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RETORNO AL CIELO (Pág. 2)


LLEGA EL DIA DE LA FIESTA: GLORIOSA ASCENSION PARA TODOS
EL FINAL DE TODO
SIEMPRE EN EL ULTIMO INSTANTE HAY UNA MIRADA DE SUPLICA
A TODOS MIS HIJOS HAY QUE SALVAR
FIN DEL MUNDO
HABLA LA MADRE DIVINA: UN NUEVO NACIMIENTO DE CIELO
SONREIRAN POR TODA LA ETERNIDAD
CIELO NUEVO Y TIERRA NUEVA



Salto, 25.12.84

LLEGA EL DIA DE LA FIESTA: GLORIOSA ASCENSION PARA TODOS

Me estás mostrando, en la Gloriosa Ascensión a los Cielos, la Gloriosa Ascensión, de TI, con tus hijos, arracimados todos. Solamente te veo a TI, mi Señor, y a tus hijos, no lo que es la Madre, no lo que es el Espíritu Santo.
Solo se siente un canto, un canto muy dulce, y muy suave, lejano, lejano... Todos atentos a ese canto, y ese canto los atrae. No se ve nada, solo se siente cantar. La voz, llena todo el espacio, pero la luz de ustedes, Tuya y de tus hijos, mi Señor, es cada vez más grande, más grande, como también, van aumentando, dejando de ser, tamaño pequeño, para ser seres de inmensidad. En la maravilla que obras, mi Señor, y en maravilla hasta de esa criaturita que llora, es como el canto, el llantito de un niño, es como el canto dulce de un ángel, ¿verdad?

Ese canto que se sentía,
era el llamado, era el arrullo de una Paloma,
el arrullo del Espíritu Santo,
que solo guardaba distancia.
Espíritu Santo en forma de Paloma,
y en forma maternal también.
Pero era un canto y era el reencuentro
de esa Paloma con sus pichones,
y de ese Padre, que abrazando a todos,
unía en el amor más inmenso.
Y así los veo, transformados y transportados,
de luz y de amor,
transformados y transportados ya,
a todo lo que es Cielo.
Ya no hay contaminación, ya no hay tierra,
ya no hay lodo, ya no hay estiércol,
desaparece todo y vuelve a resurgir,
el Cielo en toda su belleza,
en toda su magnificencia y en toda su alegría,
para el gran Recibimiento...
del Padre, nuevamente, de una Madre, y de todos los hijos.

Veo, como si de pronto, se transformara en un gigantesco nido... y todos en ese nido. Y a Papá Dios, como un inmenso Pájaro, muy blanco, muy blanco, y recorriendo todo alrededor del nido y mirando, no falta ningún pichón, no, no falta ningún pichón, están todos. Y la Mamá, piquito por piquito, la Mamá Pajarita, piquito por piquito, dando besitos, uno a uno y todos con los piquitos abiertos, para recibir el beso, como el alimento divino, que estaban aguardando... Y allá sigue Papá Pájaro, dando vueltas y vueltas por el nido, en un aleteo, feliz, feliz. Pero invita a los hijos, a que comiencen también a aletear, a aletear, porque los va a llevar en un vuelo, pequeño va a ser sí, de reconocimiento, por ese Cielo, nuevamente por el Cielo, ese que creé para todos, que momentáneamente lo habían tenido que dejar, para venir al Templo de Purificación, y volvieron nuevamente y allí están... Intentan el vuelo, intentan, sí, las alitas responden, pueden elevarse y Papá comienza el vuelo. Pero va mirando hacia atrás, lo siguen los pichones? Sí, lo siguen todos y todos felices, felices nuevamente y ya no son grazniditos, comienzan los primeros gorjeos, y siguen con los trinos... Y el vuelo ya es más amplio, los pichones han crecido más, y las alas, son al batir, música, que acompaña a los gorjeos en sus piquitos. Y atrás, va Mamá Pajarita, va también mirándolos a todos feliz, los puede ir contemplando, mientras Papá se da vuelta, para mirarlos. No, Mamá así... los lleva adelante de Ella a todos.

Y dice EL:
Llega el momento divino, de la unión, la celestial,
Papá, Madre, todos los hijos,
y el Cielo de Fiesta estará.
Y en los cantos purísimos,
y en las voces que los entonarán,
son las de ustedes, mis benditos,
que integrándolos desde ya,
son las voces de ustedes, almas mías,
que los Cielos alegrarán,
es el intercambio divino,
la Fiesta que no terminará.
Es la llegada nuevamente,
quebrantos no habrá jamás,
el Cielo por fin se reviste,
ya ha comenzado para ello,
el Tiempo es breve, muy breve,

Sí, mi Señor, dices que el tiempo es breve, pero en la parte humana no es tan breve, mi Señor.
pero todos para ello,
preparándose están.
Amén


Montevideo, 26.01.85

EL FINAL DE TODO

Como un broche de divinidad,
cerrando como un final,
y eso será ahora acá...
pero diré lo que aguardando estás.
Alma mía, final tu pides,
y piensas en tanto como hay que hacer,
en quién tienes a tu lado,
en quien y en quienes tú diste tu vida, tu Ser.
Final de acontecimientos,
de hechos y de cómo actuar,
final, qué haces con tu techo...
el final que le aguarda a Elisita,
si será ante un altar.
El final también para Mario,
si firma, en la unión que habrá.
El final, salir de un letargo,
y comenzar un nuevo camino,
camino que no es largo,
porque llegamos al final.
El final que se conoce como el fin de la Maldad.
El fin de la Oscuridad, el fin de la Incomprensión,
el fin del Enfrentamiento, de padres contra los hijos,
de tanto y tanto amargor.
Ese es el final, mi Lila
y luego la dulzura que habrá;
es el comienzo, alma mía,
de lo que es la Divinidad,
es el conocer la ternura,
a todos mirar en paz,
es sentir la gracia plena,
que de MI,
dice EL, la recibirán.
Es ver mi Corazón abierto,
y en él, siempre el infinito Amor.
Es querer estar siempre aquí dentro, pero digo...
hijos míos, los necesito,
vamos a hacer todos lo mismo,
corazón abierto, que el Mundo pueda entrar,
el Mundo entra completo, nada afuera quedará.
Amén


Montevideo, 13.7.85

SIEMPRE EN EL ULTIMO INSTANTE HAY UNA MIRADA DE SUPLICA

Por cada dolor tuyo, mi Elena, diez más he sufrido YO,
para aliviarte mi bienaventurada, porque soy Padre, soy el Amor.
No has venido sola al mundo,
ni YO me alejo a pasear,
he estado en el infortunio de cada hijo,
desde el pequeño que muere de hambre,
o aquel que está hundido en el lodazal,
que se dice está en pecado...
junto a él también estoy YO.
Son mis hijos bienamados,
que aunque me rechacen, sé que en ellos hay amor.
Aunque me insulten y agredan,
siempre en el último instante hay una mirada de súplica,
pero mis brazos están abiertos, y todos se vienen a refugiar.
No temerán, almas mías, que pronto las maravillas comenzarán,
y ustedes en colaboración divina, con el Cristo por la Tierra irán.
Como seres bienaventurados,
como ángeles de amor y de paz,
como si alas pudieran de pronto crecer... y ser inmensas,
en ese vuelo que al Mundo lo envolverá.
Te encontrarás, mi Elena, en caminos de sublimidad,
llegan las horas, habrá mayores penas, pero tú no las sentirás.
Porque estás preparada para algo más grande,
o sea, tu palabra, tu ayuda, tus brazos, donde tantos se refugiarán...
y tú sabes que correrán a ellos y aunque algunos quieras rechazar,
recordarás cuando me dices: perdónalos,
porque ustedes también sabrán perdonar.
Amén



Montevideo, 13.7.85

A TODOS MIS HIJOS HAY QUE SALVAR

Traje otros hijos hoy acá, -dice EL-
hijos que vienen a escuchar, vienen a recibir Mi Bendición
y compartir con ustedes en el conocimiento y en este alto honor.
Como siempre digo, almas mías,
alto honor del Cielo, que a la Tierra envolverá.
Así es la llegada divina del Cristo, que pronto se verificará.
Y no temerán mis hijos, en este camino es para avanzar,
no se detengan, no miren al pasado que el pasado no volverá.
Prepararse de hoy para el mañana,
pensar en amar cada instante más
pensar en tender las manos como en una caricia,
también con la mirada, con la mirada se puede tanto otorgar.
Se puede decir te amo, te deseo la paz,
te comprendo, te quiero ayudar.
Con la mirada se puede decir tanto,
como decir: bendito seas, que la salud esté en tí,
que no tengas más dolores, y que puedas sonreír.
Así, almas mías benditas, este camino trazado está,
y ustedes por él, van a pasos rápidos,
porque tienen que llegar a muy distante lugar.
Y cuando encuentren a seres que los quieren rechazar,
no olviden amarlos siempre,
porque un día se van a acercar.
Amar a todos,
y no olviden que aquel que los hiere,
un día lo podrán comprender,
y aunque sea porque odia,
ya que el odio se transformará en amor también.
Y aquel otro que está tan hundido, que en el lodo se sumergió,
no teman, no dejo en el olvido, de vuestras manos YO necesito
para limpiarlo, purificarlo, que vuestras manos no se mancharán jamás,
porque hasta el lodo es purificación.
¡Que cómo los necesito... si a todos mis hijos hay que salvar!
En ustedes encomiendo, parte de la gran tarea
que es para elevación de la humanidad.
Esta Tierra Prometida, Tierra que florecerá,
Tierra que dará nuevos frutos y ya hambre nadie tendrá.
Pero comerán lo justo, no será el devorar,
sino lo necesario almas mías, ya que el sustento completo,
el milagro que ofrezco, pronto para todos surgirá.
No teman, vuelvo a reiterarles, firmes, adelante a avanzar,
no piensen que este mensaje es para todos,
sino, que en cada corazón grabado quedará.
Tendrán salud de cuerpo y de alma,
tendrán paz y serenidad,
cantarán un nuevo canto,
y un día me sentirán.
Han pasado por quebrantos,
por sufrimientos, hasta llegar acá.
Han venido tantas veces a la Tierra,
aunque el alma, siempre es la misma...
En distintos momentos y en distinto lugar.
Y unas veces poderosos, y otras veces como esclavos,
unas veces fueron negros y otras veces fueron blancos,
unas veces fueron santos y otras, lo opuesto también.
Que nadie diga: te has llevado tú tanto, y a mí ¿qué me has dejado..?
sino todos por igual... todos al mismo nivel.
Y con todos estoy YO.
En el negro y en el blanco,
en el rico y en el que nada tiene.
En el santo y en el delincuente, en todos, estoy también YO.
Y habrá una luz divina, y esa luz, sabiduría aportará,
pero ustedes ya son antorchas
y como antorchas al Mundo lo ayudarán a brillar.
Amén



Montevideo, 24.7.85

FIN DEL MUNDO

El fin del mundo, alma mía
es cuando va a terminar,
no te digo ni año, ni mes, ni día,
pero ya saben en el orden que irá.
El fin del mundo que está dispuesto
y luego en Cielo se convertirá.
¡Por fin, almas mías,
todo el Universo en Divinidad!
y con ustedes de alegría se regocijará.
Amén



Montevideo, 27.7.85

HABLA LA MADRE DIVINA: UN NUEVO NACIMIENTO DE CIELO

Veo al Mundo... ríos de sangre...alaridos y gemidos...
Ahora te veo a TI, mi Señor, en toda Tu inmensidad, en todo Tu esplendor... mi Señor, estás en un trono ahora. Hace años que no te veo en un trono.
¿Qué ves? -me dice EL-
Veo ángeles a tu alrededor, ángeles con alas divinas...pero mi Señor! Yo los conozco. Cuántos rostros que están acá están ahí, junto a TI y siguen más y más... pero mi Señor, es enorme ahora...
Están todos ellos y hay más también.
Pero veo que algunos se golpean el pecho, como diciendo: por mi culpa, por mi culpa... y Tu les retienes la mano y dices:
No, así no, mis bienamados...
Y hay quien dice:
Mi Señor, ¿merezco yo un perdón?
Y EL se inclina, le levanta el rostro y le dice:
No, hijito, así no
a revolotear y a cantar,
que tanto padecieron hasta acá.

¿Y ahora? Ahora veo una luz muy grande, muy grande, muy fuerte y se viene acercando rápidamente. Otra vez la Paloma, que es el Espíritu Santo y otra vez el Espíritu Santo transformándose en mujer, en la Inmaculada. El traje que trae, es toda luz también, lleva una cinta de oro. Tiene dos nudos, uno en cada extremo ¿qué representa, mi Señor?
Veo que se acerca, pasa en una recorrida, viene hacia tí y tú tomas uno de los nudos, e intentas desatarlo. Pero no puedes, y tu intentas con el otro y no puedes. Cada uno está haciendo el esfuerzo para desatar los nudos y Ella pide que le desaten los nudos esos. ¿Qué hay, mi Señor? ¿Por qué? Ninguno puede, ¿por qué, mi Señor? ¿Qué representa? ¡Qué asombroso es esto!
Veo ahora como se transforma en Paloma y ese cordón lo tiene en el cuello... es el Espíritu Santo. Entonces se inclina y con el pico lo desata... y dice... transformándose nuevamente...
Tan fácil era hijos míos, estos nudos desatar...
El nudo estaba en el corazón escondido,
que no lo podían hallar.
¿Vieron qué fácil fue?
En Paloma me transformé.
Espíritu Santo me llaman,
si soy solamente una mamá,
y a cada uno en el corazón protegeré.
¿Y el otro nudo? También está desatado.
¿Qué hay en ese otro nudo?

.............
Cada uno se puede ver como si estuviera en mi vientre,
el que en el cielo, la vida les dio.
Pero también en la Tierra, con cada uno estoy Yo.
Así son los nudos, hijos míos
y los vuelvo ahora a ajustar.
Mi corazón lo llevo prendido,
después de haberlo multiplicado
en cada uno con generosidad.
Otros hijos también necesitan,
mas en ustedes como estoy,
Han visto también mi vientre y cada uno volverá en él.
No olviden que han nacido y nuevamente a mi vientre volverán,
para un nuevo Nacimiento de Cielo...
Nacimiento de Divinidad y de infinito amor...
Y ya no habrá, distintos en el tiempo,................
Será el Parto de Cielo multiplicado, hijos míos,
¡qué felicidad!
................................................................
..................................................................................
Como arrullo de Paloma, a los pichoncitos va a cantar,
como arrullo de Paloma, que en mis alas los cobijaré,............
(Canto en lenguas)
Amén



Montevideo, 14.9.85

SONREIRAN POR TODA LA ETERNIDAD

Verbo encarnado y Verbo Divino,
Verbo también ustedes mis hijos son.
Que no solo aquél, el que vino y ha sufrido,
ustedes han sufrido tormentos desde la Creación.
Son Verbos creados por MI y en todo tiempo YO los enjugué.
como una conjuración divina,
pero como un dolor inmenso también.
Han sufrido, sufren y sufrirán, pero brevísimo tiempo es,
porque han sonreído, sonríen y sonreirán,
pero ya por toda la Eternidad será, mi bien.
Han caminado, caminan y caminarán,
pero los pasos futuros distintos serán.
Se han hundido en el fango,
y también a la superficie otra vez,
pero pronto del fango, a otros los sacarán,
pero las manos jamás se contaminarán,
ya que el corazón, siempre limpio se presentará.
Amén


Montevideo, 15.9.85

CIELO NUEVO Y TIERRA NUEVA

Ves, mi Tony bienamado, de las manos jamás te solté,
¿Que parece que te derrumbas...?
No temas, siempre avanzarás, mi bien.
¿Que hay un Cielo Nuevo?
El Cielo en Divinidad, presentado será,
cual no se le ha visto nunca,
así mi Tony todos lo contemplarán.
Pero sí, una Tierra Nueva, Tierra que YO prometí,
es la Tierra Prometida, pero no un punto de aquí,
sino esta... es la Tierra Prometida, toda mi Tony,
y verás, cómo pronto resplandece,
y como un corazón lo sentirás palpitar.
Es la Tierra Prometida
y mi Pueblo, ¿sabes cuál es...?
Todos mis hijos que habitan en ella,
y las que vienen de afuera,
que son mis hijos también.
Amén



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