dicciones

Plurales uriosos

En un programa radial matutino, trasmitido por una emisora de Montevideo, se presentó un problema idiomático digno de mencionar aquí. Tiene relación con el sustantivo "ómnibus".

Quien dirigía en ese momento el programa lo usó repetidas veces porque el tema que se desarrollaba lo requería, pero se comprobó que desconocía o que no tenía muy claro el plural de esa palabra.

La vacilación continua entre "los ómnibus" y "los omnibuses" provocó en los oyentes un desconcierto muy natural. El propio periodista -era un programa periodístico-, ante la duda que lo acuciaba, preguntó a un compañero de tareas qué plural tenía "ómnibus" y recibió una contestación muy poco aclaratoria. Algunos oyentes llamaron por teléfono para dar opiniones sobre "los ómnibus" y "los omnibuses". En definitiva, nadie, ni dentro ni fuera de la radio, dio explicación alguna que satisficiera. Todo quedó en una nebulosa.

LARGO RECORRIDO

Con respeto a "ómnibus" hay que decir que es un vocablo latino que pasó directamente al español, como sucedió con otros muy empleados: desiderátum, currículum, accésit, superávit, déficit, vademécum, ultimátum, álbum, ítem, ídem, entre varios más. Todos ellos se ajustaron a la ortografía y acentuación españolas; de ahí la presencia del tilde en cada voz (algunas llanas o paroxítonas, otras esdrújulas o proparoxítonas).

"Omnibus", en latín, es el dativo plural de "omnis" y significa "para todos". En español adquirió valor sustantivo o nominal y surgió alrededor de 1860 para designar un vehículo de transporte colectivo de pasajeros. En el Uruguay es término impuesto desde hace muchísimo tiempo y se le aplica a cualquier vehículo que tiene la finalidad señalada, sea cual fuere el tamaño. A veces, si es demasiado pequeño, se le dice "microómnibus" o, abreviadamente, "micro". En cambio, en la Argentina se impuso la palabra "colectivo", pero también se oye mucho "micro". Los visitantes argentinos que llegan al Uruguay asombran al observador porque, siguiendo su costumbre, les dicen "micro" también a los ómnibus más grandes que existen y que no tienen nada de pequeños, sino que, por el contrario, son "macros", pese a que a nadie se le ocurre decir "macroómnibus". El sustantivo "autobús", que entra en competencia con "ómnibus", viene del francés y es de empleo minoritario por estas latitudes; por otro lado, "bondi" (lunfardismo tomado en préstamo del portugués del Brasil "bonde", que llega del inglés "bond") no tuvo mucha suerte en el Uruguay.

Pues bien: ¿cuál es el plural de "ómnibus"? Vale la pena decirlo desde el comienzo: "ómnibus" es una forma que sirve tanto para el singular como para el plural. Claro que tiene plural, pero es semántico y no morfológico. Si se quiere dar idea de singularidad o de pluralidad no hay otra solución que recurrir al artículo correspondiente o a adjetivos convenientes: "el ómnibus desocupado, limpio, útil, escolar o valioso (singular); "los ómnibus desocupados, limpios, útiles, escolares o valiosos (plural). Queda, pues, rechazada la forma "omnibuses". Se procede así en función de la siguiente ley o principio general: los sustantivos que, estando en singular, son esdrújulos o llanos terminados en "s" no varían para el plural y deben recurrir a la ayuda del artículo o los adjetivos correspondientes para dar la idea de plural.

El español cuenta con muchas palabras que se acomodan a esta norma. Entre ellas, hay bastantes voces técnicas, algunas de las cuales pasaron desde mucho tiempo a la categoría de palabras corrientes, ya que el uso les dio circulación continua. Una rápida lista contiene las siguientes: hipótesis, tesis, diéresis, catacresis, simbiosis, trombosis, escoliosis, tuberculosis, poliomielitis, isósceles, parálisis, oasis y, entre muchísimas más, ómnibus.

Quien pretenda defender las formas "ómnibuses", "hipótesises", "prótesises", "parálisises" o cualquiera otra con las mismas características no sustentará mucho tiempo su posición, porque los términos así formados (agregación del morfema "-es" y mantenimiento del acento) son sobresdrújulos imposibles de existir en español. Las voces sobresdrújulas españolas siempre, sin excepción, son verbos en desinencia personal con pronombres enclíticos, como es el caso de "ayúdenmelo", "tráigansela", "cáigasete", "piérdasenos" y "dirígemelos", entre miles más.

Otras formas de plural de esdrújulas y llanas creadas (a) por desplazamiento del acento en una o dos sílabas, como "omnibuses" y "omníbuses", "hipotesises" e "hipotésises", "isosceleses" e "isoscéleses", "miercoleses" y "miercóleses" (b) por mantenimiento de la sílaba acentuada y agregado del morfema de plural "-es", como "jueveses" y "juéveses", "dosises" y "dósises" no tienen cabida. El encuentro de la -s final con el morfema de número plural (-es) produce formas difíciles de pronunciar, que, a veces, son verdaderos trabalenguas ("isosceleses", "paralisises", "poliomielitises", etc.).

Pese a todo, las gramáticas registran como excepción los plurales de "régimen" y "espécimen", dos latinismos que originan "regímenes" y "especímenes". Asimismo, "carácter" produce "caracteres".

Héctor Balsas


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