A tres votos de la legalización del aborto

Por Diana Cariboni

MONTEVIDEO, 5 may (IPS) - Apenas tres votos faltaron en el Senado de Uruguay para sancionar una ley legalizando el aborto en este país de elevada mortalidad por interrupciones inseguras del embarazo. Según encuestas, 63 por ciento de la opinión pública estaba a favor del proyecto. Ahora, las organizaciones sociales que impulsaron la iniciativa prometen llevar el asunto justamente adonde no querían los partidos políticos: a la campaña para las elecciones generales de octubre.

Trece legisladores votaron a favor de la ley y 17 lo hicieron en contra. La sesión, iniciada el martes por la tarde, concluyó cinco minutos después de la medianoche.

”Vamos a demandar a los partidos respuestas y alternativas a todas las temáticas incluidas en el proyecto de ley que, por ellos, no prosperó”, dijo a IPS la activista Lilián Abracinskas, de la Coordinación Nacional de Organizaciones Sociales por la Defensa de la Salud Reproductiva, que abarca sindicatos, organizaciones sociales, de mujeres, ramas juveniles de partidos de izquierda, profesionales y algunos grupos y personas de fe protestante.

”El aborto en condiciones de riesgo se ha convertido en la principal causa independiente de mortalidad materna” en Uruguay. "Cuarenta y siete por ciento de las muertes maternas en el hospital Pereira Rossell (la principal maternidad del país) se deben a abortos inseguros”, añadió.

El proyecto, aprobado por la cámara baja en diciembre de 2002, autorizaba a practicar abortos en las primeras 12 semanas de embarazo, pero con instancias obligatorias de información y asistencia social y psicológica.

También establecía la obligatoriedad de la educación sexual, de la prestación de servicios de salud reproductiva y planificación familiar y de acceso a métodos anticonceptivos.

Uruguay lleva casi 20 años discutiendo infructuosamente soluciones legislativas a los abortos inseguros y clandestinos.

"Es extremadamente grave que una de cada tres muertes maternas entre 1997 y 2001, hayan sido a causa de complicaciones de abortos practicados en condiciones de riesgo, causa no sólo prevenible sino casi inexistente en los países donde hay servicios seguros de aborto”, dijo la semana pasada el Sindicato Médico del Uruguay (SMU).

"El ambiente de inequidad que rodea todo este tema es vergonzoso, insultante, inmoral e insostenible”, añadió el SMU.

En una población de 3,4 millones de personas, se practican 33.000 abortos por año contra 55.000 nacimientos, según la investigación ”Condena, tolerancia y negación; el aborto en Uruguay”, del Centro Internacional de Investigación e Información para la Paz (CIIIP). Esto supone una proporción de cuatro abortos por cada 10 embarazos.

El aborto se ha convertido así en un método anticonceptivo y de control de la natalidad, y su ilegalidad es apenas nominal en el país, señala el estudio.

Pero para acceder a un aborto en condiciones de seguridad, hay que pagar entre 500 y 600 dólares a clínicas clandestinas, inalcanzable para las mujeres pobres.

Mientras el promedio mundial de mortalidad materna por abortos riesgosos es de 13 por ciento, el de Uruguay es de 27,7, contra 21 por ciento en América Latina y 24 por ciento en América del Sur.

”Hasta hace un mes, los votos (para aprobar la ley) estaban. Y no me hago cargo de los cambios de posición de los legisladores”, dijo a IPS la senadora y médica Mónica Xavier, de la coalición opositora Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA, de centroizquierda), promotora de la ley.

También estaba la voluntad de la mayoría de la población. Una encuesta telefónica realizada los días 28, 29 y 30 de abril por la consultora Equipos-Mori, arrojó resultados que confirman una tendencia histórica.

Sesenta y tres por ciento de las personas encuestadas se expresó a favor de una ley que contuviera educación sexual y acceso a métodos anticonceptivos y que permitiera el aborto en los primeros tres meses de embarazo, tal como preveía el proyecto.

Cincuenta y siete por ciento opinó que la educación sexual, el acceso a anticonceptivos y la regulación del aborto debían ser debatidos en la campaña electoral.

Y 61 por ciento estimó que los partidos políticos deberían definir su posición en relación a estos temas. Los datos coinciden con otro estudio del último trimestre de 2003, a cargo de la empresa Factum.

”Los derechos humanos, incluidos los derechos sexuales y reproductivos, son plataformas fundamentales de numerosas organizaciones de la sociedad civil ”, pero ”los partidos políticos se resisten a incluirlos en su agenda y tienden a subestimarlos como temas políticos”, dijo Abracinskas.

La Iglesia Católica encabezó la campaña contra el proyecto. Y apeló a una verdadera artillería verbal.

"Ningún legislador que se llame cristiano puede votar esta ley”, dijo a mediados de abril el arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno.

"¿Qué diferencia hay entre un joven de 18 años que vuela por los aires despedido de un tren en Madrid a consecuencia de kilos de dinamita y un ser humano de dos meses de gestación que está dentro de su madre, y meten una pinza que le aplasta su cabeza y luego lo sacan de a pedazos y lo tiran a un tacho de basura?”, preguntó Cotugno en cruda referencia al atentado terrorista del 11 de marzo en España.

El rechazo a la despenalización es compartido por los máximos líderes de los tres principales partidos políticos.

Con todo, el EP-FA, favorito para ganar las próximas elecciones, definió su respaldo al proyecto, pero dejó en libertad de conciencia a sus legisladores.

Así, sólo el senador y ex guerrillero tupamaro Eleuterio Fernández Huidobro votó contra la ley, coincidiendo con el centroderechista Partido Nacional y con casi todo el gobernante (y liberal) Partido Colorado, excepto el legislador Julio Herrera.

El Senado había iniciado el tratamiento de la iniciativa el 13 de abril. Pero las dudas de varios representantes (y la momentánea falta de votos para decretar la muerte del proyecto) acabaron posponiendo el trámite hasta el martes.

La sesión fue acompañada de movilizaciones a favor y en contra del proyecto, con la presencia de muchos jóvenes y activistas.

La sociedad civil que defendía la ley levantó la consigna ôEducación sexual para prevenir, métodos anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

El aborto sigue siendo ilegal en casi todos los países de América Latina y el Caribe. Pero cada año se realizan más de cuatro millones de abortos, la mayor parte en clandestinidad, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (FNUAP).

En el mundo se practican 20 millones de abortos clandestinos por año y unas 78.000 mujeres fallecen a causa de ellos, añade el FNUAP.

Uruguay tuvo en 1934 una ley que despenalizaba el aborto, pero esa norma fue revertida en 1938, con el avance de sectores conservadores, y la interrupción del embarazo pasó a ser delito desde entonces.

La ley 9.763, del 24 de enero de 1938, aún vigente, establece que ”la mujer que causare su aborto o lo consintiera será castigada con prisión, de tres a nueve meses”.

”El que colabore en el aborto de una mujer con su consentimiento por actos de participación principal o secundaria será castigado con seis a veinticuatro meses de prisión”, señala otro artículo.

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