Diálogo con Ruben Tani
Filosofía, ¿crítica cultural?
Susana Draper y Orlando Bentancor
Ruben Tani es un filósofo y poeta, uruguayo y contemporáneo. Además de su vasta producción en el campo de la filosofía, lingüística y literatura, trabajó largo tiempo en escuelas con el propósito de elaborar estrategias de lectura más acordes con las necesidades visuales y textuales de las nuevas generaciones. Actualmente es docente en los departamentos de Lingüística y de Antropología en la Facultad de Humanidades, y aspirante a la cátedra de Filosofía Teórica.
Dentro de la producción del Prof. Tani se destacan "La filosofía como discurso" (1991); "Fundamentos para una semiótica filosófica: las oscuridades de "On Denoting" (1984); "La semiótica fenomenológica: de Hegel a Peirce" (1984); "Peirce´s Semiotic Pragmatism: On Saying/Doing" (1987); "Discurso y filosofía" (1990); "¿Es posible un modelo pos-cognitivo?" (1994); "En torno a algunas prognosis de Ardao: el caso de la Filosofía de Lengua Española" (1995), entre otros. En junio del año pasado nos reunimos con Tani para hablar sobre la filosofía en Uruguay.
- Sos licenciado en Filosofía y tenés una vasta
producción en el campo filosófico, pero en Facultad operás dentro del
Departamento de Lingüística y desde hace un tiempo en el de Antropología ...
-Sí, soy un enfermero... rodeado de doctores...(risas)
-¿Y por qué no estás en el departamento de Filosofía?
-Lo que pasa es que el ensayo cultural acá no da, no existe prácticamente como preocupación filosófica... Se trata de un problema de cómo definís el campo de estudios. Yo decía… ¿por qué los yanquis hacen teoría de la cultura popular? Porque te ponés a ver y tenés documentación de cultura, no sólo como producción académica, es decir, seria... sino que tenés datos, historias... lo que llamaban estudios culturales... Yo qué sé, sobre jazz, blues, cine, televisión, radio... hay siempre alguien que hace algo y que vos vas y leés y tenés una base sobre consumo cultural, hábitos, intereses de la gente... Acá no es que no haya cultura popular, sino que no hay un interés de los académicos respecto a eso... A los filósofos no les interesan mucho los medios de comunicación como objeto de estudio...
–¿Por qué creés que la Filosofía no se ocupa de la cultura en Uruguay?
-Creo que porque acá sólo hay dos cosas importantes que son guías: literatura e historia. Son los registros de escritura más legibles para la gente. No importa si es gauchesca o lo que sea, lo que importa es que sea literatura o historia y todo lo demás es secundario. Como les digo, son registros de escritura y lectura, y por eso la filosofía no se asocia con lo que comúnmente entendemos por "cultural" y no se hace nada para que se la introduzca en estas áreas. La sociología, como todavía es nueva, es secundaria, no es muy fuerte; lo mismo con la antropología y hasta la lingüística, te diría... La filosofía acá no tiene mucho peso histórico, ha sido desbancada por la literatura y la historia...
–Entonces, ¿qué sentido creés que pueda tener actualmente un filósofo en Uruguay?
–Eh... si Batlle nos diera presupuesto... porque si no te mantiene el Estado, no tiene sentido. ¿Qué hacés? Si sos un químico o un veterinario, está todo bien, yo entiendo. Es la razón instrumental, producís, estás relacionado con la tecnología y se justifica más. Pero la parte humanística viene muy mal desde hace mucho tiempo. En este país, Rodó, por ejemplo, era un intelectual, aunque vos digas orgánico, pero fue tres veces diputado, presidente del Círculo de la Prensa, miembro de la Academia Española, ¿ves? Eso es capital simbólico. Estuvo en la difusión política y fue ensayista. Eso para mí está perfecto. Lo mismo Carlos Vaz Ferreira, que fue un tipo público y un filósofo, no sólo un profesor. El tipo escribió no sé cuántos libros y estaba preocupado por la educación, la cultura en general. Pero después de eso no hay más intelectuales que sean escuchados...
-Y entonces, ¿quiénes son los intelectuales?
–Son los políticos. Acá los intelectuales son Germán Rama, el presidente del BID Enrique Iglesias y Jorge Batlle, que tiene ideas más interesantes que muchos profesores que yo conozco. Para mí ellos son ahora los intelectuales, los que generan la práctica. ¿Quiénes son los intelectuales? ¿Los que leen poemas? ¿Quién tiene el poder acá? Eso le decía siempre a Sandino cuando publicábamos el suplemento "La República de Platón"... Siempre le decía "el poder lo tienen ellos, ¿vos te creés que sos alguien por sacar "Platón"?
–¿Cómo podrías exponer brevemente lo que aparecía en "Platón" como la imposibilidad de una antropofagia cultural?
–Mirá, vos acá leés yanquis, leés europeos, alemanes, leés todos... pero no se aprovecha esa lectura. Una lingüista yanqui me escribió una vez y me dijo: "¿Vos leíste a de Saussure? Yo nunca lo leí." Frente a ese caso, vos pensás: "Esta yanqui funcionará, pero yo tengo una ventaja obvia sobre ella". Entonces, vos ves que ese quantum de lectura no se aprovecha, es decir, que acá el problema es el de poder pensar y resolver ¿qué hago yo con todo esto? En "Platón" lo llamábamos la "plusvalía de logos". Para mí es mucho mejor lo que hacían Vaz Ferreira y Rodó; ellos leían de todo y sancochaban, mezclaban... Yo creo que como estrategia geo-política es mucho más interesante para el Tercer Mundo. Leo esto, leo aquello, armo una máquina, y eso es más creativo. Valentín Ferdinand decía que en Estados Unidos hay demasiada academia y que acá hay demasiado poca academia... Mirá, por mucho tiempo yo hice eso de escribir papers, mandarlos a revistas prestigiosas, curtir vidriera, como le dicen... pero luego te llega el tema de que tenés que sobrevivir, y me refiero a sobrevivir en un sentido práctico... Lo que yo veo es que acá hay un problema grave de contexto, no se sabe contextualizar y entonces es que como intelectual no tenés justificación dentro de la sociedad para producir un tipo de discurso... Acá viene muy mal la cosa...y no hay parámetros... Al final, parecería que en el sur tenés solamente que comentar, que hacer reseñas o artículos prolijos breves sobre lo que dijo este o aquel... Es un "dijo y lo dijo": Jameson lo dijo, Davidson lo dijo... James lo dijo... Eso no es creativo ni interesante... y menos aun racional.
-Y lo publicado en "Platón", ¿cuenta como producción que se pueda subsumir dentro de la formación discursiva "filosófica" en Humanidades?
-No, porque como dice Habermas, si eso no es "argumentativo", es literario. Habermas dice que Nietzsche es metafórico, que no argumenta. Pero si vos sos un funcionario en el culo del mundo que se pasa leyendo pamplinas, o evidentemente estás haciendo prolijas "footnotes" y sólo te interesa saber lo que dijo el viejo Davidson que se está por jubilar, que ya dijo todo y no da para más, tenés que ir a laburar en un taller mecánico si no entendés lo que dijo. Ahora, si vos estás treinta años leyendo lo mismo porque es más fácil, está todo bien. En mi humilde opinión, acá tenés que ser ensayista como Rodó, Varela, Rorty... "Platón" trató de seguir esta línea y escribimos sobre educación, televisión, radio… Y acá no se entendió como algo filosófico, porque los académicos creen actuar más bien racionalmente y nuestro gesto de escritura era un poco barroco, por eso no nos entendieron. Es un problema de géneros: no entienden que la metáfora y la asociación son también argumentativas; no entienden la mezcla y la ironía, y entonces se separan las categorías de lo "creativo" y lo "argumentativo" como si fueran cosas opuestas. No se entiende la distancia crítica y te dicen que lo que hacés no es serio.
–¿Cómo surgió "La República de Platón"?
-Fasano, el director del diario, tenía ganas de hacer un proyecto cultural... Nosotros le presentamos un esquema primario de "Platón" y a él le gustó... De ahí en más "Platón" salió como queríamos hasta que cerró. Nunca tuvimos propaganda... "Platón" fue algo raro porque realmente escribíamos lo que queríamos... Si estás en un diario normal no escribís lo que querés, escribís lo que te dejan, y nosotros escribíamos lo que queríamos, eso es lo raro. En este país nunca existió una cosa así en un diario de circulación, al menos que yo sepa...
–¿Te acordás qué recepción tuvo el suplemento?
–Sobre los primeros números no se escuchaba nada, creo que en una radio se burlaron, en Búsqueda se burlaron de no sé qué cosa que decíamos nosotros, y después, nada. También "Platón" era oscuro sin quererlo; hablaba de autores que no se conocían.
–¿Es cierto que había grupos de lectura o discusión en torno a "Platón"?
–Sí... había un grupo en Treinta y Tres, del cual nos enteramos por Gustavo Espinosa y Hamete (Amir Hamed)... Luego, un maestro me dijo que en Paysandú un grupo de maestros también lo leía, y les interesaba porque en "Platón" se publicaba mucho sobre educación, cosas de perfil académico y eso... Recuerdo que una vez me escribieron invitándome a dar charlas sobre educación a Rocha y al Chuy. Otra vez Sandino se sorprendió porque en la presentación de un libro de Lissardi le preguntaron por "Platón", y era gente joven la que hablaba de eso... Yo le dije: "Claro, Sandino, ellos son los mutantes que te leen bien y vos no tenés la más remota idea". Luego nos enteramos de que grupos de jóvenes lo coleccionaban.
–"Platón" siempre escribía sobre los periodistas televisivos, a quienes denominaba "tecno-intelectuales" ¿Nunca reaccionaron ellos contra Platón?
–No. Salvo con silencio...
– ¿Nunca los invitaron a un programa?
–No, no. El silencio es eso.
-¿Quién fue Ferrari Brown?
–¿Qué significa para ustedes "Ferrari Brown"? ¡Nada! (se ríe)
–¡Era un genio! Un arqueólogo audiovisual.
–Las mitologías de Ferrari Brown fueron un homenaje a las mitologías de Barthes. Claro, porque a veces lo criticábamos al viejo Barthes pero después decíamos: "Hay que darle para arriba al viejo Barthes..." Y estábamos haciendo la mitología en los años ´90 cuando el viejo la hizo en los años ´50. Nos despertó el cariño por el pobre viejo creativo. Las columnas de Brown eran una escritura rara, sin ´yo"... Supongo que son mitologías, en Uruguay, de cierta época...
–¿Cómo definirías brevemente el "barroco" con el que caracterizaste el tipo de escritura que llevabas a cabo en "Platón"?
–Sería un funcionamiento, un tipo de escritura que está emparentada con la tradición "manierista", en la que se resaltaba el laberinto, el grafo, el mandala, la elipse como formas de "representación", en contraste con la tradición más bien "clásica", lineal... La deconstrucción de "Platón" significaba criticar la lectura ingenua y sedentaria de la cultura burguesa, que se traduce en lugares comunes y vaguedades, especialmente en la "enseñanza" del sistema escolar... Por otra parte, nos interesaba el barroco-máquina, ya que todo lo que sea tipo máquina implica un procedimiento barroco. Por ejemplo, el pragmatismo, la máquina, y el cuerpo son barrocos. Los autómatas: eso es barroco. El problema que encontrábamos era que en Uruguay la máquina no existe, todo es humanismo amorfo, es decir que el barroco no existe como proceso cultural. Como asociación psicológica, sí es Perlonguer, y sí es Marosa Di Giorgio, pero el barroco es, también, más complicado que eso. La diferencia que establecíamos entre clásico y barroco sería que el clásico no es máquina sino que es mente, espíritu, lo que se ha denominado también "metafísica de la presencia." Desde un punto de vista institucional y disciplinario, la escritura lineal es el núcleo radical del clasicismo. A nosotros nos interesaba resaltar diferentes "géneros de escritura", dar importancia a otros modelos cognitivos y creativos, como superación del orden jerárquico del logocentrismo y como propuesta crítica...
–El filósofo italiano Gianni Vattimo escribió para el suplemento. ¿Sabés qué opinaba de "Platón"?
–Le encantó. El entiende, porque ellos barroco tuvieron. La "velocidad" de Marinetti es barroco-máquina, pero como es fascista estaba todo mal. Claro que si vos lo leés como estética, está la máquina, la velocidad, la escritura. El barroco es viejo, no es nuevo, como piensa Paul Virilio. Es una actualización de una cosa que tiene siglos... El Bosco, Miguel Angel...
–Dentro de "Platón" se armó una polémica sobre neocrítica, entendiendo por esto la escritura del suplemento y la asociación de ella con algo neo-conservador. ¿Qué pensás acerca de eso?
–Que son modos de leer... Mirá, en la otra campaña Sanguinetti dijo que los marxistas habían cambiado, que ahora usaban corbatas italianas y que hablaban de las minorías. Después de la caída del muro de Berlín el marxismo tradicional se había acabado para ellos, pero por otro lado reaparecía, y de un modo muy interesante, en tipos como Foucault o Deleuze. Acá demoró en llegar esa otra onda y no se adoptó tan rápidamente un marxismo a lo Jameson, por ejemplo. Sin embargo, algunos vieron en Platón un cierto marxismo mutante, raro... Y me refiero a algunos intelectuales/políticos... porque de algún modo acá, los intelectuales son los políticos, son los que hacen mito-praxis...
–¿Te referís al tipo de intelectual jurista, representativo...?
–Ese es uno, pero me refiero a más. Creo que la izquierda los menosprecia y los subestima, pero ellos producen, retraducen el discurso y reconvencen a la gente; tienen un pensamiento estratégico. Batlle, Sanguinetti, leen mucho y viajan mucho más que los académicos. No es como en Estados Unidos, donde Clinton tiene unos asesores yuppies y egg heads que son académicos y que le dicen: "esto es politically correct".
–¿Y por qué creés que el tipo de postura intelectual de "Platón" se haya visto más bien como algo "raro"?
–Porque acá son a-pragmáticos, porque se vive aún en una metafísica de la trascendencia... Mirá, yo creo que si vos ves "Los Tres Chiflados" o "Abbott y Costello", tu mundo es diferente. "Los Tres Chiflados" era la deconstrucción, el absurdo popular, lo que podía ver toda la gente... Con Sandino decíamos, entonces: Para qué te vas a complicar leyendo a Beckett si podés ver "Los Tres Chiflados". Eso era la deconstrucción y la hacían hace cincuenta años. ¡Eso es el absurdo a nivel popular! A Laurel y Hardy lo ven millones de personas.
–Creés que las formas de expresión del arte popular, como la música, el cine para las masas, anticipan molecularmente las relaciones teóricas que literatos, filósofos, poetas, puedan hacer luego acerca de ellas.
– Vos ves películas viejas raras, o cualquier película, "X men", por ejemplo, y vos decís, el que hizo esa película es un genio o es un demente, no tiene la más vaga idea de nada, pero ¿cómo hizo esa película que vos decís "qué interesante metáfora"... ¿y qué leyó? ¿Cómo este tipo escribe esto y dice lo mismo que un libro gordo y complejo que no lo pueden televisar? Películas de teenagers, pero que decís: "Ah, esto es interesante". Por ejemplo, "Volver al Futuro". Es una película simple. Vattimo te dice: "La ontología es fábula". Luego, habla de la descolonización del mundo, es decir que nos presenta que no hay una historia lineal y que asistimos a una explosión de la multiplicidad a través de los medios de comunicación. Pero habría que preguntarle a Vattimo: ¿y usted cuánto cine vio? ¿cómo han funcionado los medios de comunicación desde hace cincuenta años?. El cine, la música, son acumulaciones impresionantes y arqueologías. O sea que ya con el cine hay una acumulación tan grande como con los libros. Y lo mismo con la música popular.
–Contanos algo sobre tu trabajo en las escuelas... ¿Qué hacías allí?
–Trabajé un tiempo, diez años. Primero trabajaba sobre aspectos didácticos, después poesía visual, poesía de la imagen, collage...
–¿Podrías dar un pequeño resumen de lo que en varios artículos has denominado "cultura espejo"?
–Mirá, una vez vino Coseriu a recibir un título honoris causa, y agradeció al público en latín. En el público todos se miraban, nadie entendía, pero nadie dijo nada. En eso podés ver algo así como la aspiración de la clase media uruguaya al pequeño título sin mucho sentido. Es decir, que falta contexto para poder saber a qué se hace referencia, lo que indica que no hay muchos parámetros de lectura... Luego te das cuenta, también, de que no podés utilizar tus posibilidades de lectura, que de repente son mayores que las que se esperan, porque tenés que seguir determinadas reglas que te impiden ir más allá de las posibilidades que se cuentan como "normales", es decir, aquello que se espera... Un problema, por ejemplo, a nivel de lectura en el área de las "humanidades" es que la filosofía analítica se ve como "científica" y lo demás como ficción literaria. Esto hace que se vuelva casi imposible una escritura filosófica diferente, el ensayo, registros de la cultura popular... Se trata de un estado del país.
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