18/4/92

LA ULTIMA ETAPA DE LA REDENCION TOTAL

María Isabel, Milagro. Misión. ¿Qué más agregarían? Peregrino, Misión. ¿Y qué más? Agua de manantial, Ana. Bueno, mi Señor, ahora tenemos, Milagro, Peregrino Misión y Agua de manantial.
Hace años, mi Señor, que TU me habías mostrado en un lugar de la Fortaleza que de pronto surgiría un agua que era un manantial, que esa agua rompería una piedra y surgiría. Y que esa agua sería llevada en el hueco de las manos por muchos y nunca terminaría, sería dar de beber a tantos sedientos y como un milagro podían incluso lavar heridas, ir con esa agua, recorrer caminos, y esa agua siempre en el hueco de las manos. Lavarla, parece que tendría que terminarse, pero no, ahí siempre estaba...

Misión grande y sublime,
que muy pronto todos mis hijos la cumplirán,
junto a Aquel, el Hijo, el que redime,
la última etapa de la Redención total.
Misión, Peregrinos,
ya no serán desfallecientes,
ya no serán esos peregrinos
cansados por los caminos,
sino sentirán la gracia y la fuerza en cada ser,
para poder ayudar a tantos.
Misión divina para toda la Tierra,
a ningún rincón dejarán de llevar vuestra luz,
porque la luz surgirá
en cada uno de ustedes,
de mis hijos todos.
Y así la Tierra
será más luminosa que el mismo sol.

Mi Señor, estás mostrándome tantas cosas y tantas maravillas.

Ese manantial que pidieron,
ese manantial no sólo en un lugar surgirá,
ese manantial simultáneamente surgirá
en muchos lugares de la Tierra,
porque es el Agua prometida
y como si fueran de una Samaria,
como samaritanos,
así también cuántos de mis hijos correrán.
Como tu dijiste -me dice a mi-
a lavar las heridas,

Sí, pero si lo dije es porque TU me lo enseñaste primero, mi Señor.

A lavar las heridas,
a saciar la sed,
a también brindarla a la Tierra,
porque hasta los desiertos verán reverdecer.
Misión, sí, Misión cual nunca se vió,
desde la Creación esperándose está,
pero nada debía ser fuera de los Tiempos.
Este es el Tiempo de los Tiempos
en que todo se cumplirá.
Mis ángeles en sus estrellas,
también ellos descenderán,
para colaborar en esta Misión
junto al Cristo al que ayudarán.
Será una colaboración total,
huérfano nadie se sentirá,
tendrán la gracia divina de sentirse también
como fuentes, como manantiales,
quien tenga sed, como tantas veces he dicho,
vendrá y de ustedes beberá.
Sed de fe, sed de amor, sed de comprensión,
sed de paz, y esa paz se va a sellar,
en todos los lugares, hijos míos, así es,
la Bendición de MI hacia ustedes
y de ustedes a los demás.
No quedará ni siquiera una espina
sin recibir la Bendición.
Recuérdenlo, manantiales, son ustedes también.
Adelante, mis benditos,
Adelante, en la Divinidad también los creé.
Adelante, hijos míos,
peregrinos por los caminos
peregrinos en la Misión,
peregrinos cumpliendo en todo,
sin sentir el cansancio,
sino siempre renovados con nuevos bríos,
hasta haberlo cumplido todo.
Y entonces sí, la Tierra Prometida,
toda la Tierra y en Paz,
que nadie quedará enlodado,
porque ustedes habrán de limpiarlo diciendo:
el lodo lo conocí yo también,
lo sentí hasta en mis ojos, en mi boca,
en mis manos y en mis pies,
así sé cómo puedo comprender,
así sé cómo puedo ayudar.
Y así como manantiales,
sintiendo como la fuente divina de cada corazón,
surgirá esa Agua prometida,
para lavar no sólo el lodo,
que dije restañar también las heridas.
Amén


Montevideo, 11/12/93

FUENTE MARAVILLOSA EN EL CERRO

Fuente y camino. Gotas de rocío. Felicidad.

Tomamos esto ahora y después seguimos.
Me estás mostrando, una fuente maravillosa y esa fuente me la estás mostrando, mi Señor, ahí, en el Cerro de Montevideo. Veo que van muchos caminos hacia allí, de atrás de la fortaleza, incluso del mar, de muchos lugares y está esa fuente. Pero esa fuente brota con tanta fuerza que es algo sorprendente. Cómo al brotar esa fuente con tanta fuerza son como gotas de rocío que caen sobre tantos seres, pero sobre todo es como mirar a lo alto y la gota de rocío cae en la boca y es como saciar la sed. Sed ¿de qué? sed de ternura como tantas veces dices TU o en qué sentido, mi Señor.

Muy pronto surgirá la fuente divina,
fuente y a ella cuántos caminos conducirán,
y también la fuente se sentirá que tiene una fuerza,
porque en esa fuente estoy YO.
Por lo tanto, el alma también en ella estará.
Como gotas de rocío que va a esparcir,
y que muchos de mis hijos van a recibir,
serán sonrisas, serán maravillas
y todo ello traerá esa felicidad,
esa que están esperando.
Cuántos dicen: ¿Y por qué a mi?!

Sí, mi Señor, me perdonas que te interrumpa, ayer las llamadas que hubieron, nunca el teléfono sonó tanto, era constantemente, y era otro y otro y a cual más desgarrante. Cuando una señora dijo: Y ¿por qué a mí? Y yo dije, sí, de veras, porqué a tí, por qué a tantas madres en Somalia, tantas ven morir a sus hijos de hambre entre sus brazos. Cuántas en Bosnia, sus hijos despedazados, también ellas dirán: ¿Por qué a mí?
Pero TU estás mostrando, mi Señor, la recuperación total de toda la Tierra y ahí es la felicidad. Y ya nadie dirá: ¿Por qué a mí? sino dirá ¿Ahora a mí? Y sentirá, porque me estás mostrando como que aquello que recibe lo quiere ofrecer a otros, pero ve que también lo tienen.

Es que la felicidad será para todos,
promesa y realidad,
muy pronto se cierra una puerta,
la puerta del dolor
y se da paso a aquel umbral maravilloso,
a esa, que no hay puertas,
porque es la de la felicidad,
la del eterno amor,
la de la unión perfecta.
Ya nadie se enfrentará,
sino por el contrario,
mis hijos, estén donde estén,
así sea con el pensamiento,
así sea con los bracitos del corazón,
se sentirán fuertemente abrazar
y a todos los envolverá el divino perdón.
Y ¿saben cómo es?
no es que YO tenga que perdonar,
si Soy Padre ¿perdón de qué?
si Soy Padre y todo lo puedo comprender,
soy el Dios que en el Cielo los creó,
el perdón será ese,
de que muchos dirán: cómo te herí,
cómo te ofendí, cómo te enlodé,
¿me podrás perdonar?
Y el otro responderá:
Perdonarte de qué,
ven, que mis brazos abiertos están.
Y ahí será la gran maravilla,
y ahí ya comienza en toda la Tierra
la tan prometida, la tan anhelada,
la tan anunciada felicidad.
Amén


Ir a siguiente página (36)
Volver a página anterior (34)
Volver a índice - CUANDO -Las señales
Volver a página del Mesías
Volver a página de Entrada