Serie: La Singularización (XVIII)

Cuando la subjetividad es interpelada

El diferente

Gustavo Guerra

Exclusión, asimilación, integración, inclusión, inserción. Diversas corrientes sociales, institucionales y educativas han creado estas múltiples "figuras del pensar", para dar cuenta de los procesos de regulación entre un sujeto y su entorno humano. ¿Por qué tantas palabras para decir lo mismo?

Siendo todos significantes profusamente trabajados, algunos autores cuestionan el extendido uso de otros, y a veces se reivindica la validez de unos que parecían perimidos. La tentación de encontrar antinomias y similitudes entre aquellos términos es grande: ella permite la apertura a diversos cuestionamientos (por ejemplo, el significado de uno de los términos sostiene una idea contraria a la que pretende) y lleva a recordar la definición de R. Kaës: "La institución es antes que nada una formación de la sociedad y de la cultura, cuya lógica propia sigue". (1)

Todos somos pasibles, en un momento u otro, en forma transitoria o definitiva, de ser "portadores de una diferencia" con respecto a un colectivo. Pongo énfasis en el término "portador" que adquiere auge desde hace unas décadas (junto a la expansión del SIDA, la que tiene por lo menos dos vertientes: una que define a este concepto en relación con la terminología médica, y otra, en cuyo significado se vehiculiza la descalificación de un sujeto: el que lo padece).

Exclusión

El fantasma de la marginación, con sus diversos rostros: la deformidad, la hambruna, la miseria, las enfermedades incurables, la locura, la delincuencia, las minorías raciales, las "desviaciones" sexuales, ideológicas, religiosas, etc., es actualmente blanco de impacto del fenómeno de "exclusión"; esto es: ser incompatibles dos cosas, como puede encontrarse en cualquier diccionario.

Ya no se desplaza en los márgenes; existen ahora "zonas rojas", lugares exclusivos o con horarios, según la diferencia racial o sexual, etc.

Consideremos por otra parte que el término excluir está tomado del latín "clausura" -acto de cerrar-, derivado de claudêre "cerrar", "excludêre" "cerrar fuera", del participio también latino "exclûsa". (2)

La exclusión funciona con mayor gravitación en los tiempos que corren, cuando hombres y mujeres (menores de edad, jóvenes o mayores) se han convertido para la mayoría de sus gobernantes en cifras estadísticas, índices, variables económicas y conceptos de índole parecida.

Pues bien, esta forma de funcionamiento se ha tornado paradójica, dado que, al resultar cada vez mayor la población a excluir, los sistemas de clases poderosas han debido sofisticar sus métodos de autoconfinamiento, de manera tal de crear verdaderos búnkeres con sus viviendas.

Una vez más la serpiente muerde su cola. Lo "exclusivo", como elitista, es a su vez lo "excluido", pues tal como lo comprobamos, ambos derivan de "exclusa".

Asimilación

El fenómeno con las poblaciones excluidas se trastoca solo cuando se torna -desde algún punto de vista- beneficioso para un sistema social que goce de determinado poder. Así por ejemplo las ideas innovadoras, inclusive aquellas que inicialmente pueden ser ampliamente resistidas por su carácter "desviante", pueden ser benignamente diluidas y metabolizadas por un proceso de asimilación.

Pensemos en una situación que en nuestra región se ha tornado pavorosamente cotidiana. ¿Por qué un país puede tolerar una masiva inmigración?

Sin perjuicio de pensar en los ingresos "subversivos", en el sentido de la introducción ingeniosa de gente que logra no ser filtrada por los sistemas legales, la tolerancia (y todos podemos tener ejemplos) es notoria, mientras se logran ir cubriendo aquellos lugares estatutariamente descalificados y de baja rentabilidad, como son recolección, jardinería, limpieza, construcción, mantenimiento y servicios en general.

Inclusive ha habido en Europa llamados a profesionales extranjeros para cubrir zonas rurales, de alguna manera menospreciadas por las disciplinas locales. Esto no implica intrínsecamente una posibilidad integradora de la diversidad.

Tal vez una anécdota pueda servir de ejemplo: una médica pasa a ocupar un cargo de atención clínica en una región de España con ingresos estatales muy por encima de los de nuestra región, pero, para su descontento, no le llegan pacientes a su consulta por ser "sudaca"; otro profesional es altamente resistido como miembro de un equipo interdisciplinario, por los mismos motivos.

La asimilación operaría entonces hasta cubrir esos huecos sociales, más o menos desestimados por los habitantes de la propia región, pero aun así su rostro xenófobo es inocultable.

Piaget (3) define la asimilación como "…la integración de elementos exteriores a estructuras en evolución o ya acabadas de un organismo…" Utiliza esta concepción en su teoría del desarrollo intelectual y creo que puede extrapolarse de alguna manera a los aspectos sociales, económicos, políticos e institucionales abordados más arriba. En este sentido, el campo social opera a través del proceso de asimilación para, una vez más, intentar difuminar la subjetividad.

A su vez, pensar en este aspecto biologicista de la definición -por decirlo de algún modo-, es decir, "asimilación" como incorporación, me obliga a conectar su relación con los procesos identificatorios (entendidos como procesos intervinientes en la formación del psiquismo), que en forma muy sucinta desarrollaré más adelante para explicar qué hace barrera frente al diferente. Por ahora solo deseo señalar cómo su etimología convoca cierto orden de pensamiento.

Asimilar proviene de "símil" (3) derivado del b. latín "similia", semilla, referido a "aspecto, semejanza". Entre sus derivaciones cuenta con el término "semejante". En este sentido la identificación es el "Proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma…", así "La personalidad se constituye y se diferencia…" (4)

Pero ¿qué sucede cuando esos atributos nos resultan marcadamente ajenos?

INTEGRACION E INCLUSION

Los he reservado para una última instancia, por la serie de controversias que plantean.

Si se repasan artículos o bibliografía de estos últimos años se percibe rápidamente una marcada tendencia a concebir la palabra integración como un concepto "demodé", frente a la eclosión cuasi marquetinera, el boom del término inclusión, que pareciera ser el concepto por excelencia.

Propongo recorrer otra dirección: reivindicar el primero y al menos discutir el segundo por su uso inapropiado y hasta contradictorio.

Integración - Integer. Este término fue ampliamente utilizado en la década de los 80 y, tiempo más tiempo menos, se sostuvo tal vez hasta poco después de mediados de los 90.

El diccionario (5) define integrar como: "Constituir las partes un todo", "Completar un todo con las partes que faltan". Es posible encontrarle un sentido -si se quiere- realmente democrático; si hay un "todo" social, todos quienes lo "completamos" somos sus "partes".Todos sin excepción nos integramos, no son "otros" los que se integran.

A este propósito vale la pena repasar la experiencia realizada en "Dos Hermanas", una localidad de 70.000 habitantes cercana a Sevilla. Allí el SMOE (Servicio Municipal de Orientación Escolar) ideó en 1987 un proyecto denominado "Hacia la integración en Dos Hermanas". Su idea fuerza consistía en sostener que no podía haber "integración educativa" sin una previa "integración social". Por lo tanto era su objetivo apuntar a la sensibilización, la difusión y la realización de eventos nucleativos. Su lema era: Conocer = Aceptar = Integrar. (6)

La evaluación posterior fue altamente positiva, y desmenuzar su dispositivo la tornaba realmente deseable para ser aplicada en cualquier lugar; aun así, siguiendo la línea de pensamiento que estoy intentando, hubiera sido conveniente convocar con un "Vamos a integrarnos…" como forma de evitar connotaciones sobre un "los otros y nosotros" y dejar lugar a un "todos".

Esta óptica nos permitiría a su vez confrontar algunas posiciones (7) que sostienen correctamente que el prefijo "in" implica una introducción o penetración y que deducen, en consecuencia, que integrar altera un sistema cerrado, desintegra algo establecido.

INCLUSION

Puede hacer visible la transición de un término a otro (no hablo de concepto); vale el siguiente extracto de un texto tomado de Internet.

1. Integración versus Inclusión

El término inclusión está siendo adoptado en el contexto internacional (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido) con la intención de dar un paso adelante respecto a lo que ha supuesto el planteamiento integrador hasta hora. Las razones que justifican este cambio serían:

1) El concepto de inclusión comunica más claramente y con mayor exactitud, que todos los niños necesitan estar incluidos en la vida educativa y social de las escuelas del barrio, y en la sociedad en general, no únicamente dentro de la escuela ordinaria.

2) El término integración está siendo abandonado, ya que implica que la meta es integrar en la vida escolar y comunitaria a alguien o a algún grupo que está siendo ciertamente excluido. El objetivo básico de la inclusión es no dejar a nadie fuera de la escuela ordinaria, tanto educativa, física como socialmente.

3) La atención en las escuelas inclusivas se centra en cómo construir un sistema que incluya y esté estructurado para hacer frente a las necesidades de cada uno de los alumnos. No se asume que las escuelas y aulas tradicionales, que están estructuradas para satisfacer las necesidades de los llamados "normales" o la mayoría, sean apropiadas y que cualquier estudiante deba encajar en lo que ha sido diseñado para la mayoría. Por el contrario, la integración de estos alumnos lleva implícita que realmente estén incluidos y participen en la vida académica. De aquí, la responsabilidad del equipo docente de la escuela, ya que tiene que acomodar ésta a las necesidades de todos y cada uno de sus alumnos.

4) Asimismo, hay un cambio con respecto al planteamiento de ayudar sólo a estudiantes con discapacidades. El interés se centra ahora en el apoyo a las necesidades de cada miembro de la escuela.

Sin duda queda reflejado un cambio de posición y de enfoque en esta "tendencia inclusivista". Pero, ¿se justifica el cambio de un término por otro?

La trampa imaginaria se instala allí donde intentamos dar contenido a un término, si perdemos su sentido etimológico. Restrinjámonos a algunas definiciones y veremos qué concepciones subyacen a tanta expresión nocional. Incluir: "Poner una cosa dentro de otra o dentro de sus límites. Contener una cosa a otra o llevarla implícita". Si revisamos la palabra implícito, se nos presenta -al igual que en el caso anterior- una definición casi circular: "Dícese de lo incluido en otra cosa sin que esta lo exprese". (9) Se desprende de aquí, entonces, una clara sensación de ajenidad; hay algo que allí está, pero que a allí no pertenece.

Ahora bien, si continuamos con otras acepciones, hallaremos otras significaciones harto interesantes. Por ejemplo, en Matemática, "incluir" refiere a "contener un conjunto a otro" y en Metalurgia, se le llama "inclusión" al "Fragmento de escoria que, durante la colada de cualquier metal en el molde, permanece aprisionado en la masa metálica alterando su continuidad." (10)

Más allá, algunos otros ejemplos son altamente figurativos. Para la citología una "inclusión" puede presentarse bajo dos formas: como secreciones, producto de desecho celular que aun así permanece dentro de la estructura de la célula, o como un cuerpo extraño que, rodeado por la misma, permanece en su citoplasma a lo largo de su vida sin ser útil (por lo menos en apariencia) para su funcionamiento y desarrollo. Podríamos decir que este mecanismo surge ante la imposibilidad de eliminar lo que le es ajeno. (11) En un sentido similar la apicultura explica el comportamiento de la colmena ante un invasor: si éste es pequeño, luego de aguijonearlo lo arrastran y lo expulsan de su hábitat, pero si el invasor que entró por voluntad propia resulta demasiado grande para arrastrarlo hacia afuera, las abejas, tras matarlo, lo incluyen en una suerte de momificación y lo incorporan a la arquitectura colmenar.

Un rastreo etimológico del término nos conduce por similares caminos y, más aun, nos acerca sustancialmente al sentido de "exclusión" (señalado anteriormente), que en principio parecía ser opuesto en significación. Sin embargo encontramos aspectos casi idénticos: "incluir", de "includêre", al igual que "excluir", contienen ambos la cuestión del "encierro". (12)

En el artículo extractado de Internet se menciona la influencia de países anglo y franco-parlantes en el desarrollo de estas nociones, tomando como referencia a "The Concise Oxford Dictionary". (13) Allí podemos encontrar como sinónimos de "Include" términos tales como "Comprise" (comprender) y "Embrace" (abrazar, abarcar), que podrían otorgarnos una dimensión menos contundente en sus expresiones; aun así se puede constatar que Include posee la misma raíz latina y otra de sus acepciones es "shut in" ( encerrar). Por lo tanto la importación del término tampoco nos permite dar una explicación acerca de la causa de la preferencia en su utilización; si revisamos "integrate", encontramos: "Complete by adition of parts, combine into a whole",. Una vez más se confirma la pertinencia de su uso y su similitud con su significación castellana.

Ahora bien, creo que hasta aquí se han mostrado suficientes argumentos para poner en tela de juicio el uso que se le ha hado a este término. Podemos decir, de acuerdo con los desarrollos expuestos, que en definitiva la inclusión no es lo opuesto a la exclusión, sino que mas bien parece ser una forma velada de lo mismo. Y mientras que integrar implica sostener y tolerar la diferencia, incluir significa borrarla, homogeneizar, anular la riqueza de la diversidad. [Cabe preguntarse entonces, a partir de aquí, si en ello pudiera estar operando una suerte de "renegación social" (mecanismo perverso) de esas diferencias].

En tanto no se trata de ocultar las desventajas sino de instrumentar a los sujetos que las padecen, reivindico el término integración, aun cuando este pueda resultar sin duda insuficiente. Es más, tal vez podría cuestionarse la existencia misma de un término, en la medida que éste se liga a una actitud discriminatoria como fenómeno social. El sujeto "anormal", o sea apartado de la norma, de la seriación, resulta fuertemente discriminado.

El diferente nos produce dificultades de diverso orden: Comunicacionales, Conductuales, Estéticas, Edilicias, Empáticas, etc.

En definitiva, son todas interpelaciones de orden identificatorio, que hacen del diferente el depositario de nuestros propias fragilidades, temores y fallas; ilusorio espejo de nuestra incompletud, ilusorio hasta un punto tal que nos impide generar dialécticas y percibir que ese "él" puede ser "nosotros" en cualquier momento.

Se podría plantear una aparente paradoja: para una cultura civilizada, esta reacción discriminatoria resulta primitiva, vergonzante y conmueve sus principios de igualdad, moralidad y buenas costumbres, y sus ideales de justicia; al tiempo que impacta en su propia "sensibilidad" –al decir de Barrán (14)- que no la habilita para nuevas aperturas a vínculos que no posean cierta especularidad, cierto encuentro más o menos narcisista.

Va esta explicación de la mano de ciertas interrogantes. ¿Porqué una sociedad que se precia de igualitaria debe legislar en forma especial sobre la discapacidad o la diferencia? ¿Es por considerarlos especiales? O ¿por qué no se los puede considerar dentro de la misma categoría que a cualquier persona? ¿Dónde queda aquello de que todos somos iguales ante la ley? ¿Es una expresión de deseo o un intento más de borrar las diferencias? Tal vez debiéramos ser todos únicos y especiales ante la ley.

Detrás de la fachada del proteccionismo, de la solidaridad y el altruismo están inscriptos grandes prejuicios sociales y surge la caridad como posible actitud reparatoria, no haciendo quizás otra cosa que potenciar aun más la discriminación.

La inserción social, laboral, educativa y asistencial, son promotoras de humanización e independencia y evitan las compactas "guetizaciones" que generan los grupos minoritarios para defenderse de tanta hostilidad. No se necesitaría terminología alguna de no ser la discriminación un fenómeno intrínseco al comportamiento social.

Una vez planteada la utopía, remitámonos a la realidad; esto es, si entendemos inclusión como lo anteriormente explicado, la inclusión parece ser el único fenómeno vigente, y en este sentido considero que sería una palabra "adecuada" solo en la medida en que aún no se han podido alcanzar otras fases más evolucionadas de las relaciones.

No obstante, si de términos se trata, encuentro interesante considerar el uso de otro término: Inserción. Este resulta utilizado con mayor frecuencia en los ámbitos laboral y educativo, y su significación posee una repercusión mucho más amplia. Insertar proviene del latín tardío "insertare","insêrêre", derivado de "serere" que significa "entretejer, encadenar". (15). Así, insertar aparece como un concepto más participativo, ya que también constituye una aspiración colectiva la de crear una trama, entretejernos, formar redes que nos sostengan y no -como en los ejemplos mencionados arriba- que nos entrampen.

REFERENCIAS

(1) "La institución y las instituciones" R: Kaës y colaboradores. Ed. Paidós Bs. As: 1993 cit. P. 2
(2) "Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico. Vol. 1. Editorial Gredos, Madrid 1980
(3) Op. cit en (2)
(4) "Diccionario de Psicoanálisis" J. Laplanche, J.B. Pontalis Ed. Labor Bs. As. 1981
(5) "Diccionario de la Lengua Española" (Real Academia) Vigésima primera edición. Ed. Espasa España 1998.
(6) "Cuadernos de Pedagogía" artículo Somos distintos…y somos iguales. Ed. Fontalba s.a. Valencia 1991
(7) Mariano Amal Copyright "El Almanaque" Internet
(8) "Las escuelas son para todos" Pilar Arnaiz Copyright (c) 2001 El Camino (Internet)
(9) Op. Cit. en (5)
(10) Op. Cit. en (5)
Los subrayados son míos.
(11) "Diccionario de Medicina Océano Mosay" Pierre Grimal Ed. Paidós España 1989 .
(12) Op. Cit. en (2)
(13) "The Concise Oxford Dictionary" University Press, Oxford Great Britain 1974
(14) "Historia de la sensibilidad en el Uruguay" Tomos I y II José Pedro Barrán Ed. de la Banda Oriental Uruguay 1990
(15) "Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana" Joan Corominas Ed. Gredos España 1997

 

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