Talibán (II)
Héctor Balsas
La palabra "talibán" mereció atención particular en un artículo publicado en el número 210 de "Relaciones", correspondiente al mes de noviembre de 2001.
Hay que volver sobre ella, aunque, en un primer momento, se pensó que estaba todo dicho. No es así, porque el Diccionario de la lengua española (España. Madrid. 2001), cuyo autor es la Real Academia Española, en su flamante vigésima segunda edición, de octubre de 2001, ha creado la necesidad de insistir con "talibán".
Este vocablo está registrado por primera vez en español en el diccionario académico y contiene dos acepciones: talibán adj. Perteneciente o relativo a cierta milicia integrista musulmana. //2. com. Integrante de esta milicia.
Ambas definiciones admiten refutación.
Acepción uno
En primer término, se comprueba que "talibán" no lleva información sobre su etimología. Es muy frecuente que esto ocurra pues no siempre se tiene la certeza del origen de una voz. Valga el argumento para el caso presente.
En segundo lugar, se ve que se define el vocablo como adjetivo y luego como sustantivo. No hay nada irregular u objetable en esta manera de proceder, pero la primera acepción (que es la que lleva la marca adj.) plantea un conflicto con respecto a su forma de femenino. Está anotada con una sola terminación, como sucede con muchos adjetivos: "feliz", "actual", "indemne", "vascular" y "jacobita", entre muchos. Eso indica que son indiferentes al género gramatical. "Talibán" no puede ser incluido en este grupo. Si "talibán" se aplica a todo lo referente a cierta milicia integrista musulmana, tal aplicación puede hacerse con respecto a "objetos" (en el sentido más amplio del término) representados por sustantivos de género femenino, como "idea", "lucha", "huida", "concepción" e "intención", entre cientos más. En consecuencia, al decir "idea talibán" o "lucha talibán" (como se desprende de lo enseñado por el diccionario académico) se cometen errores de concordancia asimilables a estos otros: "idea musulmán" y "lucha musulmán". Si nadie acepta estos dos últimos sintagmas por considerarlos equivocados en cuanto a la concordancia genérica de adjetivo y sustantivo, no se podrán aceptar los dos primeros y habrá que decir y escribir: "idea talibana" y "lucha talibana". Por ello, el DRAE debió anotar la primera acepción así: "talibán, na. adj.", como lo hizo con "musulmán, na. adj.".
Conviene reproducir lo expresado en el artículo anterior sobre "talibán": "La terminación "n" pide el morfema "-a" para el femenino, como en "musulmán" (el ejército musulmán) y "musulmana" (las ideas musulmanas). Esto no es novedad para el español. Es corriente comprobar que los adjetivos y sustantivos gentilicios masculinos terminados en consonante forman el femenino con el morfema "-a": francés, francesa; ugandés, ugandesa; vienés, vienesa; tailandés, tailandesa; español, española; catalán, catalana y tantos más. Así también otros que no son gentilicios (y aquí entre "talibán"): pelón, pelona; ladrón, ladrona; mirón, mirona; peón, peona (aún no registrado en el DRAE, aunque sí en el Diccionario del español actual de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos); dulzón, dulzona; grandote, grandota; feote, feota y más aún".
Acepción dos
Como sustantivo, "talibán" debe tener la forma propia del masculino ("el talibán") y la propia del femenino ("la talibana"). Cada integrante de esa milicia será designado, según el sexo, por una u otra forma. Nada más simple.
La Academia elige otro camino y señala con la abreviatura com. que "talibán" es forma válida tanto para el masculino como para el femenino. Esto hace, entonces, que el género esté determinado exclusivamente por el artículo acompañante o por el adjetivo acompañante: "el talibán ambicioso" (vale como masculino), "la talibán ambiciosa" (vale como femenino). La voz pasa a formar parte del grupo de sustantivos denominados comunes en cuanto al género o, como se decía antes, comunes de dos. (1) No hay que confundir "comunes" con "apelativos" o "comunes" en cuanto al modo de significar; estos últimos son los que con los "propios" constituyen la tradicional división de los sustantivos enseñada siempre desde el primer año escolar.
"Talibán", sustantivo, requiere el morfema "-a" para formar "talibana", tal como la hacen "musulmán, musulmana" y "catalán, catalana". La Academia debió registrarlo así: "//2. m. y f. Integrante de esta milicia". Si no se quieren crear desvíos o irregularidades -que desdibujan la fisonomía de la lengua española- es necesario ser consecuentes con las normas en vigencia.
(1) A este grupo pertenecen "testigo", "cónyuge", "mártir", "gendarme", "joven", etc. y todos los terminados en "-ista": "ajedrecista", "socialista", "publicista", "arribista", "malabarista" y así sucesivamente. La Academia, por excepción, admite "modista, modisto". No fue una decisión acertada y crea un precedente peligroso.
Los sustantivos terminados en "-ante", "-ente", "-iente" están en proceso de transformación en cuanto al género: ¿estudiante y estudianta?, ¿presidente y presidenta?, ¿pretendiente y pretendienta?. Lentamente el uso va imponiendo las dos formas, aunque de aquí a que este fenómeno lingüístico termine su evolución pasarán muchas décadas.
Héctor Balsas
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