Abril de 2005

Iglesias evangélicas
sobre la separación del Estado y la religión

Las iglesias integrantes de la Federación de Iglesias Evangélicas del Uruguay, queremos expresarle nuestra profunda perplejidad y disconformidad respecto a la manera en que vuestra Administración, democráticamente elegida, se conduce en asuntos que tienen que ver con la relación entre el Estado y las Iglesias. Lejos está de nosotros crear dificultades a su Gobierno, pero creemos que la crítica honesta y el expresar nuestro pensamiento es una forma de enriquecer el diálogo y colaborar en la construcción de una sociedad más justa y plena.

Nos permitimos dirigirnos con todo respeto a su persona e investidura, para transmitirle lo que pensamos y sentimos, basándonos en una compartida responsabilidad en la construcción de las identidades de un país, cuya diversidad cultural y religiosa es considerada como uno de los valores patrimoniales más preciados por uruguayos y uruguayas. Al punto que la separación entre el Estado y la Iglesia Católico-Romana a principios del siglo veinte, sigue siendo una de las insignias más sobresalientes que en ese aspecto le ha dado a nuestro país prestigio y reconocimiento internacional.

Por eso no dudamos en expresarle hoy, en una sociedad mucho más diversificada en sus expresiones culturales y religiosas que aquella de comienzos del siglo veinte, que vemos, con inmensa tristeza y preocupación, cómo frente al fallecimiento del Papa Juan Pablo II, la separación entre la esfera civil y la religiosa ha sido desplazada, por la vía de los hechos, hacia un modelo de Estado confesional.

Es evidente que de parte de la prensa ha habido un manejo monopólico de los hechos, que lamentablemente es una constante cuando se habla de cuestiones religiosas en el Uruguay. En lo mediático esto distorsiona la realidad confundiendo a las personas. De los hechos acaecidos en esta atmósfera, queremos puntualizar dos.

La misa organizada por la Embajada del Uruguay ante la Santa Sede en la Iglesia Dei XII Santi Apostoli en Roma. Una embajada es una extensión del territorio nacional y representación del Estado, por lo cual, no podemos menos que ver dicho acontecimiento como una falta de respeto a la ciudadanía uruguaya y más aún si hubiere sido la propia Embajada quien tomó la iniciativa de esta celebración de una actividad religiosa particular.

El segundo hecho es el traslado de la estatua de Juan Pablo II, propiedad de la Iglesia Católica, de un predio privado a un lugar público. Estamos en un Estado laico, desde el cual no podemos menos que plantear nuestra disconformidad a este hecho, considerándolo una violación al espíritu de respeto en el marco de la laicidad que queremos vivir todos los uruguayos y uruguayas. Los símbolos religiosos, fuera de los predios propios de sus respectivas iglesias o instituciones y colocados en lugares públicos, atentan contra la libertad de conciencia y la laicidad del Estado, minando sutil pero profundamente la convivencia social. Por otra parte, la Cruz es representativa de todo el cristianismo, así que, al colocar junto a ella la estatua de un Papa, reduce su simbología a una parte de la cristiandad, lo cual consideramos una seria modificación de su valor representativo.

Con todo respeto Sr. Presidente Vázquez, debe comprenderse que vivimos en un país que cuenta también con otras iglesias, credos y del invalorable aporte del libre pensamiento y la libre expresión y que, acciones como las mencionadas. aparecen confundiendo la esfera civil y religiosa, privilegiando un modelo de estado confesional.

Sobre este punto, recordamos que en 1934, un grupo de teólogos europeos elaboraron un documento denominado la "Confesión de Barmen", que fue clave para las Iglesias de la Europa de entonces y lo sigue siendo para las Iglesias en este momento, donde se llama la atención a dos peligros: uno, que el Estado transgrediendo su tarea particular, llegue a ser la organización única y total de la vida humana. El otro, que la Iglesia transgrediendo su tarea particular, se apropie del carácter estatal de tal forma que llegue a ser un órgano del Estado.

Sr. Presidente, Ud. ha reiterado el dialogo como instrumento fundamental de su administración. En lo que respecta a la Iglesia, esperamos que el mismo no se limite con un sector particular sino con otros sectores representativos de la misma.

Sin otro particular y confiando en el éxito de su gestión, le saludan atentamente,

Rev. Armin IhleRev. Oscar Bolioli VicepresidentePresidente
Confraternidad de Iglesias Evangélicas Menonitas
Congregación Evangélica Alemana de Montevideo (IERP)
Ejército de Salvación
Iglesia Evangélica Luterana Unida
Iglesia Evangélica Valdense en el Río de la Plata
Iglesia Metodista en el Uruguay
Iglesia Pentecostal Naciente
Primera Iglesia Evangélica Armenia