Serie: Ser Urbano (XI)

¿Vuelven las tribus?

Adriana Alpini

Algunos antropólogos consideran que como reacción y compensación ante la fragilidad de la cohesión social, surge el fenómeno de las tribus urbanas. Es decir, pandillas, bandas, o simplemente agrupaciones de jóvenes y adolescentes, que se visten de modo parecido y llamativo, siguen hábitos comunes y se hacen visibles, sobre todo, en las grandes ciudades. Pero, ¿hasta qué punto es lícito usar el término "tribu" para nombrar a estas agrupaciones?.

 

Ahora que la antropología se ha refugiado en su propio mundo debe compartir la escena con otras ciencias sociales. Es decir, ahora que los antropólogos han perdido su objeto histórico, esos otros lejanos (geográficamente), se inmiscuye en territorio ajeno.

Pero parecería que la manera de pedir acceso a un escenario que nunca le correspondió es la de aportar su vocabulario disciplinario. Lenguaje que gran cantidad de cientistas sociales, políticos, comunicadores, etc., aceptan cómodamente. Así, pues, en artículos y libros que tratan de las sociedades contemporáneas, es posible toparse con expresiones como "los sujetos se recuestan en las tribus", "se juntan en cenáculos a cielo abierto", "la orientación instintiva de los cazadores", "el destino de los cultos", "habitan nómadamente", etc. (*) Estas mismas frases, que son utilizadas para hablar de grupos juveniles urbanos podrían corresponder a cualquier etnógrafo que describiera una sociedad primitiva.

Gracias, en parte, al servicio de la antropología es posible encontrar tribus en las ciudades (¿para que los etnólogos no se sientan tan extraños?). Pero para saber si es acertado o no el uso de esa terminología tribalista para describir fenómenos actuales, es necesario un recorrido histórico del concepto de tribu y sus implicancias.

DE LO PRIMITIVO A LO TRIBAL

La antropología social se ha ocupado de esos pueblos que hacen las cosas de modo muy distinto al de las naciones denominadas occidentales. Su interés se ha centrado en aquellas sociedades llamadas de múltiples maneras –cuando hay lugar para dilatarse, claro está–: pueblos SIN escritura, SIN mecanizar, sociedades SIN política, SIN historia, mundos SIN los atributos de la civilización. Otras veces con la sola expresión de "gente primitiva" era suficiente.

Ese término tan recurrente, "primitivo", fue empleado por los autores del siglo XIX para referirse a una situación de la humanidad que era en algún sentido infantil en comparación con su propia edad adulta. Durkheim lo utilizó para indicar la forma más rudimentaria de una institución que pudiera hallarse. Hoy en día, cuando se utiliza esta palabra, además de ponerla entre comillas (¿por remordimiento?), no se piensa en cualidades mentales o morales, sino en técnicas poco desarrolladas. A veces se habla de sociedades de relaciones personales (sociedades cara a cara), término este que implica que todos los miembros de una sociedad están constantemente en contacto, o que por lo menos se conocen todos entre sí. Este término podría referirse únicamente a las más pequeñas entre las unidades sociales que ocupan u ocupaban a los antropólogos.

Hasta hace 30 o 40 años, el universo social permitía a los antropólogos distinguir entre una sociedad primitiva y una campesina. La primera correspondería a una sociedad casi totalmente autónoma y en la que la gente obtiene el alimento y cubre otras necesidades de modo directo mediante su propio trabajo; y la segunda sería una sociedad de agricultores que viven en pequeñas comunidades, que todavía se bastan en gran medida a sí mismas, pero que tienen algunas relaciones con una sociedad más amplia, y que, en especial, venden sus excedentes en un mercado y aceptan una autoridad política externa. Hay autores que establecen idéntica distinción entre sociedades tribales y sociedades campesinas.(1)

El término tribal se ha utilizado también para distinguir a los habitantes del campo de los habitantes de las ciudades; así ocurre en el estudio de Philip Mayer, "Townsmen or Tribesmen" (1961), que se ocupa de una población bant? sudafricana cuyos miembros van a trabajar a las zonas urbanas, pero que, mientras se encuentran allí, tratan por todos los medios de conservar sus propias costumbres.

Es curioso que a pesar de los intentos de tantos antropólogos por definir con precisión conceptos y realidades, vemos cómo lo primitivo se transforma en lo tribal y viceversa. Más aun, no solo los académicos imponen sus nociones; también la opinión pública se encarga de resignificar, para este caso, las categorías tribal y primitivo, atribuyéndole connotaciones negativas, cuando no discriminantes.

¿QUE ES UNA TRIBU?

1) UN CONCEPTO, DOS USOS. Más allá de nociones generales no hay acuerdo en cuanto a lo que sea una tribu. Evans–Pritchard (1940) la ha identificado en los nuer del Sudán meridional, que son una población de 200.000 individuos, con un nombre común, una lengua común y una cultura común y que está dividida en unidades políticas diferentes. Estas divisiones serían las tribus. Si se utiliza la palabra en ese sentido cabría definirla diciendo que la tribu es una subdivisión políticamente organizada de una unidad étnica (o cultural) más amplia.

Pero F. G. Bailey (1961), hablando de la India, la aplico con un sentido bastante distinto. También él ha de tener en cuenta el uso corriente, que consiste en clasificar a la población de la India en pueblos tribales y en pueblos organizados de acuerdo con el sistema de castas hind?. Existe una lista oficial de pueblos tribales que tiene derecho a protección especial de diversos tipos. Pero cuando se intenta determinar cuáles son las características que todos estos pueblos poseen en común y que no tiene el pueblo de castas, resulta imposible hacerlo. Bailey argumenta que "casta y tribu no se refieren a tipos de sociedad totalmente diferentes, sino a la distinta forma de organizarse la gente para determinadas clases de cooperación". (2) En la organización económica, los pueblos que viven en una sociedad de subsistencia o en una sociedad campesina tienen que tener acceso a la tierra. En una organización tribal todo el mundo tiene derecho a la tierra, en virtud de su pertenencia a un clan, y todos los clanes gozan de igual estatus. En un sistema de castas, la casta dominante es propietaria de la tierra, y la vida económica se organiza mediante la prestación de servicios por parte de otras castas, a cambio del derecho a cultivar o a tener parte en la cosecha. Las sociedades tribales son idealmente igualitarias, y las sociedades de castas son idealmente jerárquicas. En la realidad, los dos elementos se dan combinados en las sociedades.

2) UN CONCEPTO, DOS REALIDADES. El desacuerdo o múltiple utilización del término tribu también tuvo –tiene– otras facetas. Según Godelier (1980), el término ha sido utilizado para designar dos campos de hechos diferentes pero relacionados. Por un lado, se usa para distinguir un tipo de sociedad entre otras, un modo de organización social específico. En este sentido no reina la unanimidad entre los investigadores, pero mucho mayor aun es el desacuerdo cuando se trata de otra de las utilizacionesde la palabra tribu, cuando sirve para designar un estadio de la evolución de la sociedad humana. La relación entre ambos usos del término resulta evidente desde la perspectiva de los evolucionistas, debido a que, para ellos, cada estadio de evolución se caracteriza por un tipo específico de organización social. Pero la mayoría de los antropólogos no admiten que de la existencia de un modo de organización social se derive un estadio necesario de la evolución de la humanidad.

ORIGENES DE LA TERMINOLOGIA TRIBAL

El término pertenece al vocabulario más antiguo de las instituciones indoeuropeas. En su origen, describe una forma específica de organización social y política que existía en todas esas sociedades. Una tribu indoeuropea era la forma desorganización social y política más vasta que existía antes de la aparición de la ciudad–Estado. Reagrupaba unidades sociales elementales, de menor tamaño, como lo eran el genos y la fratría de los griegos, y la gens y la curia de los latinos. Excepto la curia, los demás términos pertenecen al mismo tiempo al vocabulario del parentesco y al vocabulario de la política, lo que supone una relación interna, real o supuesta, entre ambos.(3)

En el transcurso de los siglos, tras la desaparición de las instituciones de la antigüedad indoeuropea, la relación interna entre parentesco y política y, por consiguiente, la comprensión de la naturaleza exacta de los grupos sociales (clan, fratría y tribu), permaneció oculta. A a mediados del siglo XIX, Morgan subraya que esos términos desde hacía mucho tiempo venían siendo empleados indistintamente por los misioneros, administradores, geógrafos o viajeros ilustrados. El mundo científico (la antropología), se encargará de rescatarlos del ocultismo, para su mayor (o peor) entendimiento.

PUNTO DE PARTIDA ANTROPOLOGICO: EL CULTO DE LA TRIBU

Aunque los evolucionistas del siglo XIX y sus teorías han caído en desuso, fueron ellos (Morgan, Maine, Tylor, etc.) quienes nos han abierto los ojos sobre la existencia de la sociedad sin la necesidad del Estado. Dicho de otro modo, nos han hecho concientes de que la vida social no siempre estuvo regida por el Estado y que son posibles otras formas de organización política.

Morgan distinguió entre sociedad gentilicia (organización social de gens, fratrías y tribus) y sociedad política (organización política basada en el territorio y la propiedad). En la primera, el gobierno se ejerce a través de relaciones personales que unen a las personas con la gens (clan) o la tribu. En la segunda, las relaciones del gobierno con los individuos están determinadas por pertenecer a un territorio, ciudad o Estado.

Para Morgan, una tribu es una sociedad completamente organizada y, por tanto, una forma de organización social capaz de reproducirse. Ilustra la condición de la humanidad en el estado de la barbarie, es decir, de la humanidad que ha salido del salvajismo, pero que aún no ha alcanzado el estadio de la civilización, de la sociedad política, del Estado. Para comprender esta sociedad completamente organizada, hay que entender primero la estructura y las funciones de los grupos elementales que la componen, los clanes. Un clan es un grupo de parientes consanguíneos descendientes de un mismo antepasado común, que se distinguen por su nombre gentilicio y están ligados entre sí por relaciones de sangre. Morgan utilizó el término gens con preferencia al de clan, y hablaba de sociedad gentilicia más bien que de sociedad tribal. Una tribu es un conjunto de clanes. Cada tribu está individualizada por un nombre, por un dialecto separado, por un gobierno supremo y por la posesión de un territorio que ocupa y defiende como suyo propio. Otras dos funciones y atributos de la organización tribal son: la posesión de una fe religiosa y de culto comunes; y el hecho de que la tribu es un grupo endógamo, mientras que el clan es exógamo. La civilización aparece con el Estado, y el Estado se basa en el control de un territorio y de las personas que viven en ese territorio, pero que ya no están organizadas en grupos de parentesco, sino ante todo en grupos territoriales; por ejemplo, en ciudades.

El tipo de organización tribal se encuentra no solo en sociedades amerindias, sino también en la Grecia anterior a la ciudad. La evolución hacia el Estado y, por tanto, la descomposición de la sociedad tribal, se atribuía a la aparición y el desarrollo de la propiedad privada, primero de los rebaños y seguidamente de la tierra y de los esclavos; por consiguiente, a una acumulación desigual de la riqueza privada que consolidó a la familia monogámica. Lo que Morgan intentó fue establecer, de manera hipotética y ampliamente especulativa, un paralelo entre series de invenciones tecnológicas y sucesiones de instituciones sociales. Pero jamás pudo demostrar auténticamente las relaciones internas y necesarias entre las estructuras sociales y la causalidad de la economía. A pesar de esto, sirvió de sustento a muchos seguidores, sobre todo de escuelas históricas, como las marxistas, por ejemplo.

Marx y Engels elaboraron un esquema muy simple sobre la evolución de las sociedades para ilustrar su descubrimiento fundamental, a saber, que la vida social tiene su fundamento último en las formas y estructuras de los diversos modos de producción. Esbozaron cuatro etapas, la primera de las cuales correspondía a la comunidad tribal, es decir, las formas primitivas de economía (caza, pesca, ganadería, primeras técnicas de agricultura). En 1883–1884, el descubrimiento de la obra de Morgan por parte de Marx y Engels transforma el esquema de la historia de las agrupaciones primitivas. La importancia del parentesco en las primeras sociedades se afirma de un modo definitivo, así como se distinguen diferentes modalidades del parentesco. La organización de tipo clan aparece como la clave de la constitución primitiva de los pueblos civilizados.

Por más de un siglo, la definición de Morgan se ha mantenido sin reparos en cuanto a sus descripciones de un tipo de sociedad, pero ha sido completamente amputada de toda referencia al estadio de evolución que correspondería a ese tipo de sociedad: "En general, los antropólogos coinciden en los criterios para describir una tribu (en tanto que sistema de organización social): un territorio común, una tradición de descendencia común, una cultura común y un nombre también común; todos esos criterios forman la base de la unión de grupos más pequeños, tales como poblados, bandas, distritos, linajes".(4) Esta amputación se explica en parte por el hundimiento, a comienzos del siglo XX, de las teorías evolucionistas del siglo anterior y por los principios mismos de la corriente funcionalista que a continuación se impuso en la antropología. Existen leyes de funcionamiento de las sociedades, pero no existen leyes de su transformación necesaria.

Dejando de lado las disputas entre corrientes teóricas, el concepto tribu sufre otras fisuras. En ciertos casos, por ejemplo, unidad lingüística, unidad cultural y unidad tribal no coinciden. También se ha demostrado que en ocasiones la descendencia común de los miembros de una tribu a partir de fundadores ancestrales es solo una ficción.

¿CLASIFICAR PARA COMPRENDER MAS?

TIPOS DE SOCIEDAD. De la mano de los neo–evolucionistas, se retoma la batalla por la demarcación de las sociedades. Este ajuste tiene particular interés para delimitar hasta dónde es posible hablar de tribu, y en el mismo acto establecer qué no lo es.

Service (1971) creó una clasificación cuatripartita de las sociedades en: bandas, tribus, jefaturas y estados.

Las bandas son sociedades a pequeña escala de cazadores–recolectores, por lo general de menos de 100 personas, que se trasladan estacionalmente para explotar los recursos alimenticios silvestres. Los arqueólogos suponen que la mayor parte de las sociedades paleolíticas se organizaron en bandas.

Las tribus, por lo general, son mayores numéricamente que las bandas, pero solo tienen unos pocos miles de miembros y su dieta se basa, en gran medida, en plantas cultivadas y animales domesticados. Su forma más típicaes la de agricultores sedentarios, pero también pueden ser pastores nómadas con una economía itinerante muy distinta, basada en la explotación intensiva del ganado. Las tribus suelen ser sociedades compuestas por muchas comunidades, cada una de las cuales se integra en la sociedad principal mediante lazos de parentesco. Aunque algunas tribus tienen funcionarios, e incluso una capital o sede de gobierno, estos burócratas carecen de la base económica para hacer un uso efectivo del poder. Su patrón típico de asentamiento es la granja o aldea agrícola estable.

Las jefaturas funcionan con base en el principio del rango. El prestigio y el rango se determinan según el grado de relación con el jefe, pero no hay una auténtica estratificación en clases. La jefatura varía enormemente su tamañ: la escala suele ir de 5.000 a 20.000 personas. Un rasgo característico es la existencia de un centro ritual y ceremonial permanente.

Los estados conservan muchos de los rasgos de la jefatura, pero en ellos el dirigente tiene autoridad explícita para crear leyes y hacerlas cumplir mediante la coacción de un ejército permanente. La sociedad ya no depende totalmente de los vínculos de parentesco; ahora se estratifica en clases diferentes.(5)

Esta tipología social, expuesta por Service, es criticable y no debe ser utilizada irreflexivamente. Algunos investigadores consideran que el concepto de tribu es bastante vago y prefieren hablar de sociedades segmentarias. Esta expresión se refiere a un grupo autónomo y relativamente pequeño, por lo común de agricultores, que toma sus propias decisiones: en algunos casos pueden unirse a otras sociedades segmentarias similares para constituir una unidad étnica mayor o tribu, en otros casos no.

Sin duda, sería erróneo sobrevalorar la importancia de esta división en cuatro tipos de sociedades, o pasar demasiado tiempo preocupándonos por si un grupo debería ser clasificado en una categoría mejor que en otra. También sería equivocado dar por sentado que las sociedades pasan inevitablemente, de uno u otro modo, de bandas a sociedades segmentarias o de jefaturas a estados. Uno de los retos de la arqueología consiste en tratar de explicar por qué unas sociedades se hicieron más complejas y otras no.

Marshall Sahlins es otro investigador que ha tratado de establecer criterios de delimitación de las sociedades. Considera que la tribu es, como la nación en su sentido antiguo, un grupo de gentes de origen y costumbres comunes, en posesión y dominio de su territorio extensivo propio.

Existe una tendencia a relacionar la aparición de la cultura tribal con el período neolítico, es decir, que los cazadores–recolectores debieron optar por la domesticación de animales y/o plantas, para no quedar marginados en lugares inhóspitos. A pesar de ser cierto que la mayor parte de las tribus son de agricultores o pastores, y por ello descendientes del neolítico, en realidad no todas lo son. Al comenzar el siglo XX, los primeros antropólogos se encontraron, en el noroesteamericano, con un complicado desarrollo de clanes y jefes, características típicas de la cultura tribal. Este es un caso en el que recolectores de alimentos, favorecidos por abundantes recursos (marítimos), han alcanzado el nivel cultural medio de las comunidades neolíticas. Por lo tanto, el neolítico no gestó necesariamente la cultura tribal: lo que hizo fue suministrar la tecnología apta para tal dominio. Las técnicas neolíticas posibilitaron a las sociedades transformar fecundamente sus medios ambientes. La domesticación de alimentos permitió a los agricultores mantener grados relativamente altos de orden cultural en una variedad de hábitats geográficos, mientras que los cazadores solo pudieron hacerlo allí donde la naturaleza les suministró abundante alimentos silvestres. Cabe la posibilidad de que algunas sociedades de cazadores de la era paleolítica, situadas en zonas favorables, hayan avanzado hasta niveles tribales. Un proceso general de la cultura primitiva a escala planetaria hubo de aguardar hasta la revolución neolítica.(6)

Siguiendo a Sahlins, es posible afirmar que lo que caracteriza a una sociedad como tribal es su adaptación a un patrón cultural, pero que va acompañado de otros factores, como la abundancia de recursos.La característica más importante de estas sociedades segmentarias es que son a la vez descentralizadas estructuralmente y generalizadas funcionalmente. En las tribus, la producción, la forma de gobierno y la religiosidad no están aún organizadas separadamante. La condición tribal queda superada cuando un aparato estatal se diferencia de la sociedad y se impone sobre ella. La estructura tribal es generalizada. El sector económico, la organización religiosa y el mecanismo político no son independientes. En una tribu no hay tantas instituciones diferentes como funciones.

Las civilizaciones difieren de las tribus en virtud de sus instituciones políticas especializadas, sus gobiernos, que asumen soberanamente el poder y el derecho de proteger al cuerpo social y de mantener la paz dentro del Estado. En las sociedades tribales no se niega al pueblo el control de la fuerza. Carentes de instituciones especializadas para el mantenimiento de la ley y el orden, las tribus no tienen otro remedio que movilizar las instituciones generales de que disponen para hacer frente a la amenaza de guerra. Se recurre entonces a la economía, al parentesco, al ritual.

El esquema de la sociedad tribal podría ser el siguiente: familias que se agrupan en linajes locales, éstos en comunidades aldeanas, que a su vez forman confederaciones regionales; estas últimas constituyen la tribu, distribuida en un amplio campo intertribal. Generalmente la tribu como conjunto se identifica y distingue de otras por ciertas afinidades de costumbres y lenguaje.

Las tribus presentan una gama considerable de procesos evolutivos (progreso cultural) y en sus extremos podemos ubicar dos tipos radicalmente distintos, si bien ambos siguen siendo tribus. En el extremo subdesarrollado del extremo, que representa apenas un adelanto sobre los cazadores, hay tribus fragmentadas social y políticamente, no diversificadas en su economía (tribus segmentarias). En el extremo más avanzado, encontramos al cacicato, la cultura tribal que anuncia la forma estatal con sus complejidades. En este extremo encontramos regímenes políticos regionales organizados bajo jefes y primitivas noblezas, que con frecuencia delimitan economías diversificadas. Entre el cacicato más avanzado y la tribu segmentaria más sencilla hay muchas combinaciones intermedias.

La tribu segmentaria se divide en comunidades locales independientes (segmentos políticos primarios). La jefatura de estas tribus es de alcance limitado a la comunidad primaria. Se distinguen dos tipos sociológicos diferentes entre estas autoridades locales: los pequeños jefes y los grandes hombres. La comunidad primaria raramente es endógama. Los matrimonios salvan las divisiones políticas, como lo hacen los lazos de parentesco que brotan de estas uniones matrimoniales. Debido a que la gente debe casarse fuera del clan, dentro de otros clanes, la tribu cobra la forma de cierto número de clanes interconexos que penetran en los diversos grupos locales.

En el cacicato las distinciones segmentarias se suprimen por medio de una jerarquía administrativa que reduce la comunidad local a la condición de subdivisión política.

Así, pues, mientras el cacicato está unido, la tribu segmentaria está dividida; y, culturalmente, aquel forma un todo cultural a niveles superiores, en tanto que la tribu queda escasamente definida.

Según Godelier, el intento de Sahlins y Service por clasificar a las sociedades reproduce en líneas generales el esquema de Morgan, pero reajustado al tener en cuenta los datos de la etnología, que en el siglo XIX no se poseían. Si se toma únicamente en cuenta lo que Godelier considera los "aportes" de los neoevolucionistas, parecería que la antropología hubiera quedado estancada en el momento de su nacimiento.

¿Cuál es el malestar del concepto de tribu? Retomando lo dicho hasta el momento, parecería que el problema gira en torno a la naturaleza de las relaciones políticas que caracterizan el modo de organización tribal. Existe un acuerdo sobre los atributos -ya establecidos- de lo que constituye una tribu, pero las dificultades surgen cuando se trata de determinar sus características políticas.

Considérense, pues, las formas de organización política. Tomando este aspecto es posible distinguir tres tipos: tribus acéfalas no segmentarias, tribus acéfalas segmentarias y tribus centralizadas. De acuerdo con ello sería viable definir como tribus tanto a las bandas de cazadores–pescadores esquimales, a los agricultores ibo de Africa (tribus simples no segmentarias), a los pastores nuers del Sudán o a los horticultores–pescadores matrilineales de las islas Dobu de Oceanía (tribus acéfalas segmentarias), como a los antiguos caudillajes polinesios de Hawaii y de Tonga, a los khanes mongoles o a los reinos mossi (tribus centralizadas). Si todas estas diversas comunidades son tribus, casi la totalidad de las sociedades primitivas conocidas pertenecerían a la misma categoría. Ante esta dificultad, muchos han guardado la reserva de no añadir los criterios políticos a los otros aspectos ya establecidos que definen este concepto: cualquier sociedad primitiva –o al menos todas aquellas en cuyo seno no existen formas netamente caracterizadas de relaciones de clase o de poder estatal– puede ser caracterizada como una sociedad tribal. Incluso esta misma restricción no es totalmente exacta, puesto que numerosos reinos africanos o asiáticos son auténticas sociedades estatales. Con lo cual se vuelve al punto de comienzo, a la no–distinción entre lo tribal y lo primitivo. El esfuerzo realizado por Service y Sahlins, entre otros, parecería enseñar que la expresión sociedades tribales designa a todas las sociedades primitivas que tienen en común solamente dos rasgos visibles de su funcionamiento: existencia de unidades sociales elementales, de segmentos primarios que presentan la forma de grupos locales multifamiliares, y plurifuncionalidad de las relaciones de parentesco que organizan esos grupos familiares. Pero desde el momento en que se va más allá de ese denominador común, son las diferencias entre las sociedades tribales las que ocupan el primer plano y, por lo tanto, lo que hay que inventariar y explicar. Cosa que no parece demasiado fácil.

¿Cuál es el material del concepto de tribu? Siguiendo a Godelier, es la representación más o menos elaborada en el pensamiento y en el lenguaje, de un modo general bajo el que aparecen las relaciones sociales de un determinado número –muy elevado, por lo demás– de sociedades contemporáneas o antiguas. Este modo general es el de las relaciones de parentesco, y su generalidad misma sugiere que las relaciones de parentesco desempeñan o desempeñaban, en esas sociedades, un papel dominante.

Las dificultades del concepto empírico de tribu radican, al parecer, en que este modo general bajo la que aparecen las relaciones sociales típicas de determinadas sociedades no se limita a exhibir la apariencia de tales relaciones, sino que sugiere, al mismo tiempo, algo concerniente a su naturaleza y a sus conexiones internas o, al menos, por el hecho de que esas relaciones sociales son mostradas tan solo como aspectos del parentesco, algo que impide ver de otro modo lo que muestra o ver algo distinto de lo que muestra. El problema concierne, pues, ante todo al pensamiento abstracto, y nace de su aceptación o de su negativa a seguir las direcciones señaladas por las apariencias de las cosas. Pero las dificultades del concepto de tribu, de la sociedad tribal, no están aisladas, no son únicas. Se volverían a encontrar bajo otras maneras a partir del momento en que se explicitaran los conceptos, próximos o emparentados, de banda y de sociedad estatal.(7)

ENTRE LA TEORIA Y LA IDEOLOGIA

Hasta este punto se ha tratado de entender (o no entender) que la caracterización de una sociedad como tribal involucra diversos aspectos: políticos, económicos, geográficos, culturales, etc. A su vez, las transformaciones de las tribus a lo largo de la historia y el punto de vista de las diferentes corrientes teóricas impiden que un único criterio sea el delimitador de esta realidad.

Pero el malestar no se centra solo en el orden teórico, sino que se añade un mal situado en el plano ideológico. Así se pasa de lo tribal al tribalismo. A la existencia de organizaciones tribales en Africa, América, Oceanía y Asia se le asigna la reponsabilidad de las dificultades que encontraron –que encuentran– los Estados–naciones en su desarrollo económico y político. A la existencia de vestigios de organizaciones tribales precoloniales se le imputan acontecimientos tales como la guerra de Biafra, la revuelta de los mau–mau, la disidencia de los tuaregs, la decadencia de los indios de América del Sur, etc. ¿Pero es lo tribal el culpable de estas situaciones?

En este momento cabe hacer un giro en el análisis y preguntar si las tribus son realmente un fenómeno emic o existen solo en las construcciones de los observadores, o ambas cosas ocurren a la vez. Como señala Elikia M'Bokolo (1995) refiriéndose a la situación africana, muchas veces la delimitación de las comunidades no son más que el resultado del viaje de algún etnólogo o del pasaje del administrador colonial de turno.

El giro necesario lleva a confrontar la tribu con la etnia o, tal vez, a mezclar ambos términos y realidades bajo el eslogan del resurgimiento del tribalismo.

LA TRIBALIZACION DE LAS ETNIAS

¿Es lo mismo etnia y tribu? Si las tribus han sido delimitadas y definidas de diversas maneras ¿qué sucede con las etnias?

Una etnia puede corresponderse con una tribu, pero en muchas ocasiones no es así. Miembros de una etnia son aquellos que comparten una misma cultura, una misma lengua y una misma identidad colectiva. En el caso de la tribu, además de poseer una cultura y una misma lengua como la etnia, ocupan un territorio propio. Esta idea de territorio común es quizá la que mejor puede establecer diferencias entre ambas. Pero en algunas sociedades, como en los nuer (estudiados por Evans–Pritchard), la tribu puede constituir una parte de la etnia.

Generalmente, hablar de etnia induce a pensar en una carta de identidad. A menudo se imaginan una época pasada, una tribu con su jefe, con sus chozas, con sus muertos a vengar. Pero las denominaciones étnicas no corresponden más que excepcionalmente a ese tipo de pasado comunitario. El contenido mismo de esta noción ha variado a medida que cambiaron los enfoques e intereses de (y sobre) estos grupos.

En las primeras décadas del siglo XX, el neologismo etnia encontró dificultades para establecerse, particularmente porque dejaba entrever un esfuerzo de precisión suplementario, de constatación y de respeto de las diferencias, mientras que los vocablos imprecisos y manidos como "pueblo", peyorativo como "tribu", o santificante como "nación", satisfacían con eficiencia en un uso cargado de connotaciones afectivas.

Después de la segunda guerra mundial el uso del término se hizo frecuente. Los etnólogos y las administraciones coloniales encontraron que etnia era de un uso más cómodo, porque era más neutro que tribu, pueblo, etc. Pero la utilización de la palabra etnia no significaba un uso diferenciador de otras categorías. Por ejemplo, la mirada de los europeos sobre Africa, daba a entender que las etnias eran los equivalentes primitivos de las naciones. Ello suponía que los grupos étnicos caracterizados por cierta homogeneidad cultural o lingüística eran soberanos de un territorio dado.

Con esto lo que se hacía era una equivalencia entre el concepto de tribu y el de etnia. Una tribalización de las etnias. Si sobre el papel esto creaba dificultades, mucho peor era sobre el terreno. En algunoscasos, etnógrafos fueron llevados a delimitar los contornos geográficos de los grupos étnicos. Pero en la mayoría de los casos esto es imposible, porque las personas (los grupos) están mezclados, pueden hablar la misma lengua pero tener costumbres y actividades diferentes, o a la inversa. Los etnógrafos han sabido resolver este problema, atribuyendo el territorio a la etnia considerada mayoritaria o dominante. Aunque la realidad en el terreno fuese mucho más compleja, esta visión perduró más allá de las independencias.

Desde la década de los años 80 del siglo XX la mirada de los europeos sobre Africa comenzó a cambiar, ha dejado de ser tribalista. Por ejemplo, las guerras de Katanga y Biafra han sido percibidas como conflictos entre pueblos. Se ha reprochado a los gobiernos del Congo y de Nigeria no haber respetado las identidades étnicas. Pero las autoridades demandadas jamás lo han aceptado: para ellos se trata de un problema de soberanía nacional, de fronteras ya consolidadas durante la colonización. No aceptan, no consideran siquiera la existencia de etnias en un estado–nación.(8)

Si se realiza el esfuerzo de aplicar las denominaciones étnicas tal como son practicadas -póngase el caso de Africa- y al mismo tiempo se consideran los criterios de los observadores (etnógrafos, políticos, medios de comunicación, etc.), se encontrará muy poco que satisfaga una definición de etnia. Entonces, ¿se debe decir que la etnia es un fenómeno inexistente, un producto de la mirada del mundo occidental sobre los otros? Siguiendo a M'Bokolo, ambas cosas a la vez. Si bien los europeos, de la mano de algunos antropólogos, se encargaron en cierto grado de crear etnias, también las personas se valen de su identidad étnica para vivir. Y esto no es ciertamente, para el Africa contemporánea e histórica, el residuo de un oscuro pasado tribal, sino que deviene de una situación histórica donde la política nunca estuvo –está– ausente. En la actualidad, sentirse parte de una etnia no es un irreductible legado de la historia precolonial, sino una estrategia que las personas y los grupos ponen en funcionamiento para insertarse en la trama económico–social.

¿RESURGIMIENTO DE LAS TRIBUS O DE LOS CONCEPTOS?

En el mundo contemporáneo el individualismo utilitario de la modernidad se ha transformado en aislamiento. Las megaciudades del siglo XXI son los lugares más representativos de este acontecer, donde la gente circula cada vez más, pero las personas se encuentran cada vez menos. Como lo han diagnosticado muchos investigadores y ensayistas, esta carencia de lo grupal, esta falta de convivencia, se experimenta como un vacío de sentido. Un vacío que a veces provoca una necesidad irrefrenable de ser aliviado. Para ello sirven las dosis masivas de televisión, o de internet; o se recurre a la actividad productiva, esa compulsión al trabajo.

Pere–Oriol Costa et al., en el libro "Tribus urbanas" (1996) consideran que, como reacción y compensación ante la fragilidad de la cohesión social, surge el fenómeno de las tribus urbanas. Es decir, pandillas, bandas, o simplemente, agrupaciones de jóvenes y adolescentes, que se visten de modo parecido y llamativo, siguen hábitos comunes y se hacen visibles, sobre todo, en las grandes ciudades.

Pero, ¿hasta qué punto es lícito usar el término "tribu" para nombrar a estas agrupaciones? Para varios antropólogos las tribus urbanas carecen de muchas de las características clásicas, por lo cual prefieren omitir la utilización del término. Sin embargo, los medios de comunicación masiva han quedado seducidos por el poder evocador de esta palabra, y promueven con desparpajo reiterativo la niebla semántica del universo tribal. Nebulosa que los propios integrantes de estos grupos juveniles han asimilado. Por otra parte, son unos cuantos los investigadores sociales que, desde hace algunos años, se valen de la terminología tribal para describir la vida social posindustrial.

Para Michel Maffesoli –precursor en el uso de este vocabulario–, la mejor manera de narrar el declive del individualismo que viven las sociedades contemporáneas es mediante la metáfora de la tribu. ¿Por qué sería pertinente la idea de la tribu? Según Maffesoli, "esta metáfora traduce perfectamente el aspecto emocional, así como el sentimiento de pertenencia y el ambiente conflictual inducido por este sentimiento".(9) Estaríamos asistiendo a un reencantamiento del mundo, cuya lógica tiene como principal argamasa esa emoción vivida en común.

Mientras muchos de los cientistas sociales, sobre todo aquellos que se dedican a la temática de los jóvenes, parecería ver en grupos juveniles urbanos, como los punks, skinheads, etc., "verdaderas" sociedades tribales, Maffesoli aclara cuidadosamente que solo se trta de una metáfora. "Está emergiendo una nueva forma de agregación social; tal vez resulte difícil conceptualizarla, pero, con ayuda de antiguas figuras, es ciertamente posible trazar sus contornos. De ahí la metáfora de la tribu."(10) Para los medios masivos no interesan las diferencias de categorías, en tanto llamen la atención del espectador.

Pere–Oriol Costa y otros, consideran que ciertos subgrupos juveniles, aparentemente inestables, fluctuantes, poseen al mismo tiempo verdaderos rituales de iniciación, códigos de honor y de ayuda mutua y, en general, una tendencia a cerrarse en sí mismos, en un círculo mágico donde la cercanía, incluso la tacticidad, parece ganarle la partida a la civilización de la imagen.(11)

Estos autores consideran que el uso de la terminología tribalista no es sólo metafórico o meramente periodístico, sino que responde a un fenómeno social. Pero entonces ¿las tribus urbanas deben ser entendidas como un conjunto de clanes? ¿Se debe ver en estos grupos juveniles una forma de organización política y económica, con una multifuncionalidad de supuestas relaciones de parentesco? ¿Cómo interpretar lo provisorio, lo inestable, lo pasajero de esta forma de sociabilidad, en comparación con las sociedades tribales? ¿Tribus solo de jóvenes? Es más, si se observan las tipologías citadas anteriormente, estas agrupaciones sociales actuales se corresponderían más con bandas (por su carácter de nómadas, sin jefes oficiales estables, por su número, etc.) que con tribus. Esta vuelta a lo tribal (¿regreso de la barbarie en la civilización?), para describir prácticas societales actuales, ¿habla de una carencia conceptual en las disciplinas?

Creo que la utilización de viejas figuras para describir el mundo contemporáneo puede ayudar, pero el problema surge cuando lo único que se ve es el resurgimiento del pasado, lo que transforma todo en un anacronismo. Para salvar malentendidos, sería conveniente tener presente que el término tribu y sus afines han ido cambiando de significados y de usos. El concepto de tribalismo (más que el de tribu) se ha ido resignificando y adquiriendo connotaciones negativas. Tal vez exista una relación entre esta resemantización y el modo como Occidente miró la problemática africana después de la segunda guerra mundial. Queriendo ver tribus allí donde no las había y responsabilizándolas de una situación histórica que les era extraña. Toda la carga peyorativa que fue adquiriendo el término tribu se tiñó también con la palabra violencia. El cine y la televisión también impusieron su visión de las sociedades tribales, la mayoría de las veces ficticia pero convincente, formando en el espectador una imagen arbitraria de lo que sería la vida de "esos bárbaros".

Para concluir, y regresando a las ciudades, más que tribus sería conveniente encontrar tribalismos (o neotribalismos, si se reserva el tribalismo como primera metamorfosis del material conceptual de la tribu). Emplear este "ismo" para referirse aciertas subculturas juveniles, habla de la existencia de ciertas características definidas como tribales (aunque no únicamente) que es posible rastrear (relaciones cara a cara, emociones de vida en común, rituales de masas, identificación con un nombre); pero no de una extrapolación de una tribu a la ciudad. O, dicho con un lenguaje massmediático, de cazadores en la jungla de asfalto.

REFERENCIAS

(1) MAIR, L. "Introducción a la antropología social."
Madrid, Ed. Alianza, 1975.
(2) MAIR, L., op. cit., pp.21.
(3) GODELIER, M. "Economía, fetichismo y religión en las sociedades primitivas." México, Siglo XXI Ed., 1980.
(4) Dictionary of Social Sciences (1964), citado por GODELIER, M., op. cit.
(5) Tomado de RENFREW, C. y BAHN, P. "Arqueología. Teoría, métodos y práctica.", Madrid, Ed. Akal, 1993
(6) SAHLINS, M. "Las sociedades tribales". Barcelona, Ed. Labor, 1972.
(7) GODELIER, M., op. cit.
(8) Katanga: la secesión de Katanga se proclamó al día siguiente de la independencia congolesa; duró dos años. Biafra: provincia de Nigeria, la independencia de Biafra, proclamada en mayo de 1967, se superpuso a enfrentamientos étnicos entre Haussa e Ibo. El Estado de Ibo debió enfrentar a la armada nigeriana durante tres años. El conflicto provocó un millón de muertos, principalmente por desnutrición. Tomado de M'Bokolo "¿Existen las etnias?", Sciences Humaines nº 48, marzo 1995, pp.22–25.
(9) MAFFESOLI, M. "El tiempo de las tribus". Barcelona, Icaria, 1990, pp.248.
(10) Ibíd.
(11) COSTA, P.O. et. al. "Tribus urbanas. El ansia de identidad juvenil: entre el culto a la imagen y la autoafirmación a través de la violencia." Barcelona, Paidós, 1996.

(*) Las frases fueron extraídas del libro "Viviendo a toda. Jóvenes, territorios culturales y nuevas sensibilidades." Bogotá, Ed. Siglo del Hombre.

Ser Urbano

Artículos publicados en esta serie:

(I) Los movimientos ciudadanos (Tomás R. Villasante, Nº 103)
(II) Las metrópolis latinoamericana (Germán Wetstein, Nº 104/105)
(III) Asociacionismo urbano (Tomás R. Villasante, Nº 107)
(IV) Una noción urbana. El Territorio (Armando Silva Tellez, Nº 128/129)
(V) La ciudad llama (Daniel Vidart, Nº 138)
(VI) Ciudadanos por ambiente (Eduardo Gudynas, Gabriel Calixto, Nº 139)
(VII) La ciudad es la gente (Edgardo J. Venturini, Nº142)
(VIII) Ciudad y sociedad (Augusto de Freitas, Nº 179)
(IX) El urbanismo como pensamiento de Estado (Jordana Maisian, Nº 183)
(X) Modernidad alimentaria en crisis (Adriana Alpini, Nº186)


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