Talibán
Héctor Balsas
Los acontecimientos del once de setiembre de dos mil uno -fecha que ya marca un hito en la Historia- dieron paso a comentarios, observaciones y manifestaciones verbales de todo tipo, desde la condena hasta el aplauso.
En medio de los miles de vocablos empleados para referirse a ese episodio sobresale netamente uno, por su necesidad de empleo en el tema y por originar errores ortográficos y morfológicos. Se trata de talibán.
Plantea dos problemas si se quiere precisión en el empleo de esa voz: a) su escritura con mayúscula o minúscula y b) su utilización en singular o en plural.
Diarios y revistas, dentro del sector de la lengua española (que es el que interesa aquí), parecen no poner demasiada atención en el momento de estampar esta palabra en sus páginas. En un mismo texto se nota la desorientación o la duda que emanan principalmente de la rapidez con que debe escribirse para dar la información del momento. Así, alternan sin razón perceptible tanto "talibán" con "talibanes" como "Talibán con "talibán".
Para poner algo de orden dentro de este enredo se realizará el estudio de talibán.
ALTAS Y BAJAS
Se partirá de algunos ejemplos tomados de la prensa. Véanse:
1) "El caos, la miseria, la desesperanza se acentuaron por doquier. Hacía falta un salvador. Fue el Talibán, un movimiento nacido en los campos de refugiados de Afganistán que, predicando la ortodoxia coránica, empezó a avanzar al sur con el propósito de ‘moralizar Afganistán’ y ‘restablecer el orden’." ("Búsqueda" 20-IX-01).
2) "Los rusos odian y temen al Talibán." ("Búsqueda" 20-IX-01).
3) "Blair advirtió al Talibán que debe prepararse para la rendición." ("El Observador" 3-X-01).
Como se ve, el empleo de la mayúscula orienta en una dirección determinada y lleva a pensar, sobre todo en el primer ejemplo, que esa palabra designa a un grupo o asociación de personas que recibe, para su distinción individual dentro de los muchos grupos por el estilo existentes en el mundo, una denominación propia, particular, personal, así como la reciben un hombre al ser llamado Jorge y una mujer al ser llamada Marta.
En cuanto a su valor y su función gramaticales, la palabra es asimilable a otra muy conocida en el Uruguay: "Tupamaros", sustantivo que integra la denominación Movimiento de Liberación Nacional "Tupamaros" (así escrita en muchas ocasiones), la que por comodidad quedó solamente en "Tupamaros", voz tomada en seguida como sustantivo común o apelativo y escrita, por imperio de ese valor gramatical, con minúscula: "tupamaros".
Tanto "Talibán" como "Tupamaros" (ambos con mayúscula) funcionan como sustantivos o nombres en aposición cuando se escribe "movimiento Talibán" (=movimiento llamado Talibán) o "sector político Tupamaros" (=sector político llamado Tupamaros). Adviértase la diferencia con "ejército talibán" o "guerrilleros tupamaros", ejemplos en los que los vocablos que interesan funcionan con valor de adjetivos y se refieren a las particularidades, características o notas que se reúnen en el adjetivo. De ahí la minúscula empleada.
La costumbre ha hecho que "Tupamaros" no se escriba casi nunca; en cambio, tiene vía libre el vocablo con minúscula. Con "Talibán" podría pasar pronto lo mismo.
SINGULAR Y PLURAL
Por otro lado, la voz "talibán" se ve y oye empleada indistintamente en singular o plural, por desajuste o desvío de lo que es propio dentro de la gramática del español.
Antes que nada hay que establecer que este sustantivo o adjetivo es un extranjerismo. Su escritura, surgida de la traslación de los caracteres originales a los caracteres latinos, se asimila muy bien a las grafías españolas. (Piénsese en "talismán", que nada tiene que ver con la voz "talibán", pero que se asemeja muchísimo a ella por sus componentes literales.)
Se asegura, desde diversas fuentes periodísticas, que "talibán" indica pluralidad en su lengua de origen; por eso, se leen y oyen enunciados como "El círculo secreto de los talibán" ("El País" de Madrid, de 19-V-01). Indique o no pluralidad, el hecho de haber pasado directamente al español (pues esta lengua no tiene equivalente para efectuar la traducción) implica, desde el mismo momento del ingreso, la conveniencia de ajustarse a las normas propias del idioma que lo recibe. La consecuencia es clara: "talibán" -ya en español- debe prescindir de su contenido de plural, pues no es posible decir o escribir "los talibán" por manifiesta discordancia de número. Serán "el talibán" y, para el plural, "los talibanes". Corresponde que así sea, porque los sustantivos y adjetivos del español que están en singular y que terminan en consonante forman el plural agregando el morfema "-es": cráter, cráteres; pared, paredes, inútil, inútiles, cartón, cartones; cruz, cruces...
Por otra parte, cuando el empleo señala su valor adjetivo ("el ministro talibán", "el comandante supremo talibán", "informes y rumores de que soldados talibanes") se necesita la forma de género femenino si el sustantivo acompañante la requiere ("la guerrilla talibana", "las tropas talibanas", "la furia talibana"). Muy bien, por tanto, lo escrito en "La Nación" de Buenos Aires, del 4-X-01: "La ola de deserciones de las filas talibanas ante la inminencia de la ofensiva armada de los Estados Unidos crecía ayer".
La terminación "n" pide el morfema "-a" para el femenino, como en "musulmán" (el ejército musulmán) y "musulmana" (las ideas musulmanas). Esto no es novedad en español. Es corriente comprobar que los adjetivos y sustantivos gentilicios masculinos terminados en consonante forman el femenino con el morfema "-a": francés, francesa; ugandés, ugandesa; vienés, vienesa; tailandés, tailandesa; español, española; catalán, catalana y tantos más. Así también otros que no son gentilicios (y aquí entra "talibán"): pelón, pelona; ladrón, ladrona; mirón, mirona; peón, peona (aún no registrado en el DRAE, aunque sí en el Diccionario del español actual de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos); dulzón, dulzona; grandote, grandota; feote, feota, entre cientos más.
Héctor Balsas
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