Serie: Memoranda (XXXVIII)

El problema en Francia y en América Latina

El negacionismo

 

Marion Tourné

Es necesario definir con precisión el concepto de negacionismo y las características de tal pensamiento. Es importante también conocer la historia de su desarrollo en Francia, así como estudiar las respuestas políticas y jurídicas que le fueron dadas en los últimos años. Este aporte pretende dar una breve visión de tales extremos.

El negacionismo es una resultante de la memoria de los acontecimientos trágicos que tuvieron lugar en Francia, y en Europa en general durante el conflicto bélico de 1939-1945. Se trata de una corriente de pensamiento que nació en Francia y fue especialmente activa luego de la Segunda Guerra Mundial, como consecuencia de los acontecimientos ocurridos en ocasión de ese conflicto, y se desarrolló a partir de 1950, e intensificadamente en los últimos años.

¿QUE ES EL NEGACIONISMO?

Para esclarecer lo que significa un pensamiento negacionista es necesario diferenciar dos posturas con respecto al análisis de la historia reciente: el revisionismo y el negacionismo.

El revisionismo consiste, por parte del historiador, en examinar las ideas historiográficas tradicionales, ponerlas en duda y de esta manera introducir una nueva interpretación de los hechos históricos, a partir de nuevos descubrimientos en los temas estudiados. Por esto el revisionismo es una postura normal respecto de la historia tradicional, que se basa sobre la constatación así formulada por Pierre Milza: "Il n'existe pas en histoire -comme d'ailleurs dans les autres sciences sociales, et dans la science elle-même- de certitude définitive".

El negacionismo es diferente en el sentido de que no "revisa" los hechos, sino que los niega completamente. Así, los negacionistas niegan la existencia propia de la Shoah, es decir el exterminio de los judíos y de todos los individuos considerados como inferiores. Tal posición ante al referido genocidio perpetrado por los nazis es lo que se llama negacionismo.

Los negacionistas desarrollaron su análisis de la historia de la segunda guerra mundial, y afirmaron lo siguiente:

-El genocidio no tuvo lugar y las cámaras de gas nunca existieron (no hay pruebas de su existencia).

-La "solución final" no era la eliminación del pueblo judío, sino su desplazamiento hacia Europa del Este.

-No fallecieron tantos judíos durante la guerra y los que murieron, no lo fueron en todos los casos por culpa de los nazis.

-El genocidio es una mentira de los Aliados, que fue desarrollada después de la guerra para favorecer a Israel.

El negacionismo no se puede analizar sin su necesario corolario: el antisemitismo. Como bien dice Nadine Fresco: "Le négationisme est tout simplement l'expression la plus contemporaine de l'antisémitisme le plus éculé". Lo que está en juego con el desarrollo del negacionismo es un nuevo desarrollo del antisemitismo.

Esas ideas negacionistas encontraron eco en varios lugares de Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, y particularmente en Francia.

EL NEGACIONISMO EN FRANCIA DESPUES DE 1945

La historia del negacionismo en Francia es específica, en la medida en que, mientras en Alemania o en Inglaterra, por ejemplo, siempre fue una corriente marginal, en aquel país se desarrolló con mucha más amplitud y fuerza. Esta especificidad tiene por razón la particularidad de la vida política francesa durante la Segunda Guerra Mundial. En efecto, desde su aparición, el negacionismo "a la francesa" fue inherente a la rehabilitación de la colaboración con el nazismo practicada por el gobierno de Vichy. Ese aspecto particular del pensamiento negacionista francés se revela en los autores negacionistas, de quienes vamos a dar algunos de los ejemplos más relevantes.

La historia del negacionismo en Francia empieza con la aparición de una "escuela revisionista" (que tiene de revisionista solamente el nombre, dado que era en realidad una escuela negacionista), por medio de un libro editado en 1948: Nuremberg ou la terre promise. El autor, Maurice Bardèche, desarrolló la idea de que los Aliados inventaron el genocidio para esconder sus propios crímenes.

Es importante señalar que Maurice Bardèche era cuñado de Brasillach, intelectual colaboracionista que fue condenado a la pena de muerte por el gobierno de la Liberación luego de la segunda guerra mundial, y subrayar su rol esencial de primer difusor de las tesis negacionistas en Francia. La publicación de su libro, del que se hizo una edición en español, tuvo lugar en el cuadro de la búsqueda, por parte de los ex-colaboracionistas, de su reinserción en la sociedad francesa, aprovechando la guerra fría y el auge del anticomunismo.

Su pensamiento encontró el apoyo de Paul Rassinier, deportado durante la guerra y miembro de la Resistencia. Rassinier publicó posteriormente en 1950 Le mensonge d'Ulysse, libro (traducido y editado en la España de entonces) en el cual negó también la realidad del genocidio. Con él se amplió el apoyo a los negacionistas, dado que el autor venía políticamente de la izquierda.

A pesar de eso, lo escrito por Bardèche y Rassinier no recibió una difusión muy amplia y sus autores no alcanzaron a introducir con intensidad el tema en la escena pública.

En realidad, el pensamiento negacionista llegó a los grandes circuitos de comunicación en los años 1970. Incluso se transformó en un objeto de debate público. Como lo señala Pierre Milza, varios aspectos dieron al negacionismo su amplitud: el contexto internacional, caracterizado por un recrudecimiento de la guerra fría, el alejamiento temporal de la época de la Shoah, la despolitización de la opinión pública, vinculada con la crisis económica, la búsqueda del sensacionalismo por parte de los medios de comunicación, y las consecuencias del conflicto palestino-israelí.

En este marco fue que Robert Faurisson apareció para proseguir el pensamiento de Bardèche y Rassinier y que los autores negacionistas tomaron una dimensión pública como nunca antes habían logrado.

Esta intervención de los negacionistas dentro del debate público marcó una nueva etapa: la de la instrumentalización de esos autores por las organizaciones políticas de extremaderecha y sobre todo por el líder del Front National, Jean-Marie Le Pen, en los años 1980.

Finalmente, los años 1990 vieron también la publicación de ensayos negacionistas, como Les mythes fondateurs de la politique israélienne, de Roger Garaudy. Pero la observación más relevante que pudo anotarse en ese momento fue la infiltración de dichas corrientes en la educación universitaria.

El medio universitario francés tuvo que sufrir el desarrollo de ideas negacionistas entre sus estudiantes y docentes. En efecto, Henri Roques, un ingeniero jubilado y discípulo de Faurisson, presentó en 1985 en la Universidad de Nantes una tesis de doctorado que negaba la existencia de las cámaras de gas.

De la misma manera, el estudiante Jean Plantin presentó en 1990 en la Universidad Lyon III una memoria de maestría sobre Paul Rassinier, por la cual recibió una mención, y en 1991 una tesis de doctorado sobre las epidemias de tifus en los campos de concentración entre 1933 y 1945.

Sin embargo, esas derivaciones suscitaron la intervención de la justicia. Jean Plantin fue condenado dos veces en 1999 por el Tribunal de Grande Instance de Lyon. por negar la existencia de crímenes contra la humanidad. Además, bajo la influencia de universitarios y de asociaciones de lucha contra el racismo, sus títulos fueron cancelados. Pero, en enero de 2004, la Cour Administrative d'Appel de Lyon confirmó la decisión del Tribunal de Grande Instance, validando sus títulos en junio de 2003.

La historia de la Universidad Lyon III estuvo muy vinculada al desarrollo del negacionismo (se debe mencionar que Bruno Gollnisch y Pierre Vidal los dos principales líderes regionales del Front National, el partido de extrema derecha francés, , fueron docentes en Lyon III). En febrero de 2002, el ministro de Educación Nacional, Jack Lang, tuvo que instituir una comisión sobre el racismo y el negacionismo en dicha universidad. Esta comisión fue encargada de "esclarecer el racismo y el negacionismo, que pudieron encontrar su expresión en el seno de la Universidad Lyon III". La comisión estuvo formada por historiadores, politólogos y sociólogos, bajo la dirección de Henry Rousso, especialista de las relaciones entre historia, memoria, derecho y justicia.

Pero otra polémica surgió con la creación de esta comisión. En efecto, dos asociaciones, SOS Racisme y el Cercle Marc Bloch, publicaron una carta remitida al ministro de Educación Nacional denunciando la composición de la Comisión. Según dichas asociaciones, algunos miembros de la Comisión tendrían vinculaciones, directa o indirectamente, con el medio negacionista. Desde entonces el problema de los vínculos entre la Universidad Lyon III y el negacionismo no se ha resuelto, y la comisión nunca llegó a publicar su informe final.

LA RESPUESTA JURIDICA A ESTA PROBLEMATICA. DERECHO Y NEGACIONISMO

Ante la ampliación de las ideas negacionistas en Francia, pero también en otros países de Europa, como Alemania, Suiza, España, Bélgica, se resolvió adoptar normas legislativas para reprimir este fenómeno.

Las medidas adoptadas suscitaron críticas, fundadas en el necesario respeto al derecho a la libertad de expresión, y los órganos internacionales y regionales de derechos humanos tuvieron que expresarse sobre la legitimidad de aquellas leyes.

En el caso de Francia, el legislador se expresó sobre el tema del racismo por primera vez el 21 de abril 1939 con la ley Marchandeau, que incorporó los delitos de "insultes et diffamation raciales". Dicha ley fue derogada por el gobierno de Vichy y restituida en el momento de la Liberación. Sin embargo, este instrumento legal fue insuficiente, pues no permitía condenar a los autores de ensayos cuyo contenido representara una propaganda racista.

Para responder a ese vacío jurídico fue sancionada la ley Pleven el 1 de julio 1972, que castigó la provocación al odio o a la discriminación racial. (René Pleven fue un político que se unió a Charles de Gaulle en Londres durante la segunda guerra mundial. Fue ministro varias veces durante la IV República y ministro de Justicia de 1969 a 1973. En ejercicio de esta función hizo promulgar la ley contra la discriminación racial. La Ley Pleven agregó un artículo 23 a la ley de 1881 sobre la libertad de prensa.) Pero esta ley tampoco fue suficiente, dado que los autores negacionistas podían evitar que los condenaran si no expresaban odio contra los judíos y solamente negaban el genocidio.

Por ello fue adoptada la ley Gayssot el 13 de julio 1990. (Jean-Claude Gayssot es un miembro del Partido Comunista que promovió la ley contra el negacionismo cuando era Ministro de Justicia. La ley Gayssot agregó un artículo 24 bis a la ley de 1881 sobre la libertad de prensa.) La norma instituyó como infracción penal, con varias condiciones, el hecho de discutir públicamente la existencia de crímenes contra la humanidad, definidos en el artículo 6-c) del Estatuto del Tribunal Militar anexo al Acuerdo de Londres del 8 de agosto de 1945. (Los crímenes contra la humanidad son definidos como el asesinato, el exterminio, la imposición de la esclavitud, la deportación u otro acto inhumano cometido contra toda población civil, antes de la guerra o después de ella, o las persecuciones por razones políticas, raciales o religiosas, cuando dichos actos o persecuciones, que hayan constituido o no una violación del derecho interno de los países donde fueron perpetrados, se cometieran a raíz de todo crimen que ingresara en la competencia del tribunal, o en relación con ese crimen.).

Hay que mencionar que las discusiones sobre este tema se prolongaron en el tiempo, llegando incluso a instancias internacionales.

Así, a nivel regional, la Corte Europea de Derechos Humanos tuvo que pronunciarse sobre la compatibilidad entre el principio de libertad de expresión proclamado en el artículo 10 de la Convención Europea de Derechos Humanos, y las disposiciones nacionales en cuanto al negacionismo. La Corte afirmó la existencia de límites al derecho a la libertad de expresión y confirmó, por ejemplo en la sentencia Garaudy contra Francia, del 7 de julio 2003, la compatibilidad de las leyes referidas con la Convención Europea. (Cf. Bibliografía comentada de la revista "Europa de las libertades")

En el órden internacional, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas expresó su posición en la materia en el Informe Anual de 1996, a propósito de la denuncia del negacionista Robert Faurisson que había rechazado. Para el Comité de Derechos Humanos, las restricciones a la libertad de expresión de los negacionistas están permitidas por el artículo 19.3 del Pacto de los Derechos Civiles y Políticos que protege los intereses de la comunidad en general. En efecto, este artículo señala: "El ejercicio del derecho previsto en el párrafo 2 de este artículo entraña deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas restricciones, que deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para: a) asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás; b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas."

 

El fenómeno negacionista representa hoy un desafío para las democracias europeas, especialmente en Francia, porque mientras desarrolla un pensamiento negador del genocidio de los judíos durante la segunda guerra mundial, también ataca a las valores fundamentales de la democracia, como la tolerancia, el respeto al otro, etc.

Este desafío halló diferentes respuestas en los países europeos. En Francia, particularmente, se trató de solucionarlo en el plano jurídico con la adopción de la Ley Gayssot, que impide la expresión del pensamiento negacionista. La actitud del legislador francés fue impugnada, puesto que se decía que así se atacaba el derecho a la libertad de expresión, otro valor fundamental de la democracia, y que suponía la imposición jurídica de una historia oficial, que no podía más ser discutida por los historiadores, con todo el peligro que a esta imposición subyace.

Pero hay que señalar que lo que está en juego con el desarrollo de ideas negacionistas es la memoria de la tragedia del genocidio de millones de personas durante la segunda guerra mundial. El negacionismo pone en peligro el recuerdo de la Shoah, necesario para impedir que una tragedia de esa entidad se produzca otra vez, y el esfuerzo para honrar la memoria de las víctimas.

Con el estudio del negacionismo en Francia se destaca la constatación de que la amenaza que pesa sobre la memoria es un tema de preocupación universal. Es un tema universal y especialmente latino-americano, lo que justifica esa reflexión sobre el negacionismo en Francia, abordado en la Revista Derechos Humanos de la Cátedra UNESCO de la Universidad de la República (Uruguay).

En efecto, las tragedias sufridas por los pueblos víctimas del terrorismo de Estado en América Latina dieron lugar a un debate amplio sobre la impunidad, como condición de la reconciliación nacional y sobre la memoria. Pero, al contrario del genocidio judío, la memoria de lo que sucedió en los años de la dictadura no está amenazada por la negación de los acontecimientos reconocidos, sino por el hecho de que, por mucho tiempo, esos acontecimientos no han sido reconocidos institucionalmente.

Lo que resulta de esta constatación es que, haya o no una historia oficial, hay que seguir vigilando el respeto al derecho a la memoria como condición para la paz y como elemento necesario para el respeto de los derechos humanos.

REFERENCIAS

"Le négationisme en France", artículo de Pierre Milza (Institut d'Etudes Politiques de Paris) en la revista "Relations Internationales", Número 65, 1991.
"Généalogie du négationisme en France": intervención de Nadine Fresco durante un debate en la librería La Gryffe.
Reseña del seminario del 2 de diciembre 1998 organizado por el grupo de trabajo Derechos Humanos y Diálogo Intercultural sobre el tema "Negacionismo y Derechos Humanos".
Sitio web "Historia y Memoria" del Centro Regional de Documentación pedagógica de la región Champagne-Ardenne.

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