INVESTIGACION

 

Los orígenes del espiritismo

Camino hacia el espiritismo de Umbanda...

 

 

Desde el principio de los tiempos, la humanidad sintió una inigualable atracción por todos los fenómenos paranormales; y dentro de ellos, quizás el que más ha llamado la atención ha sido el de si es posible la comunicación entre este plano de existencia y el otro al que vamos cuando dejamos este mundo terrenal. La comunicación con el «más allá» (así se determinó al otro plano de existencia) fue requerida por los mortales como un medio de solicitar consejo y ayuda a espíritus de amigos, conocidos, familiares o incluso de perfectos desconocidos que en el plano evolutivo ayudarían a quienes consultaran para que evolucionaran en todos los planos. También la curiosidad de la gente iba en el sentido de querer saber qué sucedía exactamente tras la muerte, si era real lo que contaban las diversas tendencias religiosas o si se trataba de un tránsito o época de espera mientras esperan los espíritus desencarnados el reencarne. Antiguamente esta consulta con los espíritus se realizaba a través de los sacerdotes, que según la oficialidad eran los únicos que poseían el suficiente conocimiento como para tender un lazo bidireccional entre este y el otro mundo. Obviamente no todas las filosofías religiosas consideraron que el espiritismo era una sana comunicación. El catolicismo y el judaísmo siempre miraron más que con escepticismo con una tendencia prohibitiva. Acusaban a sus practicantes de adoradores de un ser del bajo astral. Nada más lejos para los espirististas (término que se empleará más adelante para definirlos) que ser considerados adoradores del bajo astral. Ello siempre se consideraron como buscadores de la verdad más allá de este plano, de esta vida temporal.

 

Hermanas Fox

Fotografía : «Grandes Enígmas»

Sesión espiritista de mesa

Fotografía : «Las ciencias prohibidas»

 

Las cosas siguieron sucediendo así hasta mediados del siglo XIX, cuando en un pequeño pueblecito del estado norteamericano de Nueva York nació el anteriormente mencionado «espiritismo» que fue atacado imperiosamente desde un primer momento por la sociedad extremadamente religiosa que lo rodeaba.

En esa localidad vivía la familia Fox en 1847 tras su mudanza. Al llegar la familia se encontró con los ruidos molestos de los que ya habían sido advertidos. Los habitantes de la casa se habituaron rápidamente a estos ruidos. Incluso una vez solicitaron a la entidad que había que hiciera un número determinado de golpes de acuerdo a una operación matemática y obtuvieron respuesta. Ese fue el momento en que la comunicación comenzó a codificarse. Más adelante se combinó en que los golpes se convirtieran en letras. Fueron expulsados los integrantes de la familia Fox de la iglesia metodista a la que pertenecían. Tuvieron que cambiar su localidad de residencia. En su nueva casa el espíritu que se había manifestado con ellas volvió a hacerlo. De esta manera evolucionaron la comunicación y terminaron sentados sobre una mesa, unidos por las manos, momento en el que a veces se producían levitaciones. Imbuida en el sentido comercial, la madre Fox decidió abrir un consultorio espiritista, y el negocio floreció tanto que les dio para cambiar de casa que al poco tiempo volvió a hacerse pequeña y decidieron ir para Nueva York de vuelta. Comenzaron a llegar otros espíritus que ayudaban en la tarea. La ciencia y la iglesia estaban en contra de esta nueva doctrina. Los médicos trataron de demostrar que todo era una farsa, lo cual no desalentaba a los nuevos adeptos. Con el paso de los años, una integrante de la familia Fox declaró que todo era falso. Estas hermanas habían caído en el alcoholismo. Al poco tiempo se retractaron de lo que habían dicho.

 

Tumba de Allan Kardec

Fotografía.: «Las Ciencias Prohibidas»

Allan Kardec

Fotografía.: «Grandes Enigmas»

 

    Al poco tiempo las noticias fueron llegando al viejo continente, concretamente a Alemania desde donde se comenzaron a extender a sus dos principales focos.: Inglaterra y Francia. De este último surgió Allan Kardec. Su verdadero nombre era Hipólito León Rivail y era médico. Durante un primer tiempo él escribía en contra de lo que no podía probar la ciencia en aquel momento. A la edad de cincuenta años conoció a un espiritista o magnetizador que le propuso ver alguna de sus sesiones. El no fue pero su curiosidad había quedado despierta y más adelante se dirigió a una casa espiritista bastante bien reputada. En una de las sesiones se presentó un espíritu llamado Céfiro que decía ser el guardian de Hipólito y que le revelaría grandes cosas. Ese espíritu declaró que el nombre en una vida anterior de Hipólito era Allan Kardec. El espiritismo rinde culto y homenajea a filósofos, estudiosos, santos, presidentes, personalidades que representaron algo importante en las comunidades a las que pertenecieron a diferencia de la Umbanda, lo cual veremos más adelante en este número.

Kardec escribió el Libro de los Espíritus, nadie quería publicarlo y él lo hizo sólo. Fue un éxito de ventas. A este libro continuaron otros. Editó también «La revista espiritista» y fundó en 1858 la Sociedad de Estudios Espiritistas. Kardec aunque conocía la próxima llegada de su muerte se sentía satisfecho por que consideraba que había cumplido sus metas. Sus libros se presentaron ante autos de fe e incluson fueron quemados en actos de fe (actitud que más tarde fue retractada por la misma persona que la realizó). Kardec falleció y actualmente se encuentra en un panteón en el cementerio de Père Lachaise, al este de París.

 

Mesa donde se realiza la sesión espiritista

Fotografía.: «Las Ciencias Prohibidas»