Montevideo, 11/11/95

ANGELES CON TROMPETAS

Mi Señor, y ahora TU ¿qué vas a decir...?

Qué voy a decir...
La Tierra está entre mis manos, la Tierra no se va a derrumbar.
La Tierra está sufriendo y ¿cómo está mi corazón?
mi corazón también hecho de tierra,
porque así me quise YO también consagrar.
Son como aquel Divino Pan que de un Sagrario salió,
el Sagrario era nuestro Cielo
y el Pan era un pan inmenso compuesto por todos mis hijos,
pero también se sintieron desintegrar.
Trocitos a trocitos, despedazados, partidos,
así se sintieron tantas veces,
y YO con cada uno de mis hijos.
Pero aquel sagrario del que salieron,
como hostias que también se ofrecieron,
pronto sentirán, la Tierra como el Gran Sagrario,
lleno de campanas, y cada campanario como notas de música
que todo lo va a alegrar.
Y esas notas están en cada corazón también.
Los Bendigo como bendigo el pan,
los bendigo como bendigo el agua
que van también a llevar.
Los bendigo sobre todo porque son mis hijos,
ninguno de mi Cielo puede faltar,
ninguno de mi corazón tampoco escapará.
No tiene puertas, piensan que alguno quiere salir.....?
No, ninguno sale de aquí,
aquí tienen amor, aquí tienen piedad,
soy Padre, y jamás digo YO:
arrodíllate, rézame y agradéceme.

Sí, mi Señor, cuando dicen: Gracias a Dios...

¡No! YO me arrodillo,
YO agradezco,
YO digo, gracias, hijos míos,
porque se ofrecieron al sacrificio.
Gracias, hijos míos, estuvieron en cuántos calvarios de la vida,
calvarios sin ser las cruces aquellas de hace dos mil años,
calvarios de situaciones, de temores, de dudas, de amarguras,
cómo no lo he de saber si estoy YO en cada ser.
Las cruces pesadas son, invisibles son, sí lo sé,
pero pronto todo se transforma,
este es el tiempo que se anunció,
tiempo de la infinita Gloria que todo lo viene a ofrecer,
porque la Gloria también es Amor.

Y ahora, estoy viendo cómo la Paloma, como siempre, Paloma y cuántos al verla gritan, siempre veo esto, sí, esto se repite: Espíritu Santo desciende en mí, Espíritu Santo ven a mi. Pero la palomita es sencilla, camina, camina, mira para todos lados, está triste la palomita. Pero de pronto se sacude, sacude todas sus plumas, hace así... y crece, crece maravillosamente. Y veo como que una patita de la paloma creció tanto, tanto, tanto, es tan inmensa que una patita está en Brasil y la otra está en Venezuela. Nunca... si no hubiera sido por esto, nunca me hubieras mostrado esto, mi Señor. Bien que digo, entre TU y tus hijos preparan todo. ¡Qué asombroso! Ahí está la paloma, una patita en un lugar y la otra patita en el otro sitio. Inclina la cabecita y mira. Pero de pronto junta las patitas, se eleva, con las alas toma todo... pero ya no es sólo Venezuela y Brasil, es el mundo entero que toma entre las alas. Y mientras toma el mundo entero se comienza a transformar en la Madre.
Esa Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, como dijo tantas veces, Padre, Hijo y Madre, la Paloma que es la Madre de todos. Ahí está, grandiosa. Pero ahora sí, de su corazón parten arco iris para todos lados. Arco iris, cuándo es que esos arco iris que TU dices representan el tiempo bueno, mi Señor, para todos. Cuándo va a ser, por TU mismo dolor, como te digo siempre. Que Tu podrás sonreír y ser feliz el día que veas que todos son felices. Porque estoy segura que si ves al más pequeño gusanito que esté sufriendo habiendo felicidad, TU no serás feliz hasta que no veas la felicidad hasta en el gusanito. Mira si te conoceré, si te conoceré, mi Señor. Por favor, no respetes más las profecías, te lo he pedido tantas veces, termina con todo, por TI mismo, así ves a tus hijos felices y TU eres también un Papá dichoso. Ahí me muestras otra vez esa Madre. Esa Madre y su corazón sigue despidiendo Arco Iris, van en todas las direcciones, van a las estrellas, van a los soles, a las lunas, que se multiplican, van a todos los sitios. Pero todo su plumaje ha cambiado, porque el vestido estaba formado de plumas y de arco iris, ahora. Con las alas ha hecho varias formas en un momento. De pronto las unió las alas detrás de Ella y formó un triángulo. Y ahí, en ese triángulo, en las alas, representado en todas las plumas, estaban todos tus hijos. Como TU dices tantas veces, cada uno es Trinidad. ¡Qué grandioso! De pronto ya no hizo el Triángulo, formó un gran corazón, obra del amor. De pronto las alas las abrió y forma como una boca gigantesca. Una boca... quisiera ver que esa boca que formaron las alas sonría. No, se une, se hace chiquita y es como un beso que lo envuelve todo. Pero sé que llega el momento en que también hasta las alas van a sonreír, con ternura, con esa dulzura inmensa.
Y dice el Padre:

Estamos en el tiempo de abrir las grandes puertas.
Las puertas al Nuevo Mundo siendo el mismo,
no es fin de la Tierra sino fin del dolor,
fin de las guerras, fin de la enfermedad.

Mi Señor, pero estoy viendo las estrellas que llegaron. Y tus ángeles se están proyectando y están descendiendo. Veo cuántos ángeles han descendido, mi Señor, y es como ver también a Tu Hijo, entre ellos descender también. Y veo que es como una ráfaga maravillosa que lo envuelve todo. No pido para mí, por favor. Pero sí pido, en todo lo más maravilloso, como salud, armonía, amor, bueno... si hay armonía quiere decir que hay amor.... Pido todo para todos. Nadie quede afuera, por favor.

Nada quedará afuera, dice EL,

Y Ella mirando ahora el agua, es como si al mirar el agua, es algo realmente sorprendente, pero es como si cubriera todo.... no sé quien habrá hecho este trabajo tan bonito... es como si de pronto lo cubrieran todo con un manto y de pronto al descubrirlo es como si surgieran fuentes, fuentes divinas, fuentes luminosas, fuentes que al brotar también son música. Y dice el Padre:

Es que todo pronto música será.
Así todo es bendecido, nada sin bendición quedará.
Así como... no digamos son unos pancitos,
no, como el que la Tierra dividida está...
No, no miremos esto, hijos amados, sino todo unido.

Pero, mi Señor, ahora me estás mostrando y los cambias de forma. Y presentas, norte, sur, este y oeste. De pronto veo que todo gira y ya no se sabe cuál es el norte, cuál es el sur....

No, dice EL,
¿Te acuerdas cuando eras pequeña,
cuando el organillero iba con el organito tocando su musiquita...?

Sí, veo como el organito que va girando y va girando y es música también, pero recuerdo que había un monito que sacaba como una cédula..... Mira, mi Señor, que no me acordaba de aquello y me lo traes a la memoria, el organillero, aquello..... pero ¿qué representa acá?

¿Quién saca la cédula? -dice EL-, y ¿qué dice la cédula?
"Bienvenidos todos a la Nueva Jerusalem,
Bienvenidos todos porque acá no hay puertas".

Sí, mi Señor, pero ahora me estás mostrando que toda la Tierra es la Nueva Jesuralem.

Bienvenidos todos, vienen desde las estrellas,
a la Tierra, la Nueva Jerusalem.
Bienvenidos todos......
No sigas sacando, dice, porque son sorpresas maravillosas,
que cada una en su momento será.

Nunca me mostraste esto. Pero ahora me estás mostrando, mi Señor, siete Angeles con trompetas. Al norte, al sur, al este, al oeste, a lo alto, abajo y al centro.

Así son ustedes,
como ángeles con trompetas invisibles,
llamando por doquier a vuestros hermanos
que se encuentran como perdidos
en estos momentos de desolación, hijos míos.
Pero ustedes les darán también la fuerza
¡Vamos, adelante!! La nueva diana que pronto sonará,
la nueva diana, no para asustar, sino para llamar,
es hora, es hora ya de comenzarse a unir,
de comenzar por fin, la Gran Misión,
Unica desde antes de la Creación, durante todos los tiempos,
Unica y es para el Universo entero.
Y ahora, le dice a la Madre,
y ahora, Tu Bendición.

Ella es como si de pronto se cubriera, como si fuera una capa. Se cubre las alas, pero de pronto es como si formara las alas, la colita como de paloma. Se cubre acá como si fuera la cabeza de la paloma. Cuántas cosas sorprendentes... cuántas cosas que nunca... no sé lo que van a decir.
Y dice Ella:

No miren como un manto,
mírense ustedes también acá.
Ustedes son partes de Mi Propio Ser,
son las plumas con las que Yo me he vestido,
son las plumas de mis alas,
pero son también los arco iris prometidos,
ustedes son también anuncios del Buen Tiempo
que ya no se va a enturbiar jamás.
Y ahora mi Bendición, con todo mi Amor.
Cuando en el Cielo cada uno era creado,
eran bendecidos, hijos amados,
y a cada uno cantaba también, allá, distintamente,
pero mi arrorró, como ahora les voy a cantar,
pero en lenguaje terrenal.
(Canto en lenguas)

De pronto al abrazarlos es como si todos salieran de la Tierra y se desprendieran. Se veían sí como multiplicados, reflejados, reflejados en Ella, reflejados en sus ojos, en sus plumas, reflejados en su corazón, en todo. Pero es como si de pronto saltaran todos de ahí para poder estar pegaditos, más pegaditos. Multiplicados sí.... ¿Es que tienen tanto poder, mi Señor, tus hijos como ángeles nuevamente como cuando tenían poder allá?

¡Cuántas veces se sienten multiplicar mis hijos,
sin haber comprendido en lo humano lo que es,
cuántas veces tú misma les has dicho:
parte de tu ser va a otros sitios,
parte de tu alma, el ángel que está en tí
va a compartir en Bosnia, en Ruanda, en Chechenia,
en tantos lugares del mundo como ahora en Israel,
van a compartir con los hermanos.
Que a nivel divino todos siempre se están abrazando,
solo a nivel humano el conocimiento no está.
Pero se conocen porque eran ángeles allá.
Por lo tanto, ¿qué me está pasando si todo está bien?
Porque partes tuyas
están compartiendo con un hermano su padecer.
Así, pronto se sentirán con una fuerza tal
que nadie dirá: ¿por qué a mí? sino dirá:
"gracias que puedo ayudar, ven, ven, afírmate en mí".
"Afírmate en mí."
Amén


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