Montevideo 17/11/84

SIETE NAVES EN FORMACION PROYECTADAS

Hay siete naves, y están proyectadas hacia acá. Siete naves en una formación muy hermosa, forman como un ave gigantesca. Pero rayos de luz veo que parten hacia acá. No sé si se permitirán también ser vistos. Sí, a cada uno se le presentarán y algo distinto le pueden ofrecer, pero lo que estoy viendo es como ellos descienden por escalas doradas. Y está ese ser, el del parque. El del parque viene hacia ti, pero vienen muchos y todos vienen hacia cada uno. Pero no viene solo, viene acompañado y ya sus ropas cambian. Ya no es ropa gris sino plateada. Y se acerca, trae, si, algo rosado en las manos, pero yo no distingo lo que es, es como si trajera algo cubierto como por un paño. Pone una rodilla y te alcanza, es como una bandejita cubierta y te alcanza. El sostiene la bandeja en las manos y tu descubres. Hay un pequeño cáliz y en el cáliz hay varias hostias y hay un néctar delicado, y te quedas mirando y él vuelve a hacerte señas. Entonces tú tomas una de las hostias la partes para tomarla y él extiende la cabeza para recibir de tu mano. La otra persona que viene con él también le das, y la otra porción para ti.
Te veo juntar tus manos. Es un momento de adoración a Dios, quedan así. Pero veo que en los demás se repite en todos lo mismo. Que todos están recibiendo esa hostia, que todos están comulgando, el pan y todos están bebiendo de ese mismo cáliz. Ahora... terminado el momento de adoración. Veo como te toma de la mano y te indica hacia arriba. Tú miras y ves la escala y ves la luz. Y él dice no temas hermanita, no temas, somos legionarios del amor, estamos preparados para esa llegada divina, para el Cristo, para el Redentor. Tú estás también destinada como nosotros, anda, te hablamos como el Padre nos ha enseñado y como nosotros tú también hablarás. Pero hablamos distintos idiomas. Conocimiento en todo hay. Es una mirada tan sublime la que tiene. Y la mirada la eleva hacia el Padre. Y te veo Señor, sonreírle, con esa sonrisa dulce como Padre, como Padre Celestial que eres. Esa sonrisa como diciendo, eres un hijo tan auténtico. Te toma y te pone debajo del rayo de luz. Y tú ves esa escala dorada y te tomas de la escala, pero de pronto sientes que la es­cala te eleva, te eleva, pero... cada uno está haciendo lo mismo. Y todos son elevados, se toman de la escala esa y todos son elevados. Rápidamente hacia donde va desapareciendo la luz y van llegando a lo alto. Van penetrando por una rampa en las naves. Hay oscuridad pero hay un aroma, un aroma delicioso, refrescante. Se sienten todos envolver y sienten una especie de modorra, muy suave, muy suave. Son inmunizados en ese momento. Luego se comienzan a encender luces , suavemente, y hasta en el resto de la tripulación. Y aplauden. Cosa que nunca había visto, los que están esperándolos aplauden felices. Y se sienten de pronto que están entre verdaderos hermanos. Y son saludados, intercambian los saludos. Hay quienes dan los saludos del antebrazo, hay quienes dan dos besos, hay quienes abrazan fuertemente y mejilla con mejilla, hay quienes hacen un saludo reverente y la mano en el corazón, distintos saludos... y todos son compartidos. Y ahora, ahora hay una luz muy potente, muy potente, y dice el Padre: esa luz me representa a mi.
Saben que siempre me tienen, pero en esa luz es el símbolo como en los templos, como en el Sagrario. La lucecita encendida y es esa luz potente. Veo que todos la pasan junto a la luz, pero la luz tiene música, sorprendente, la luz tiene música. Todos hacen el saludo, saben ... pero te veo mi Señor en esa Luz. Es la fe que ellos tienen, en esa fe, así, me he puesto yo, en esa luz que adoran y divinizan. No voy a defraudarlos jamás, sino qué Padre yo sería. No olvides, dice EL, que yo soy el amor.
Gracias, mi Señor

Pero mi Señor hay un aroma de esa luz, es mi presencia que sintiendo estás, me dice EL. Gracias mi Señor. Es tu presencia.

Sigue dice EL , ¿dónde vamos?
Sí, van adelante, van por el pasillo corredizo.
¿Hacia dónde vamos: síguelos dice EL .
Voy siguiéndolos. Pasan por la cabina de los comandos, les muestran, los demás saludan, pero siguen. Se vuelven a cerrar las puertas, siguen, hasta otro lugar, ambiente amplio y hay uno como mayor, son recibidos allí por todos, con sonrisas, se les ofrece asientos, los ubican. Estuvieron ubicados, hay un saludo de bienvenida, pero ahora todos se ponen de pie, y los veo en una oración, los veo en esa oración divina de Padre Nuestro.
Mi Señor... están rezando tu Padre Nuestro.
y ahora, están repitiendo las palabras, con tanta ternura y con tanta fuerza cuando dicen HAGASE TU VOLUNTAD, y YO digo, mi Señor que sea lo antes posible, y cuando dicen PERDONANOS ASI COMO NOSOTROS PERDONAMOS, y yo digo, mi Señor enséñanos a perdonar para merecer tu perdón. Y NO NOS DEJES CAER EN TENTACION, mi Señor tentación de ninguna especie, ni seamos motivo de escándalo para nadie. Y QUE LIBREMOS A TODOS DE LOS MALES DEL CUERPO Y DEL ALMA, para así que todos puedan estar en estado de santidad, mi Señor y ser ejemplo de salvación para los demás. Ay, perdóname, yo siempre modifico, perdóname por favor, pero considero necesarias las modificaciones mi Señor. Terminan, rezan un Gloria, y termina el Gloria, y EL dice:
Bien sabes que muy pronto a mis hijos glorificaré.
Han sufrido, han padecido tanto por amor a todos, que pronto, muy pronto en gloria todo lo presentaré. Gracias mi Señor. Y ahora que van a hacer. Recibirán algunas instrucciones y lueqo nuevamente acá.
Veo que ese señor les está hablando. Si, dice EL, está impartiendo esas instrucciones que te acabo de mencionar.
¿Puedo darlas yo?
No, dice EL, no es el momento. Es un adelanto en el tiempo, un tiempo que está
cercano, un tiempo que es breve en separación. Que ya tienen el conocimiento.
¿Cómo los ves salir, me dice EL?
Perfecto, bien, los veo renovados.
Así se encontrarán mis hijos bienamados. Sin temor a radiación, sabiendo que estarán compartiendo y sobre todo los momentos anunciados en la segunda venida,
en esa que están aguardando y que en la Nueva Jerusalem se verificará. Y ese descenso hacia el Monte de Sión. Aclárales, me dice EL. Si, mi Señor que Tú me has dicho que la Nueva Jerusalem es Montevideo. Y que el Monte de Sión será reconocido bíblica y geográficamente como el Cerro de Montevideo.
¿Y qué más? me dice EL
Déjales paso, dice EL, están pasando.
Si, mi Señor. Llegan ahora, nuevamente a la rampa. Veo que cada uno les da una flor, se despiden de todos y con esa flor maravillosa, descienden, allá quedan cantando, se escucha el coro. La música es bellísima. Pero acá llegan. Se están ubicando cada uno en su lugar, vienen acompañados siempre. Nuevamente el ser, pone rodilla en tierra, ahora te besa la mano, y cada uno realiza lo mismo. Se comienzan a retirar, unos pasos de espalda, y se comienzan a elevar nuevamente. Pero no se van, quedan en lo alto. Vienen a compartir almas mías, palabras que aunque conocidas son , siempre nuevas y en profecías que ellos las cumplen como ustedes, en ese día. Ese día de la divina y gloriosa anunciación.
Amén.


5/9/84

UNA FLOTA JUNTO A LA NAVE AGUILA Y LA ESTRELLA DE BELEN

Llegó una flota y ha formado una flor, y encienden luces de colores, la flor es multicolor. He traído a mis hijos dice El a esta estancia de amor, los he traído a este templo, los uno en la congregación, congregados si alma mía, la flor sus pétalos abrió, mas también de ese centro, parten rayos de esplendor, esplendores como el cielo, arco iris descendiendo están, arco iris para cada uno,que los envuelven en divinidad. Lo tienen en lo material, mas en lo divino lo agrego yo. Lo tienen en lo material y están en la purificación. Arco iris cual nunca se vieron, son lo que descendieron acá, y ellos vienen descendiendo en ellos, para unirse más y más. Cuántos llegan de mis hijos? no los vayan a contar , les diré el número exacto... son trescientos... cincuenta y... uno, los que acaban de arribar. Almas mías bienamadas, dones que les ofrezco yo, gracias plenas que los unen y presentes que traen con amor. Pero veo varios mi Señor, que cada uno trae un pétalo y unen las manos y forman una flor, y allí otro grupo, también son varios, también traen sus pétalos y también uniéndolas forman otra flor y siguen los grupos y siguen y es maravilloso, inmenso, veo como un gigantesco campo iluminado, gigantesco campo iluminado, gigantesco campo que habrá. Y ahora ¿qué ves? me pregunta. Una montaña mi Señor, plena de luz y de esplendor. Y veo ahora esa gigantesca flor sobre la montaña también.
¿Qué más? me pregunta.
No la había visto nunca.
¿Tienes frío? me dice.
Sí mi Señor, estoy temblando.
Veo ahora como en una gigantesca espiral muchas naves evolucionan alrededor de la gigantesca flor y ahora se comienzan a abrir los pétalos de la flor, como si fuera un gigantesco cortinado y dejan ver un ángel con una trompeta es una nave así presentada, otro, otro y otro y hacen sonar sus trompetas.
Me pregunta si tengo más frío.
Sí mi Señor... y suenan las trompetas a los cuatro vientos y ahora se comienzan a desplazar y es la Estrella de Belén. La Estrella de Belén ahora se eleva, y es un Aguila gigantesca, tan grande que tuvieron que abrirse mucho más para darle paso. Y brilla tanto, tanto ese plumaje, plumaje de metal, pero brilla tanto, y es como un estremecimiento...
¿Qué hacen? Es como si hicieran estremecer el Aguila de emoción.
Y se abre el pecho del Aguila, es una nube, pero una nube con aroma a jazmín, una nube con ese aroma a madreselvas, mezclado como si todas las flores más hermosas se hubieran mezclado y estuvieran en esa nube que desciende. Y sentado en la nube el Cristo, en su ropaje blanco, pero son muchos los que lo acompañan y descienden en la nube con El. Y la nube se abre cuando llega a la parte baja, está posado ahora en lo firme y todos a su alrededor, las ropas les resplandecen. Y nuevamente estos arcoiris y ustedes en divinidad. Y ahora sí se forma bien el arco y los envuelve, los envuelve a cada uno, todos, todos están, pero sobre el arco iris hay una estrella, una estrella que nunca había visto antes...
Y ahora otra vez esos ángeles con las trompetas, las hacen sonar, pero es la música, otra vez la música, la música que acompaña todo. Y en la parte del valle hay discrepancias, y muchos tienen miedo, y otros corren felices suben, van al encuentro y otros rechazan totalmente. Lo ven y solo piensan en armarse para combatir, para combatir a los que acaban de arribar.
Quienes toman piedras, quienes van a sus hogares a buscar los cuchillos, quienes con un pico...
Y ahí, ahí veo uno que quiere arrojar una enorme piedra, y de pronto no la siente en la mano y mira, y es solamente como un pichón que está emplumando y levanta vuelo y gorgojea. Y otro quiere arrancar una piedra, pero cuando se da cuenta, solamente tiene un manojo de espinas que le hieren las manos. Y quiere arrancarlas y no puede y entonces mira desesperado a todos, pero de pronto hay una luz que le da en la mano, y la mano resplandece y no hay espinas y el ser ese cae de rodillas.
Quien lleva un cuchillo en la mano y hay otro que lleva un pico.
Se transforma el cuchillo como en una espiga, el pico desaparece, y queda solamente como un haz de luz que va indicando por donde debe transitar. Solamente dice El al presenciar los milagros, muchos de mis hijos de rodillas caerán y todo será necesario, porque al principio querrán combatir querrán aniquilar. Mas ahora en estos momentos, en esta unión con los que congregué, tienen un divino encuentro aunque no lo puedan aún sentir, pronto lo manifestarán, dice El. Y los bendigo y en la fuerza que hay en mi como Dios y Creador comprenderán lo que significa muy pronto la palabra bendición. Dilo, dice El: que viene de Sión mi Señor. La Gloria, la gracia, el amor, el poder y los milagros, vienen de Sión, Ben - di - ción. ¿Comprenden ya?
Amén.

Y ahora es como si hubiera un enorme lienzo muy blanco, como se ve a la cigüeña llevando al bebé en el lienzo blanco, es como si fuera un enorme lienzo blanco que los envuelve a todos y tomado así, es transportado, es como la elevación divina y como la transfiguración, revestidos en blancura. Revestidos en blancura, en la pureza que hay, se sentirán como pequeños como si el mundo recién pudieran pisar. Navidad antes de una Navidad, Navidad almas mías tendrán, como el divino renacer que aunque se sientan adultos en la transformación que mencioné.
Amén.

Y ahora nuevamente ellos, unidos y ofreciendo todas las manos juntas, una flor. Veo como si esa flor la posaran sobre la cabeza de cada uno y la dejan entera suspendida y comienzan ellos a retroceder, en gesto de amor hacia los hermanos pero de inmensa adoración al Padre, se van alejando, alejando, y vuelven nuevamente a subir y va desapareciendo la luz resplandeciente de esos arcoiris, mientras se elevan y la flor cierra sus pétalos, apaga sus luces, se silencian las trompetas. El Aguila se eleva, la Estrella de Belén en su sitio quedó, pero una paz inmensa dice El que tanto los embargó, una paz inmensa como un manto de protección.
Amén.


Montevideo, 09.03.85

EN LA NAVE SANTA MARIA, EN MISION

Santa María, con la Estrella de Belén,
con la Estrella de David y la otra divinidad también.
Que en un batir de alas, cuatro ángeles vendrán,
que tocando las trompetas, a los cuatro vientos, a cuántos despertarán.
Mas no el despertar ya dicho, sino el otro despertar.
Seres que estarán como acurrucados, y temen hasta el respirar.
Es el despertar a lo divino, dejando ya la parte hasta acá,
abandonándolo todo, para junto a Mi Hijo estar.
Reconociéndose al punto, que también hijos míos son,
caminando, corriendo o volando,
andando por tantos sitios,
porque no quedará rincón que no sea visitado.
Y ahora, otra aclaración: Santa María pidieron,
sí, Santa María ya está, una Nave nueva, muy grande
que a muchos transportará y en ese transportar divino
cuántos identificados en el camino de la fe y de la paz.
Cuántos para ayudar a los hermanos, porque ya están preparados.
Hay hijos, que no necesitan ya más, solo aguardar el momento,
y en un instante, tendrán así el conocimiento...
en qué sitio, en qué lugar, en qué hora, en qué punto, cómo es, dónde será
y sin temer, almas mías a nada, hacia ese punto se dirigirán.
Siendo entonces transportados a la Santa María triunfal
y allí estarán por fin con los otros hermanos.

Me muestras, mi Señor, que las túnicas que están preparadas, se las alcanzan, los visten y es como una última lección, la que reciben, la de la última preparación.

Luego, en un panel gigantesco, mis hijos podrán apreciar
en qué punto están ocurriendo los hechos,
que con mayor prisa y con mayor amor atenderán.
La Santa María desciende y rápido colaborarán,
nuevamente se eleva hay que ir a otro lugar...
¿Esto quieres, hijo amado?
Esto a todos ya brindé luego por tu boca, Giancarlo,
a todos les hablaré.
Amén


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