CAMPANAS Y TROMPETAS QUE ANUNCIAN EL DIA GLORIOSO

 


Salto 23.12.84

EL BESO DEL PADRE ANTES DE LA NOCHE NEGRA

Aquella hijita, nada debe temer,
que no es una canción de cuna,
la que ahora presentaré,
sino es un cantito muy suave,
como un arrullo de paz, antes de una Navidad.
esta pequeña tendrán.
Como campanitas de Gloria,
que sonando, hijitos, están,
en un tan, tan, tan divino,
que muchos comprenderán.
Un tan, tan, tan, tan divino,
que los aires surcará
y en campanitas, almas mías,
vuestros corazones acompañarán.
En ese tintineo sublime,
y en un gloria, amor y paz,
gloria para todos los hombres,
porque para todos los hombres,
se deseará esa Bendición,
que a todos les será otorgada,
que a todos los envolverá,
que a todos, antes de esa mañana,
como una caricia anunciada,
todos, reitero, la recibirán.

Me estás mostrando, mi Señor, como hay un momento especial, que antes de la Noche Sombría, que antes de la llegada del Cristo, todos van a recibir, como un Beso Tuyo............. Unos en el trabajo, otros caminando, otros leyendo el diario, otros durmiendo... Pero todos a un mismo tiempo, recibirán un Beso Tuyo, mi Señor.... ¡Qué bendición tan grande! Y como ese cantito de Gloria, me muestras que los corazones están cantando; que el que está trabajando, el que va caminando, el que lee su periódico, o el que está descansando, no lo comprende, pero el corazón sí, y se eleva... y se siente, estando dentro del pecho, el tintinear y es el corazón.

En un tan, talan, talan divino, dice EL,
en una Navidad antes de una Navidad,
así se encontrarán, benditos hijos, amadísimos,
así se encontrarán, unidos, en el amor y en la cordialidad.
Y ya no será, Feliz Noche Buena,
sino, Felicidad Eterna, la que tendrán.
Y ya no será... Feliz el Año Nuevo,
porque ese Año Nuevo, también de Eternidad lo tendrán.
Y la felicidad que anuncio, es para todos, dice EL,
no será para uno solo, sino para todos,
para el que empuja, y el que se sintió empujar,
para el que hiere y el que herido está,
porque luego el que empujó, de rodillas caerá,
y aquél que también hirió,
lágrimas de sangre derramará.
Y en un perdón que se pide, y en una súplica también,
estarán todos unidos y todos con el amén.
Amén



20/07/91


ALIMENTO QUE COMPARTIDO SERA


Mi Señor, tu Miriam ha dicho las 8 campanadas de un día señalado. ¿Alguien iba a decir algo más? Blancas praderas.

Bendiciendo este alimento
que ahora compartido será,
habrán ocho campanadas
en ese día especial,
las praderas serán blancas,
pero ¿saben por qué es?
serán como corderitos inmaculados
por eso la blancura
que en las praderas
se podrá apreciar.
Y todo a través de ustedes
lo bendeciré.
Ocho campanadas
en ese toque especial,
en esa divina alborada,
y en un momento,
en una parte de la Humanidad, crucial.
Ocho campanadas,
en unos lugares como un alerta,
en otros será un gran llamado,
y en otros será preparar
para la Gran Fiesta
en la que todos ya están invitados.
Praderas blancas de la pureza,
praderas blancas de luz y amor,
praderas blancas sobre un verde esperanza,
praderas blancas que no se mancharán,
ni contaminarán jamás.
Amén

Y ¿ahora, mi Señor?

Feliz Día Carmen
y está en un corazón,
pero tomaré cada letra
para responder con amor.
que la Fe...

Mi Señor....

con Feliz comienza esta palabra
es la Fe que cada uno irradiará.
Pero la F es la de la Fe,
la E, porque es de Eternidad,
la L la Luz Divina
la I Inmaculados son,
la Z, estamos llegando
al final del alfabeto.
Así podrán tener el gran contento
de decir: terminan los caminos,
de tanta desilusión.
La D, Divinos son,
porque a mi Imagen los creé.
La I, Inmensa la Felicidad
que van a sentir y la van a irradiar,
la A, los Aleluyas
con que todo lo van a envolver.
La C, Cielo aquí en la Tierra,
la otra A, Amor inmenso,
la R, Reino Divino
en todo el Universo,
la M, por ahora un mundo nuevo,
pero la M también,
la Madre que los va a bendecir,
la E, Eternos, vuelvo a repetir,
Eternos, divinos hijos míos,
y la N, No volverá el sufrir.
Y ahora, le dice a Ella,
mira ¿qué ves?
El corazón, en lo que todo está.
Bueno, otra vez la C de Corazón,
la C es el Cariño,
la O la Ofrenda de cada uno de ustedes
y todos los demás hijos míos,
la R, Razón por la que vinieron,
fue muy grande y poderosa a la vez.
La A es la Agonía en la que
todos padecieron.
La Z, he dicho, es la última letra.
La O, como Oración
que en cada paso vivieron,
no solo en las palabras
sino en las obras también.
Y la N, Nuevo mundo para todos,
tan puro y perfecto,
puro como esas praderas blancas,
y perfecto porque en esas ocho campanadas
sentirán esa Divina Gracia,
se sentirán recuperar,
se sentirán como despertar,
se sentirán renacer,
sentirán como que en un pesebre están.
Y ahora, eso lo representa este pan,
este otro pan,
con caminos que se entrecruzan,
y en cada cruce de los caminos
se vuelven a reencontrar.
Pero no es partir
para reencontrarse en otros sitios,
sino, es el estar,
el caminar, el reencontrarse,
y ¿tu qué has hecho?
¿Todo lo que soñabas?
He podido realizar tanto,
¿Y tu?
Yo sé que mucho más.
Porque así será mis benditos.
Pan dulce, pan agrio,
pan duro, pan tierno,
pan crudo, pan tostado,
han pasado por todos los sitios,
pan también que se ha negado,
que cayó en los océanos,
así han sido en ustedes,
partículas de Divino Pan,
así se han sentido,
pero pronto como un Pan
que representa al Amor,
como un Pan
que representa la Gran Labor,
hecho con los sentidos,
pero sobre todo ese,
que parte desde aquí,
desde lo profundo de cada ser,
así será todo compartido.
Y ahora, el arrorró prometido
en arrorró en mi Bendición también.

Veo como si de pronto este pan fuera a la inversa, y dentro, esta parte fuera hueco, aquí los veo a todos, pero te veo a TI, mi Señor, como te vi hoy, con ese traje maravilloso y todos, como si ya hubieran partido y estuvieran acá. Pero mi Señor, te veo acá, te veo acá, te veo en todas partes. Y de todas partes salen tus hijos y entran.... como si fuera la Tierra misma, y como si fuera la Tierra ese gran pesebre que TU muchas veces presentas y anuncias.
No puedo seguir en otra cosa sino manifestando lo que veo. Y ahora daré también lo que TU prometiste. A Ella, esa oportunidad de su arrorró. Pero tenía que manifestar todo lo que estaba viendo.

Y tienes que manifestar más -dice EL-
¿qué ves?

Sí, vi la Paloma que llegó, la Paloma que ya se transformó en la Madre del Cielo, la Paloma que toma todo esto en sus alas y esto es inmenso, no es pequeño. Es como si... imaginen que mis manos son las alas de Ella y que puede sostener todo así, lo va acunando, lo va meciendo, lo da vuelta, lo lleva hacia el corazón, lo llena de besos.... y los besos resplandecen más, más que la luz de ustedes. Y esos besos que resplandecen más están en ustedes, por lo tanto la luz de ustedes va aumentando más y más y más... es una intensidad tal que parece que los ojos no los pudiera tener abiertos para contemplar. Es como si mis ojos no resistieran tanto resplandor.

Y ahora sí, dice, les cantaré un arrorró.

Y yo pido poner a todos en este arrorró, aquellos que se aman y a aquellos que no se aman también. (Canto)
Y eran como ocho campanitas y era como si el eco las fuera repitiendo.

Como ocho campanitas
que los ecos transmitirán,
ocho campanitas suaves,
quedas, dulces,
y al mismo tiempo vibrantes,
fuertes, potentes,
ya que envolverán al Universo entero,
nada quedará afuera,
será en su totalidad.
Amén


Ir a siguiente página (48)
Volver a página anterior (46)
Volver a índice - CUANDO -Las señales
Volver a página del Mesías
Volver a página de Entrada