Montevideo - 22/9/85

PRESENCIA DE LOS LEGIONARIOS DEL AMOR

Los veo como están todos arrodillados y están formando un semicírculo.
Están arrodillados..... y veo como de pronto, rápidamente hay un des­censo. Y al descender ya no es lo mismo, es como si fuera un lugar muy amplio, como en una especie de cúpula de cristal, es como si los viera a todos. Y ellos en ese descenso están como detrás de los cris­tales y luego es como si la pudieran pasar y están dentro también.
Dije cúpula, veo como si fuera ahora, realmente, una gran campana, no es como si fuera, es una gran campana y ellos se acercan y comien­zan a hacer sonar la campana. El sonido es maravilloso, es en el cris­tal. Pero lo sorprendente es que cada toque es una nota distinta. Y cada nota al unirse a la otra es una melodía, de glorias, pero esa parte no me había mostrado porque era un poco..... inquietante.
Y es un momento en el cual aguardan mi Señor, porque veo que sus mira­das luego de hacia ti, fueron como una mirada de entendimiento hacia todos y vuelven nuevamente la mirada hacia Ti, hacia ti por la expresión, aunque miran en su interior. Ahí te buscan, dentro de sí mismos. Como que son templos, como que todos tus hijos son templos de amor y dentro de ese templo estás Tú mi Señor.
Están mirando ahora, estando acá, están en proyección y están allá.
Varios de ellos se taparon la cara y dieron vuelta la cara, y al tapar­se así es que vieron algo muy tremendo. y dice EL: ¿recuerdas?.....
Sí mi Señor, el otro sábado, el anterior, cuando Tú dijiste que me mos­trabas un hecho no más en el mundo y los otros tres no me los mostrabas porque no los resistiría. Y uno de ellos fue el de México, quizás el primero, y ¿qué? ¿y ahora están mirando otro de los hechos?..... no me muestres por favor. Es el segundo de los hechos que Tú mencionaste?... Los veo como si rápidamente se acercan, estaban, están, nuevamente los veo, junto a ustedes, se acercan, cada uno estampa un beso en la frente, de todos los que están, y rápidamente parten. Qué desastre tan grande, no quiero ver más mi Señor, por favor. Qué sacudida pavorosa......
Y el agua no es suficiente para apagar ese fuego.... es tanto, parece un maremoto, pero no es suficiente..... por favor, mi Señor.
Y ahora te veo a Ti, y te veo multiplicado en todo rincón, sintiéndote destruido por amor, sintiéndote destruido tu..... ¡¡qué pavoroso!! cómo te desgarras junto a cada uno, y junto a cada piedra y a cada pastito. Ese viento que sopla el fuego y parece que cada vez lo aviva más.

..................

Mi Señor... ha quedado todo allá alejado y estás acá nuevamente dando paz a tus hijos. Ya estarán en esos caminos -dice EL- dando paz, ter­nura y amor. Apagando los fuegos, avivados por los vientos, al mundo, al oleaje embravecido, curando mis hijos heridos, con una mirada, una caricia será, que donde hay torbellinos, siempre ustedes mis hijos se­rán la paz. Sin tener temor a nada, con la fuerza invencible de la fe, con el poder del amor, así avanzarán y al mundo entero lo transformarán.
Amén.

Montevideo, 14.9.85

los legionarios comparten el dolor que han pasado

Veo una parte del Universo, y veo que dentro de todo lo que ellos poseen, tan perfeccionado como está, hay algo, un desequilibrio en algo. Ellos son seres de tanto amor, y sin embargo están pasando por un momento doloroso. Hace mucho, mi Señor, TU lo habías anunciado, que iban a pasar por un momento doloroso, y lo están pasando. ... Y es como si un fragmento de algo, cayera a la Tierra, que la Tierra luego diera un testimonio de algo que no sabe lo que es y de donde vino. ¿Un meteorito dirán?... No sé.
Los veo poniendo a salvo, como cuando el cataclismo ... antes de Adán y Eva, como poniendo a salvo todo rápidamente... pero algunos no logran salir y hay un estallido pavoroso. ¿Qué fue...? Un error humano también ahí,... sólo que no lo veo en oscuridad. Y hay mucho sufrimiento entre ellos.
Nunca habías presentado, que en una parte del Universo, hubiera algo así, mi Señor... ¿Qué más puedo decir?... mi Señor... Angustiados han salido, pero hay otro grupo que corre en auxilio de ellos y otros más, corren a auxiliar.
¡Qué maravilloso ver eso! Esa hermandad... Ahora acá, ahora es en este Mundo... Un barco que se va a pique. Y veo de pronto, como si ese barco, representara también, una Nación... Sólo queda la parte de la proa afuera, nada más... Flamea la banderita... no distingo bien la banderita... pero es como si una Nación entera se fuera a pique. Y los veo a ellos, solidarios también... Otros de los grupos solidarios con todos esos seres... Muchos sucumben, pero muchos se salvan... son salvados... sí.
Y hay un pequeño grupo que ha llegado acá... y ese pequeño grupo, en sus naves, han formado como una rosa, parecida, a la que vi en tí, pero sus pétalos están bien. No, no están bien. Veo ahora, ahora puedo ver, como marcan en ellos la señal que vi en el primer pétalo tuyo, la herida. Es por el dolor que están compartiendo y viviendo, de sus hermanos; como comparten el dolor de todos los hermanos, no son indiferentes... Los veo sufrir como no los había visto nunca... Pero igual vienen acá. Y es como si necesitaran también de ustedes la comprensión, en ese dolor por el que están pasando.
Y es la primera vez que yo veo esto así... Y es como si necesitaran que ustedes los acompañaran... y ellos que siempre vienen para alentar y ayudar, hoy necesitan de ustedes, la palabra de ayuda y de aliento, en esa amargura que viven. En la pérdida, no en lo material, sino en lo humano, y aunque saben que están para un cumplimiento, sienten el dolor del ser que tuvo que partir. Hacía tiempo, mi Señor, que sabía que algo ocurriría, pero no sabía que lo viviría yo también así... Pero ellos vienen igual y es como si trajeran fragmentos quemantes de aquello. Y los traen en las manos y las manos de ellos están heridas, como diciendo... compartimos también de esta forma.
Y dice EL:
Sí, comparten en esta forma, almas mías benditas,
el dolor que han pasado, más aquí igual están,
quieren compartir con los hermanos, y quieren nuevamente ayudar.
Es como cuando hoy Mateo, dijo... el Ave Fenix... es como si se sacudieran para salir del dolor y comprender que tienen que seguir luchando y trabajando y colaborando y ofreciéndose a todos... y los veo acá, ofreciéndose a todos. Pero muchos están en tantos sitios ofreciéndose a tantos. En estos momentos, Hilda llamó por teléfono, porque su hermanita tuvo que ser internada, una cesárea... Y los veo, como si también estuvieran allí, sobre todo junto a Hilda, ayudándola, dándole fuerzas. Pedí por Cristina, pido por tantos... por todos. Pido por todos los que están o en su cuerpo o en su aspecto espiritual, sufriendo o padeciendo por una situación, por lo que sea. Y allí están ellos... sintiéndose por momentos como destrozados y sin embargo levantándose de ese dolor, y ayudando, como diciendo... hasta el último instante, mientras hay aliento, hay que ofrecerse y hay que ayudar.
Y así lo hacen y acá de pronto es como si quisieran arrancarse un poco el corazón, para dejar el dolor a un lado y ponerse otro corazón ya restaurado, y poder ser útiles a ustedes. Y EL los mira y con la mirada los bendice, con la mirada los acaricia.
Pero es ahora de pronto, que veo como si el Universo entero se conmocionará. Y ahora Te veo, mi Señor, Inmenso en el espacio, y es tan pequeño el espacio... tan pequeño lo veo, frente a esa inmensidad Tuya... Pero veo como de pronto, también Tu Hijo Antiguo y Nuevo está acá, y cómo esa Paloma, ese Espíritu Santo que se transforma en mujer, también ha llegado y cómo con los brazos quieren abrazar cada uno una parte ... dividir el todo en tres partes.
Y lo que abraza la Madre, te lo ofrece a TI... y TU lo cambias y luego es al Hijo... y también van cambiando, de manera que en tres veces, abrazaron todo...
Y dice el Padre:
En este abrazo está la Bendición,
y el Cristo que lo ha compartido,
y la Madre que lo ha sentido,
vivido y sufrido como Madre que es.
Y hoy no habrá un canto,
porque sería muy triste escucharla cantar,
después de este inmenso dolor,
pero Yo siempre los bendigo.
Y veo que Ella da un beso y en un beso lo envuelve todo.
Y dice EL:
El beso es una Bendición,
como el beso que al nacer cada uno en el Cielo, la Madre así lo brindó.
De pronto vuelve a transformarse en Paloma y se aleja en un vuelo muy silencioso, muy quedo... con enorme tristeza... Y va como a una piedrita de una montaña, y allí se acurruca...
Y dice el Padre:
Muy pronto con renovada fuerza, junto a los hijos volverá,
en un vuelo donde una nueva vida a cada uno le brindará.
En un renacer, en estos tiempos, sin perder la vida lo es,
como en un renacer, porque será como en una sacudida de cada cuerpo,
para decir: Recomencemos...
Porque son los nuevos pasos y siendo adultos, comenzarán como bebés.
Pasos que son bendecidos, trozos de Cielo que ahora acá están ,
desgarrados de amor, de amor y sufrimiento,
pero luego en lo puro y perfecto,
que en alegrías y sonrisas compartido todo será.
Amén


Montevideo, 15.9.85

HABLAN LOS LEGIONARIOS.
EL CUMPLIMIENTO TOCA SU FIN

Se están proyectando hacia acá, y los veo como en proyección, comienzan a descender. Vienen aún apesadumbrados, pero con el amor inmenso y el deseo de poder ayudar, y ser útiles. Llegan acá, y veo uno de ellos que se viene acercando. Viene hacia acá, pero luego gira y los mira a todos y dice:
Necesitamos de ustedes, hermanos, necesitamos de ustedes,
porque la obra a realizar, es desde lo más alto hasta lo más pequeño.
Y solo estando unidos, así nos vamos a comprender
y ninguno tampoco en este camino, que lo va a abandonar...
Me está mostrando... perdón, primero tu nombre.... Jawson, Gracias. Me estás mostrando una cinta... él viene hacia acá, y me muestra la cinta. En esa cinta hay muchos nombres escritos...
Son auténticos todos, dice.
Yo digo... ¿son nombres? Porque algunos de ellos ni siquiera los he sentido. Me indica con el dedo hacia arriba, pero veo, veo... el tuyo Anselma... también. Veo nombres de acá, muchos más de los que están acá en este momento.
Dice él:
Formaremos una Gran Legión...
¿Todos, todos los que están en esa cinta ...?
Sí, Mamá, dice, todos.
Formaremos una Gran Legión, y tendrán conocimiento.
Ahora esto es un primer paso.
Llega otro momento en el cual...
Perdón, perdón, te quiero escuchar, pero me está llamando la atención algo más....
Sonríe ahora y me dice:
Sí, lo comprendo.
Me decías que llega otro momento en el cual...
más directo y más firme, más claro todo va a ser.
Los tiempos se aproximan y el cumplimiento bíblico tocará su fin.
Son los pasos, los más difíciles estos, que tienen que dar,
pero los daremos juntos, luego serán suaves...
Sí, pero sé que se van a sentir desgarrar por todo lo que van a ver, lo que presenciarán.
Sí, me responde él, pero van a tener la alegría de saberse muy útiles,
esa paz interior, por la consagración total.
Y se sentirán tan fuertes.
Y sin embargo, se sentirán tan pequeños a la vez,
por la gran humildad, pero se sentirán fuertes
por la fuerza que tendrán para realizarlo.
Pero repito, me dice él, se sentirán pequeños, porque la humildad...
Y los veo como si fuera una reina divina, la humildad. Y al mismo tiempo como una reina divina y poderosa, y al mismo tiempo frágil y pequeña como la violeta. ¡Qué hermoso! Y los veo como si les ofrecieran cosas que no las aceptan, solo una sonrisa es lo único que aceptan a cambio.
¿Y ahora Jawson...?
Vinimos, dice él, y mis compañeros también quieren saludar,
Y traen algo, es una flor para cada uno... Hacen un saludo, que no es el mismo de cada uno hacia ustedes, sino que son distintos saludos. Hay quien acerca mejilla y mejilla como ese doble beso de la paz, hay quien hace el saludo como del antebrazo, hay quien pone la mano en el pecho. Son distintas señales de saludo, pero junto con el saludo, alcanzan una flor ¿Qué representa?
El símbolo de la perfecta unión.
Son flores que no las conozco, no las he visto.
Son flores que hemos traído, dice,
y ahora las estamos ofreciendo, en señal de hermandad.
Y veo como si del tallo de cada flor, saliera como una gota, no sé, como un poco de la savia y veo como al tomar de esta gota, la pone en la mano y une la mano de cada uno. Así como los indígenas se cortaban para ser hermanos de sangre, veo que con la flor lo hacen, como si de una gota que partiera de esa flor, es como un símbolo, porque ellos no cortan flores, ellos no hieren a las plantas, esto es un símbolo lo que están haciendo y qué maravilloso.... y es dulzura lo que tiene esa gota, como si la dulzura tuviera que unirlos...¿y ahora?
En otro momento volveremos, y vendrán nuestros hermanos.
Muestra a los otros, los que son científicos, los que pueden realizar acá algo...
Pero trajimos algo...
Veo como una partícula de maná, se la dan a alguien acá, que no se siente bien... hay más de uno sí, y está tomando esa partícula como de aquel maná. ¿Y ahora? Ahora levantan la mano en señal de despedida y comienzan a elevarse, pero quedan como suspendidos, no terminan de marcharse... Es como si estuvieran aguardando Tu Bendición Mi Señor...
Y dice EL:
Como Padre los bendigo, ángeles de divinidad,
que siempre, estaré junto a cada hijo,
y pronto el dolor terminará esfumado en un pasado
y nuevamente en gloria es, se sentirán siempre hermanados,
como los que acá han arribado, como lo que ustedes son también.
Amén

Ahora sí, continúan ascendiendo, ascendiendo.. no veo nada más


22/9/84

MENSAJE A LOS LEGIONARIOS

Están llegando. Y en esa llegada, en ese descender, rápidamente como vienen descendiendo y como también vienen descendiendo un equipo inmenso y variado. Como rápidamente, están ofreciéndose para ayudar acá. Para ayudar a tantos, y rápidamente están instalando todo, es como un pequeño batallón, preparando pero no sólo acá, veo que están en otros lugares también para atender a otros seres, quienes mañana dirán, pero ayer estaba mal y hoy me siento tan bien. Es un laboratorio con todo el equipo que se instala acá. No voy a mencionar a quienes, pero hay cinco personas acá que serán sometidas a una intervención de distinta índole. Preparando los quirófanos están, preparando los pacientes para ser intervenidos y todo en forma divina. Se acercan, a los demás también, pero con cuánto amor y cuánta seguridad. A otros los están sometiendo a exámenes y tratamientos. Hay quienes están bebiendo, hay quienes se les toma la presión. Tienen como unos guantes especiales y detectan todo. Hay quienes les están inyectando algo, pero es asombroso, porque es como si al mismo tiempo, extraen e inyectan... como una renovación total, y veo como una sangre negra que quitarán y al inyectar la sangre está un poco mejor y ahora... mejor y ahora es la sangre pura. Liberada no sé de qué, pero limpió todo eso. Hay quien mira a los ojos, pero está mirando mucho más que a los ojos, hacia el cerebro, a través de esas cuencas están observando, y tienen unos lentes especiales como si con esos lentes pueden ver toda la masa craneana, no sé si está bien la expresión. Hay quienes están mirando las uñas, pero la unión de la uña no, como algo más adentro, como en la raíz, algo encontraron, se dieron cuenta de alguien que necesita, no sé si es padastros o qué, pero están mirando. No sé si hay alguien... bueno, no sé, veo la mano solamente... quién puede ser. (Alguien dice que tiene un problema en una uña desde hace mucho tiempo: Elsa). De pronto es como si hubieran puesto, que yo no había notado, pero lo estoy sintiendo ahora, como si estuvieran todos inmunizados, porque estoy viendo el vapor ese, ese vapor con esa mezcla tan hermosa, tan refrescante que inmunizan cuando ellos llegan, en determinados lugares, no siempre así. Terminan la operación, están atendiendo a quien operaron. Hubo una operación al pecho, otra persona fue renal, hay quien fue como en esa zona puede ser vesícula, hay quien fue en un brazo, y hay quien fue en los dos tobillos. Hay quienes están trabajando en las vértebras, y en ti Rosina si, veo como si fueran tus ojos, no sé si será un aporte para prepararlos como Roque, cuando lo prepararon, le normalizaron la presión para que pudieran intervenirlo y todo fue perfecto.
Veo a distancia como están atendiendo a otras personas también. Están finalizando, y veo a uno con la cabeza vendada, es un símbolo porque no se precisa nada. Otro con sus vendajes en distintas partes del cuerpo. Y ahora veo como ya quitan los vendajes como si hubieran pasado los días, como si ya estuvieran restablecidas las personas. Y veo a todos felices. Terminan todo, ordenan las cosas nuevamente, pero quedan ante el Señor. Los veo en actitud religiosa como siempre. Se guían por El y en esa actitud tan reverente. Y dice El: Son mis bendiciones almas mías, las que aguardando ellos están. Pero también tendrán mi palabra, porque la necesitan, por eso también vienen hasta acá. Para compartir con todos y recibir ellos también, que los guío, no los abandono. Están preparados para el encuentro divino y para colaborar con Uds., en transportarlos dice El, por todo sitio. Y se dirige a ellos y dice: Hijos míos bienaventurados, cuánto aporte para la humanidad, Uds., que están en tanto preparados, Uds., que aún siendo como ellos en un mismo nivel, cuentan en estos momentos con lo que luego será para todos, todos sin discriminación, dice El. En esta misión tan sublime, mis legionarios del amor, pronto cabalgarán en briosos corceles, blancos y resplandecientes con un sol. Ay! mi Señor, ya que ellos cuatro mencionados, ya no se verán más. ¿Conocen todos cuales son los 4 jinetes del Apocalipsis...? En briosos corceles blancos, resplandecientes como un sol, y veo como si vienen y los invitan a cada uno a subir en su mismo corcel como si cada uno cabalgara con cada uno de ellos. Y salen, pero todos luminosos, todo es divino lo que Tú estás mostrando. Así será el compartir, así es la sagrda misión y así como lo prometí, lo cumplo como Padre y Creador que soy.
Amén.

Y es así como si los caballos pudieran volar por los aires, van cabalgando pero van por los aires, como si sin tener alas volaran...
Gracias mi Señor.





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