12/09/92

EL UNIVERSO CONGREGADO EN FELICIDAD

Luis, Siete trompetas. Gloria, piedra que llegó del Cielo. Bien, y ahora, mi Señor.
Ahí me estás mostrando, mi Señor, una cruz de piedra, la veo suspendida y ahora estoy viendo los siete ángeles, cada uno con su trompeta. Y otra vez, en esa cruz de piedra, la piedra que llegó del Cielo, pero... mi Señor, me estás mostrando a cada uno y lo veo como una piedra preciosa, no en el valor material, acá, de la Tierra, como piedras preciosas que llegaron del Cielo y están formando la gran corona de la Tierra, y veo que todos, todos se unieron para formar esa corona, pero es divina, divina. Los colores que irradian las piedras son tan sorprendentes que no hay un arco iris que se pueda comparar con eso, porque irradian y se mezclan los colores y van hacia arriba y van hacia abajo... pero de pronto esa piedra está, esa piedra, esa corona que está circunvalando toda la Tierra está mismo, en el corazón de esa cruz, esa cruz de piedra. Pero, dice el Padre:

Ustedes son también piedras que llegaron del Cielo,
ustedes son piedras,
y aunque Gloria lo pidió,
no se ha sentido como una Gloria terrena,
porque ha sentido también como ustedes,
tantas veces la desesperación.
Piedras que llegaron del Cielo,
piedras para cimentar la Nueva Jerusalem
pero luego toda la Tierra,
será esa Nueva Jerusalem,
no habrá lugar en que haya una frontera,
sino la Tierra para todos, por fin,
almas mías, será.
Y no olviden que son árboles
de los frutos divinos,
que ninguno, ninguno se corrompe,
ninguno habrá que tirar,
al contrario, mis benditos,
adelante en estos caminos!
caminos de dulzura y de paz.

Y ahora, mi Señor, otra vez, esa cruz de piedra, pero todos formando la corona con las piedras preciosas.
Pero de pronto la piedra comienza a irradiar, y ahí están los siete ángeles cada uno con su trompeta. Pero estoy viendo que cada ángel tiene más de una trompeta. Ahí está, el que enfoca al norte como mostraste otras veces, el que está hacia el sur, el que está hacia el este y el que está hacia el oeste en la cruz. El que está en el centro.... el que enfoca las trompetas hacia lo alto y el que enfoca hacia la parte baja. Y dice EL:

Los siete ángeles con sus trompetas,
y trompetas como en notas musicales serán,
que no será ya una alerta
hacia el Universo partiendo de la Tierra,
que es el corazón del Universo,
sino que llegarán para unir a todo
porque el Universo entero
en felicidad se congregará.
Angeles con sus trompetas,
pero cada uno siete trompetas también,
como las notas musicales,
do re mi fa sol la..... SIIIIIIIIIII -dice EL-
llegamos al Si final,
el SI del gran momento,
de la total felicidad.
Amén



Montevideo, 04/06/94

SIETE ANGELES CON TROMPETAS

Nube blanca, Rosalía. Amagda, Constitución y Belén. Mirta, ya que se habló de Apocalipsis y de Profecía, los siete ángeles con las siete copas.
Veo una nube blanca. De pronto se oscurece la nube blanca, pero cuando viene llegando se transforma en blanca otra vez y toma la forma como de una boca, y parece que la nube hablara, esa boca habla. No entiendo lo que dice, pero de pronto es como si ángeles surgieran por varios lados, alrededor de esa boca, con sus trompetas. No veo copas, veo trompetas.
Ahora sí de pronto la trompeta la levantan y aparece como un cáliz. Ahí están.
Y dice EL:

Se anunciaron las siete copas amargas,
los ayes, los gemidos, pero también los alaridos.
Pero pronto esas copas se van a transformar en gloriosos brindis,
pero no de alcohol para poderse embriagar.
Ya la nube blanca, ya no se va a oscurecer más,
será de una blancura que la nieve parecerá oscura
al lado de esa nube, porque irradiará paz.
También como una boca y mis ángeles que llegan también,
los verán a esos ángeles...

Mi Señor, son ángeles o son las estrellas que parecen ángeles con sus trompetas. Y de pronto las trompetas esas las paran y parecen esos cálices maravillosos donde ya no hay gemidos, ya no es el amargor que hay que beber, sino que es, TU dijiste, pero es como un néctar, mi Señor, un néctar tan dulce y tan delicado que es compartido por todos, es ofrecido a todos.
Como cuando TU mostraste, mi Señor, pero no quiero perderme en lo demás que habían puesto también.

Sí, dice EL, después esto lo aclararé.
Constitución y Belén,
esos ángeles míos,
ángeles que fueron en el Cielo,
también ellos se ofrecieron
para vivir, como tú lo has dicho, como una segunda Bosnia.
Pero no deben de temer, que hay una luz que viene a iluminarlos,
y no serán guiados por los caminos
sino esa luz viene a fortalecerlos, a asegurarlos en todo sentido,
en el amor, en la comprensión, en la fe.
No teman, vuelvo a reiterarles,
que pronto esa luz surge y verán que a través de esa luz,
esos hijos míos que se ofrecieron para tormentos aún mayores,
YO los llevo en MI para poderlos aliviar,
no hubieran podido resistir, no hubieran podido llegar hasta acá.
Pero ahora vuelvo nuevamente a aquellos ángeles,
como una vez te mostré -me dice a mí-

Sí, mi Señor, me mostraste como una cruz. Y esa cruz señalaba norte, sur, este y oeste, los cuatro puntos cardinales y había un ángel hacia cada extremo, había un ángel en el centro, había un ángel que la trompeta era hacia abajo y otra hacia lo alto, o sea que estaban los siete ángeles con sus trompetas. Hoy muestras esos siete ángeles con sus trompetas, pero se transforman como en caliz. Ahora estoy viendo todos cómo unen, estén donde estén, son gigantescos, unen las siete copas....... ha sido como música al sonar una con la otra.... ha sido como notas musicales....... las siete notas musicales, recién caigo en la cuenta: do, re, mi, fa, sol, la, si. Pero formaron una música divina. Siempre tus sorpresas, mi Señor, siempre tus sorpresas.
Y es como si de pronto de esa cruz gigantesca bajaran como estrellitas, estrellitas y más estrellitas. Y de esas estrellitas están ofreciendo el maná. Aquel maná que recibieron en la antigüedad este maná lo van a recibir....... Mi Señor, pero que sea Tu Palabra.... Porque yo puedo equivocarme, digo lo que veo.

Ya también he prometido que un nuevo maná todos tendrán.
No quedará sin su partícula ningún hijo,
y todos en la misma medida lo recibirán.
Pero cada uno mirará si aquél lo tiene,
porque no lo querrá tomar para sí.
Cuando tenga la seguridad que todos lo poseen,
entonces sí, como un brindis también
y a un mismo tiempo lo podrán recibir.
Así, todo se irá presentando y cumpliendo a la vez,
la Tierra es para todos como también el Universo.
Serán invitados a subir a las estrellas
para obrar milagros también
con esos hijos míos, ángeles como ustedes también.
Angeles que quisieron venir como humanos,
tropezar, desgarrarse, y sentirse agredir,
pero cuántas veces también agredieron,
porque no querían ser superiores a ninguno,
no querían ser jueces de los hermanos,
sino por el contrario, poner la piedra para tropezar en ella, herirse,
si ustedes querían sentirse hasta aplastar por las mismas piedras,
y eso no lo permití.

¿Qué son, mi Señor las piedras?
Son las distintas situaciones
por las que se ofrecieron y quieren pasar.
Pero llegamos ya al término del dolor para la redención total.
No olviden, no soy el Dios, ni el Padre de un grupo,
sino de todos mis hijos.
Por lo tanto, aquél que se ofreció, no se ofreció por uno solo,
se ofreció por todos.
Y cuando dijo hermanos contra hermanos, no es para apartar,
sino para unirlos en un abrazo,
que ya ese abrazo será de Eternidad.
Amén


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