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Ciberespacio y creatividad

La libertad en la red de redes la gozan aquellos quienes pueden acercarse a las nuevas tecnologías disponibles, pero para Pedro Casaldáliga, obispo del estado brasileño de Matto Grosso (1), la gran virtud del ciberespacio es que puede transformarse en un transmisor mundial de poesía y de fe.. Así consta en una página en internet nombrada "América Latina : la hora del ciberespacio".

Mucho se ha hablado sobre las ventajas de internet, sobre la democratización de la información. A saber: libertad de acceso, diversidad de temas a través de las páginas Web, nueva modalidad de comunicación a través de las chats, disposición las 24 horas del día de toda información necesaria, aventura de navegar por sitios desconocidos, dialogar sin censura. Ventajas que, frase hecha mediante, benefician a la estrepitosa cantidad de más de treinta millones de personas en el mundo. Si bien está claro que ventajas son ventajas, queda todavía mucho por navegar.

Lo que es estrepitoso no es solamente el número (dado que éste nos habla de la rápida divulgación que ha tenido Internet), sino que estrepitosa es, además, la distribución regional de los usuarios en el mundo. El 80 % de los más de 30 millones de usuarios de Internet se concentran en los países desarrollados, sólo 11,2 % de la población de América Latina tiene acceso a un teléfono, medio indispensable para conectarse a la red. En las naciones del Norte se registra un promedio de más de quince computadoras personales por cada cien habitantes. En México, uno de los países más poblados de América Latina, esa relación es apenas de dos por 100 y sólo 5,6 % de sus habitantes saben cómo usar una computadora. En doce países de América Latina, el número de usuarios de Internet es ahora de alrededor de un millón (menos de 0,5 por ciento de la población del área) y crece a tal ritmo que en 1997 podría más que triplicarse, según datos que aparecen en la misma página mencionada más ariba.

Las dos tecnologías asociadas: los ordenadores y las comunicaciones por satélite y cable están dando lugar en algunos sectores a nuevas realidades políticas, sociales y culturales. La rapidez de los cambios hace difícil a los estudiosos de la evolución y el impacto de estas tecnologías sobre las sociedades, evitar los comentarios obsoletos. Pero en algo muchos coinciden: los treinta millones de usuarios que acceden fácilmente a las nuevas tecnologías son una imagen del espejo del mundo en que vivimos. Y es que además del ordenador y servicio de telefonía capaces de realizar la conexión, necesitamos al menos haber oído hablar de Internet. Para los países que ya han adoptado esta herramienta, la red de redes ya es concepto e idea, pero para muchos todavía ni siquiera es.

Muchos expertos aseguran que ya estamos en la era de la información, otros en una transición que llevará varias décadas más en definirse. Lo que es cierto es que la utilización de las nuevas tecnologías con fines comerciales o militares data de los años 60, y desde allí en más la evolución y su uso en estos ámbitos no ha sido precisamente de poesía. La tan publicitada Guerra del Golfo hace que nuestro lenguaje hoy día se vea enriquecido con un nuevo término teleguerras, misiles enviados desde una pantalla y un satélite a un punto muy preciso del planeta. Seguramente la evolución en el ámbito militar del uso de las tecnologías existentes y de otras que vendrán no mejoren esa imagen del mundo en que vivimos sino posiblemente la agudicen en sus aspectos negativos. No es precisamente a esto que se refería el que hablaba de poesía y esperanza.

En 1986 William Gibson en el libro "Neuromancer", fue el primero en utilizar el término ciberespacio haciendo referencia a la red de comunicación global a través de ordenadores. Este término fue asimilado con rapidez por los usuarios de la red. El ciberespacio sugiere una nueva modalidad de interacción, el espacio interactivo que genera la conexión a la red entre el usuario y el uso de esta herramienta, es uno de los más estudiados en el terreno educativo. Es reciente el uso educativo en internet, pero no son pocas las experiencias que existen y en todos los continentes.

Son entonces treinta millones de personas las que acceden a este ciberespacio, con todas las ventajas antes citadas. La cuestión es, para muchos usuarios entre ellos tantas organizaciones, cómo hacer para que este espacio sea utilizado de manera tal que aquellos que están en la otra cara del espejo y que no se reflejan en él puedan al menos hacer oir sus voces y que además el espacio eduque, forme e informe. Tenemos muchos ejemplos de esto, sin ir muy lejos, el EZLN en Chiapas, tiene ya varias páginas desde distintas organizaciones sociales para discutir el presente y el futuro de sus reivindicaciones, problemas, penurias y esperanzas. La otra cara de las sociedades de la era de la información se hace oir en internet.

Será posiblemente la creatividad de los usuarios de la red y de los interesados en desarrollar los conceptos y las modalidades educativas necesarias, la que colabore y por qué no, defina, a la hora de acortar las desiguales brechas sociales y tecnológicas en la era de la información.

En nuestro lenguaje también existen otros términos, por lo menos estos sí con un poco de poesía, ciberamigos es uno de ellos. La esperanza es que podamos a través de la red enriquecernos y transmitir un poco de poesía sazonada con un grano de locura.

Vivian Gilles


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