SALE
Sale y entra, sale y se va, sale y vuelve, sale pero no del todo.
A un hispanohablante, la visión del término "sale" puede provocarle estas sensaciones y muchas más. Ocurre así porque el verbo "sale" (tercera persona del singular del presente de indicativo) está a flor de labios por ser término de uso continuo.
"Sale" (pr. seil) -ya no un verbo español sino un sustantivo inglés- se fue abriendo paso poco a poco ante la mirada despreocupante de los hablantes. Como quien no quiere la cosa, tomó posesión de vidrieras, fachadas y secciones de muchos locales comerciales y, sin que mucha gente supiera qué quería decir, se afincó, pues a nadie le pasó por la mente cuestionar su presencia. Por intuición y también por algún razonamiento simple hubo hablantes que asimilaron el contenido de significación de la palabra. Cuando algunos quisieron reaccionar, lo hicieron sí, pero quizá demasiado tarde: el anglicismo ya estaba enraizado. Habría que decir aquí, empleando una paremia muy uruguaya: "Ahora, andá a cantarle a Gardel".
"Sale" en inglés significa, según el Webster, "venta especial de mercaderías a precios reducidos" (cuarta acepción). "Sale" es una venta -no importa de qué producto- a precios rebajados.
A veces, los carteles de propaganda o anuncios incluyen el descuento establecido y lo hacen a menudo dando entrada a otro anglicismo: "Sale 20% off o, sobreentendiendo el sustantivo, simplemente así: 30% off".
No hay necesidad de aclarar que "sale" equivale a "liquidación". "realización" o "rebajas", todas ellas palabras de empleo permanente y canónico en el español de cualquier parte del mundo.
Con la introducción de "sale" se comete otro de tantos abusos idiomáticos, que van en aumento después que alguien descubrió la "globalización" (anglicismo semántico innecesario, pues existen "mundialización" y "universalización").
Precisamente, la condición de innecesario hace rechazable a un término extranjero, sea cual fuere la lengua de que proviene. Hay que buscar y rebuscar para hallar el sustituto privativo del español. En un noventa por ciento de los casos se lo encuentra. Para el resto hay formas de atenuar el desagrado que produce el extranjerismo crudo. Una de ellas es la hispanización del término de extranjis.
Afortunadamente, hay aún comerciantes que, haciendo gala de rasgos de humor, saben combatir lo innecesario. En una librería de Montevideo, se formó una mesa de libros rebajados y se le puso este cartel: "Sale... más barato". Alguien recordó que, en español, "sale" (verbo "salir") quiere decir, entre muchos otros significados, "cuesta" o "vale".
Héctor Balsas
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