Montevideo - 22/9/85
CARLOS - HERMANOS COSMICOS
Los
hermanos dijiste alma mía, legionarios benditos del amor. Llega esa Legión
Divina y te sentirás que puedes abrazarlos, en ti no habrá titubeos,
ni tampoco resquemor. Y veo como si tuvieras un lunarcito y te hubieras arrancado
ese lunar, y te sintieras totalmente limpio.
Ellos se encuentran acá, proyectados, sí, mi bien, y saben cómo
piensas tú, y llega el día que ese encuentro se producirá
mi bien. Y encontrarás que sus manos, tienen el calor fraternal y que
tienen corazones que laten como el tuyo por el deseo de ayudar a toda la humanidad,
y saben de hechos que tienen que cumplirse y de dolor por el que también
ellos pasarán. Y están preparados para mucho, pero no olvides,
son humanos, por lo tanto como humanos y semi divinos pronto y en todo pronto
se entenderán.
Amén
Montevideo - 22/9/85
PRESENCIA DE LOS LEGIONARIOS DEL AMOR
Los
veo como están todos arrodillados y están formando un semicírculo.
Están arrodillados..... y veo como de pronto, rápidamente hay
un descenso. Y al descender ya no es lo mismo, es como si fuera un lugar muy
amplio, como en una especie de cúpula de cristal, es como si los viera
a todos. Y ellos en ese descenso están como detrás de los cristales
y luego es como si la pudieran pasar y están dentro también.
Dije cúpula, veo como si fuera ahora, realmente, una gran campana, no
es como si fuera, es una gran campana y ellos se acercan y comienzan a hacer
sonar la campana. El sonido es maravilloso, es en el cristal. Pero lo sorprendente
es que cada toque es una nota distinta. Y cada nota al unirse a la otra es una
melodía, de glorias, pero esa parte no me había mostrado porque
era un poco..... inquietante.
Y es un momento en el cual aguardan mi Señor, porque veo que sus miradas
luego de hacia ti, fueron como una mirada de entendimiento hacia todos y vuelven
nuevamente la mirada hacia Ti, hacia ti por la expresión, aunque miran
en su interior. Ahí te buscan, dentro de sí mismos. Como que son
templos, como que todos tus hijos son templos de amor y dentro de ese templo
estás Tú mi Señor.
Están mirando ahora, estando acá, están en proyección
y están allá.
Varios de ellos se taparon la cara y dieron vuelta la cara, y al taparse así
es que vieron algo muy tremendo. y dice EL: ¿recuerdas?.....
Sí mi Señor, el otro sábado, el anterior, cuando Tú
dijiste que me mostrabas un hecho no más en el mundo y los otros tres
no me los mostrabas porque no los resistiría. Y uno de ellos fue el de
México, quizás el primero, y ¿qué? ¿y ahora
están mirando otro de los hechos?..... no me muestres por favor. Es el
segundo de los hechos que Tú mencionaste?... Los veo como si rápidamente
se acercan, estaban, están, nuevamente los veo, junto a ustedes, se acercan,
cada uno estampa un beso en la frente, de todos los que están, y rápidamente
parten. Qué desastre tan grande, no quiero ver más mi Señor,
por favor. Qué sacudida pavorosa......
Y el agua no es suficiente para apagar ese fuego.... es tanto, parece un maremoto,
pero no es suficiente..... por favor, mi Señor.
Y ahora te veo a Ti, y te veo multiplicado en todo rincón, sintiéndote
destruido por amor, sintiéndote destruido tu..... ¡¡qué
pavoroso!! cómo te desgarras junto a cada uno, y junto a cada piedra
y a cada pastito. Ese viento que sopla el fuego y parece que cada vez lo aviva
más.
..................
Mi
Señor... ha quedado todo allá alejado y estás acá
nuevamente dando paz a tus hijos. Ya estarán en esos caminos -dice EL-
dando paz, ternura y amor. Apagando los fuegos, avivados por los vientos, al
mundo, al oleaje embravecido, curando mis hijos heridos, con una mirada, una
caricia será, que donde hay torbellinos, siempre ustedes mis hijos serán
la paz. Sin tener temor a nada, con la fuerza invencible de la fe, con el poder
del amor, así avanzarán y al mundo entero lo transformarán.
Amén.
Montevideo,
14.9.85
LOS
LEGIONARIOS COMPARTEN EL DOLOR QUE HAN PASADO
Veo
una parte del Universo, y veo que dentro de todo lo que ellos poseen, tan perfeccionado
como está, hay algo, un desequilibrio en algo. Ellos son seres de tanto
amor, y sin embargo están pasando por un momento doloroso. Hace mucho,
mi Señor, TU lo habías anunciado,que iban a pasar por un momento
doloroso, y lo están pasando. ... Y es como si un fragmento de algo,
cayera a la Tierra, que la Tierra luego diera un testimonio de algo que no sabe
lo que es y de donde vino. ¿Un meteorito dirán?... No sé.
Los veo poniendo a salvo, como cuando el cataclismo ... antes de Adán
y Eva, como poniendo a salvo todo rápidamente... pero algunos no logran
salir y hay un estallido pavoroso. ¿Qué fue...? Un error humano
también ahí,... sólo que no lo veo en oscuridad. Y hay
mucho sufrimiento entre ellos.
Nunca habías presentado, que en una parte del Universo, hubiera algo
así, mi Señor... ¿Qué más puedo decir?...
mi Señor... Angustiados han salido, pero hay otro grupo que corre en
auxilio de ellos y otros más, corren a auxiliar.
¡Qué maravilloso ver eso! Esa hermandad... Ahora acá, ahora
es en este Mundo... Un barco que se va a pique. Y veo de pronto, como si ese
barco, representara también, una Nación... Sólo queda la
parte de la proa afuera, nada más... Flamea la banderita... no distingo
bien la banderita... pero es como si una Nación entera se fuera a pique.
Y los veo a ellos, solidarios también... Otros de los grupos solidarios
con todos esos seres... Muchos sucumben, pero muchos se salvan... son salvados...
sí.
Y hay un pequeño grupo que ha llegado acá... y ese pequeño
grupo, en sus naves, han formado como una rosa, parecida, a la que vi en ti,
pero sus pétalos están bien. No, no están bien. Veo ahora,
ahora puedo ver, como marcan en ellos la señal que vi en el primer pétalo
tuyo, la herida. Es por el dolor que están compartiendo y viviendo, de
sus hermanos; como comparten el dolor de todos los hermanos, no son indiferentes...
Los veo sufrir como no los había visto nunca... Pero igual vienen acá.
Y es como si necesitaran también de ustedes la comprensión, en
ese dolor por el que están pasando.
Y es la primera vez que yo veo esto así... Y es como si necesitaran que
ustedes los acompañaran... y ellos que siempre vienen para alentar y
ayudar, hoy necesitan de ustedes, la palabra de ayuda y de aliento, en esa amargura
que viven. En la pérdida, no en lo material, sino en lo humano, y aunque
saben que están para un cumplimiento, sienten el dolor del ser que tuvo
que partir. Hacía tiempo, mi Señor, que sabía que algo
ocurriría, pero no sabía que lo viviría yo también
así... Pero ellos vienen igual y es como si trajeran fragmentos quemantes
de aquello. Y los traen en las manos y las manos de ellos están heridas,
como diciendo... compartimos también de esta forma.
Y dice EL:
Sí,
comparten en esta forma, almas mías benditas,
el dolor que han pasado, más aquí igual están,
quieren compartir con los hermanos, y quieren nuevamente ayudar.
Es
como cuando hoy Mateo, dijo... el Ave Fenix... es como si se sacudieran para
salir del dolor y comprender que tienen que seguir luchando y trabajando y colaborando
y ofreciéndose a todos... y los veo acá, ofreciéndose a
todos. Pero muchos están en tantos sitios ofreciéndose a tantos.
En estos momentos, Hilda llamó por teléfono, porque su hermanita
tuvo que ser internada, una cesárea... Y los veo, como si también
estuvieran allí, sobre todo junto a Hilda, ayudándola, dándole
fuerzas. Pedí por Cristina, pido por tantos... por todos. Pido por todos
los que están o en su cuerpo o en su aspecto espiritual, sufriendo o
padeciendo por una situación, por lo que sea. Y allí están
ellos... sintiéndose por momentos como destrozados y sin embargo levantándose
de ese dolor, y ayudando, como diciendo... hasta el último instante,
mientras hay aliento, hay que ofrecerse y hay que ayudar.
Y así lo hacen y acá de pronto es como si quisieran arrancarse
un poco el corazón, para dejar el dolor a un lado y ponerse otro corazón
ya restaurado, y poder ser útiles a ustedes. Y EL los mira y con la mirada
los bendice, con la mirada los acaricia.
Pero es ahora de pronto, que veo como si el Universo entero se conmocionara.
Y ahora Te veo, mi Señor, Inmenso en el espacio, y es tan pequeño
el espacio... tan pequeño lo veo, frente a esa inmensidad Tuya... Pero
veo como de pronto, también Tu Hijo Antiguo y Nuevo está acá,
y cómo esa Paloma, ese Espíritu Santo que se transforma en mujer,
también ha llegado y cómo con los brazos quieren abrazar cada
uno una parte ... dividir el todo en tres partes.
Y lo que abraza la Madre, te lo ofrece a TI... y TU lo cambias y luego es al
Hijo... y también van cambiando, de manera que en tres veces, abrazaron
todo...
Y dice el Padre:
En
este abrazo está la Bendición,
y el Cristo que lo ha compartido,
y la Madre que lo ha sentido,
vivido y sufrido como Madre que es.
Y hoy no habrá un canto,
porque sería muy triste escucharla cantar,
después de este inmenso dolor,
pero Yo siempre los bendigo.
Y
veo que Ella da un beso y en un beso lo envuelve todo.
Y dice EL:
El
beso es una Bendición,
como el beso que al nacer cada uno en el Cielo, la Madre así lo brindó.
De
pronto vuelve a transformarse en Paloma y se aleja en un vuelo muy silencioso,
muy quedo... con enorme tristeza... Y va como a una piedrita de una montaña,
y allí se acurruca...
Y dice el Padre:
Muy
pronto con renovada fuerza, junto a los hijos volverá,
en un vuelo donde una nueva vida a cada uno le brindará.
En un renacer, en estos tiempos, sin perder la vida lo es,
como en un renacer, porque será como en una sacudida de cada cuerpo,
para decir: Recomencemos...
Porque son los nuevos pasos y siendo adultos, comenzarán como bebés.
Pasos que son bendecidos, trozos de Cielo que ahora acá están
,
desgarrados de amor, de amor y sufrimiento,
pero luego en lo puro y perfecto,
que en alegrías y sonrisas compartido todo será.
Amén
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