Si intenta calmarlo, y trata de justificar de alguna manera la agresión que sufrió, admitiendo, para que él no se sienta mal, que ella es un poco responsable de lo que pasó -aunque realmente no lo sienta así- estaría de este modo legitimando la conducta violenta de él. Aunque siga luego el pedido de perdón, y un período de "luna de miel", en el cual pareciera que todo vuelve a funcionar bien, el tras- paso de ese límite de contención y de respeto por parte de él y el perdón de ella, tendrán un costo muy alto en un futuro no lejano. (G. Ferreira: "La Mujer Maltratada", Ed. Sudamericana, 1994, p.133)
El primer empujón o la primera cachetada toman a la mujer por sorpresa: nunca hubiera pensado que él fuera capaz de reaccio- nar así. Ella puede quedar paralizada o intentar calmarlo.