Se trata de personas que presentan un importante ausentismo 
laboral,  con  la consiguiente disminución de la producción de
bienes y servicios.
L@s  niñ@s  y  adolescentes  que  son  víctimas y/o testigos  de  
violencia  en  su  familia,  presentan trastornos de conducta en
los  centros  de  estudio, clubes  y  otras  instituciones a las que
concurren.
También  un alto  porcentaje  de  est@s  niñ@s  y adolescentes
tienen  dificultades  en  el aprendizaje y falta de concentración
en  el  estudio, lo  que incide en el incremento de la repetición 
de años de estudio y, por último, en el incremento de la  deser-
ción escolar y liceal.
L@s niñ@s  que  aprenden  en  su hogar  el modelo violento de
resolución  de  conflictos  tienden  a reproducirlo en sus futuras
relaciones de pareja, dando lugar a la perpetuación del proble-
ma.  
Un alto porcentaje de menores con conductas delictivas provie-
ne de hogares donde existe una situación de violencia crónica
de la cual ell@s son víctimas o testigos.
 
Las personas sometidas a situaciones crónicas de violencia en el
ámbito familiar presentan diversos trastornos físicos, psicológicos, 
psicosomáticos, conductuales, que  le  acarrean graves perjuicios 
en  la  esfera  personal  e  inciden  negativamente en su forma de 
relacionarse  con  otras  personas, todo lo cual tiene también una 
importante repercusión en la sociedad.
Gracias, Internet