En la conmemoración del día 8 de marzo de
2002, día internacional de la mujer, desde el Grupo de Hombres
Granada queremos hacer público el siguiente manifiesto:
El cambio de la sociedad hacia una igualdad de género se está
consiguiendo a base de pequeños pasos, la mayoría conseguidos por la
lucha de algunas mujeres contra la voluntad de muchos hombres. La
mentalidad de algunos de nosotros está cambiando, apoyando la
transición hacia una relación más igualitaria entre hombres y
mujeres.
Parte básica en el cambio de mentalidad es el reparto del
trabajo doméstico, verdadero “talón de Aquiles” en la convivencia
diaria y cuestión pendiente en la educación igualitaria de l@s
hij@s.
Las mujeres han sido educadas para ser las cuidadoras de l@s
dem@s durante generaciones y su meta era la de mantener a los
hombres en los roles establecidos por el patriarcado, manteniendo
ellas el papel de sirvientas fieles. En los últimos tiempos las
mujeres han ido consiguiendo, no sin esfuerzo, introducirse en el
mundo del trabajo (ámbito público) y con eso se cuestionan algunas
bases del machismo, pero el trabajo doméstico sigue perteneciéndoles
en la práctica, ya que los hombres no hemos sabido o no hemos
querido implicarnos en este cambio.
Los comportamientos y actitudes sexistas de las personas
adultas se siguen transmitiendo a las generaciones jóvenes, debemos
tomar conciencia de este hecho, para proporcionar referentes
positivos de igualdad entre mujeres y hombres.
No se aprecia una voluntad decidida en las entidades públicas
y privadas para adoptar medidas que favorezcan la igualdad entre
sexos. Desde el Grupo de Hombres Granada proponemos a las
instituciones y particulares que coparticipen con la práctica diaria
y con la transmisión de conductas y valores no sexistas en el
trabajo doméstico.
Individualmente nos comprometemos entre otras cosas a:
Educar a nuestros
hijos y nuestras hijas en la corresponsabilidad de tareas domésticas
y de cuidados.
Mantener una
conducta acorde con lo que proponemos: consensuar un reparto
equitativo del trabajo doméstico.
Pedir en nuestro
entorno la misma conducta intentando involucrar a las personas de
nuestro ámbito social en la igualdad en el hogar y, por ende, fuera
de él.
Reivindicar el
reconocimiento social y económico de l@s trabajador@s del hogar por
cuenta ajena y propia.
Demandar de las
entidades públicas y privadas que arbitren medidas efectivas en
políticas de igualdad.
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