Y Dios condenó a muerte a Adán y Eva
Por el Poder
Andrés Caro Berta
En el proceso de traspasar conocimientos y de delegar paulatinamente las responsabilidades y los derechos, entre padres e hijos, debe tenderse a un buen manejo de los afectos y a un respeto de ambas partes. Porque el poder puede ser compartido. El Poder, no.
Ya cerca del fin del comienzo del mundo, luego de haber creado a los demás seres vivos, "por fin, Dios dijo: ‘Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra, y domine a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a las bestias, y a toda la tierra, y a todo reptil que se mueve sobre la tierra".
"Creó, pues Dios al hombre a imagen suya: a imagen de Dios le creó, creólos varón y hembra".
"Y echóles Dios su bendición y dijo: ‘Creced y multiplicaos, y henchid la tierra, y enseñoreaos de ella, y dominad a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a todos los animales que se mueven sobre la tierra".
"Y añadió Dios: ‘Ved que os he dado todas las hierbas, las cuales tienen en sí mismas simiente de su especie, para que os sirvan de alimento a vosotros".
"Y a todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todos los animales vivientes que se mueven sobre la tierra, a fin de que tengan qué comer. Y así se hizo".
"Y vio Dios todas las cosas que había hecho, y eran en gran manera, buenas. Con lo que de la tarde a la mañana, se formó el sexto día".
"(...) Y bendijo al día séptimo; y lo santificó: por cuanto había Dios cesado en él, todas las obras que creó hasta dejarlas bien acabadas (...)".
"Mas -le dijo al hombre- del fruto de la ciencia del bien y del mal no comas: porque cualquier día que comieres de él, infaliblemente morirás". (1)
¿UN SOLO PECADO CAPITAL?
Todo ello es una clara advertencia para que no se cometa el Primer Pecado de la Humanidad; el pecado del primer hombre y la primera mujer; el de esos hijos primigenios: desobedecer al padre.
Hacerlo implica la pérdida de la inocencia, dejar de ser niños a proteger e iniciar un camino propio hacia la adultez. Este acto de desobediencia del hijo hacia el padre tiene otra lectura desde este último. Porque ambos están unidos en la misma historia. Si el primer pecado del hijo es desobedecer (que en el texto aludido aún no fue cometido), en el Dios-Padre aparece otro pecado: suponer que si el hijo crece, puede independizarse, o disputarle el Poder, o cometer parricidio.
LA LUCHA POR EL PODER ENTRE PADRES E HIJOS
Esta no es una idea privativa del texto bíblico. Más bien en él se refleja un miedo que abarca de distintas culturas, un temor que aparece en la Historia del Hombre, como también en la historia de cada uno de nosotros.
En la literatura griega son varios los ejemplos, pero tomemos uno solo: Layo teme (en razón del oráculo, y por el pecado cometido contra el hijo de quien le dio asilo) ser asesinado por un futuro hijo aún no nacido. Cuando éste es gestado, por miedo a que cometa parricidio, procura cometer el filicidio. Luego Edipo, sin saberlo, cumplirá con lo predicho.
En la novela de Benedetti "Gracias por el fuego", el hijo deberá matar al padre, con la aquiescencia de éste, para poder ser él mismo, pero ante su impotencia para cometer parricidio, se suicida.
La lucha por el Poder, en definitiva, está presente en el vínculo de padres e hijos. El crecer implica desestructurar el esquema familiar o grupal, donde el padre siente por un lado el orgullo por el desarrollo de ese hijo y, por el otro, el temor a que se le desplace y se le dé algún tipo de muerte, o sienta por ello morir.
La Humanidad navega desde sus comienzos en aguas tormentosas, cargadas de parricidios, filicidios y también fratricidios, reales o simbólicos, concretados o sublimados.
Y el denominador común de estas luchas intestinas es la relación entre el poder y el Poder, vocablo que se origina en el latín posse, ser capaz.
¿ Y LA MUJER?
Bien. Hagamos un alto y abramos un paréntesis. Hasta ahora hemos hablado de padre e hijo como actores masculinos. Esta forma de encarar el tema da lugar a varias lecturas.
Primera: También puede leerse en calidad de referencia a la instancia entre padre globalizador de padre-madre, e hijo como hijo, como hijo-hija o como hijos.
Segunda lectura: En caso de verse como una disputa de Poder entre varones, debe tenerse en cuenta que está implícito en ello el conflicto generado en el interior del hombre por no poder procrear.
Diferencia sustancial entre el hombre y la mujer, esta envidia del varón -comparable con la envidia del pene en la mujer- queda patentizada en el cuento "Caperucita Roja", donde el lobo, luego de comerse a la abuela y a la nieta, sufre una violenta cesárea practicada por el cazador (instancia superyoica de la sociedad) para poder rescatar a las víctimas del hecho. El lobo luego es rellenado con piedras como castigo por querer imitar una posibilidad reservada solo a las mujeres.
Quizás esta envidia masculina pueda explicar la necesidad de parir situaciones de Poder, más notoria en los hombres que en las mujeres.
Tercera lectura: Sin embargo ¿puede creerse que en esta disputa la mujer queda al margen o es ajena a la temática del Poder? No. Todo lo contrario. Lo que ocurre es que sus armas son otras. Por un lado, es considerada como el objeto reproductor de la especie y, por lo tanto, es presa codiciada; y por el otro, la mujer maneja otros parámetros más sutiles desde donde ejerce el Poder.
Final del paréntesis, entonces.
¿ HIJOS PARRICIDAS O HIJOS PERPETUOS?
Rescatemos este otro hecho: la lucha por el Poder abarca a toda la especie humana. Aun a aquel que desiste de la lucha, o al que se somete, ya que en el interjuego, quien busca el gobierno de algo necesita a alguien gobernable, pero a su vez, éste último ejerce también desde su posición, el Poder sobre el gobernante. Ambos se necesitan.
En la medida que el Padre, el acumulador hegemónico de la ideología del grupo (familiar, político, sindical, etc.), se torne rígido, difícil de amoldarse a los cambios que se avecinan (léase: no querer compartir el Poder, o tornarse difícil de destronar), es posible que sea más conveniente para el Hijo cometer algún tipo de parricidio.
De lo contrario, puede asumir un rol de Hijo Perpetuo sometido –ya que no puede luchar exitosamente contra el falo paterno- y sometedor, debido a que se torna una pieza importante para ese Padre, al colocarse en evangelizador, propagador de la ideología paterna, transformándose en discípulo fiel y consecuente, logrando así, en la pirámide del Poder, un lugar de privilegio; con el agregado de que además se torna en padre menor de otros hijos menores, y así sucesivamente hacia abajo.
Esto aparece muy claramente en las instituciones.
Por tanto, ese Hijo, convertido en mensajero de la buena nueva, en propagador de la fe paterna (tal el origen de la palabra "propaganda", nombre autogenerado por un grupo de cardenales del Vaticano: "De propaganda fide"), construirá junto al Padre el dogma como una forma de generar la parálisis de la realidad, dentro de un marco de vinculaciones e identificaciones eminentemente edípicas.
Con el transcurso del tiempo, este primer padre y los otros que le sucedan (hijos convertidos en padres en la medida que van llegando al sitial del anterior), mantendrán disputas en lo interno del grupo que generarán la degradación de los primeros contenidos, mientras se mantiene y mistifica la imagen del primer Padre, alejada cada vez más de la realidad, por su adaptación a las necesidades emergentes. Allí se da una forma de parricidio, totemizando al padre real.
EJEMPLOS (CASI ) ESCOLARES
Ello es muy notorio en las estructuras de poder, como también en los textos escolares dedicados a los "Padres de la Patria". Veamos algunos ejemplos. "José Gervasio Artigas consagró su vida a fundar nuestra nacionalidad, a darnos Patria. Además de valiente, era generoso y bueno (...)".(2)
Juan Antonio Lavalleja (...) luchó sin descanso por la libertad de la Patria. Amaba tanto la libertad que prefería la muerte a no ser libre".(3)
"(...)La gloria de la Patria se forma con el conjunto de las buenas acciones de todos sus hijos".(4)
"Ama y respeta siempre a tu bandera, como a una madre".(5)
"(...)Nunca se ha dado en la historia de la humanidad, otra teoría que haya encontrado en la práctica, una configuración tan plena como la doctrina creada por Marx. Desarrollada por Vladimir Ilich Lenin y sus discípulos y seguidores en nuevas instancias históricas, se ha materializado en las victoriosas revoluciones socialistas de los partidos del proletariado y de todo el movimiento obrero y comunista internacional". (6)
"El centenario de la promulgación de la Encíclica de mi predecesor León XIII, de venerada memoria (...) marca una fecha de relevante importancia en la historia reciente de la Iglesia, y también en mi pontificado. A ella, en efecto, le ha cabido el privilegio de ser conmemorada con solemnes Documentos, por los Sumos Pontífices (...) se puede decir que su iter histórico ha sido recordado con otros escritos que, al mismo tiempo, la actualizaban.
"Al hacer yo otro tanto para su primer centenario, a petición de numerosos Obispos, instituciones eclesiales, centros de estudios, empresarios y trabajadores, bien sea a título personal,(...) deseo ante todo satisfacer la deuda de gratitud que la Iglesia ha contraído con el gran Papa y con su ‘inmortal documento’. (...)La presente Encíclica se sitúa en el marco de las celebraciones para dar gracias a Dios, del cual ‘desciende todo don excelente y toda donación perfecta’.(...) De este modo, no solo se confirmará el valor permanente de tales enseñanzas, sino que se manifestará también el verdadero sentido de la tradición de la Iglesia, la cual siempre viva y siempre vital, edifica sobre el fundamento puesto por nuestro padres en la fe, y singularmente, sobre el que ha sido ‘trasmitido por los Apóstoles a la Iglesia’ en nombre de Jesucristo, el fundamento que nadie puede sustituir.(...)" (7)
Aquellos que no encuentren, o no tengan, o renuncien a algún Padre, se ubicarán en el plano contestatario-ateísta del No-Dios. Buñuel socarronamente repetía: "Gracias a Dios, soy ateo". Por su parte, aquellos que deseen propagar sus ideas deberán munirse de hijos.
La palabra "papá", introducida al castellano en el siglo XVIII, es una variante afrancesada de Papa, pontífice, que proviene del latín Papas, y del griego Pápas, con idéntico significado, como término de respeto dirigido a los eclesiásticos.
PADRES E HIJOS...
El hombre tiende a modificar la Historia, para luego detenerla. Detener el tiempo. Detener el deterioro. Frenar los cambios que vendrán y que pueden hacer perder lo obtenido en el proceso.
Pero hijos vendrán que romperán lo estatuido (a veces violentamente, otras en forma sutil) en busca de repetir la secuencia... con ellos como protagonistas.
Así, el Padre sacralizado, dogmatizado, totemizado, idealizado, ya no podrá sostenerse más. Ese será el momento de reemplazarlo por nuevos modelos identificatorios que lo derrumbarán del pedestal, mientras a la vez se construye algún otro pedestal, para el nuevo Padre aparecido.
Algunos padres permanecerán en la soledad de las plazas, en corredores de alguna institución, en los discursos de maestros y políticos, o atrapados en chapas que designan calles con su nombre, convertidos en cáscaras sin contenido ni memoria.
Esta guerra cíclica por el Poder tiene ejemplos abundantes a lo largo de la historia de la Humanidad, tanto en lo onto como en lo filogenético.
¿Acaso puede ser de otra manera? Así como nadie escapa de la muerte, nadie se encuentra libre del interjuego de la lucha por el Poder, de sacralizaciones y sacrilegios, de credos, dogmas y paradigmas. De luchas por el Poder entre padres e hijos (reales, simbólicos, sociales, institucionales) y frente a un padre poderoso, entre hermanos.
Somos animales. Ni mejor es ni peor eres que otros. Somos.
LA COLERA DEL DIOS-PADRE
Pero volvamos al principio, porque de parricidios y filicidios estamos hablando. Adán y Eva cometen un "pecado". ¿Cuál es éste? Comer el fruto del árbol del conocimiento, y luego llegar a saber tanto como el Padre.
Y éste, colérico, le dice a Adán: "(...) Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer, y comido del árbol de que te mandé no comieses, maldita sea la tierra por tu causa". Y luego ese Dios-Padre, demasiado parecido a otros padres más cercanos, maldice su obra, porque el hijo se le ha rebelado.
"(...) Y dijo: ‘(...) Ved a Adán que se ha hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y el mal, ahora pues, echémosle de aquí, no sea cosa que alargue su mano y tome también del fruto del árbol de "conservar la vida" y coma de él y viva para siempre.(…) Y desterrado Adán, colocó Dios delante del Paraíso de las delicias, un querubín con espada de fuego, que andaba alrededor para guardar el camino que conducía al árbol de la vida"(...) " y coma de él, y viva para siempre".(8)
La moraleja es que el haber dejado de ser un hijo obediente del mandato paterno, implica la expulsión del paraíso, el exilio, una vida a la intemperie y la muerte.
Ahora bien, ¿es posible que lo señalado, que ocurre entre los dioses y entre los simples mortales, en el triángulo familiar y en las instituciones, pueda darse de una forma menos violenta, más respetuosa de parte del otro y de uno mismo?
No, y sí.
Estamos convencidos de que la disputa por el Poder es parte sustancial del hombre. Pero hay otro concepto complementario. El poder. Porque el Poder es la parcela, la Nación, la religión, la ideología, las instituciones, los Padres.
El poder es poder ser, poder dar, poder recibir, poder transmitir, poder compartir, poder discrepar, poder aceptar, poder comprender.
El traspaso de conocimientos de padres a hijos puede darse de un modo menos traumático que aquel manejado por el Dios judeo-cristiano (al igual que otros dioses), frente a sus hijos predilectos.
El crecimiento es un hecho traumático para el niño, pero debemos admitir que también lo es para sus mayores.
Junto con el crecimiento del vástago, vienen aspectos no deseados en el otro, como hacerse cargo del deterioro y el envejecimiento propios.
Es importante entender que en el proceso de trasmisión de conocimientos y en el traspaso paulatino de las responsabilidades y los derechos, debe apuntarse a un cierto manejo de los afectos y un respeto mutuo. Si ello ocurre así, ambas partes terminan el proceso sabiendo más, más competentes, más enriquecidos.
Porque el poder puede ser compartido. En cambio el Poder, no.
Referencias
1.-La Santa Biblia. Antiguo Testamento. Tomo Primero. La Editorial Vizcaína. Bilbao. 1927. Págs. 4 a 6. 2.-Abadie- Zarrilli- Libro Segundo de Lectura. Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal. Montevideo. 1960. P.75. 3.-Idem p. 76. 4.-Idem p.72. 5.-Idem p.73. 6.-M.M. Rosenthal y P.F. Iudin. Diccionario Filosófico. E.P.U. Montevideo. Sin.fecha. p.295. 7.-Carta Encíclica Centesimus Annus del Sumo Pontífice Juan Pablo II a los Hermanos en el Episcolado, al Clero, a las Familias Religiosas, a los fieles de la Iglesia Católica y a todos los hombres de buena voluntad, en el Centenario de la Rerum Novarum. Ediciones Trípode. Caracas. 1991. p.3-4. 8.-La Santa Biblia, op. cit., p.9. |
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