Este
movimiento social es uno de los varios surgidos en el mundo
desarrollado occidental en los últimos 30 años alrededor de las
preguntas: ¿qué es ser un hombre hoy? y ¿hacia dónde vamos en tanto
hombres? Está constituido por hombres que llevan a cabo de diversos
modos actividades organizadas, luchas, reivindicaciones y
desarrollos teóricos en relación a esos interrogantes, centrando su
reflexión y acción en la crítica y desmontaje del actual modelo de
masculinidad hegemónica (MH) y en la búsqueda de las relaciones de
igualdad de trato con las mujeres. Estos objetivos diferencian
específicamente a este movimiento de otros importantes como el
mitopoético y el de los derechos de los hombres y padres.
Con
un formato pluriforme (grupos, asociaciones, hombres líderes,
publicaciones, y desde
hace unos años webs) surgió en los países anglosajones y
escandinavos a principios de los años setenta . En Estados Unidos,
donde se desarrolló con más fuerza, comenzó llamándose antisexista,
y estuvo asociado desde el principio a los movimientos por los
derechos civiles. A partir de un debate centrado en si el lugar que
correspondía a los hombres que estaban en esta corriente era estar
dentro del movimiento feminista -liderado por mujeres- o apoyarlo
desde fuera, desde mediados de los noventa sus integrantes suelen
denominarse "profeministas", designación que ha promovido debate,
pero que se ha impuesto en el discurso social del fin de siglo para
nombrar a quienes lo integran. En los últimos tres años, en los
países latinos se comienza a nombrar a esta corriente como la de
"hombres por la igualdad".
Está
constituido en su mayoría por hombres de sectores medios, afines a
las ciencias sociales y educativas o redes asociativas, que se han
acercado a esta corriente a través de la comprensión de la
injusticia sobre las mujeres, por sus reflexiones a partir del
conocimiento del feminismo o por haber tomado distancia o sido
víctimas de la MH. A pesar de sus diferencias, lo que los une es el
cuestionamiento de la injusticia de género, así como de la
alienación mutiladora y deshumanizante de la socialización de los
hombres, y se nutren en su mayoría de las ideas del feminismo de la
igualdad y de la perspectiva de género. Reconocen la responsabilidad
masculina en el mantenimiento de esta desigualdad con las mujeres y
ejercen una autocrítica sobre el propio ejercicio del poder.
No
son anti-hombres o resentidos con la masculinidad -como a veces
suele criticárseles- sino que rechazan la MH, el sometimiento
acrítico al corporativismo viril, la complicidad masculina
antisexista y la homofobia; y no se avergüenzan de la influencia de
las mujeres en sus vidas. Proponen practicar la igualdad con las
mujeres y el activismo social, la investigación académica y la
formación de grupos de reflexión de varones para desmontar el ideal
de la MH y construir masculinidades -mejores y no peores que la
hegemónicamente existente- resistenciales, alternativas o
subversivas, así como crear las condiciones para una disolución de
las actuales relaciones de género. Muchos están atentos a los falsos
optimismos que confunden varios de los pretendidos "cambios"
masculinos -frecuentemente cambios "estéticos" restringidos a clases
medias- con los reales cambios de identidad necesarios para una
transformación del lugar de los hombres.
Quienes
lo integran son más o menos críticos con los grupos de hombres
mitopoéticos y por los derechos de los hombres/padres, a quienes
denuncian como esencialistas, patriarcalistas, antifeministas o
promotores de versiones "modernizadas" de la masculinidad sin
cuestionar el poder en que la MH asienta. No acuerdan con los
hombres que dicen sentirse tan víctimas como las mujeres del
patriarcado, así como con aquéllos que quieren disminuir los costes
de la masculinidad sin perder las ventajas que los sustentan. A su
vez han sido acusados por otros hombres de promover la cultura del
hombre "blando", emprender cruzadas -junto al feminismo- contra la
masculinidad, promover el culto a la emocionalización e impulsar el
fracaso masculino, ya que promueven valores "contrarios a la lucha
por la vida" (cooperación, igualdad, no violencia, solidaridad,
etc.) que, según estos críticos, es indispensable para triunfar como
hombre en esta sociedad. También son observados con desconfianza por
algunas mujeres feministas que dudan de su sinceridad y creen que
los impulsa el deseo de seguir teniendo cuotas de poder dentro de un
marco más igualitario "infiltrándose" en el movimiento feminista
(eludir esta crítica fue una de las razones del nombre
profeminismo).
Desde
sus comienzos, una parte importante de la actividad de estos hombres
se ha centrado en la generación de estrategias
reflexivo-educativo-asistenciales-activistas para el cambio de la MH
en sus aspectos violentos
y narcisistas y contra la violencia hacia las mujeres, así
como en el apoyo a las políticas antirracistas y pro-derechos de las
personas homosexuales, jerarquizando modelos masculinos
igualitarios, pacíficos y empáticos(modelos que incluyan nuevas
formas de ser hombres en tanto ciudadanos, padres, parejas, amigos,
amantes, etc)
En
el mundo occidental esta corriente no cuenta con numerosos miembros,
siendo muchos menos que los de otras corrientes masculinas
reivindicativas. Sin embargo, las voces y las recomendaciones de los
hombres que la componen son especialmente escuchadas y muy tenidas
en cuenta en los organismos internacionales (ONU, UNICEF, UE, OMS),
que en su lucha contra las desigualdades perciben cada vez más la
importancia de incluir e implicar a los varones de todas las edades
en las políticas de igualdad.
Dentro
de esta corriente se encuentran en Europa, América y Australia ya
desde hace años numerosas agrupaciones (NOMAS, Iasom, , Men
for Change, Les
Traboules, Pfefferprinz,
Les hommes barrès, Uomini contra la Violenza, Cantera, CORIAC, Papai etc.), que tienen
un discurso y prácticas de lucha por la igualdad de género, de
resistencia al patriarcado y a la MH. La mayoría de ellas se
encuentra en países anglófonos, escandinavos y francófonos y algunas
llevan 20 años de actividad y algunas tienen publicaciones regulares
desde hace años. (Achilles Heel, XY) Están aumentando lentamente
en los paises centroeuropeos y en la constitución de éstos -así como
en los franceses- juegan un amplio papel hombres de los movimientos
antipatriarcales, anarquistas y ecológicos.
También
se han desarrollado algunas redes de trabajo y acción por Internet,
tales como la Red Europea de
Hombres Profeministas y la Red
Chilena de Masculinidad.
Un lugar especial ocupa, por
su difusión mundial, la “White
Ribbon Campaign”, campaña contra la violencia hacia las mujeres
iniciada en Canadá hace 14 años y que comenzó a desarrollarse en
Europa en el año 2000.
En
Latinoamérica las agrupaciones existentes actualmente se centran
sobre todo en la lucha contra la violencia machista y los problemas
de la sexualidad y la salud reproductiva y han desarrollando
importantes campañas, tales como la campaña contra la violencia en
Nicaragua. Se han desarrollado especialmente en Centroamérica,
-Honduras, Guatemala, México, el Salvador-, y también en Brasil
En
España, casi todos los agrupaciones de hombres existentes en la
actualidad son de hombres igualitarios. Son alrededor de 25 a marzo
de 2003, integrados por unos 220 hombres en total, y se concentran
más en Valencia, Andalucía y el País Vasco. Con el precedente en los
años ochenta de la reflexión sobre la condición masculina comenzada
por el sociólogo Josep Vicent
Marques, los primeros grupos comenzaron a funcionar hace unos 15
años, y hasta hoy siguen creándose otros, algunos casi
exclusivamente para participar de manera puntual en la lucha contra
la violencia hacia las mujeres.
Este
año se cumplen 10 de la creación una primera "Red interprovincial de
reflexión sobre los modelos masculinos", que funcionó durante cinco
años y agrupó a hombres de diversas ciudades preocupados por las
problemáticas del cambio hacia la igualdad, creando sólidoslazos
entre muchos de ellos. Algunos de estos hombres (Marques, Lozoya,
Bonino, Szil, Odriozola, Villadangos) son quienes han ido y siguen
impulsando bastante de lo que se está haciendo en España con la
temática de la masculinidad igualitaria.
En
estos tres últimos años existe un acrecentado interés en la
formación de nuevos grupos, asociaciones, centros, programas o webs
-especialmente luego de dos congresos sobre "hombres e igualdad"
realizados en San Sebastián y Jerez-, reflejado en la creación de
grupos en diversas ciudades tales como Huesca, Pamplona, Victoria,
Málaga, Jerez, Estepona, Badalona, Barcelona, Jaén, Córdoba... que
se agregan a los que ya existían en Sevilla, Donosti, Madrid,
Valencia y Granada, donde han surgido otros nuevos. Hubo también
otros en Jaén, Madrid, Bilbao, Canarias... Varios se han hecho más
conocidos a través de la difusión de "manifiestos" contra la
violencia hacia las mujeres, tales como los de Sevilla, Baleares,
Fuenlabrada o Madrid. El objetivo de su formación es en algunos
casos el activismo social y en otros la reflexión sobre la condición
masculina; están siendo aglutinadores de muchos varones igualitarios
que no tenían red de pertenencia en la cual apoyarse para sus
cambios.
Algunas
actividades, pioneras cada una en su ámbito, derivadas de las
acciones de estos grupos, han sido los mencionados congresos, el
Programa de "Hombres por
la Igualdad" de la ciudad andaluza de Jerez, el Centro de
Estudios de la Condición Masculina en Madrid, el programa de
educación sentimental de Tenerife, las webs de Heterodoxia, de dicho
programa de Jerez y de Ahige de Málaga, y las
campañas de sensibilización contra la violencia y la del Lazo
Blanco que se han desarrollado en Gijón, Vilanova y Geltrú,
Jerez, Jaén y Almería. Este año, a partir de la iniciativa
Equal, de la Unión Europea, varios ayuntamientos españoles están
comenzando a desarrollar actividades para hombres, apuntando a las
responsabilidades domésticas y a la paternidad responsable, y es
probable que de ellas surjan otros grupos de hombres que se sumen al
trabajo por la igualdad.
Actualmente
existen entre los profeministas españoles algunos debates: uno en
cuanto a su funcionamiento estatal: como movimiento, como
organización federada formal o como red de agrupaciones locales; uno
más respecto a qué priorizar como actividad (un trabajo de reflexión
-indispensable siempre- o de militancia y proselitismo respecto a la
lucha por la igualdad) o cómo combinarlas, y finalmente otro
relativo al nombre con que se identifican quienes pertenecen a él,
dado que algunos proponen hablar de masculinistas más que
igualitarios o profeministas, probablemente desconociendo que los
anglosajones acuñaron el término masculinismo ya hace 15 años,
identificándolo con quienes defienden la masculinidad patriarcal
antifeminista.
En
el campo educativo, en Occidente, quienes participan en esta
corriente se han dedicado sobre todo al desarrollo de programas de
educación para "explorar las masculinidades" y transformar los
estereotipos masculinos.
Salisbury y
Jackson en Inglaterra, o los hombres de Coriac en México son algunos
de los que lo hacen. En España, en este ámbito se
comienzan a realizar actividades en varias comunidades, sobre todo
relacionadas con la lucha contra la violencia de género y con la
educación afectivo-sexual para varones. En el segundo tema, hombres
como Barragán o Pescador llevan años trabajando.
En
el ámbito académico, en Occidente esta corriente tiene una destacada
inserción en las universidades anglosajonas y algunas francófonas, y
lo hace a través de los llamados estudios críticos sobre los varones
y las masculinidades -los “men's studies”, “studies of men and
masculinities” o “critical studies of men and masculinities”-, que
incorporan la categoría de género en su marco referencial y se
desarrollan sobre todo en las facultades de sociología,
antropología, historia y filología de diferentes universidades
norteamericanas, europeas y australianas. Nutren dichos estudios
numerosísimas investigaciones y publicaciones sobre la historia, las
diferencias culturales y los cambios sociales de las masculinidades,
así como sobre las temáticas del poder, la sexualidad, las nuevas
paternidades, la construcción de la subjetividad, la violencia, la
pornografía, la salud y las políticas de cambio para los varones.
Bourdieu,
Brittan, Brod, Cazes,
Connell, Flood, Hearn, Holter, Kaufman, Kimmel, Kupers, Messner, Pease, Salisbury, Seidler, Stoltenberg, Ventimiglia, Weltzer-Lang son algunos de
sus autores representativos.
En
Europa se ha creado recientemente CROME (Critical Research on Men
in Europe), un grupo en el que varones y mujeres de 10 países se han
asociado para investigar sobre el problema social y la
problematización de los varones europeos (estudiar a los hombres
como problema y el problema de los hombres es su objetivo);
actualmente están publicando sus conclusiones en la prestigiosa
revista “Men and Masculinities”.
En
el ámbito académico, en España, recién en los últimos tres años
comienza a impulsarse con más intensidad estos estudios,
especialmente desde los departamentos de filología y de los
institutos feministas y postgrados de género de universidades
catalanas y andaluzas. Este impulso se traduce en la ejecución de al
menos tres jornadas sobre masculinidad, y comienzan a aparecer
hombres que están escribiendo trabajos de tesis sobre diversos
aspectos de este tema. Anteriormente, J. V. Marques ha sido un
pionero en esta línea de trabajo. No se ha hecho aún, como en EEUU,
Inglaterra o Francia, la escritura de una genealogía de los hombres
profeministas españoles, su historia y prehistoria, sus nombres y
acciones. Tarea importante para no perder las referencias, para
ayudar a muchos que dicen que necesitan modelos diferentes a
descubrirlos, y para que quienes estamos en esto nos incluyamos en
un proceso ya existente y evitemos ese tan frecuente hábito
masculino de creernos "fundadores-descubridores". Retazos de esta
genealogía circulan oralmente pero sería un interesante desafío
recopilarla en forma organizada.
La
variada producción escrita de esta corriente se encuentra realizada
casi toda en lengua inglesa, y algo en la francesa. En España, así
como en Latinoamérica, no existe casi ninguna publicación ni
producida ni traducida al castellano sobre la masculinidad desde un
enfoque profeminista, aunque esta tendencia tiende a revertirse
lentamente -al menos en España- a partir del año 2001.
De
las concepciones sobre los trastornos masculinos que provienen de
esta corriente han derivado también estrategias terapéuticas para
hombres problemáticos poco utilizadas por quienes realizan "terapias
de hombres", excepto por aquéllos que trabajan con la problemática
de la violencia masculina. Estas estrategias están impregnadas de la
perspectiva de género, de las ideas psicoanalíticas sobre la
importancia de la identificación repudiada con la madre en la
constitución de la masculinidad y de la concepción de la MH como
productora de daño a sí y a otras personas; por ello tienen como uno
de sus principales objetivos el desmontaje, redefinición y
reestructuración de los aspectos de identidad modelados por la MH.
Su trabajo se centra en las dificultades de los hombres relacionadas
con el cumplimiento de los ideales de la MH, en la resistencia a
renunciar a los "beneficios" abusivos del rol masculino, en
transformar la violencia (contra las mujeres y contra sí mismos), en
eliminar la homofobia y en reconsiderar el sentimiento de baja
autoestima masculina (producido frecuentemente por la impotencia de
no poder ser "un hombre de verdad"). Tienen en cuenta a las mujeres
y los malestares que les provocan el poder y la dominación
masculina, y plantean como primordial comprender la relación entre
tener poder (genérico) y no tener poder individual (el que se cree
que se debería tener) para entender la impotencia vital masculina.
Estas estrategias se diferencian netamente de las terapias
junguianas, guestáltica y otras que realizan los hombres
mitopoéticos, y que priorizan la asunción de la masculinidad
"natural" o "la parte femenina de los hombres" - inexistentes como
"esencias" para el profeminismo -.
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Algunos
profeministas, entre ellos uno de los pioneros en estudios sobre
masculinidad, el sociólogo australiano Bob Connell, alertan desde
una perspectiva igualitarista lo problemático del uso del término
movimiento para esta corriente, ya que en muchos lugares ese término
lo usan grupos de hombres que
priorizan los intereses que los acercan al patriarcado y
separan de las mujeres. Y además, los hombres profeministas están en
oposición a determinados temas que son la sustancia de algunos
movimientos de hombres: esencialismo, complementariedad de géneros,
"lo" masculino interno, victimismo, etc. Estos autores se inclinan
en pensar a las agrupaciones de hombres mas que como "movimiento
masculino", como corrientes de apoyo y alianzas con otros grupos ya
constituidos como movimiento (antixenófobos, feministas,
homosexuales), o unidos por una variedad de temas relacionados con
el cambio (por ejemplo, la Campaña del Lazo Blanco, o los estudios
académicos sobre hombres, o las campañas a favor de la
responsabilidad paternal) y con funcionamientos en red no
jerárquizada. Para estos autores, el centro de interés debería ser
el cambio, y no lo masculino, y el trabajo con la masculinidad
exclusiva-excluyente sería parte de lo necesario a desconstruir para
lograr ese cambio,
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Extracto actualizado por Luis Bonino de su artículo: “Los varones
ante el problema de la igualdad con las mujeres”, publicado en:
Lomas. C (ed) (2003) ¿Todos los hombres son iguales? Identidad
masculina y cambios sociales. Barcelona: Paidós.
Luis
Bonino
es médico
psicoterapeuta, director del Centro de Estudios de la Condición
Masculina en Madrid; autor de numerosos artículos sobre varones,
masculinidad y sus problemáticas. Correo-e: lubonino@wanadoo.es
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