Talibán (III)
El vocablo "talibán", de amplísima repercusión mundial en los dos últimos años, vuelve a ser objeto de atención en estas notas. En noviembre de 2001 y en enero-febrero de 2002 (números 210 y 212/213 de relaciones) se desarrollaron enfoques y comentarios sobre esta voz, usada unas veces como sustantivo y otras como adjetivo.
Se plantearon varias interrogantes para su consideración: a) la etimología, b) su escritura con mayúscula, c) el número plural en la lengua de origen y d) su inserción en la lengua española.
Quedó la primera sin dilucidar, pues la ausencia de información fidedigna hacía preferible dejar el hueco correspondiente al origen. Recuérdese que en el DRAE de 2001, la Real Academia Española incluye la palabra pero no anota la procedencia, seguramente por no tener los datos requeridos para que la explicación etimológica válida.
OTRA GRAFIA EN DANZA
El reciente artículo de Gabriel Sosa titulado Cómo entender a un talib ("El País Cultural" Nº 679 del 8-XI-02, de "El País" de Montevideo) agrega un inconveniente más. Desde el título, el autor introduce una grafía nueva: "talib". Emplea la voz como sustantivo apelativo, en singular y en masculino. Podría equipararse, pues, semánticamente esa expresión a "cómo entender a un integrante del grupo denominado Talibán". Se explicó en las notas anteriores que la mayúscula se justifica porque "talibán", en este caso y otros similares, vale como sustantivo propio o designador de un objeto del cual dice cómo se llama individualmente.
Gabriel Sosa también usa "Talib" (así, con mayúscula, además de haberla usado con minúscula en el título) en varios pasajes de su trabajo periodístico, como sinónimo de "Talibán" para expresar ese modo particular de designación. Por tal razón, el articulista escribe: 1) "En 1994 el grupo radical religioso que se llamó a sí mismo Talib comenzó a operar en la provincia de Helmand..."; 2) "El movimiento Talib se inició en las múltiples escuelas religiosas (madresahs) que los países árabes financiaron en la frontera de Pakistán con Afganistán a partir de la invasión soviética"; 3) "La ubicación y filiación de estas escuelas explica el apoyo paquistaní al régimen Talib". En estos ejemplos pudieron haberse suprimido los nombres "régimen" y "movimiento" y dejado -con mayúscula, claro está- "Talib" precedida del artículo "el", el cual no está impedido de acompañar a un sustantivo propio: el Etna, el Pedro -en el nivel de lengua coloquial-, el Atlántico, el Pocho -sobrenombre o apodo-, el Duque -nombre de perro o gato.
MAS LEÑA A LA HOGUERA
Así vistos los hechos, se tienen "Talib" (sustantivo propio) y "talib" (sustantivo apelativo). De ello se desprende que un integrante del grupo guerrillero Talib (o Talibán, como se dijo en las dos notas anteriores a la presente) es un "talib", si es hombre, o una "talib", si es mujer. Quizá no haya guerrilleras en estos sectores islámicos de neto predominio masculino, pero la posibilidad existe y, por tanto, también esta otra posibilidad: la de valerse del mismo sustantivo "talib" para aplicar a una mujer. La consecuencia gramatical de tal serie de hechos es la siguiente: "talib" no tiene género determinado en español y solamente por medio de artículo y adjetivo acompañantes se descubre si se usa como masculino o como femenino. Véase: el talib arriesgado, la talib arriesgada; el talib silencioso, la talib silenciosa. Por esto, el sustantivo "talib", en cuanto al género, integra el grupo de los nombres comunes, rótulo que puede llevar a confusión si no se tiene bien establecida la diferencia entre propios y comunes -o apelativos-, que son comunes en cuanto al significado.
Por otra parte, el número de "talib" es singular y, en español, para el plural, da "talibes". Sin embargo, en la lengua de origen del término en estudio, el plural es "talibán", que quiere decir "buscadores", pues "talib" significa "buscador".
Téngase muy presente que, una vez entrada una palabra en la lengua española, hay que adecuarla a las normas vigentes en ella, tanto fonético-ortográficas como morfosintácticas; de ahí que, si se toma en préstamo "talib", se formará el plural "talibes", como se forman "querubes" de querub, "nababes" de nabab y "baobabes" de baobab. Lo mismo ocurre con "talibán", que tiene el plural español "talibanes", como sucede con "catalanes" de catalán, "musulmanes" de musulmán, "alemanes" de alemán.
ASTILLAS DEL MISMO PALO
Quien lo desee podrá defender la formación del femenino de "talib", con lo que el sustantivo ya no sería común (o común de dos, como se decía antes) sino directamente masculino o femenino.
¿Por qué "talib" no puede originar el femenino "taliba"?
El morfema -a, muy usado en femenino -niño, a; perro, a; conejo, a; grandote, a; musulmán, a- es la solución para dotar de género femenino a "talib", así como se dijo en otra oportunidad que lo era también para el caso de "talibán, talibana".
No es un despropósito esta posición, ya que, lenta pero firmemente, se han incorporado formas femeninas inaceptables en las dos o tres primeras décadas del siglo XX. Piénsese, si no, en "juez, jueza", "edil, edila", "oficial, oficiala", "sargento, sargenta", "coronel, coronela". Estos nombres, en el Uruguay, no llaman la atención de nadie ni promueven crítica negativa. Aunque algunos de ellos no estén en el DRAE con la acepción que se les da por estas latitudes, igualmente valen por su utilización extendida. Como ejemplo de empleo lejano en el tiempo se tiene el título de una película de Shirley Temple, de 1935, que en inglés se llamó The little colonel y que fue traducido por La pequeña coronela. En los talleres de costura, "oficiala" y "capataza" son voces corrientes. "Edila", de empleo mucho más reciente -quizá de 1985 en adelante-, no asombra ni produce rechazo.
"Sargento", que en el DRAE figura como común, debe ya tener la forma "sargenta" para el femenino. Asimismo, "tenienta", "capitana", "generala" y "comandanta", entre varias más.
Queda abierto este nuevo problema lexicológico.
Héctor Balsas
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