Montevideo, 02/09/95

LAS DULCES VISITAS

Oscuridad y gritos en la noche. Vuelvo a decir: la dulce visita. ¿Quién eres? Salud. Cariño. Luz.
Mi Señor....

Las dulces visitas pronto se multiplicarán,
las dulces visitas que los corazones vienen a alegrar,
las dulces visitas en los palacios y en los lugares más destruidos,
esas dulces visitas van a llegar,
y todo será por fin reconstruido.
Y esas noches, esos temores, esos gritos,
pero esas nubes también, esos velos como esos tules,
pero todo será inundado de luz,
ya nadie a nada va a temer.
Que eso que vengo anunciando,
no olviden, las estrellas se están acercando,
se acercan tanto, tanto...!
Y serán también invitados,
y ascenderán a las estrellas.
Y ahí el primer encuentro, con esos vuestros hermanos.
Ya comprenderán qué diferencia hay,
que son más poderosos,
que tienen un avance, que acá no se ha logrado,
pero cuando puedan ver dentro de ellos,
son exactamente como ustedes,
llenos de ternura,
son vuestros hermanos.
Ellos traen luz y alegría por doquier.
La luz se la están presentando,
pero ustedes son luces también,
no olviden, benditos míos,
que no están en una oscuridad,
se encuentran sí, muchas veces sombríos,
pero muy pronto esas dulces visitas que aguardando están,
como en aquel pesebre cuando aquel niño nació,
ese niño ha llegado a hombre y se ofreció con amor,
ustedes también lo hicieron,
y lo hicieron ¿por qué?
Porque era obra de cariño,
van a recibir cariño, como también lo saben ofrecer.
No es decir para mí, para mí, y tomar de aquí o de allá,
sino toma, cuánto necesitas, mi cariño en todo está.
Y entonces, ya no habrá temor.
Y esos tules, esas cosas que se están presentando,
serán también como esas nubes,
tan sutiles, que algunas son muy oscuras.
Y esos gritos en las noches, esos alaridos,
que el aire van desgarrando,
ya no habrá nada......

Mi Señor.........
...que se repita.

Mi Señor, me hiciste escuchar rugir de cañones otra vez. No, por favor, mi Señor, no por favor, TU estás en todo. TU has dicho que si un hijo disparando un cañón te hace volar en pedazos, con cada trocito, TU decías, de tu cuerpo, besarías la mano de tu hijo. Y cuando dicen: Dios te hace esto, Dios te hace aquello.... yo sé que ese Dios no eres TU, yo sé que TU eres el Dios de Amor. El Dios que se arranca el corazón y si los hijos lo despedazan con los pies, TU estarías con tus trozos de corazón besando los pies de tus hijos. Ya me lo mostraste eso, por eso quiero repetirlo, para que comprendan lo que eres TU.
Cuántas veces, como esta bendita Nelly, ¿por qué le llevaste.....? Porque ellos se ofrecieron, también, TU me dijiste. Se ofrecieron para partir, como se ofreció Jesús. Como se ofreció aquella madre en el calvario, en aquel dolor. Se ofrecieron también tus hijos, acá, en Bosnia, en Chechenia, en Ruanda. También se ofrecieron por amor, para rescatarlos, que nadie se pierda. Y TU dices que nadie se perderá. ¿Puede faltar un hijo en la casa celestial? No, sabemos que no, mi Señor...

Pero los que en lo humano lo ignoran,
no deben de temer que llega la Divina Aurora,
y ya no habrá nada, nada, que pueda en nada oscurecer.
Ustedes son luces también,
luces que se fusionarán con la otra luz que llega,
como una sola luz inmensa.

Sí, mi Señor, TU muchas veces me dijiste que nadie verá en sí la luz, será feliz de verla en todos, pero nadie la verá en sí, la verá en otros y tendrá alegría, no dirá: Y a mí ¿por qué? No, al contrario. ¡Qué hermoso es ver a aquél iluminado y a ti, y a ti, y a ti...! Y cómo me has dicho que el sol dirá: ¡Ay! ¡Cómo me ilumina la Tierra, me encandila, qué hermoso es!

Como que el sol puede decir:
al fin yo puedo descansar,
después de tanto que alumbré.
Amén


Montevideo, 16/09/95

LAS ESTRELLAS LLEGAN

Mal descubierto. Lucero verde. Primavera.

Los males descubiertos serán
y rápidamente se va a transformar.
Ya no será el mal que sea descubierto y se diga,
¿Para cuánto tiempo? ¿Por cuánto esto será?
Sino, como en una primavera después del invierno frío y cruel,
después de las nieves y de los vientos,
y del tronar, no de los cañones, sino del mismo tiempo,
llega esa primavera, esa maravilla que estará en toda la Tierra.
Y entonces verán, como en ese reverdecer,
reverdecer de una gran esperanza,
van a comprender, hijos míos tan amados,
que los males serán transformados,
ya no habrá enfermedad,
ya no habrá temor,
porque el temor también es como un mal,
el mal que inunda al ser,
y después lo distorsiona a tal punto
que se siente destruir él también.
El temor, la ansiedad, las obligaciones,
sentirse esclavos en tantos sentidos,
pero esos luceros verdes,
también simbolizan el verde que vengo prometiendo
y pronto todo será cumplido.
Esos luceros verdes a la vista están,
pero habrá otras luces que los vienes también a acompañar,
que se les llama luceros, las estrellas y bienvenidas son,
las estrellas llegan, mis ángeles, ángeles como ustedes,
descienden por fin a la tierra,
para unirse en el gran abrazo, en la gran cordialidad.
Y ellos vienen también con temor.
A no temer cuando se diga,
¡uy! que son así, que son asá, qué horrible, qué va a suceder...!
No, ¡alegría, bienvenidos y bienaventurados podemos sentirnos,
de podernos abrazar a todos ellos.
Sí, benditos hijos, el abrazo entre todos,
como en una primavera que comienza
y ya no habrán ni inviernos crudos,
ni veranos sofocantes, sino primavera siempre,
porque tampoco habrá otoños,
donde todo se seca y las hojas se vuelan,
como se vuelan las esperanzas.
No, las hojas permanecerán verdes,
pero cada vez más firmes, más maravillosas
y en ese divino florecer.
No olviden que ustedes son como capullos de rosas,
pero ya espinas no habrán jamás.
Amén



Montevideo, 20/01/96

PLATOS VOLADORES, ESTRELLAS

Platos voladores blancos por cantidad. Están llegando las estrellas, como TU les dices. Sarita dijo: Platos voladores, Tu les llamas Estrellas. En la antigüedad les llamaban Carros de fuego. ¿Qué tienes para decir, mi Señor?

Que las estrellas se están acercando,
testimonio muchos hijos dan,
que en alguno como en Joel en la Antigüedad ya había anunciado,
en sueños o en visiones, en sueños acaba de decir mi Sarita,
vio como una gran legión de platos, muy blancos, muy blancos,
representan que vienen en armonía, en paz,
en esa dulce y sagrada Misión.
Sí, platos, platos como le llamen, no importa el nombre que tienen,
pero ahí también vienen mis ángeles, humanos como todos ustedes
y vienen para unirse y colaborar en esa total redención.
Cuántos abrazos, cuánta ternura, nunca teman, almas mías
que entre ellos no hay ninguno que pueda decir,
vamos para... llevar una hora más dura.
No, vienen con amor, si entre ellos hubiera distintos
de la Tierra se hubieran apoderado hace ya cuántos, cuántos siglos,
cuando no había nada con qué defenderse.
Por lo tanto, son seres que vienen legionarios de Amor y de Paz,
brazos abiertos, cuántos ya están recibiendo conocimientos,
porque ellos se están comunicando de una manera sencilla,
en un respirar, en una presencia, pero no hay nadie, en sentirse nombrar.
Ellos, esos hijos míos, hijos como ustedes también,
ya tienen todo dispuesto, pero esperando el momento de decir:
¡vamos! la gran maratón, envolvemos a la Tierra
como en un trozo de Cielo.
Amén


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