dicciones

Adivinen qué

Héctor Balsas

Desde la edición de 1992, el Diccionario de la lengua española (Real Academia Española. Espasa. Madrid), corrientemente llamado DRAE, tiene la buena costumbre de registrar, además de las palabras, los elementos compositivos de muchas de ellas. No es novedad, sin embargo, pues ya María Moliner lo hizo en su Diccionario de uso del español (Gredos. Madrid. 1966).

Esta ventaja para el consultante es grande. Le permite considerar directamente, sin pasar por vocablos que los contienen, muchos de esos elementos que van antes o después de una base léxica. Así, si se quieren saber los significados de "super-" y de "-oso" (prefijo y sufijo, respectivamente), no se necesita recurrir a voces como "supersónico" y "dichoso", para conocerlos. Basta recurrir al lema "-super" y al lema "-oso" para tener la respuesta en seguida.

Cualquier elemento compositivo entra en la formación de gran cantidad de palabras de la lengua. Conocer un repertorio extenso de ellos favorece la comprensión de enunciados y la expresión oral y escrita de textos diversos.

UN COMPONENTE PROLIFICO

Es digno de mención y estudio el sufijo (como dice María Moliner) o elemento compositivo (como dice el DRAE) -mancia, que también puede ser -mancía. La forma con diptongo es la más usada, pero la forma con hiato puede emplearse sin ningún inconveniente, pues ambas son válidas.

El DRAE de 2001 dice: "-mancia o -mancía. elem. compos. Significa ‘adivinación’, ‘práctica de predecir’". De ahí que cualquier voz española que contenga al final este elemento lleva de la mano a pensar en una actividad de adivinación por medio de algún integrante de la realidad que estará señalado por la base léxica. Si se tiene, por ejemplo, "ornitomancia" (recuérdese: también "ornitomancía"), se sabe que hay referencia a un hecho adivinatorio por medio de las aves. Más precisamente: por el canto o el vuelo de las aves.

Quien transite por el diccionario -buen viaje para realizar de vez en cuando- irá descubriendo, quizás con más asombro que el esperado, una lista de términos que llevan ese elemento procedente del griego. La lista será más larga que corta, pero, inclusive así, habrán quedado por el camino decenas de voces que el diccionario no anota por la sencilla razón de que no se usan casi nunca. Son del dominio de poquísimas personas. Es fácil encontrar "cartomancia", pero no lo es tanto verse frente a "potamomancia", pese a que las cartas (base de la primera palabra) son tan conocidas como los ríos (base de la segunda).

Para satisfacer la curiosidad y quizá la investigación se deja una lista que contiene sustantivos (solamente pueden ser sustantivos) formados con "-mancia" (o "-mancía").

Véase: abacomancia, blefaromancia, cafedomancia, demonomancia, espatomancia, filomancia, geomancia, hematomancia, ictiomancia, jeduimancia, lagomancia, margaritomancia, nicromancia, onicomancia, partenomancia, quiromancia, rabdomancia, sideromancia, tintomancia, uranomancia, vitreomancia, xilomancia, zoomancia.

Como se ve, aparecen por orden alfabético y se comprueba que no hay ninguno que se inicie con los dígrafos "ch" y "ll" ni con las letras "k", "ñ", "w", "y". Si existieran, sería bueno que quienes conozcan algunos los dieran a conocer.

Héctor Balsas



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