Por otra parte

Un tranvía llamado juventud

Gabriela Braselli

 

El tercer estreno de una pieza de Thomas Lanier -Tennessee- Williams en menos de un año, es motivo suficiente para reflexionar sobre los mecanismos que hacen de este autor uno de los puntos recurrentes en el imaginario de directores y público. También proporciona ocasión de confrontar la perspectiva de Williams que hiciera de él uno de los más lúcidos testigos de la crisis narcisista de una sociedad y un sistema.

Este año, Montevideo podrá ver por primera y por el teatro La Gaviota, "Dulce pájaro de juventud" (Sweet bird of youth, 1959), en traducción y adaptación de Antonio Larreta. Es una obra tardía del dramaturgo norteamericano, que sintetiza todas las obsesiones que atraviesan su creación: el Sur como espacio castrador; la sociedad sureña derrotada que no puede reconocer su derrota; la sexualidad como motor de la vida humana, vista como fuerza destructiva, que da lugar a la perversión, el incesto, la castración, la impotencia, y a la homosexualidad entendida como perversión; la desaparición del viejo Sur y la relación del hombre con un medio hostil; la violencia; la religión y el racismo como doble discurso sureño.

A pesar de que el título parece señalar lo contrario, en "Dulce pájaro de juventud", T. Williams alude irónicamente a un universo que carece de dulzura y de juventud y que en su lugar establece la destrucción y la violencia, lo cual es asumido conscientemente por el autor en el prólogo a la edición en español.

Un día, muchos días

En un Domingo de Pascua, aparentemente como cualquier otro, el regreso del joven Chance Wayne, a su ciudad natal, Saint Cloud, una ciudad mediana del Sur de la cual ha estado ausente durante nueve años, desencadena una serie de recuerdos que resignifican y movilizan varias historias aparentemente enterradas. De manera que la obra tiene un carácter epigonal ya que ese día, que dura la pieza tal como lo exigía la normativa aristotélica, remite a más de veinte años de recuerdos de los personajes y se articula en una serie de saltos atrás, hacia un pasado que explica muchas de las situaciones del presente.

Sin embargo, lo más interesante no es la evocación en sí misma, sino la distancia que se establece entre lo que cada uno de ellos recuerda y lo que sucedió efectivamente, el contraste entre el tiempo pasado idealizado y la cruda realidad que se va deslizando imperceptiblemente a lo largo de la obra. En este sentido, el quiebre fundamental de la pieza es la ilusión percibida desde la juventud como promesa (estar ilusionado), y la ilusión percibida desde el presente como autoengaño (ser iluso). Una vez que se recupera la dimensión desprovista de fantasía, se ve el trasfondo de frustración, castración, impotencia, del que son víctimas todos los jóvenes, como producto de un Sur derrotado en la guerra.

Las viejas historias

Los dos personajes con una historia más antigua son la Princesa Kosmonópolis y el Caudillo Tom Finley quienes pertenecen a la generación de los mayores.

Los recuerdos de juventud de la princesa se remontan a cuando, bajo el seudónimo de Alexandra del Lago, era una estrella del cine mudo. Según el mismo personaje confiesa, se ha retirado de la pantalla "no porque fuera vieja, sino porque había dejado de ser joven" y porque "su leyenda se encuentra indisolublemente ligada a la imagen de su juventud". Mucho tiempo se mantuvo alejada del cine. Ese alejamiento aparece a sus ojos como el exilio en un "planeta muerto, la luna" (...) "desolado, mustio, sin oxígeno". Las drogas, la bebida y el sexo le proporcionan, entonces, una vía de evasión. Poco tiempo antes de este domingo de Pascua, decide regresar al cine en un papel de mujer madura, porque como ella dice irónicamente: " no sabe ni pintar jarrones ni dar clase de arte dramático, que es lo que hacen las estrellas retiradas."

En cuanto al Jefe Tom Finley, éste recuerda que a los quince años bajó descalzo las colinas arcillosas con una misión sagrada: proteger de la contaminación de razas y clases sociales inferiores. Se siente iluminado por Dios por lo cual su poder, que "no es una ilusión", como él mismo lo consigna en un parlamento, es ejercido despóticamente sobre su esposa, sus dos hijos y toda la ciudad. Es así que decide sobre los sentimientos de su hija, anteponiendo su propio criterio, y utiliza la extorsión para que su hijo continúe sus estudios con éxito. Aún antes de la muerte de su esposa, comenzó un amorío que data de cuatro años atrás, con una joven llamada Lucy, de la misma edad de su hijo.

Las jóvenes generaciones

Chance Wayne, el desencadenante de la acción, es un joven pobre, rodeado de amigos con dinero y apellido. Durante su temprana juventud experimenta una fantástica vida basada en su belleza física; viaja a Nueva York donde trabaja como gigoló, sale en revistas, y se vincula por medios espurios a la alta sociedad, aunque reiteradamente la nostalgia lo hace regresar a su ciudad natal.

A los diecisiete años gana un concurso de teatro en el estado, haciendo el papel principal de "El Valiente", pero cuando se presenta al concurso regional se olvida de la letra. En ese momento entabla una relación con Cielo Finley, a la cual su padre se opone, por no considerarlo un pretendiente a la altura de su hija. A pesar de ello, y durante dos años, continúa su romance que lo hace regresar siempre a la ciudad.. En la obra original hay un hecho que no es tomado en la versión y es el enrolamiento de Chance en la marina durante la guerra de Corea, su baja por ineptitud psíquica y su regreso sin gloria. A los diecinueve años se va definitivamente, amenazado por Tom Finley, abandonando a su madre, quien padece una enfermedad mortal.

Cielo Finley es novia de Chance desde los quince años. Luego de su partida, es sometida a una histerectomía, debida a una gonorrea, contagiada por Chance. Su padre pretende casarla por conveniencia, con hombres mayores y adinerados, pero lo que consigue es convertirla en un títere frustrado, que como ella misma dice está embalsamada.

Tom Junior Finley fue uno de los acólitos de juventud de Chance. Lo admiró, lo siguió a todas partes, se convirtió en su esclavo y se hizo blanco de los comentarios intencionados de todo Saint Cloud. Si bien en el original no queda expresa la mención a una atracción de índole homosexual de Tom por Chance, la versión de Larreta explota esta posibilidad, sin duda a partir de la recurrencia de esta temática en Williams y del hecho significativo de que el personaje se llama Tom, igual que su homónimo en "El zoológico de cristal", y que el dramaturgo.

Junior en su adolescencia es un pésimo estudiante que no es expulsado del colegio porque su padre soborna a los profesores y al director. Trabaja apoyando la campaña política de su padre y durante todo un año se dedica a organizar los círculos juveniles "Jóvenes con Tom Finley", y al mismo tiempo, el "patrón" debe pagar cuantiosas sumas de dinero para tapar los escándalos que protagoniza con sus juergas.

Un pájaro no tan dulce

Hasta aquí los sucesos más remotos en lo que refiere a la historia. Los acontecimientos que funcionan como antecedentes inmediatos del comienzo de la obra, se remontan a un mes antes cuando un joven negro fue castrado, azarosamente, como medida ejemplarizante para evitar la contaminación racial. Por otra parte la madre de Chance ha muerto hace quince días. Tom Finley va a ser proclamado candidato a Gobernador y debe tomar postura frente a la castración del joven negro. Chance y la princesa Kosmonópolis cuyas vidas se han cruzado en una ambigua relación, son expulsados de un hotel de Palm Beach, Florida, y llegan a Saint Cloud.

Estos sucesos apuntan a ilustrar el centro conceptual de la obra, que es la pérdida de la juventud como un tiempo idealizado, perfecto, en el cual todo era posible. Todos los personajes, aún los jóvenes, transitan por el recuerdo de un momento anterior, generalmente ubicado en el entorno de los quince años, que es percibido como glorioso e irrecuperable.

El título subraya directa y simbólicamente este asunto. Por un lado el adjetivo "dulce" alude justamente a esa idealización, que no tiene ningún correlato con la realidad. Aparece la añoranza por el paraíso perdido que nos remite a una de las obsesiones temáticas de Tennessee Williams.

"Pájaro" simboliza la fugacidad de ese momento vital y del tiempo, la imposibilidad de retenerlo y el deterioro progresivo que implica. En la acotación de la obra original se señala la presencia de sombras de aves que pasan rápidamente por la persiana, justo en el momento en que Chance constata el cambio que el tiempo ha ejercido sobre su vida, al enterarse de la muerte de su madre. Las sombras reaparecen cuando Chance evoca el pasado mítico de la ciudad de Saint Cloud. Para producir un contraste con el recuerdo glorificado, la princesa dice irónicamente: "Esas palomas parecen roncas. Chillan como gaviotas. Desde luego pueden ser palomas con laringitis". De este modo, involuntariamente, ella se convierte en el agente de la desmitificación. El otro uso que se hace de los pájaros es para sugerir el espacio geográfico sureño y marítimo, tal como se consigna en el comienzo del segundo acto con la siguiente acotación: "El Golfo queda sugerido por la brillantez y por el chillido de las gaviotas, tal como ocurrió en el Acto Primero", lo cual le da un contexto significativo a la pieza por la importancia que reviste el Sur como espacio simbólico.

La búsqueda del tiempo perdido

Uno de los símbolos objetivos que da cuenta de la noción de crisis temporal es la presencia de los relojes. La princesa y Chance tienen sus relojes detenidos. Chance menciona que "compró" su primera noche de amor con Cielo con un reloj pulsera que le dio al guardia del tren para que los dejara estar a solas, y otro reloj suena en la habitación al final, en un momento climático de develación de la verdad más allá de la ilusión . Chance ha emprendido este viaje con la intención de recuperar su pasado y su juventud primera, su inocencia, el lugar idealizado de su adolescencia. Justamente, lo que quiere volver a tener es el momento en que "entregó" su reloj por amor y dice: "aquella noche lloré en sus brazos (de Cielo)...sin saber que lloraba porque la juventud no dura para siempre". Es así que ha venido a buscar a su novia , a la que no ha visto en nueve años, y dice que no se irá sin ella.

La princesa habla de su retiro como de un lugar donde el tiempo no es más que una horrible repetición. Por eso intenta las formas posibles de evasión ya mencionadas, que la alejan del enfrentamiento de su nueva imagen de actriz madura, de mujer mayor en la pantalla cinematográfica.

Ambos son víctimas del paso del tiempo en la medida que ninguno de los dos ha podido evolucionar, ambos han quedado detenidos, como sus relojes.

En una acotación al final de la pieza, Williams hace referencia a que "el reloj será tan implacable para ella como para Chance" y se refiere a Chance como moribundo y a la princesa como condenada. En ese mismo momento aparece la presencia escénica del tic tac de un reloj y la reflexión de Chance, en su último parlamento de la versión: "Ese tictac tiene una carga de dinamita lenta inexorable, una explosión gradual que hace volar al mundo y lo hace añicos. El tiempo. ¿Quién ha podido derrotarlo nunca?. Soy como un ratón que cae en una trampa. Se devora el queso y se cree liberado. Pero no puede correr, no puede irse. Se desangra y muere". El poder destructivo del tiempo es más degradante cuando se ha pretendido por todos los medios evadirlo y es este el común denominador de los personajes Chance y la princesa.

El tema del tiempo abre y cierra el universo de la obra, y se vincula al tema de la juventud.

Una leyenda de juventud

A lo largo de la obra hay innumerables referencias a la juventud y en especial a la edad de quince años. Si vamos de lo general a lo particular vemos que son jóvenes los integrantes de un grupo de adeptos al "patrón" Finley, líder político corrupto y sin escrúpulos que domina la ciudad como si fuera su verdadero dueño. Jóvenes gigolós son los que acompañan ocasionalmente a la princesa en sus noches de lujuria comprada. Ella los llama "gigolós de café con leche". Joven es el negro al que castraron hace un mes sólo para divertirse y recordar a todos la doctrina racista de la pureza de sangre. Jóvenes son Lucy, Cielo, Junior, y Chance.

La visión de la juventud que deja traslucir la obra es la de la frustración. El negro y Chance son castrados efectivamente. Cielo es estéril debido a su operación, después de lo cual, y en virtud de que no ha sido dueña de una sola de sus decisiones, se siente mutilada y vieja. Junior es un homosexual no asumido que, en la versión, ni siquiera tiene nombre, es decir no tiene identidad. En la obra se llama "Tom", igual que su padre, lo cual lo constituye en un apéndice informe de su progenitor. Los jóvenes con Tom Finley, tienen como guía político y espiritual a un viejo racista. Lucy es amante del patrón, un hombre que podría ser su padre; y mientras ella escribe en los retretes que es impotente se somete a una relación llena de violencia.

Chance por su parte recuerda que cuando se relacionaba sexualmente con mujeres maduras fue para "darles una ilusión de juventud" Luego dice: "abusé de mi juventud y la perdí (...) la edad de algunas personas solo puede calcularse por el punto de degradación en que han caído. De acuerdo a eso soy un viejo". En este parlamento se manifiesta con claridad la idea de la subjetividad de la juventud. Los que son aún jóvenes por edad, se sienten viejos porque ya no tienen inocencia, han perdido la frescura y los sueños.

Como contraposición la vejentud es quien maneja los hilos de la acción. A la princesa le gusta comprar "esclavos" que le den satisfacción sexual. Tom Finley tiene "comprada" a Lucy. Ambos se manejan cómodamente en este universo a través del dinero, el chantaje y la fuerza. Tom Finley llega hasta a amenazar a su hija con matar a Chance para que acceda a sus deseos. La princesa por su parte, asume que la capacidad de sentir es algo que se pierde con la edad. Así dice, como ante la evidencia de un milagro , al sentir compasión por Chance, "Sentir algo por otro, quiere decir que mi corazón sigue vivo".

En la obra original se plantea que "Juventud" es el nombre de la obra que la princesa montaría, para que Chance y Cielo fueran los protagonistas, jóvenes ganadores de un supuesto concurso de actuación.

Los símbolos

Símbolos religiosos.- La utilización de los símbolos parece un camino inevitable para un dramaturgo que transita por las zonas del inconsciente. Varios datos en el texto apuntan a ese soporte simbólico. Ya hemos consignado que la obra transcurre en un Domingo de Pascua, en una ciudad llamada Saint Cloud (o santa nube). Sin embargo, en uno de los primeros parlamentos de la pieza, vemos que Chance cree haber llegado el domingo de Ramos. Es así que el joven hace un patético recorrido por la ciudad en un auto prestado para demostrar que ha regresado victorioso lo cual reproduce la entrada triunfal de Jesús a Jerusalem. Para él este Domingo de Pascua en Saint Cloud representa la inversión del mito: llega a una ciudad con nombre de cielo que en verdad es el infierno, y en lugar de operarse su resurrección, paradójicamente, se produce su condena y su sacrificio. Sus improbables proyectos incluyen a "Cielo", y dice: "saco a Cielo de Saint Cloud. Le devolveré la vida. Con la ayuda de Dios". En realidad, lejos de ser su salvador ha sido el agente de su perdición.

Tom Finley cree tener una misión mesiánica en este universo. Él se presenta como un nuevo profeta, es Moisés, que ha bajado "por las colinas arcillosas...¡La voz de Dios me llamaba para cumplir esa misión (...) proteger de la contaminación una sangre que no solo es sagrada para mí sino también para Él". En su discurso se presenta a sí mismo como el nuevo mesías: "(...) era Viernes Santo...(...) En el patio de la Universidad fue quemada y colgada una horrorosa esfigie mía, de Tom Finley, un muñeco lleno de paja (...) El Viernes Santo fui ultrajado y condenado en esfigie. Y el Domingo de Resurrección, estoy aquí, en Saint Cloud, con ustedes". Racismo y violencia son los valores de este nuevo Evangelio, Tom Finley a quien todos, incluso su esposa, llaman el "Patrón", es el nuevo Dios de este infierno sureño.

Simbología onomástica

El nombre de la princesa Kosmo- no- polis parece significar etimológicamente del cosmos, que no tiene ciudad, o sea de ninguna parte. Representa el universal de la cultura superficial de la imagen, mundo de apariencia. En contraste con su actitud de evasión, el centro de su conflictiva es que desea más que nada vivir, volver a sentir, pero es esclava de un sistema que la condena al aislamiento.

El nombre de Cielo parece ser la promesa de la salvación, pero lejos de serlo, ella misma está condenada. Vive en una relación casi incestuosa con su padre, y está totalmente dominada por él. Permanentemente ha sido sometida y degradada por el mundo masculino: Chance le contagió una enfermedad que la hizo una mujer estéril y luego la abandonó y el ejecutor de su castración simbólica es su prometido. Como ella misma dice: "el cuchillo de mi futuro marido mutiló la juventud de mi cuerpo, me convirtió en una mujer seca, fría, vacía como una vieja. Su padre la presenta como la imagen de la mujer sureña lo cual encierra la ironía de su esterilidad, pero se sostiene en el paradigma de la mujer sometida.

Junior no tiene nombre en la versión. En la pieza original se llama Tom como su padre, lo cual apunta al modo en que su personalidad está subsumida en la del prohombre. Ni siquiera tiene identidad y ha vivido a la sombra de su padre, esperando que lo reconozca.

Lucía es la santa protectora de los ciegos. Lucy es una joven atractiva que mantiene una relación violenta con un hombre al que odia. La imposibilidad de "ver" sus opciones hace que se niegue a su propia felicidad. Hace tiempo que "perdió la voz", pero utiliza formas alternativas de rebelión que se convierten en pequeñas venganzas: deja carteles en los baños, le paga a agitadores que molestan en los actos de Finley, pero no logra salir de la situación de sometimiento. Un episodio significativo es aquel en que Finley le atrapa el dedo en una caja de joyas y se lo lastima, como forma de recordarle no solo quién manda sino cuál es el precio de la rebelión: una castración simbólica. Vinculado con su nombre, es en algún sentido la protectora de Chance, el gran ciego de la obra.

Por último "Chance" significa oportunidad. El optimismo de su nombre se vincula con que en realidad él vive en un engaño que transita entre la negación y la fantasía idealista. Lucy dice de él que era una promesa, un chico con gran futuro y él contesta "no he cambiado, sigo teniendo un gran futuro". Ella recuerda que él saltaba del trampolín más alto, "era un semidiós" pero al mismo tiempo lo define como un "iluso". Se plantea regresar triunfalmente a su ciudad natal para rescatar a su noviecita de la adolescencia. Pretende dedicarse a la actuación, y recuerda un episodio juvenil en el cual protagonizó para un concurso, una obra llamada "El valiente". Supuestamente salieron en segundo lugar, pero sin embargo Lucy recuerda haber salido cuartos.

Partió de Saint Cloud para ser actor y se radicó aparentemente en Hollywood. Luego se vinculó a la princesa, quien le prometió organizar un concurso de actuación que ganaría él, por supuesto, y un contrato en un estudio. Su canción favorita es "Este es un mundo grande, ancho y maravilloso".

La contracara de su historia, es que es un joven humilde, cuya madre es enterrada por la caridad pública, y a quien Tom Finley considera inaceptable para su hija. Tiene amigos ricos y desde joven se dedica a ser amante de mujeres mayores y adineradas. Es un fracaso como actor desde el primer momento, ya que en su debut teatral olvidó la letra. Nunca vivió en Los Ángeles, razón por la cual nunca recibió los múltiples telegramas que le enviaron. Muy por el contrario, nunca salió del Sur se dedicó a trabajar como bañero en la piscina de un hotel de la costa de Florida. Hasta Hatcher y Stuff, dos empleados del hotel donde se aloja ironizan con sus veleidades y sus fantasías: " (...) tus clubs de admiradoras (...) hace años están esperando que por lo menos aprezca dos segundos en una escena de masas". Se fue de la ciudad expulsado por el "patrón", razón por la cual debe regresar de incógnito, usando un nombre falso. Pretende ser un gran amante y terminará castrado. Regresa a ver a una novia con la que no tiene contacto hace nueve años, a la que le extirparon el útero porque él le transmitió una enfermedad venérea, y a su madre, que está muerta. Su relación con la princesa es en verdad la de un gigoló de café con leche y viene a la ciudad a presumir un status que está muy lejos de tener.

En realidad se paró su reloj en un tiempo de fantasía, y a veces ni él mismo no cree en sus propias quimeras. Permanentemente Lucy y la princesa deben confrontarlo con los hechos objetivos, que no puede asumir.

Este joven representa entonces la oportunidad que tienen los jóvenes sureños según la visión de Tennessee Williams.

Ya en el epígrafe de la obra, Williams nos enuncia y nos anuncia que: "Inexorablemente han de hacer cabriolas quienes marchen por la leyenda de su juventud al mediodía. Hart Crane"12:00 am.

A lo largo de toda la pieza se verificará a qué se refiere el dramaturgo, cuando asistimos a esas "cabriolas" de los personajes que intentarán evitar por todos los medios no perder este último tranvía de su juventud plena.

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