Asalto a un pequeño pais
LAS PAPELERASTomamos de Attac num. 333 el documento que insertamos aquí Es increible que a esta altura y sobre todo dado de la amplísima información disponible , se insista en entregar "el rico patrimonio" que valientes patricios nos heredaron QUE POCO "LEIDOS" PARECEN SER ALGUNOS QUE LLEGAN A LAS MÁXIMAS GERAQUÍAS DEL ESTADO Y MUCHOS DE LOS "ORIENTADORES" DE LA OPINIÓN PÚBLICA
CONFLICTO ENTRE ARGENTINA Y URUGUAY: PAPELERAS, ASÍ NO GANA LA IZQUIERDA
Inés Barboza
El conflicto por al instalación de dos papeleras a orillas del Río
Uruguay se profundiza y debilita las relaciones entre ambos países. Un
problema económico pero también ideológico-político.
El gobierno de Tabaré Vázquez ganó la presidencia de Uruguay conduciendo
un frente que se autodenominaba de izquierda: el Encuentro
Progresista-Frente Amplio-Nueva mayoría. Llegaba al poder luego de casi
25 años que estaba dando batalla en el ámbito político. Una coalición de
toda la izquierda de ese país como respuesta a la preocupación que,
según su proclama fundacional, les provocaba "la profunda crisis
estructural que el país padece desde hace décadas, su dependencia del
extranjero y el predominio de una oligarquía en directa connivencia con
el imperialismo que fueron creando, por un lado, hondas tensiones
sociales y por otro, un clima de preocupación colectiva sobre el destino
mismo de la nacionalidad oriental".
Un año después de haber ganado por primera vez las elecciones en su país,
el ministro de economía por el Frente Amplio, Danillo Astori, propone un
Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos (¿qué "libre" puede
ser el comercio de una pequeña nación sudamericana con un megapaís que
subsidia sus cosechas con alrededor de mil millones de dólares por día?)
al tiempo que el gobierno "del frente", apoyado por la mayoría de su
pueblo, defienden la instalación de dos papeleras: Botnia, de capitales
finlandeses, y Enre, de capitales españoles. Las papeleras empiezan a
instalarse a orillas del Río Uruguay, que une Argentina con el país
charrúa.
Los vecinos argentinos se organizan y empiezan una larga batalla para
evitar la contaminación que afecta directamente sus costas. Los vecinos
uruguayos defienden con uñas y dientes ese proyecto empresarial que les
promete años de puestos de trabajo y prosperidad económica. Los
argumentos de la empresa calan hondo en los funcionarios uruguayos y se
trasladan, vía medios de comunicación, a todos los ciudadanos. Los
argumentos centrales son: 1- Argentina tiene muchas papeleras y nadie
protesta por eso, 2- Es la única manera de que un país chico como
Uruguay tenga posibilidades de industrializarse y vender, así las
relaciones dentro del Mercado Común del Sur (Mercosur), que dominan
Argentina y Brasil, no serían tan injustas, 3- Los argentinos protestan
porque las papeleras iban a estar sobre el río Uruguay del lado de su
país pero el gobernador de la provincia argentina de Entre Ríos pidió
una gran coima que las empresas no quisieron pagar.
El gobierno argentino está en manos del presidente Néstor Kirchner quién
llegó a la Casa Rosada por sobre otro candidato, de su mismo partido, en
las últimas elecciones. Pero es motivo de otro análisis cómo el
peronismo (partido del ex presidente neoliberal Carlos Menem y el actual
presidente progresista Néstor Kirchner) logró construir un espectro
político tan amplio que incluya desde la derecha más reaccionaria hasta
ciertos sectores de izquierda y que todos ellos se reacomoden y repartan
sus dominios cada vez que el país baraja las cartas y da de nuevo.
Todo esto para entender que Jorge Busti, el actual gobernador de Entre
Ríos, que también responde a este partido, atravesó ambos períodos.
Mientras durante la presidencia de Carlos Menem quitó, por ejemplo, el
impuesto al latifundio (que establecía pagar más a quienes explotaban
mayores cantidades de tierra), ahora, adecuándose a los nuevos vientos,
toma el reclamo de los vecinos y hace una denuncia penal por
"contaminación ambiental en grado de tentativa" y quiere llevar el
conflicto al tribunal internacional de La Haya. Busti suma y resta y
concluye que el dinero que perdería su provincia del turismo por la
contaminación sería de más de mil millones de dólares, sumado al
deterioro del área.
Los representantes del Mercosur se ponen nerviosos y quieren mediar.
Uruguay quiere que medie porque las papeleras son empresas que alimentan
económicamente sus huestes y probablemente su dictamen lo beneficie.
Argentina prefiere dejarlo de lado alegando que el Mercosur solo puede
intervenir en problemas comerciales.
En tanto, el problema se convierte en una batalla campal entre la
sociedad civil de ambos países. El turismo disminuye violentamente, un
poco por los cortes de rutas de los argentinos en las fronteras debido
al conflicto, otro tanto por la hostilidad que se generó. El presidente
uruguayo escribe una carta a su par argentino exhortándolo a que levante
los cortes de ruta. ¿Qué significa esto en boca de un presidente que
asumió diciéndose de izquierda?, ¿evitar la protesta social?,
¿represión?.
Reveamos los argumentos. Primero: Argentina tiene muchas papeleras y
nadie protesta por eso. Esa razón es totalmente débil. Un gobierno de
izquierda debería alentar a que hubiera movilizaciones en contra de
todas las industrias contaminantes que ya están funcionando y no
fomentar que se sigan instalando sólo porque traen rédito económico.
Segundo: es la única manera de que un país chico como Uruguay tenga
posibilidades de industrializarse y vender; así las relaciones dentro
del Mercosur, que dominan Argentina y Brasil, no serían tan injustas.
Falso: otras experiencias, incluso de las mismas empresas, demuestran
que las fuentes de trabajo son, a la larga, muy pocas debido a la alta
tecnificación de estas fábricas. Por otro lado, las divisas son llevadas
a los países de origen de las empresas.
Tercero: los argentinos protestan porque las papeleras iban a estar sobre
el río Uruguay del lado de su país pero -al parecer- el gobernador de la
provincia argentina de Entre Ríos pidió una gran coima que las empresas
no quisieron pagar. Esto es difícil de comprobar pero tampoco hace al
caso. Está claro que el gobierno de Busti no tuvo una política coherente
en materia económica y social pero también es cierto que la organización
popular existe antes de que el gobernador se sume a ella y que en todos
los puntos del país donde existen empresas contaminantes hay una
movilización social que con más o menos éxito (dependiendo de varios
factores) expresa su desacuerdo y muchas veces logra un retroceso de las
industrias y sus efectos.
En todo caso hay que preguntarse qué proyecto encabeza la izquierda.
Porque en esto de defender los intereses económicos de empresas de
países dominantes, la derecha es líder y sabe bien cómo hacerlo. Lo
demuestra el apoyo que sobre este tema está teniendo el Frente Amplio de
parte de sus supuestos "archi-enemigos" políticos, el Partido Blanco y
el Partido Colorado, a quienes otrora llamaban la "oligarquía en directa
connivencia con el imperialismo". La izquierda no gana el juego con las
fichas de la derecha y sólo si se las ubica en lugares estratégicos los
primeros festejan con champán como lo están haciendo ahora.
Agencia Periodística del MERCOSUR (APM)