CONOCIMIENTO

 

La letra X

 

Se creó para simplificar la e juntas. Está relacionada con lo desconocido y con el cristianismo.

 

Una leyenda atribuye al rey griego Palamedes la autoría de la x, y explica que el monarca la creó con el objeto de representar los sonidos cs y gs con un solo signo, en lugar de con dos. Y en su aspecto formal, el origen de la x está en un signo de la escritura hierática egipcia que representaba una criba o arel, y del cual nacieron después tres caracteres griegos: eta, xi y ji.

 

Dos letras X hechas con objetos de uso cotidiano, como tijeras (obra de Judy Carriso) y clavos (de Klaus Bliesener)

 

Del griego, la x pasó primero al etrusco y luego al latín, en cuyo alfabeto ocupaba el último lugar aunque más tarde, a raíz de la reordenación producida por la incorporación de la g (que conllevó la de la z) y de la y, terminó convirtiéndose en la antepenúltima letra del abecedario de los romanos. Quintiliano, que consideraba que la z y la y eran dos intrusas, llamó a la x «la última de las nuestras».

 

El físico alemán Roentgen descubrió en 1895 los rayos X, que está aplicando en este grabado. Los llamó así porque desconocía su naturaleza.

 

En español, la x es la vigésima séptima letra del alfabeto y, desde el punto de vista fonético, según cuenta el erudito Navarro Tomás en su Manual de pronunciación española, «históricamente, la x de nuestra actual escritura equivale al grupo cs, pero su pronunciación sólo se ajusta al calor literal que este grupo representa en casos muy marcados de dicción culta y enfática. En la conversación corriente, la x ante consonante se pronuncia como una simple s. Entre vocales se pronuncia como gs, con una g débil y relajada que a veces resulta en parte ensordecida». Y en posición intervocálica, la pronunciación que se oye reduce la x a s: esamen, esageración.

En español antiguo, la x representaba un sonido prepalatal fricativo sordo, hoy desaparecido, semejante al de la ch francesa y la sh inglesa. Para hacerse una idea de cómo sonaba, basta acudir a otras lenguas peninsulares: es el caso de las voces catalana caixa, la gallega xunta o la vasca Xavier. Con el tiempo, ese sonido de la x se transformó y adquirió el de la j. Durante mucho tiempo, hubo en español varias palabras que, por la herencia de ese sonido perdido de la x, se solían escribir indistintamente con x o con j (dejar y dexar, Jiménez y Ximénez), pero en 1815 la Academia optó decididamente por la segunda letra.

Un caso particular relacionado con esto es el de la palabra México: mantiene la x por puro arcaísmo, pero cuenta con el apoyo de los mexicanos porque consideran que la voz México reafirma la identidad de su país, frente a la de Méjico, más española y conservadora en lo referente a su afirmación como nación.

 

En realidad la palabra México (foto) es un arcaísmo, aunque los mexicanos la prefieren.

 

La presencia de los árabes en la Península hizo que muchas palabras que hoy no la llevan se escribieran inicialmente con al x. Como señaló Nebrija, los castellanos percibían en la pronunciación de algunas voces árabes un sonido semejante al que ellos daban a la x, y ésta es la razón de que palabras como ajuar o jeque se escribieran primero con x (axuar, xeque) y, tras la decisión unificadora de la Academia en 1815, con j.

La explicación de que la x sea, según las enciclopedias, el signo con el que se representa «por» en matemáticas, se encuentra en los matemáticos árabes de la Edad Media, que usaban la palabra sayun (transcripta con una x) para denotar lo desconocido. Pero la asociación de esta letra con lo desconocido afecta también a otros ámbitos, como el de la medicina o el de la ciencia. Mackenzie denominó enfermedad X a un conjunto de síntomas de origen desconocido que se manifiestan con trastornos intestinales, cardíacos y respiratorios. El ejemplo más famoso de esta asociación es el que lo llevó al físico alemán Wilhelm Konrad Roentgen en denominar rayos X a su descubrimiento: los llamó así precisamente porque desconocía su naturaleza.

La letra x está relacionada también con el cristianismo, pues es uno de los dos signos que dieron lugar al crismón o monograma de Jesucristo, formado por x (ji) y p (rho), las primeras letras de la palabra crisma, que quiere decir «ungido». El uso del crismón se inició en Oriente, pero alcanzó su notoriedad bajo el mandato del emperador Constantino, que lo empleó en los estandartes de sus soldados y, durante la Edad Media, sobre todo entre los siglos IX y XIII, casi todos los documentos privados y públicos estaban encabezados con él.

La letra x en las tradiciones Afro-Umbandistas representa los caminos que se cruzan en el reino de exú, que se escribe con x en portugués y su pronunciación es como «sh», como la pronunciación de «y» en los países del Río de la Plata.

La tijera formando la x, es el corte de las influencias negativas en Umbanda, los clavos cruzados son los símbolos de diferentes grupos de espíritus de Umbanda.