Dicciones

Este, ese, aquel

Héctor Balsas

Al hablar de las palabras que llevan acento de diferenciación, se hace hincapié en el grupo formado por los pronombres demostrativos. Al respecto, hay bastante confusión, derivada del conocimiento defectuoso o el desconocimiento de una norma ortográfica, dictada por la Academia Española, que no tuvo la debida difusión cuando, en 1959, entró en vigencia con carácter preceptivo. Ni después tampoco. Inclusive los propios maestros no la consideraron con la profundidad que merece una medida de cambio.

Dice así: "Los pronombres este, ese, aquel, con sus femeninos y plurales, llevarán normalmente tilde, pero será lícito prescindir de ella cuando no exista riesgo de anfibología".

Si se desglosan los componentes de este enunciado, se tienen tres aspectos para considerar individualmente:

I) Se citan los pronombres este, ese, aquel y sus femeninos y plurales.
II) Se establece que llevarán normalmente tilde.
III) Se determina que será lícito o permitido suprimirlo si con ello no se crea anfibología.

Los pronombres demostrativos

Se mencionan los siguientes:
este (esta, estos, estas),
ese (esa, esos, esas),
aquel (aquella, aquellos, aquellas).

Hay doce formas, aunque los demostrativos, en su totalidad, son quince. Ocurre que los neutros (esto, eso, aquello) nunca llevaron tilde ni lo llevan. Por eso y porque nunca lo llevarán, quedan excluidos de esta consideración.

La normalidad de la tilde

La norma transcripta -como tantas- se apoya en nociones gramaticales que debieran ser conocidas por quienes han cursado la enseñanza primaria y, por supuesto, las etapas siguientes. Es fácil comprender que muchísima gente, luego de un tiempo sin practicar esos conocimientos, haya olvidado todo o casi todo sobre muchos puntos gramaticales. Aquí, tratándose de los demostrativos, sucede eso.

La normalidad de la acentuación de estas formas pronominales implica saber que pueden funcionar como sustantivos o como adjetivos. Hay, pues, pronombres sustantivos demostrativos y pronombres adjetivos demostrativos, aunque esta manera de expresarlo no sea la más tradicional.

La acentuación normal establece que el demostrativo femenino o masculino, singular o plural, no se tilda cuando funciona (o sea, cuando muestra su valor gramatical) como adjetivo, lo que es lo mismo que decir cuando acompaña a un sustantivo o a una estructura equivalente. Así, por ejemplo: esta casa, esos libros, aquel niño, aquel que camina por allá, ese a quien todos conocemos. Se acentúa gráficamente, en cambio, si funciona como sustantivo: ése es mi amigo, éstas son las notas que obtuvo, no hay disculpas para éstos ni para aquéllos. Que valen como sustantivos es indiscutible, porque, en los dos primeros ejemplos, son el sujeto de la oración y, en los restantes, son término de preposición (en este caso, de la preposición para).

Esta diferencia de comportamiento gramatical es la que siempre valió para poner o no poner la tilde en el demostrativo. Es una división clara y rigurosa, que ayuda al escribir.

Según la norma académica, los demostrativos pueden continuar tildándose como siempre.

Así lo hacen, en general, escritores y periodistas, y hasta gente que conoce la nueva disposición. Se atienen, pues, a lo tradicional y en ello no hay error.

Prescindencia de la tilde

Tampoco hay error si se procede de acuerdo con lo estipulado por la Academia al final de la norma. Allí dice que es posible prescindir del tilde si, al suprimirlo, no queda una expresión anfibológica.

Muy simple: los demostrativos pueden ir sin tilde si no originan mala interpretación o doble sentido al quitarlo. Si se escribe "ésas son mis instrucciones", el tilde del demostrativo se puede eliminar sin ningún inconveniente y queda "esas son mis instrucciones", aseveración que no ocasiona traspié de comprensión ni genera doble sentido.

Con esta nueva disposición ortográfica, el trabajo de este tilde se reduce al mínimo. Es más: podría decirse, con buena elasticidad, que no se necesita nunca, ya que anfibología se produce rarísima vez al suprimirlo. Debería elaborarse muy detenidamente (artificialmente) un texto para que, retirando el tilde de los demostrativos, se llegara a provocar confusión con respecto al contenido del enunciado.

Ejemplos para pensar

Téngase este ejemplo:

(I) "Trajeron lo pedido: éstos libros, ésos bancos, aquéllos cuadernos". El tilde indica que el demostrativo tiene valor sustantivo y que de acuerdo con el uso tradicional o normal debe ir con esa marca. Interpretando correctamente lo escrito, se tiene que trajeron libros las personas que están cerca del hablante (éstos), bancos las que están algo más allá (ésos) y cuadernos las que están más alejadas todavía (aquéllos).

Véase ahora:

(II) "Trajeron lo pedido; estos libros, esos bancos, aquellos cuadernos". El demostrativo tiene valor adjetivo y complementa a un sustantivo que, en estos casos, lo sigue. Se entiende que alguien aportó los libros que están cerca del hablante (estos libros), los bancos que están algo más allá (esos bancos) y los cuadernos que están más alejados todavía de quien habla (aquellos cuadernos).

En este ejemplo -muy espontáneo, que solamente se produce en la realidad por una gran excepción, suprimir el tilde causaría trastornos de comprensión, crearía anfibología cierta. La supresión sería inconveniente a todas luces. Entonces si se quiere decir lo que se expresa en (I) debe ir el tilde; si se quiere decir lo expresado en (II) debe escribirse sin tilde el demostrativo.

Sin embargo, inclusive en un caso como el presentado, hay una solución para no poner nunca el tilde y aliviar la ortografía. Véase esta nueva formulación:

(III) "Trajeron lo pedido: estos, libros; esos, bancos; aquellos, cuadernos".

Se ve que una puntuación más ajustada -pero no arbitraria- evita la anfibología y permite eliminar el tilde. Resulta trasparente que en (III) se quiere comunicar lo mismo que se expresa en (I) y que no tiene que ver con (II).

Otro ejemplo que origina problemas es el siguiente:

(I) Es esta casa de gente sencilla.

Sin el tilde pueden producirse vacilaciones sobre su contenido de significación. ¿Qué se quiere decir: que se trata de una casa en que vive gente sencilla o que se está, para mostrarla a alguien, delante de una casa de gente sencilla? El contexto o la situación ayudan para saberlo, pero, inclusive así, pueden quedar dudas. Para despejarlas y saber si el demostrativo funciona como sustantivo o como adjetivo (es decir, si se tilda o no se tilda, respectivamente) se escribirá de esta manera.

(II) Es ésta casa de gente sencilla (sustantivo).

(III) Es esta casa de gente sencilla (adjetivo).

Pero nuevamente se puede llegar a la conclusión de que el tilde se puede suprimir sin peligro de anfibología. Ello ocurre si se recurre a algún signo de puntuación que auxilie al respecto. Será un signo natural y no puesto a gusto del escribiente siguiendo una tendencia arbitraria o personal. Véase:

(IV) Es esta, casa de gente sencilla.

Así, con el agregado de una sola coma, se dice que la casa pertenece a gente sencilla, sin ínfulas ni lujos. Más aún: para expresar exactamente lo mismo, la inversión de palabras es recurso positivo:

(V) Esta es casa de gente sencilla.

Vistazo final

Como resumen, se tiene que los demostrativos se pueden escribir siempre sin tilde. Se repite: se pueden escribir. Clarísima indicación de permiso que no significa que se deban escribir. Pero, si se pueden escribir sin tilde, ¿por qué no hacerlo?, ¿por qué agregar el peso de tildes que son eliminables?, ¿por qué continuar con una costumbre vieja -aunque buena- si hay una disposición ortográfica más práctica, más cómoda? El único cuidado que habrá que tener -en contadísimas oportunidades, que podrán ser una en cien mil casos- es no dejar paso libre a la doble interpretación del mensaje.


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