Dicciones

Lloviendo sobre mojado

Héctor Balsas

La imposición de una palabra en el vocabulario social rara vez se ve en su comienzo. Es casi imposible que se tenga conciencia clara de cuándo entra el vocabulario en circulación para integrarse al corpus general. Pese a ello, los caminos que se siguen -más de uno porque no siempre es el mismo- se pueden recorrer con la imaginación sin cometer demasiados errores de apreciación de fenómeno.

Una vía de entrada

Tómese el caso de un anglicismo que, en estos últimos tiempos, haya adquirido dimensiones de uso que le aseguren un futuro positivo. Anglicismos que encajan en lo antedicho hay unos cuantos. Elíjase, por ejemplo, sponsor, término que se emplea principalmente en el deporte y el mundo del espectáculo.

(Se puede recurrir también a un neologismo como dejedad, por "dejadez"; a un vocablo rehabilitado como obsoleto; a una voz inventada, como otrasión, con el significado que se desee darle.)

Sea cual fuere, alguien -queriendo o sin querer- aplicó el puntapié inicial al vocablo al usarlo por primera vez en un aviso de propaganda escrita u oral, en declaraciones a la radio o la televisión, en una conferencia, en la trasmisión de un encuentro deportivo o en situaciones parecidas. Lo cierto es que la voz inicia su recorrido a través de un medio de comunicación que llega a un gran número de oyentes y hablantes. No surge de la charla entre dos personas, las que, aunque la usen, después de mantenido el diálogo, quizá la olvidan por no darle trascendencia o quitarle valor. Y, así como se olvida la conversación, también se da fin a la vida del vocablo nuevo, que resulta ser efímera por falta de auditorio apto para transformarse en difusor.

La trasmisión mediante un poderoso órgano social de irradiación es base firme para que un término como sponsor (o cualquier otro que se quiera tomar) llegue arriba para quedarse, para desplazar a sus equivalentes vernáculos y para sufrir, con el paso del tiempo, el desgaste que muchas palabras tienen que soportar por el uso continuo y machacón.

Pues bien: la sola presencia de sponsor en un programa televisual -noticiero, relato deportivo, entrevista, serie- es capaz de llevar al vocablo a la cumbre. Como suena a nuevo, porque lo es, hay un porcentaje de oyentes que reparan en su existencia y lo hacen con mayor intensidad si no tienen noción precisa de su contenido de significación. Empieza aquí un proceso de investigación individual que suele tener una gran ramificación, ya que hay decenas de personas que se interesan por el vocablo y deciden averiguar sobre él. Desde la consulta rápida y cómoda de un diccionario bilingüe español-inglés, inglés-español (para el caso de sponsor y otros anglicismos) a la averiguación directa ante quien expuso el término, de ser posible su localización y su interpretación, hasta que otros caminos imaginables o no ahora, se extiende una gama de posibilidades que, tarde o temprano, conducen al fin perseguido, que es saber qué significa la voz en cuestión.

Por un medio o por otro, se descubre, pues, que sponsor quiere decir patrocinador o apadrinador. Este significado estaba ya en la mente de algunos oyentes o televidentes porque el contexto (o situación) y el cotexto (o marco formado por las voces inmediatas que rodean a la palabra investigada) les permitieron suponer que así era. Como no todas las personas tienen facilidad o atención adiestrada para la captación de lo nuevo, son relativamente pocas las que, desde el comienzo, tienen un buen punto de partida para llegar a la meta.

El vocablo ya está en carrera. Fue escuchado o leído por hombres y mujeres de muy diversa condición sociocultural; fue olvidado al instante por una cantidad de lectores u oyentes; quedó en la conciencia de algunos -jamás se podrá decir cuántos- que, con sus averiguaciones, contribuirán al avance del término, siempre y cuando no tomen la resolución de rechazarlo por verlo como elemento léxico perturbador u oscurecedor del sentido de la expresión o por considerarlo innecesario al existir en la lengua materna el sustituto equivalente, que a veces no es único sino múltiple.

Reacciones diversas

Es así como sponsor se multiplica. Un periodista deportivo que oyó el vocablo, lo adopta y lo utiliza en sus notas o crónicas; un profesor que leyó el artículo de ese periodista incorpora la palabra a su repertorio léxico, quizá con la idea de inyectar -junto con alguna otra palabra por el estilo- una pizca de originalidad o novelería a sus expresiones en el aula; un empresario, atraído por la sonoridad del término, lo toma para vincularlo a los productos de su empresa y así se lo hace saber a la agencia de publicidad que maneja sus intereses, la cual, si ve que en el término hay un elemento de ayuda para su labor, lo emplea en seguida. ¿Quién puede enumerar todas las reacciones y causas frente a un hecho lingüístico de esta naturaleza y complejidad? Tarea imposible, que hace muy complicada la estrategia de rechazo de aquellos que tienen intenciones de no acumular porque sí extranjerismos en su lengua propia.

La oposición a la avenida de extranjerismos se logra con una adecuada política de educación idiomática. ¡Claro que sí! Pero, mientras se organiza la forma más conveniente de atacar el virus -no una palabra sola, como elemento aislado- este ya infectó el organismo total o parcialmente. De ahí que es difícil mantener a raya esas palabras que, inesperadamente, irrumpen procedentes de lenguas extranjeras y son tomadas en préstamo, por lo general sin mucha reflexión sobre su necesidad y propiedad. Avanzan velozmente, pues el organismo encargado de velar por la lengua materna -si lo hay, y lo hay sí- no reacciona a tiempo debido a que no le es posible hacerlo por la lentitud inevitable en instituciones de esta categoría. La enseñanza -la primaria y la secundaria, por supuesto- está al frente de las fuerzas que cumplen tareas de organización y registro dentro de la lengua propia, pero su eficacia se resiente por no existir una acción decidida en relación con los temas inherentes a ella. Sería formidable que, si sponsor vio la luz en un programa radial o televisual, se acudiera rápidamente para ofrecer el remedio a la confusión o el desconocimiento que esa aparición provoca entre mucha gente. Tal vez en contadísimas ocasiones, muy particulares por la conjunción de factores favorables, se haya podido incidir con presteza y éxito seguro. Lo natural es que suceda lo contrario. Y, una vez instalada la palabra, costará mucho convencer para que se deje a un lado y se emplee el vocablo que existe en la lengua materna desde siempre o que se ofrece para enfrentar al préstamo inoportuno o agresivo.

Una visión de futuro

Este tema no se agotará nunca. Como tiene hondas raíces en las lenguas de cultura, todas ellas soportan el embate de cientos de préstamos por la marcha rauda que el mundo impone. A algunas les importa poco o nada, como sucede con el inglés; a otras, más inclinadas al mantenimiento de lo vernáculo, se les plantea un problema que, día a día, es más difícil de sobrellevar. Hoy más que ayer por lo que ha dado en llamarse "globalización" y que debería ser "universalización" en español, ya que el componente inicial ("global") de "globalización" no es el término "global" del español. Tienen igual forma, pero el primero es un anglicismo semántico por ser su contenido un concepto que en el "global" del español no existe. Compárense un diccionario inglés (el Webster, por ejemplo) y el DRAE y se verá la diferencia entre un "global" y otro.

Esta disgresión no impide volver al tema central; al contrario, crea espacio para crear conciencia acerca de que lo propio no puede ni debe ser objeto de desplazamientos inadecuados o inútiles.

Nada más lejos, con estas palabras, que la adhesión a un purismo ya vencido por el tiempo y totalmente anacrónico a fines de este milenio. Sí, en cambio, algo bien cerca de la realidad, que muestra con nitidez cómo se entrecruzan por capricho, por pereza mental, por desconocimiento impropio de la época y del avance de la formación cultural del individuo, creencias y suposiciones que dejan mucho que desear por lo frágiles y facilongas, cuando no por lo demagógicas.

 


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