MONSEÑOR MILONGO
¿Un brujo en el Vaticano?
El convertido ex arzobispo africano, reiterado en 1982 por el Papa Juan Pablo II de la archidiócesis de Lusaka (Zambia) por denunciar de brujería, estuvo en Madrid donde participó en el IV Foro Internacional de las Ciencias Ocultas y celebró una eucaristía de sanación.
A este predicador del Evangelio como él se define, no le importa que le llamen "milagrero o hechicero".
La
imposición de manos y ciertas facultades aún no explicadas contribuyen a la
lucha contra algunas enfermedades. Los científicos siguen sin entender por qué
funcionan sus métodos pero en muchos casos han demostrado ser más efectivos
que la medicina. Emmanuel Milingo, sanador espiritual, cura a través de la
oración y la imposición de manos. Se cuentan por cientos los enfermeros
curados a distancia gracias a su intervención, entre ellos enfermos de sida.
Paralíticos, endemoniados, enfermos desahuciados y niños deformados por atroces males se acercan a el, ante el fragor mundial provocado por sus poderes de exorcista y curandero. En su reciente estancia madrileña, muchos de ellos lo esperaban para pedirle que realizase el ritual de sanación que lo ha hecho famoso, con la imposición de manos sobre la frente, o simplemente, para poderle tocar.
PREDICAR,
ECHAR DEMONIOS Y CURAR
El
arte de monseñor Milingo para curar las enfermedades y sacar los demonios del
cuerpo le ha costado su traslado de Lusaka a Roma, cinco revisiones psiquiátricas,
la suspensión provisional de sus ritos públicos y un proceso de discernimiento
por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
También
le ha válido el sobrenombre de “el brujo”, sin embargo, a este predicador
del Evangelio, como él se define, no le importa que le llamen “milagrero o
hechicero”.
Con una fe inquebrantable, de la que hace gala, responde que se trata, ciertamente, de perdonar los pecados pero que también es necesario curar los cuerpo.
Sus eucaristías de sanación se han hecho famosas en muchos lugares del mundo.
CUANDO
LA FE MUEVE MONTAÑA
“No
hablo de curaciones en general sino de curaciones concretas de Jesús; las que
él hacía para ayudar a la humanidad, que consistían en curar, sobre todo, por
dentro”.
Así
se expresaba monseñor Milingo en su intervención en el IV Foro de las Ciencias
Ocultas.
“Dios
nos creó por amor y para amar,-dijo- para ir hacia El y compartir con El amor.
La mortalidad ha llegado a nosotros por envidia del Maligno, del diablo, tal
como dice el Libro de la Sabiduría. Nosotros vivimos cuando coincidimos con la
idea amorosa del Creador y morimos cuando nos alejamos de ella y nos dejamos
tentar por el Maligno”.
“Jesús
vino a traer la Buena Nueva –añadió-, la vida que es la Reconciliación, y
para eso curaba a los lisiados y leprosos para que no vivieran aislados y
volvieran a convivir con los otros, para que vinieran en paz, con alegría,
serenidad y amor”.
“Jesús predicaba, echaba de los cuerpos a los demonios y curaba-insistió-, porque así el Reino de Dios está cerca. El Reino de Dios no hay nada que agrada o violenta a la persona humana”. Señaló entonces que el se dedica a tratar de curar, pero sin perder de vista que el mismo Cristo curó a muy pocos. La razón que se da monseñor Milingo es que muchas veces los enfermos no necesitan curarse físicamente sino espiritualmente, lo que se consigue al saber que el Señor te ayuda y apoya.
Enfermos o familiares de los mismos se acercan a él con la esperanza de ser curados.
SALUD,
SOBRE TODO, PARA EL ALMA
Alguien
entre los asistentes a su charla-predicación le preguntó en aquel momento:”¿Cómo
se puede utilizar la fe para la autocuración?”.Monseñor Milingo respondió:”No
hay ninguna forma determinada, ni monopolio para curar sólo con la fe. Tobías
curó su ceguera con la ayuda de aceite de pescado y Jesús utilizo barro y
saliva....Pero tampoco es imprescindible pedir la curación a monseñor Milingo
sino que la fe de uno mismo puede ser suficiente”.
“¿Quién
o qué es el demonio, y cómo lo ve usted?”, preguntó una voz femenina. Monseñor
no dudó en su rápida respuesta:”Yo lo veo como lo vio Jesús en el desierto,
es decir, como una persona tentándote. No podemos olvidar que los espíritus
malignos viven desde el inicio de la Creación. Ya en el libro de la sabiduría
se dice que el diablo puede hacer caer al ser humano en tentación de rebelión
contra Dios. Yo nunca lo he visto físicamente, pero lo he detectado en los poseídos”.
En el transcurso del acto se fueron acercando a la mesa enfermos o familiares de los mismos que deseaban ser asistidos. El sacerdote africano se disculpó diciendo que no podía atender a todos los casos de forma individualizada pero que todas las comunicaciones que le llegaban a su despacho en Roma eran encomendadas en su Eucaristía de los jueves.
EL
VATICANO NO HA PODIDO CON EL
Han
pasado ya más de diez años desde que el Papa convocó a monseñor Milingo al
Vaticano, le quitó la diócesis y le encargó de la pastoral del turismo. Atrás
han quedado los tiempos gloriosos de su ex diócesis africana de Lusaka, en
Zambia, donde era como un dios.
La
gente aseguraba que hacía milagros con sólo imponer las manos y rezas por el
enfermo. El afirmaba entonces y continúa afirmaba ahora que se trata de algo
normal, que lo podría hacer cualquier cristiano con fe, como también los
hechiceros paganos curaban con hierbas.
“Todos
pueden curar,-dice-, la diferencia está en que yo lo he puesto en práctica”.
Han
pasado ya más de diez años desde que el curandero y exorcista Milingo fue
desarraigado de su cuna africana y lo que es más impresionante es que, después
de todo este tiempo no se ha dejado contagiar por el espíritu burocrático de
la Curia Romana y sigue ejerciendo sus poderes mágicos.
El
insiste una y otra vez en que no hace más que poner en práctica el mensaje de
Cristo que dijo a sus discípulos:”Predicar el evangelio, sacad los demonios
del cuerpo, rezad y curad a los enfermos”. Si le advierten que con su forma de
actuar le pueden llegar a tomar por un hechicero, responde que el carisma de la
“curación” pertenece al alma africana y añade:”¿Qué quieren, que
abjure de mi cultura?”.
Cuando le preguntan acerca de su exilio en Roma, responde sin vacilar:”Desde que estoy junto al Papa y el tiene información directa sobre mis actos, sin intermediarios que vean problemas donde no lo hay, soy mucho más libre” y añade:”Ahora el Papa me comprende, sabe que lo que hago es echar los demonios y orar: la técnica de sanación aparece hoy en revistas como “Civita Católica”, tengo apoyo para incluirla en el Apostolado y no paro de viajar”.
Sanador y exorcista, Monseñor Milingo cura mediante la imposición de manos.
NO
AL RACIONALISMO COMO MODELO UNICO
El
asegura que su labor es “meramente espiritual”, religiosa, sacerdotal,
pastoral y cristiana”, pero lo
cierto es que para lo que no están en su onda, asistir a una de sus misas
carismáticas, en la que los enfermos físicos y psíquicos dan rienda suelta a
sus pensares y sentirse, les pueden llegar a parecer más, que se encuentran en
un aquelarre esotérico, una sesión espiritista o una terapia de grupo que en
una Misa tradicional.
Pero
para eso que no están en su onda, monseñor Milingo también tiene
palabras:”El racionalismo ha llegado a ser un ídolo en Europa-dice, mientras
los que ven ha Dios, por su sencillez son considerados unos imbéciles”.Y con
el fin de demostrar que su criticada reivindicación de las raíces africanas
está en sintonía con el credo cristiano, Milingo recurre una vez más a los
textos de la Biblia:” En mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas
nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les harán
daño, impondrán sus manos sobre los enfermos y se pondrán bien”.
Ante
el asombro de unos, el escepticismo de otros y el fervor incondicional de sus
seguidores, se despidieron bendiciendo a todos, inamovible en su declaración de
principios y pisando fuerte en su fe:”Creo absolutamente en el Dios de la
Biblia, no tengo ninguna vacilación y nadie me va a cambiar, porque yo creo”.