FUENTE: DIARIO CLARIN (B. AIRES)


 

HISTORIA

 

Giordano Bruno

 

Se cumplen 400 años de su muerte

 

 

 

 

La intolerancia religiosa

 

La Iglesia Católica ha pedido perdón por quemar vivo al filósofo y teólogo Giordano Bruno, el pensador renacentista que amplió filosóficamente la teoría de Copérnico, según la cual el Sol, y no la Tierra, ocupa el centro del sistema planetario. Pero la Iglesia aclaró que no lo «rehabilita». Al cumplirse 400 años de la muerte de Bruno, el cardenal Paul Poupard dijo que la condena «es una acción de la que la Iglesia se arrepiente pidiendo perdón a Dios y a todos los hermanos». Pero este reconocimiento no supone una rehabilitación de su pensamiento. Aunque el conocimiento científico diga lo contrario, por suerte día a día la ciencia confirma la verdad de estos pensadores, que el fuego de la hoguera se empeño en hacer desaparecer y sepultar a la humanidad en la oscura ignorancia por siglos.

El fraile domínico había puesto en duda los misterios de la Encarnación y de la Trinidad, y hasta se atrevió a calificar como «magia» los milagros de Jesús.

El 17 de febrero de 1600, al amanecer, Bruno fue ejecutado. Había estado siete años en prisión, en un húmedo calabozo romano, esperando el fallo. En el frío Campo del Flore, en Roma, en medio de los fastos del Jubileo de 1600, una multitud de peregrinos asistió a un espectáculo atroz: un hombre quemado vivo sobre una pira de leña verde. Bruno (que nació en 1548 en al ciudad de Nola, sur de Italia) ingresó muy joven en la orden domínica. En 1575 se doctoró en Teología, pero su afán de saber pronto le causó problemas. Su sentido de la vida, su concepción de Dios, lo alejaba del dogma y lo acercaban más una visión panteísta, que supone la presencia de Dios en toda la naturaleza.

Defendió el sistema de Copérnico y la pluralidad de los mundos. Se anticipó a Spinoza e influyó en algunos filósofos alemanes muy posteriores, como Schelling y Hegel. Bruno, combativo y altanero, se inclina naturalmente a rebatir argumentos y a discutir todo lo discutible. En 1500, esta posición bastó para etiquetarlo como hereje. El fraile domínico tuvo entonces que buscar un lugar más seguro que la Orden de Nápoles, cuyo titular había decidido entregarlo a la inquisición. Y ese lugar más seguro estaba en Roma, donde reinaba Gregorio XIII, un papa más «comprensivo». Poco duró su estadía: a los 30 años inició un largo peregrinaje por distintas ciudades de Europa. Fue calvinista en Ginebra, pero los calvinistas lo encarcelaron. Se declaró arrepentido de sus herejías y partió a Toulouse, en el sur de Francia. Desde allí pidió la absolución de la Iglesia, que le fue denegada.

A los pocos meses de su llegada a París, el rey Enrique III lo incluyó en el grupo de los lectores reales. Al poco tiempo, no obstante, el filósofo tuvo que cambiar de aires: el conflicto entre católicos y hugonotes se acentuaba en Francia y la intolerancia volvía a reinar.

Entre 1583 y 1585, rodeado de un ambiente favorable a las ideas renacentistas, enseñó en Oxford. Dio a conocer, además, sus obras más representativas, entre ellas sus seis diálogos en italiano. El primero de ellos irritó a las autoridades inglesas, y Bruno (otra vez) debió partir, esta vez a Alemania. En Helmstadts se hizo luterano, y en Francfort continuó escribiendo.

Su obra capital «Del infinito universo y los mundos», rebate paso a paso la tradición aristotélica y declara posible la existencia de un universo y mundos infinitos. En «De la causa, principio y uno» postula su idea clave de Dios concebido como inseparable de la materia, manifestación accidental y cambiante de la sustancia divina. En «Heroico furor», promueve un frenesí divino, en oposición a la pasión vulgar, en procura de un ascenso hacia Dios a través de los objetos descifrables del mundo material. A los 43 años aceptó la invitación de un noble veneciano, Giovanni Mocénigo, y regresó a Italia. Pero Mocénigo terminó delatándolo a la Inquisición. Durante su cautiverio, la Iglesia no aceptó, según una versión, su mea culpa. Según otra, procuró desesperadamente obtener la retractación del fraile. Cualquiera sea la verdad, la intolerancia y el fuego hablaron finalmente.

Nosotros en este humilde Paisito debemos agradecer a quienes tuvieron las magistrales ideas de la laicidad en la enseñanza y la libertad de todos los cultos religiosos (Gral. J. G. Artigas -Introducciones del año XIII, José Batlle y Ordoñez- Separación de la Iglesia del Estado)


 

Asesino será estrangulado cien veces y descuartizado 

 

LAHORE marzo 2000

 

Javed Iqbal, el «monstruo de Lahore», el autor del asesinato de cien niños, será estrangulado 100 veces y su cuerpo cortado en pedazos disuelto en ácido, ante la mirada de los padres de las víctimas, en cumplimiento de la «Ley del Talión».

La terrible sentencia fue impuesta ayer por el juez Alá Bukhsh Ranjha, del tribunal de Lahore, segunda ciudad más importante de Pakistán, quien se basó en la «Ley de Talión» para decretar los múltiples estrangulamientos y que el cadáver de Iqbal sea cortado en pedazos y disuelto en el ácido.

«Serás estrangulado ante los padres de los niños que mataste», afirmó el juez, y «tu cuerpo -dijo a Iqbal- será después cortado en cien pedazos y disuelto en el ácido, de la misma forma en que tú asesinaste a los niños».

Tras dos meses de infructuosas búsquedas policiales, Iqbal finalmente se entregó al presentarse en la sede del principal periódico de Pakistán, Jang, donde dio una conferencia de prensa en la que aseguró que había asesinado a los niños «por voluntad de Dios».

El ministro paquistaní del Interior, Moinuddin Haider, precisó, sin embargo, que la sentencia será recurrida ante el Tribunal Supremo.


 

Mundo insólito 

 

En el año 2000 decapitado por brujería

 

Dos hombres fueron decapitados a espada en RIAD, en ejecuciones celebradas en público. En lo que va del año ha habido en el país nueve decapitaciones, y el año pasado, 100. La sharia (ley islámica) saudí castiga con la pena capital los delitos de asesinato, violación, tráfico de drogas y brujería.

A los ladrones se les corta una mano y a las mujeres infieles se las lapida. Uno de los ajusticiados, de nacionalidad sudanesa, fue condenado por «prácticas de magia negra».

Arabia Saudí se caracteriza por una versión especialmente dura de la sharia, y cuenta con una policía especial, que recorre las calles portando varas de mimbre, dedicada a velar por las normas presuntamente coránicas, desde cerrar los comercios a las horas de oración hasta mantener la prohibición de que las mujeres conduzcan o usen vestidos que permitan adivinar o ver su cuerpo.