Serie: La singularización (XII)
Ley de Laicidad en Francia
LAICIDAD O IDENTIDAD
Los debates sobre laicidad y religión parecen un telón de fondo, o una consecuencia de un conflicto más serio que merece ser analizado en profundidad. Las nacionalidades y las culturas se ven cuestionadas por la globalización económica, y los Estados Unidos no quedan afuera de ese juego (se pensó en un momento que solamente se expandirían sus "ideales").
¿Qué rumbos tomará la política? ¿Se promoverá una globalización económica al tiempo que se observa un repliegue "nacionalista" cultural y político que excluye y justifica el control? ¿No es esa la lógica que se critica en los fundamentalistas? ¿Cómo reaccionará la sociedad civil internacional?
EL CONTEXTO MUNDIAL
En el mundo de hoy, frente a un proceso de globalización y universalización de un modelo económico occidental, y tal como lo advirtió Samuel Huntington, resurgen los localismos y los particularismos que se manifiestan en ciertos fundamentalismos religiosos. Algunas interpretaciones dadas desde las ciencias sociales a estas manifestaciones a escala global son: a) búsqueda de superación de la modernidad, entendida por algunos grupos como una cultura que absolutiza valores de consumo y competencia, que sería la responsable del alejamiento de Dios y de valores espirituales superiores. b) una segunda explicación se basaría en la "invasión cultural" y el impacto de una concepción de la vida y el mundo que se expande a través de nuevos medios y que hace volver a cuestionar la identidad de sociedades diferentes. En este proceso se piensa que las personas pueden retomar sus religiones (esta vez más aferrados y convencidos) en busca de soluciones rápidas ante la sensación de pérdida de identidad individual y colectiva. Con la migración masiva, especialmente de árabes y musulmanes, que dejan sus tierras y se ven 'invadidos' y desarticulados familiar y socialmente en una sociedad como la francesa, parece 'normal' la reacción de buscar identidades forzadas, certidumbres completas y soluciones directas. c) una tercera interpretación de los fundamentalismos es verlos como una reacción ante la desaparición de los dos bloques ideológicos que definían un pensamiento bipolar en torno a dos grandes potencias: el capitalismo y el socialismo. Hoy, ante el pensamiento unipolar de nuestra época y la sensación de falta de 'alternativa' luego de los años 80, y tras el fracaso ideológico en el bloque socialista y el mundo árabe, se estaría facilitando la reaparición de nuevas formas de identidad nacionales y religiosas que pueden terminar en fanatismos.
En este contexto es que se inserta el debate sobre la "ley de laicidad" propuesta en Francia, donde Chirac advierte: "la globalización inquieta, desestabiliza a los individuos y, en ocasiones, los empuja a replegarse sobre sí mismos. Cuando las grandes ideologías se debilitan, el oscurantismo y el fanatismo ganan terreno en el mundo". En los últimos tiempos la sociedad francesa se ha sentido ‘invadida’ por la imposición de criterios fundamentalistas en la vida cotidiana; se nota un incremento del uso del velo y el aumento de tensiones con familias islámicas en situaciones tales como no permitir que las mujeres sean atendidas por médicos hombres, o apedrear a las mujeres que deciden no llevar velo, entre otras conductas conflictivas. Como ‘respuesta’, es que nace la ley de laicidad.
LEY DE LAICIDAD
Jacques Chirac, basado en las conclusiones de la "Comisión Stasi", propuso (obteniendo el apoyo de los socialistas) la ley que prohíbe el uso de signos religiosos manifiestos (kipá, cruces, velos) en la escuela pública. Así, dijo el presidente francés, ningún alumno podrá ir a la escuela con «símbolos religiosos ostensibles. Estimo que llevar la vestimenta o símbolos que manifiestan ostensiblemente la pertenencia religiosa debe quedar prohibido en escuelas e institutos».
ARGUMENTOS A FAVOR (JUSTIFICACION)
Los pilares de los argumentos serían: a) contra sectarismos y como protección de la República y sus valores; b) a favor de la igualdad, la laicidad y el respeto; c) contra la discriminación de las mujeres.
a) Contra sectarismos: "Lo digo solemnemente: la República se opondrá a todo lo que separe, suprima y excluya". Los argumentos enunciados por el presidente a fin de justificar la ley de laicidad se basaron en la 'unidad de la República' y la necesidad de combatir las tendencias comunitaristas y sectarias.
Se apela, entonces, a un llamado de "identidad" con tendencias nacionalistas: "Estamos orgullosos de esa Francia que pelea por la paz, la justicia y los Derechos Humanos. Debemos defenderla (...). Para que Francia siga siendo ella misma, debemos responder a los interrogantes y suavizar las tensiones que atraviesan nuestra sociedad (...) la República ha proclamado vigorosamente su fe en la igualdad y ha batallado sin descanso por la justicia social". Entonces, frente al contexto mundial de resurgimiento de localismos y sectarismos, Chirac responde con un llamado de unidad, apelando a los valores de "la Nación", fortaleciendo el ‘interés general’, e interpretando los guetos como enemigos a la identidad nacional y causa de ciertas injusticias y diferencias sociales que se observan en la actualidad. Se presenta la ley en una continuidad histórica de Francia, como un país líder en la lucha por los derechos de los trabajadores y a favor de la mayor integración y justicia social. De ese modo, se enfrenta a los análisis que interpretan los fundamentalismos como reacciones anticapitalistas. Los considera en cambio como mistificadores de una globalización capitalista liberal, generadora de desesperanza, ante la cual se propondrían soluciones caritativas que terminan bloqueando alternativas reales, tendientes a la producción de solidaridad y emancipación político-social de todos (camino en el que Francia siempre ‘habría’ estado). "Nuestro objetivo es (...) a los jóvenes (...) protegerlos de las influencias y pasiones que, lejos de liberarles o permitirles afirmar mejor su libre arbitrio, los limitan o amenazan"(1).
b) Laicidad: Llegado el momento de extraer conclusiones, el presidente comenzó por la necesidad de "reafirmar con fuerza la neutralidad y la laicidad del servicio público", y más precisamente de la escuela. Los principios que deben presidir la vida escolar, según Chirac, son la neutralidad o laicidad, y la impartición de la misma enseñanza y el mismo régimen para todos los alumnos, con independencia del sexo, el origen étnico o la religión. Según los prohibicionistas, el laicismo no es enemigo de las religiones, ni las diferencia, sino que exige su neutralidad en el espacio público, para evitar la presión y opresión que pueda provenir de ciertos grupos y garantizar la verdadera libertad de las personas. En esta línea de pensamiento, se entiende que la escuela laica no debe estimular las diferencias de identidad (especialmente en la niñez, que apenas está en construcción), sino más bien encauzar esas diferencias en un proyecto compatible con el universalismo de los derechos republicanos. Porque, como expresa Henri Peña-Ruiz, el laicismo no sería una particularidad occidental de la historia de Francia, sino "una conquista de alcance universal que se debe preservar y promover.
c) Género e igualdad: Se alude a que la dignidad de la mujer y la lucha contra la discriminación estaría amenazada por el velo. Se observa que en ciertos barrios las mujeres que se niegan a llevar velo son insultadas, amenazadas y hasta violentadas por grupos radicales; así, quienes defienden la ley sienten que el velo islámico remite a una discriminación intolerable que atenta contra la dignidad y la libertad humana. En consecuencia, piden la intervención estatal mediante una ley que, si bien no soluciona el problema, al menos protege el espacio público del uso de estos signos religiosos por los que se sienten violentados. "No podemos aceptar que haya quien, refugiándose tras una concepción tendenciosa del principio de laicidad, trate de dinamitar los logros de nuestra República, que son la igualdad de sexos y la dignidad de las mujeres", dijo Chirac. ‘El día de mañana miles de muchachas darán las gracias a la República por haber preservado su derecho a ir a la escuela con la cabeza descubierta y a sentarse junto a varones con el mismo status que ellos’(2). Es decir, que los prohibicionistas piden un marco legal que ‘ayude’ a la liberación de esas mujeres oprimidas, contribuyendo a una mayor equidad de género.
ALGUNAS CRITICAS
La discusión no se da entre ‘laicos’ y prohibicionistas, por un lado, y ‘particularistas’ y ‘defensores del velo’ por el otro. Además de la oposición por parte de las instituciones religiosas, hay muchas organizaciones laicas que se han opuesto a promover el laicismo a través de esta ley, por considerar que la prohibición traerá mayor exclusión (3). ¿Por qué?
1) Plano ideológico (Concepción de libertad y equidad de género).
Acerca de la libertad: los propulsores de la ley se basan en que, teniendo un "espacio neutro", logrado a través de la protección de ciertas manifestaciones religiosas, se le garantizaría a los individuos la libertad de conciencia, protegiéndolos de las amenazas que le impongan convicciones ajenas. Pero la oposición recuerda que la libertad de conciencia es también la capacidad de actuar libremente en los asuntos concernientes a las creencias y convicciones religiosas de cada individuo. Si alguien está convencido de su verdad en el campo religioso puede intentar convencer a los demás de ello, por medio de persuasión, razonamiento, manifestaciones en la vestimenta, etc., pero nunca por medio de la violencia. La concepción de "espacio neutro" o "laicidad" pronunciada por Francia es específica para algunos miembros de su sociedad (en este caso la mayoría, ya que según la encuesta de 'Le Parisien', 69 por ciento de los franceses están a favor de esta ley), pero acordemos que el tema de la verdad metafísica, antropológica y moral no se puede traspasar de modo directo a leyes válidas para unos ciudadanos que tienen diferentes visiones de la realidad, del ser humano y de la ética. Al contrario, al hacerle ‘ocultar’ sus manifestaciones, es probable que se genere una mayor radicalización en su concepción moral. La oposición no incluye la ley en una historia de luchas francesas por mayor justicia social, sino que marca un "quiebre" en los principios laicos, ya que aumenta las exigencias justamente a quienes ya tienen mayores dificultades para asistir a la escuela, que les permitiría formarse y transformarse. Lo que se puede esperar es que termine con una exclusión definitiva del centro y por lo tanto, en vez de una emancipación, la ley terminaría en la práctica expulsando a los que se propone integrar. Alejándose de una mayor emancipación, se daría una retracción.
En cuanto a la problemática de género, la oposición (entre ellos grupos feministas) en general coincide en que, mayoritariamente el velo puede ser un símbolo de opresión (aunque aclaran que no puede afirmarse que sea siempre por imposición), pero manifiesta su preocupación por las chicas islámicas que lo portan, y por los efectos concretos de la ley (al ‘feminismo de principios’ se opone el ‘feminismo de responsabilidad’). Ante "esa aparente pureza y radicalismo, su consecuencia efectiva es aceptar la muerte escolar de las adolescentes, su aislamiento y su eventual abandono en manos de los religiosos y de la dominación masculina" (4). Excluidas de la escuela, las jóvenes serían remitidas al seno del medio que las oprime, o enviadas a escuelas con estructuras religiosas radicales. Por último, una crítica de las feministas es más abstracta, sobre la oposición a cualquier forma de coacción: "sea para obligarlas a ocultar su cuerpo, o para obligarlas a mostrarlo. Es la misma violencia"(5). Fuerzas que se imponen sin permitir la recapacitación del individuo, en este caso mujeres en búsqueda de sus derechos.
La propuesta alternativa, entonces, sería no excluir sino aumentar la asistencia social ‘focalizada’ a las chicas que portan velo, fortaleciendo el trabajo de género, el apoyo frente a su entorno, etc. Brindándoles una ‘ayuda real’, acompañando y respetando los tiempos y procesos particulares de las jóvenes.
2) Plano Político (tema de la "igualdad"/"igualitarismo", valor de la diferencia y las minorías)
Los defensores de la ley presentan los 'valores de la República' como un espacio neutro de igualdad y respeto para todos, argumentando que para luchar por 'igualdad de oportunidades' es necesario 'combatir' los fundamentalismos y sectarismos. "Nuestra República se funda sobre la igualdad de hombres y mujeres, de oportunidades, de derechos y de deberes", advirtió Chirac.
Sin embargo, no hay que perder de vista la raíz del fenómeno: la emigración musulmana a Francia se basa en las diferencias económicas, sociales y políticas en que nuestro mundo globalizado se ve sumergido. Así, al estado francés le tocaría tratar el problema de "orden público" (función propia del Estado) ante una sociedad con nuevas injusticias y características multiculturales, más pertinente que la de signos ostensibles. De otro modo el concepto de laicidad se puede volver una "laicidad de exclusión", donde se imponen ciertos valores sobre otros, donde se polariza y desvía el debate central (las lógicas de dominación y exclusión en las sociedades de alta diversidad) en una guerra de costumbres religiosas, que resultaría finalmente en el mayor enemigo de la igualdad.
Chirac, al poner como ejemplo a los descendientes de la inmigración que "triunfan" y que manifiestan "su éxito, su sed de movimiento, su inserción y su plena pertenencia a la comunidad nacional", está haciendo de alguna manera una clasificación de inmigración 'positiva' y 'negativa'. En la primera estarían aquellas personas que se integran a los valores de la República francesa, que adoptan y se apropian de su lengua, de su nueva nacionalidad y de la racionalidad más occidental que conlleva. La inmigración ‘negativa’, por tanto, serían la de aquellas comunidades que pretenden guardar sus hábitos, sus tradiciones, costumbres y religiones, diferentes a la tradición francesa. Esta clasificación es sumamente peligrosa, si lo que se busca es la igualdad y el respeto.
Volviendo al tema que considero central en este debate, la cuestión de identidad a partir de los fenómenos de migración y globalización: muchas personas huyen de un sistema político, económico, social, por el que se sienten oprimidos, sin por eso tener la intención de dejar sus creencias religiosas y sus concepciones del mundo a nivel general (es más, pueden oponerse firmemente a los procesos de ‘aculturación’). ¿Se les puede exigir que al dejar sus sociedades también abandonen rasgos identitarios que sienten arraigados y positivos? ¿No hay en este sentido de "igualdad" una tendencia hacia el "igualitarismo"? La educación se tiene que plantear cómo adaptarse a estas cuestiones y construir un clima de tolerancia, no tratando de 'ocultar algunas manifestaciones de las diferencias de fondo', sino ayudando a la convivencia de diversas y aun opuestas concepciones del ser humano, de la moral y de la política en el seno de las sociedades democráticas (reto del pluralismo cultural y multiculturalismo). En las democracias modernas nadie, ni personas ni instituciones, tendrían que estar legitimadas para imponer una cosmovisión o una moral a todos los miembros de la sociedad. Esta idea, acusada de ‘ingenua’ por los prohibicionistas, por creer que permite vehicularizar amalgamas de grupos integristas, se defiende planteando que con el ataque a las jóvenes portadoras del velo, solo ellas sufrirán la exclusión. Por su parte, los integristas se fortalecerán por ser los únicos interlocutores después de su exclusión social y por tener nuevos ‘argumentos’ que generen más repliegues, puesto que ahora podrán decir que "la República rechaza a los musulmanes"(6).
Existe detrás de esta ley una discusión política más amplia acerca del trato y del rol que las minorías deben jugar en nuestras sociedades democráticas. Es decir, si el Estado debe "gobernar para las mayorías" intentando que el resto se 'adapte' a esos cánones, o se debe propiciar un espacio para todos, incluyendo a las minorías. Las distintas concepciones políticas se inclinan por un lado hacia la homogeneidad, y por el otro hacia el valor de la diferencia, la diversidad, o sea gobernar según un proyecto político democrático que 'escuche' e incluya a las minorías. Con esta ley, se podría pensar que el Estado francés ha optado por la primera opción, ya que, además de prohibir el velo, ha rechazado proclamar como días festivos para todos los escolares las conmemoraciones judía del 'Yom Kippur' y musulmana de 'Aid-el-Kebir', política que facilitaría el conocimiento del otro en su diferencia y riqueza, comprender sus razones y contribuir al diálogo y a una mayor tolerancia.
3) Plano económico (el Islam tiene una gran importancia para la economía francesa).
El presidente Chirac consideró que las sociedades "basadas en comunidades sufren desigualdades". Parafraseando esta oración, invirtiendo las causas y consecuencias, obtenemos esto: "Las sociedades basadas en desigualdades, sufren del agrupamiento en comunidades". Sin querer llegar a ningún determinismo, al menos si no es una causa de la otra, seguramente podemos decir que se influyen mutuamente.
Chirac dijo: "La desigualdad entre los barrios 'difíciles' y el resto del país amenaza el pacto republicano (...). El peligro reside en la liberación de fuerzas centrífugas y en la exaltación de las especificidades que dividen. El peligro está en querer dar primacía a las reglas particulares por encima de la ley común. El peligro está en la división, la discriminación y la confrontación". Ahora bien, al parecer, el centro del problema sigue siendo el orden público y no tanto el uso de objetos religiosos ostensibles. ¿En qué podría considerarse peligroso y como amenaza el uso de un velo? Es más grave, porque este enfoque apunta a 'invisibilizar' la raíz profunda del problema (y por tanto alejar las soluciones). La globalización deja en evidencia la desigualdad mundial, lo que de alguna manera acelera la migración masiva; así, las sociedades, sintiéndose desestabilizadas, generan múltiples mecanismos de discriminación (como protección contra las olas migratorias que aumentan la oferta de mano de obra, los derechos adquiridos, etc.). La mayor polarización social es un fenómeno que se observa en casi todos los países occidentales y plantea el mayor dilema político-económico de nuestro tiempo. Pero no se puede explicar esta situación por el repliegue y la búsqueda de certezas de algunos grupos a través del refugio en ideologías cerradas, porque sería algo parecido a 'culpabilizar a la víctima', sin resolver el problema fundamental.
4) EFECTOS SOCIALES Y CULTURALES
Frente a la ley, los musulmanes (7) se sienten estigmatizados. El Consejo Francés del Culto Musulmán expresó en una carta al presidente su "viva inquietud", estimando que "el informe Stasi pone en cuestión la ley actual, reemplazándola por disposiciones discriminatorias contra los musulmanes". Los musulmanes se sienten señalados, la sociedad juzgaría sus hábitos, lo que impulsa mayor xenofobia, racismo e intolerancia. En vez de que la ley cree un espacio más igualitario y aliente a los musulmanes a una mayor integración con la sociedad mayoritaria, generaría en ciertos grupos lo contrario: la mayor radicalización, la sensación de ataque y la respuesta defensiva a la ‘exigencia de aculturación’, endureciendo la batalla ideológica que podría manifestarse en el surgimiento de escuelas islámicas, y la disminución de la participación femenina, entre otras cosas. Así, en vez de esperar un mayor grado de unidad política, cultural y social, la ley podría reavivar la fragmentación social. Si así sucede, se demostraría que los Estados que defienden la democracia y las libertades de todos los ciudadanos no pueden negar a estos el derecho a identificarse y manifestarse con tradiciones de origen religioso y cultural, al menos mientras no intenten destruir por la fuerza las señas de identidad del Estado-nación en el que viven (cuestión del orden público).
Jean-Marie Colombani, director de Le Monde, indica en su diario (13-XII-2003) que el velo llevado por jóvenes musulmanas encubre situaciones diversas: puede ser "impuesto" por el orden patriarcal, "escogido" libremente por las propias mujeres o "reivindicado" por un discurso militante y extremista. El problema del integrismo islámico, y la prohibición por ley del pañuelo en la escuela tiene tres peligros: "lanzar un mensaje de retroceso de la laicidad, por la afirmación de una laicidad cerrada en detrimento de una laicidad abierta"; "estigmatizar, marginar y excluir a una parte de la población en un momento en que el país necesita más que nunca integración"; y el peligro de hacer el juego a la extrema derecha, al convertir la identidad en una cuestión clave.
En otras épocas, en que cada pueblo y cada cultura podían vivir aislados del resto, la tolerancia negativa hasta podía resultar útil en la construcción de una identidad nacional; pero en la modernidad en que vivimos, en sociedades tan complejas y plurales en todos los ámbitos de la cultura, es imprescindible que se ejerza la tolerancia positiva, porque parece la única y la mejor forma de convivir democráticamente. Lo que parece claro es que la prohibición de signos ostensibles religiosos a lo sumo podrá ocultar el problema, pero no resolverlo. Como dijo el diputado centrista François Bayrou: "Si se trata de autoridad, hubiera bastado una circular; y si se trata de la laicidad y la integración, la ley es insuficiente".
6) LAICIDAD Y RELIGION
La Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 18, dice que "toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual o colectivamente tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia". Este derecho parece perfectamente compatible con las libertades en una sociedad democrática y con la propuesta de la ética laica, a pesar de exigir una neutralidad confesional del Estado que esté basada en la aceptación de la pluralidad de creencias religiosas, sin ningún tipo de discriminación ni de coacción para quien disienta del credo de la mayoría.
La ley, que en principio empezó como una respuesta al problema concreto del velo musulmán, se ha convertido en el tema de un debate amplio acerca de la religión en la vida pública. De ahí que católicos, protestantes, ortodoxos y judíos se mostraron en contra de la ley advirtiendo un retroceso de la libertad religiosa.
Mientras que para Chirac "es la neutralidad del espacio público la que permite a diferentes religiones coexistir en armonía (...) No se puede tolerar que, bajo el paraguas de la libertad religiosa, se cuestionen las leyes y principios de la República. La laicidad es una de las grandes conquistas de la República", para los religiosos, la laicidad no tendría que tener por misión crear espacios vacíos de lo religioso, sino ofrecer un espacio en el que todos, creyentes y no, puedan debatir, sin silenciar las convicciones y motivaciones de unos y otros.
Una cosa es clara: el debate expresa, sin más, que en la modernidad no se puede obviar la cuestión religiosa, tal como se había pronosticado unas décadas atrás. El proceso de secularización y de mayor racionalización presenta varias dudas, a la luz de los hechos actuales.
7) LAICIDAD Y RELIGION EN URUGUAY
En Uruguay, la ley de laicidad no causaría el fervor que ha provocado en Francia (difícilmente se planteara en esos términos). En nuestro país existe el supuesto (mito) que "los uruguayos no son religiosos", y que las organizaciones religiosas no tienen peso en la sociedad. Sin embargo, según el estudio de Costa, Kerber y Mieres, (8) 80% de los uruguayos dicen creer de alguna manera en la existencia de Dios. ¿Por qué ese mito? Algunos estudios marcan que el proceso de secularización, tempranamente iniciado por la separación de Estado e Iglesia en Uruguay, se expresa sobre todo en el carácter "privado" de lo religioso. Las creencias no han desaparecido pero pertenecen sobre todo a la esfera de lo doméstico, de lo individual. La religión parece influir muy poco en el trabajo o en las opciones políticas: en cambio está presente en los momentos difíciles de la vida o en el festejo de momentos de alegría. En los últimos años también en nuestro país se ha visto incrementado el número y la cantidad de religiones (algunas de origen afro-brasileño-africano, evangélicas, entre otras). Sin embargo, a no ser por algunas ceremoias que cobran especial relevancia, los espacios públicos no se ven invadidos por estas manifestaciones religiosas.
El debate que se ha producido aquí en torno a las escuelas fue la polémica iniciada por el presidente Batlle, quien acotó, sobre el concepto de laicidad, que llevada al extremo impediría el desarrollo de una sociedad. "El laicismo nos ha llevado a decir lo que el laicismo no quiere decir,;nos ha llevado a decir que como no podemos ser hinchas de Peñarol, Nacional, Wanderers y Bella Vista, el fútbol no existe, entonces la bolilla de fútbol no existe porque somos laicos. Grave error. Los valores morales tienen que estar en la base de la enseñanza de los seres humanos". Para los religiosos, las escuelas públicas tendrían que otorgar la opción de la enseñanza religiosa. En 1998 los obispos declararon sobre la laicidad: "Sigue siendo todavía desconocido en nuestro país el derecho de los padres a elegir la enseñanza que deseen para sus hijos. Es evidente que el Estado financia la enseñanza laicista y continúa marginando otras filosofías dignas de consideración. Lo democrático sería que hubiese escuela gratuita laicista para los laicistas, católica para los católicos, y así para todas las convicciones". La respectiva Comisión de Diputados rechazó la idea; el tema no tomó tanta relevancia en nuestro país porque, como dijimos anteriormente, existe una cultura que lleva a manifestar las creencias religiosas en ámbitos específicos y en el mundo privado. Está arraigado fuertemente el ideal vareliano acerca de la escuela pública, "gratuita, obligatoria y laica", y además la migración tiene otras características que la francesa. Sin embargo, ya se ha planteado el revisionismo. Uruguay no queda ajeno a los nuevos planteamientos mundiales acerca de la identidad y la nacionalidad, especialmente con el fenómeno de migración masiva (en nuestro caso, emigración). El problema central sigue siendo la lógica de dominio y exclusión que circula hoy en la sociedad mundial: el sistema económico predominante no ha podido resolver la precarización a escala global, la mayor polarización social, migraciones masivas, repliegues fundamentalistas, el brote de nuevas religiones y la persistencia de discriminaciones.
8) "LOS LATINOS": EL TEMA DE LAS IDENTIDADES, DE NUESTRA REGION AL AMBITO MUNDIAL
Para finalizar, ya que comenzamos el debate acerca del resurgimiento de ciertas lógicas fundamentalistas, tesis prevista y explicada por Samuel Hungtington en su libro "El choque de las civilizaciones", sería interesante plantearse cómo afectará a las colectividades latinas en Estados Unidos su nuevo libro "¿Quiénes somos?",(9) que predice una nueva colisión cultural que resultará en la muerte del "sueño americano" a manos de los inmigrantes hispanos. Estos, según el autor, dada su ‘incapacidad’ de comulgar con los valores anglo-protestantes y su dificultad para aprender el inglés, fracturarán el país. "El flujo persistente de inmigrantes hispanos amenaza con dividir Estados Unidos en dos pueblos (...) En esta nueva era, (...) el único desafío inmediato y más serio a la identidad tradicional estadounidense viene de la inmensa y continua inmigración de Latinoamérica, especialmente de México. (...) formando enclaves políticos y lingüísticos –de los Angeles y Miami- y rechazando los valores anglo-protestantes que construyeron ‘el sueño americano" "Hay solo un ‘American dream’ creado por una sociedad anglo-protestante. Los latinos-estadounidenses compartirán ese sueño y esa sociedad solo si sueñan en inglés" (10), advirtió. Nuevamente se resalta la característica religiosa, aunque el problema central sigue siendo el mismo: la construcción de una identidad nacional que justifique las diferencias, que cree un nuevo mecanismo de valores que sigan oprimiendo y justificando intervensionismos estructurales, bajo el nuevo lema de la lucha contra el ´terrorismo’ y ‘los particularismos’, en un mundo económicamente globalizado y caracterizado por las migraciones masivas, la desesperanza y la exclusión que se manifiesta en nuevos fundamentalismos religiosos (entre otras manifestaciones). Entonces, parece relevante analizar la posibilidad de que estas nuevas políticas acerca de la ‘laicidad’, ‘República’, ‘libertad’, ‘terrorismo’, ‘sueño americano’ signifiquen un nuevo giro en las políticas a nivel mundial y cuestionamientos acerca de la democracia.
Irónicamente, Samuel Hungtiton, hoy uno de los pensadores más grandes y reconocidos de los Estados Unidos, el país que más alentó la globalización económica, trayendo augurios de un mundo más justo y solidario (sin tomar en cuenta las determinaciones mutuas), y que posee múltiples empresas y negocios en América Latina, fomenta un discurso nacionalista que acusa a los latinos inmigrantes (tan importantes para la economía estadounidense) de ser culpables del fin del "sueño americano", retomando y apelando a ingredientes religiosos anglo-protestantes, en un intento de construcción de su identidad nacional.
Soc. Anabel Rieiro
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