban acontecimientos próximos según el comportamiento de ciertos animales y la observaciones del firmamento y los fenómenos meteorológicos.

Las figuras formadas por las nubes, el susurro del aire, el sonido de los caracoles, el chisporroteo del fuego de una hoguera, el canto y el vuelo de los pájaros, e incluso las huellas de los animales son algunos sistemas, ya olvidados en su mayoría que reflejan el deseo y la necesidad del hombre, desde épocas remotas, de satisfacer sus inquietudes.

Existen otros sistemas mánticos igualmente antiguos y prácticamente en desuso, que todavía perdura en ciertos países. Tal es el caso de la adivinación a través de los dados cubomancia-, las llaves- cleidomancia, las fichas del dominó-dominomancia-, las sagradas escrituras- bibliomancia-, las velas- licnomancia y ceromancia-, los espejos- catoptromancia-, los cristales- cristalomancia- y otras todavía más recónditas. Todos estos sistemas han constituido una parte muy importante y poco conocida, de las mancias milenarias. A pesar de que sus huellas no se han borrado, unos se han trivializado como simples juegos de azar, mientras otros han quedado relegados como formas de superstición de creencias populares. En cualquier caso, resulta interesante rescatar sus ocultos secretos procedentes de sabias civilizaciones, pues en el mundo de la adivinación quizás no es tan importante el medio del que se sirve como el hecho de que el método sea útil y válido para quién lo practique.

 

EL AZAR, ALGO MAS QUE UN JUEGO

La utilización del sorteo o de los denominados juegos de azar, conocidos por cleromancia, es una de las prácticas más utilizadas por las culturas más antiguas entendida como un oráculo de “echar suerte”. Como suele suceder en este tipo de mancias, los datos acerca de su origen son ambiguos, pero, en su gran mayoría se remontan a los tiempos de la antigua Grecia y Egipto. Por tratarse la cleromancia de un sistema adaptable a la personalidad del que utilice, no existe un procedimiento único s seguir. Sin embargo, la norme general consiste en lanzar, sobre el suelo o una mesa” sagrada”, ciertos objetos mientras se formula una pregunta..

El breve instante en que el instrumento mediador queda en el aire y pierde contacto físico con el consultante significa la intervención del azar, o de la divina providencia, que le guiará de la forma más adecuada. La disposición que hayan adoptado en el momento de la caída, simboliza desde la antigüedad como la voluntad de los dioses, se interpretará como la respuesta o la orientación a la pregunta formulada. Numerosos objetos han servido para tal finalidad mántica: desde las piedras-litobolia-, las varillas-rabdomancia-, las habas- quiambolia o fabanomancia-, los guisantes- pisomancia-, los alfileres y agujas- acutomancia-, hasta los dados- cubomancia-. La cubomancia es quizás uno de los más interesantes por tratarse de un método que, a pesar de encontrarse en desuso, se le considera como el precursor de uno de los juegos más actuales: el de los dados.

 

Los egipcios ya "echaban suerte" con la utilización del sorteo o juegos de azar, conocidos por cleromancia.

Como sistema cleromántico, o medio inductor a la clarividencia basado en el lanzamiento de los dados, existe desde tiempo inmemorables y en civilizaciones muy dispares. Fue muy practicado en Grecia como un oráculo de amor enunciado por las diosas Venus y Afrodita y también tuvo una gran relevancia en algunos países orientales y entre tribus de Norteamérica, desde antes del año 700 antes de Cristo hasta que se extendió hacia Egipto en el año 2000 a. C. A pesar de que interrumpieron en distintas épocas y en pueblos o culturas muy distintas entre sí, encontramos las tabas como  su antecesor más próximo, cuya diferencia estriba en que presentan solamente cuatro caras en lugar de las seis de los dados. Otro precedente son los astrágalos o huesecillos, generalmente de la vértebras cervicales de animales que eran marcados por los lados con las letras del alfabeto. Ambos fueron también muy utilizados en Grecia y Egipto siguiendo el mismo sistema que los dados. Debido a su origen tan variado, no es de extrañar que existan muchos muy diferentes métodos para “echar los dados” y de interpretar con ellos el futuro. No de los más cómodos, sencillos y habituales consiste en dibujar un círculo y dividirlo en doce segmentos iguales que, partiendo imaginariamente de un reloj marcando las 12 y siguiendo el sentido de sus agujas se distribuirán de la siguiente forma:

Casa 1: representa a los enemigos y las traiciones.

Casa II: los amigos y ayudas.

Casa III: trabajo y proyecto.

Casa IV: estados de la mente.

Casa V: asuntos legales.

Casa VI: amor y matrimonio

Casa VII: la salud.

Casa VIII: el presente en general.

Casa IX: viajes.

Casa XI: finanzas.

Casa XII: el destino y el futuro.

Acto seguido se agitarán  los dados dentro de un cubilete, se lanzarán dentro del círculo y se observará en qué casillas han quedado dispuestos. Si uno de los dados sale del círculo significa la posibilidad de encontrar futuros contratiempos a los planes más próximos. Si salen dos, implica una pelea inmediata y si ocurre lo mismo con los tres será indicio de grandes problemas e inseguridad con un mismo. En este último caso se repetirá la operación de nuevo. La interpretación general se realizará en función del número de cada dado en relación a cada una de las casillas que habrá ocupado. De esta forma, la cara de lado con el número 1 sentencia un resultado de prosperidad y bienestar. El 2 implica un éxito que requiere de una ayuda externa. El 3: gran éxito sin grandes dificultades. El 4: existencia de problemas que deberán solucionarse rápidamente. El 5: tranquilidad y necesidad de seguir el camino iniciado por ser el correcto. El 6: situación de incertidumbre.

A pesar de ser un método muy simple, comparado con otros mucho más  complejos que requieren tablas numéricas e indicaciones astrológicas en función del signo zodiacal del consultante, es uno de los más practicados. Cabe resaltar que la exactitud de las respuestas estará en función del interés así como de la práctica y la capacidad de concentración de quien lo practique.

 

LA LLAVE, UNA PUERTA HACIA EL CONOCIMIENTO

La cleidomancia o predicción por las llaves, es un curioso sistema de adivinación basado en la observación de las llaves en lo que concierne al ruido y la posición que adoptan al ser lanzadas al suelo. A pesar de que la procedencia de esta mancia es una incógnita, existen indicios de su práctica en los barcos piratas que se servían de ellas para conocer, con respuestas de si y de no, si les esperaban buenas aventuras y grandes botines. Existen datos posteriores centrados en la época de la Edad Media, que relacionaban este método con las sagradas escrituras como una ordalía o procedimiento destinado a conocer la inocencia o culpabilidad de un acusado. También se extendió entre los rusos del siglo XIX y especialmente entre los cosacos en Francia durante la invasión de 1814. Utilizaban este sistema con el fin de tener noticias de algún pariente, buscar un tesoro, o bien conocer la riqueza de las casa en que se alojaban.  Para ello ponían una llave que no fuera plana dentro de un libro sagrado que, al cerrarlo, podían realizar un movimiento giratorio, o clavarse en las páginas del libro sin moverse. EN el primer caso, la respuesta a la pregunta formulada era considerada afirmativa y en el segundo negativo.

Se trata tan sólo de sistemas totalmente olvidados, pero orientativos de las costumbres de épocas anteriores.

Actualmente existen diversas formas, aunque mucho más reducidas que en el caso de los dados, de “echar las llaves”, básicamente consiste en hacer preguntas cuya respuesta sea si o no. Para ello se escribirán estas dos posibles respuestas en un papel en blanco, se cogerá una llave la más simbólica para cada persona, y se le hará girar en el centro de la hoja como si fuera una peonza. Cuando se detenga, la parte dentada quedará orientada hacia una de las dos respuestas indicando sencillamente un “si” o un “no” a la petición realizada.

Dentro de la cleidomancia existen ciertas supersticiones que vale la pena reseñar: si una llave se mancha con óxido, su dueño recibirá dinero o bienes por una muerte imprevista de alguien. Si se compra una llave muy antigua, antes de siete días se ganará un premio importante. Si alguien se extravía y no encuentra el camino, debe arrojar su llave por encima del hombro izquierdo con la mano derecha y al recogerla debe observar la dirección que señala, pues será la correcta. Si roba una llave, el ladrón tendrá problemas, ya que esa mala acción generará energías negativas de toda índole o difíciles de frenar, Si se desean cambios beneficiosos, es necesario colgarse una al cuello. Tocar una llave pequeña plateada o dorada atraerá toda clase de beneplácitos. Por último, recibir de regalo una réplica de una llave puede ser peligroso y varía en función de las intenciones de quién la regala sean buenas o malas.

 

Las sibilas, con su espíritu profético, fueron personajes básicos en el mundo de la adivinación.

 

EL DOMINIO: LAS FICHAS DE LA SUERTE

Cada una de las mancias anteriores y el misterio de las culturas que las trajeron a la luz, poseen un poderío particular. Lo mismo sucede con la dominomancia o adivinación por las fichas del dominó. Los primeros registros de esta mancia se encuentran muchos antes de la Francia medieval, aunque son prácticamente desconocidos y en China alrededor de los años 1200 y 1100 a.C.

Datos imprecisos apuntan que podría tratarse de una evolución de los dados con el fin de encubrir el verdadero significado del dominó como un juego de salón, todavía es utilizado en algunos países para dilucidar enigmas vivénciales bajo la creencias de que sus fichas poseen un poder energético que beneficia al consultante aun cuando los presagios sean negativos. El método más extendido para su práctica es el siguiente: se hacen girar las 28 fichas puestas boca abajo, con la mano izquierda en el sentido de las agujas del reloj. Se formula la pregunta y se retiran tres fichas del montón que se colocarán horizontalmente de izquierda a derecha para darles la vuelta. La respuesta vendrá marcada por las fichas escogidas y su combinación correcta.

 

La dominomancia o adivinación por las fichas del dominó posee un poderío particular.

 

Cada ficha tiene su propio significado:

Seis dobles: triunfos, ganancias, éxito, felicidad y buena salud.

Seis-cinco: demasiadas responsabilidades, falta tenacidad.

Seis-cuatro: peleas, problemas de difícil resolución.

Seis-tres: mejoras, viajes que pueden ser postergados.

Seis-dos: buenas perspectivas a pesar de las dificultades actuales.

Seis-uno: posible solución a los problemas pero grandes esfuerzos.

Seis-blanca: amigos infieles, capacidad para vencer obstáculos.

Cinco-doble: traslados, inventiva que aporta dinero.

Cinco-cuatro: progreso económico, cuidado con las finanzas.

Cinco-tres: buenas noticias pero cuidado con las críticas.

Cinco-dos: nacimiento, buenos amigos con lealtad probada.

Cinco-uno: una aventura amorosa posiblemente desgraciada.

Cinco-blanco: es necesaria la ayuda de un amigo, alegrías compartidas.

Cuatro-doble: alegrías, festejos y vacaciones placenteras.

Cuatro- tres: es necesario evitar preocupaciones infundadas.

Cuatro-dos: abusos de  confianza, infidelidad y falsos amigos.

Cuatro-uno: un estancamiento financiero temporal deudas y pleitos.

Cuatro-blanca: avance económico lento, reconciliación de amistades.

Tres-doble: rivalidad y disgustos afectivos.

Tres-dos: posibles mejoras, camino hacia la estabilización.

Tres-uno: cuidado con la mala suerte durante uno días.

Tres-blanco: disturbios laborales y disgustos en el hogar.

Dos-dobles: negocios exitosos, armonía y satisfacciones afectivas.

Dos-uno: venta o pérdida de bienes, obstáculos financieros.

Dos-blanca: viajes y nuevos amigos.

Uno doble: hay que vencer ahora la incertidumbre, es el momento.

Uno-blanca: peligrosa ayuda de un extraño.

Doble blanca: todo lo que propongas tendrá nefastos resultados.

 

LA SABIDURIA DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS

La bibliomancia es un procedimiento mántico basado en la adivinación por un libro, generalmente sagrado como es la Biblia en los países cristianos. Puede entenderse bajo dos conceptos diferentes, como una forma de estiquiomancia, conocida por “sortilegio de los apóstoles” o “ sortilegios virginales”, o bien como ordalía ligada o relacionada con la cleidomancia. La práctica de la estiquiomancia fue muy difundida en todos los países en los que existía un libro sagrado cuando menos, profundamente respetado. Con toda seguridad se utilizaba en la antigüedad griega y romana, en China y también en los países de religión cristiana, entendida como una forma de buscar el conocimiento del futuro gracias a la intervención del azar que determina el que se abra un libro por una página cualquiera y se detenga la mirada en un párrafo o una frase determinada. Existen ciertas pautas en este procedimiento que todavía perduran en la actualidad. Tradicionalmente tras abrir el libro se pinchaba con una alfiler cualquier punto de las páginas abiertas a fin de designar el fragmento a leer. Hoy en día es más usual deslizar un dedo entre las páginas y señalar un fragmento de un texto. También pueden colocarse en un vaso distintos papeles en lo que se indicarán previamente algunos capítulos de la obra. Se extrae uno al azar y se lee la frase o la página así designada. Antes del cristianismo se utilizaban, para esta finalidad mántica, la Eneida de Virgilio y las obras de Homero, por lo que este modo de adivinación fue conocida bajo la denominación de Sortilegios Virgilianos. Posteriormente, con el desarrollo de la fe cristiana, se estableció la costumbre de consultar la Biblia y particularmente el Nuevo Testamento. Fue así como los anteriores sortilegios dieron el relevo a los conocidos sortilegios de los apóstoles, cuya práctica fue muy extendida en Francia durante la época carolingia.

 

La adivinación a través de la lectura de los Libros Sagrados: un sabio procedimiento mántico.

La observación del firmamento y los fenómenos meteorológicos son un importante punto de referencia.