Por el Babalorixá Armando Ayala
EL PROPIETARIO DE LA BUENA ARCILLA
Oxalá, nuestro gran Orixá
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Este 2 de febrero se celebró a Iemanjá en el año de Oxalá, quien regirá 1995 acompañando por la Orixá madre, Oxúm y Bará Exelú. |
El año 1995 ha comenzado un día domingo y
por ser el domingo, el día de Oxalá, el año entero estará regido por este
orixá. Pero solamente los grandes babalaos que son aquellos que manejan el axé
y el opelé son los que confirman realmente si este año corresponde a lo que
marca el día de la semana. Se han dado situaciones, dentro del batuque, en que
ha habido un día correspondiente a un determinado orixá y justamente ese orixá
no es el que comanda el año, sino que lo comanda otro.
En este caso el año que se inicia es año
de Oxalá pero lo acompaña Iemanjá, Oxum y Bará Axelú. Oxalá
también es nombrado Obatalá u Orixanlá.
Orixanlá, como se suele decir en África,
es el gran orixá, el rey de la tela blanca o del paño blanco. Ocupa una posición
única y es el más importante y el más elevado de los orixás yorubas. Fue el
primero en ser creado por Olodumaré, como dice la leyenda, el dios supremo.
Orixanlá u Obatalá es también llamado orixá Obá-Igbo, porque es el rey de
Igbo, el lugar donde se realiza el culto, es el que se le conoce también con el
nombre de rey (Obá: rey).
El lugar, Igbo, es Nigeria destinado al culto a Oxalá. Este Oxalá, al que también se le conoce con el nombre de rey de los Igbo, tenía un carácter bastante obstinado e independiente, lo que le causaba innumerables problemas. Este carácter independiente es el carácter que va a tener el año 95, año independiente, año bastante obstinado. Es un año que, si las características se mantienen, el presidente electo estará regido por este orixá, por lo tanto será un tanto obstinado en sus decisiones y será firme en su carácter. No se dejará avasallar por nadie. Intentará solucionar los problemas con riguroso carácter. Esto le puede aparejar algún problema de salud, porque el corazón, que depende de Oxum, puede jugar una mala pasada.
LA LEYENDA
Oxalá fue encargado por Olodumaré, una de
las tres entidades de la creación yoruba, de formar el mundo con el poder de
sugerir y de realizar, de dar la fuerza a lo que crea. Razón por la cual es
saludado a Oxalá, en África, con el título de Alabá Alafé. Para que pudiera
cumplir con lo pedido por Olodumaré, éste puso en su poder un bolso que se
llamaba “el bolso de la creación”. El gran poder que le fue concedido a
Oxalá, este poder de crear el mundo, no le impedía que estuviera regido por
ciertos deberes y por ciertas obligaciones con todos los demás orixás. Hay una
historia que se cuenta en Ilé-Ifé de cómo este carácter fuerte, imperativo
de Oxalá, impidió que hiciera determinadas ofrendas a Exú antes de recorrer
el gran camino para crear el mundo.
Y esta leyenda cuenta que Oxalá se encaminó
a crear el mundo y sus criaturas y crear todos los elementos para que de estos
elementos se desprendieran las criaturas. Iba caminando, encorvado –característica
de Oxalá- apoyado en lo que se llama opaxoró, un bastón. (Opaxoró se le
conoce en África, en América, Brasil, se le dice paxoró). El bastón es un
elemento muy importante en todas las ceremonias y en todos los rituales del
culto africano. Aquel que tenga dignidad de jefe-Chief es el título en
Nigeria-debe tener su bastón de mando. Y cuando se reconoce que la persona es
un babalao o un babalorixá se le entrega también su bastón de mando. Estos
bastones son todos los construidos en madera, a mano, con diversas y pequeña
esculturas mostrando historias de los orixás).
En el momento en que Oxalá debía pasar la
puerta que existe entre los dos mundos, el mundo espiritual y el mundo material,
se encontró con Exú que entre sus múltiples obligaciones, tenía la de
controlar las comunicaciones entre los dos mundos que acabamos de mencionar. Exú
estaba muy desconforme por la actitud del gran orixá al hacer las ofrendas que
le fueran indicadas, olvidándose de él, dejándolo prácticamente de lado. Exú
se vengó a su manera. La característica de Exú para ejercer su venganza es el
engaño o la intriga que suele utilizar. De este modo, le hace sentir una gran
sed a Oxalá. Con todos los poderes, hace que Oxalá tenga una gran se. Oxalá,
para matar esa sed, no tuvo otra idea que agujerear con un bastón la cáscara
del tronco de un dendeseiro. Este dendeseiro es la planta de donde se extrae el
aceite de dendé, una palmera que existe en África y también en Brasil. El líquido
refrescante corrió. Es lo que se conoce en África con el nombre de “vino de
palma” y que a los hijos de Oxalá les está prácticamente vendado, por lo
que vamos a contar a continuación. Oxalá bebe abundantemente y aunque el vino
de palma no tiene tanto fermento ni tanto alcohol como la chicha,-por ejemplo-
que es un fermento de maíz, le da un profundo sueño.
Es cuando Oxalá decide dormir y entonces
aparece la segundo entidad creada por Olodumaré, cuyo nombre es Olofín u Oduduá,
hermano y gran rival de Oxalá. Y viendo que Oxalá
estaba durmiendo le robó el bolso de la creación con el que debía
crear los elementos y el hombre. Y se dirigió ante la presencia del supremo
Olodumaré para mostrarle lo que había encontrado y como había hallado al
propio Oxalá. Fue entonces que el dios supremo, Olodumaré, exclamó:”Si él
está en ese estado, ve tú, Oduduá, ve a crear, a unificar y a ordenar el
mundo”.
Y Oduduá, que estaba esperando eso, salió
del mundo espiritual y se encontró delante de una extensión ilimitada de agua.
Dejó caer en esta extensión inmensa de agua una sustancia marrón que tenía
el bolso de la creación. Era tierra. Y se formó entonces un montículo que
creció desde las profundidades de las aguas hasta sobrepasarlas y ahí se colocó
una gallina (o un pollo) cuyos pies tenían cinco dedos o cinco garras. El
animal comenzó a apretar la tierra y se dice que así la tierra quedó firme y
luego comenzó a moverla hacia un lado y hacia otro sobre las superficie de las
aguas. Donde caía un poco de tierra se iba alargando cada vez más, lo que en
yoruba se dice: Ilé mofé, expresión que dio origen al nombre de la ciudad de
Ilé-Ifé; nombre que se conserva hasta el día de hoy y donde Oduduá se
estableció seguido por todos los orixás y se transformó así en el rey de
esta tierra, en el rey de Ilé-Ifé. El luego se encargará de unificar todo el
territorio para formar la gran nación yoruba. A su muerte, sus hijos que eran
doce, reciben cada uno un pedazo de la corona de Oduduá de Ilé-Ifé. Y cada
uno lleva un orixá consigo y funda los distintos reinos. Reinos estos que están
erigidos para los diferentes orixás. Así, por ejemplo, la ciudad de Ilé será
la ciudad de Ogún, la ciudad de Oiós será la de Xangó, Ossogbo será de
Oxum, Igbo será de Oxalá y así sucesivamente. Cada una de las ciudades de
Nigeria, de sus estados, pertenecen a un determinado orixá y este orixá es
erigido en la plaza pública con sus monumentos característica, con sus
templos. Los templos son muy humildes, prácticamente todos son chozas con techo
de quincho, con puertas muy pequeñas para ingresar agachados dentro del templo,
el recinto sagrado y participar de las ceremonias o festivales, que así se
conocen, que se realizan anualmente. Esto se mantiene hasta el día de hoy.
Pero volviendo a la leyenda diremos que
cuando Oxalá se despertó no encontró a su lado el bolso de la creación y
desesperadamente corrió a lo de Olodumaré. Este, como castigo por haberse
embragado, le prohibió al gran orixá, así como a todos sus hijos, a toda su
familia y a todos los orixás, así como a todos sus hijos, a toda su familia y
a todos los orixás blancos, beber vino de palma y usar aceite de dendé.
A Oxalá se le considera orixá fun-fun,
orixá blanco. Fun-fun es el nombre con que se designa a un determinado grupo
dentro de la raza negra africana que tiene la piel manchada de blanco pero el
cabello igualmente enrulado. Estos se consideran hijos de Oxalá, orixá blanco.
Quedó prohibido entonces, el aceite. De ahí
que en el culto africano, en el batuque específicamente, no se le pone aceite
de dendé cuando llega el momento de ungirlo o “temperarlo”, como se dice en
portugués,. A este orixá se le coloca miel en lugar de aceite de dendé, como
lo llevan los demás orixás.
Los hijos de Oxalá tampoco pueden beber
vino de palma. En estas latitudes como el vino de palma no existe, lo que no se
toma es vino blanco, dulce. En algunos lugares le llaman “el vino de Oxalá”
pero es precisamente el vino de Oxalá no debía beber y es el vino que los
hijos de Oxalá no pueden tomar.
Se le confió a Oxalá, entonces, como
consuelo, la tarea modelar en el barro el cuerpo de los seres humanos, a los
cuales el propio Olodumaré, padre de la creación, les daría vida o alentaría
en ellos el soplo divino.
Por esta razón Oxalá, también llamado
Alamoredé, que es el propietario de la buena arcilla, puede modelar el cuerpo
de los hombres y lo hace evidentemente. Pero siempre existe el momento de la
tentación. Por eso Oxalá no toma muy en serio la prohibición de beber vino de
palma y en los días que siguen, bebe el vino y los hombres que salen de su
mano, realizados por el en arcilla, salen contrahechos, deformados, jorobados,
rengos. Algunos, reiterados del horno antes de la hora, salen mal cocidos y sus
colores se tornan tristemente pálidos, otros son blancos totales y todas las
personas que entran en esta categoría y que son consagradas se tornan
adoradores de Oxalá. Da a entender la leyenda que los distintos colores de la
piel dieron origen a las diferentes razas en el mundo.
Otra interpretación con respecto a esto
indica que los seres de distintos colores que se van formando según van siendo
sacados antes de tiempo, forman parte de una simbología al igual que el horno,
que realmente significa el calor, los elementos, el fuego, el clima, que hacen
que la pigmentación de la piel vaya cambiando o mudando, según el lugar y la
situación.
La leyenda cuenta también que más tarde
Orixanlá y Oduduá se encontraron y discutieron bastante mal. Recordando estas
historias que existen en Ilé-Ifé, en las cuales algunas pueden ser contadas y
otras son reservadas para los sacerdotes, debemos señalar que las relaciones
tempestuosas entre los orixás pueden ser consideradas como trasposición del
dominio religioso a los hechos históricos antiguos.
La rivalidad entre los dioses de estas
leyendas serían los hechos más o menos reales concernientes a la fundación de
la ciudad de Ifé. Ciudad ésta que hasta el día de hoy, es la “casa” (Ilé)
de todos lo orixás.