Movimiento de Liberación Nacional
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NO HAY MEJOR TEORÍA REVOLUCIONARIA QUE LA QUE SURGE DE LAS REVOLUCIONES HECHAS. RAÚL SENDIC











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Acto por Raúl Sendic (26 de abril de 2002)


JOSE (PEPE) MUJICA

Compañeros, lo primero, quiero darles en nombre de todos mis compañeros y en nombre del BEBE  - que por ahí sobrevuela -, un abrazo a todos los trabajadores que están acá en primer término, parte de mi pueblo, y lo quiero graficar en un puñado de obreros del mar (de lo que va quedando de los trabajadores del mar) que trabajan en la pesca, en esa república olvidada de este país que debió ser marítimo y no lo pudo ser.  Quiero hablar con mis compañeros trabajadores y  personificarlo en un abrazo para con ellos.

Yo no sé si voy a decir un discurso, no sé, puede tener algo de confesión más que de discurso. Porque no le puedo mentir a mi gente, no le debo mentir a mis compañeros, no debo cultivar un gesto triunfalista en medio del drama ante el cual estamos parados. Quisiera poder decir honradamente otras cosas pero sinceramente no puedo. ¿Por qué? Porque ¡cuánto cuesta ser heterodoxo! ¡Qué precio hay que pagar para tener la cabeza independiente y no ser seguidista! ¡Qué precio hay que pagar a veces para pegarle a nuestros propios compañeros, a nuestros queridos compañeros de camino!, porque lo más fácil es la demagogia, lo más fácil la consigna, el adular. Y por eso nos tenemos que acordar del BEBE; ¡cómo no acordarse! Tengo grabado en mis ojos la imagen en el salón de esa casa, (nuestra sede), una tarde en que la comisión de ideología   de una Convención lo tenía acorralado al Viejo, endilgándole una sarta de lugares comunes; a un Viejo que siempre se sonreía   pero que tenía la audacia de tener la cabeza brutalmente independiente. Independencia un día para plantear -casi con una pata adentro de la cana y con otra afuera- que las compañeras tenían que salir a juntar firmas atrás de una reforma constitucional . Era medio de locos. Y llevamos años, compañeros, juntado firmas por allá.          

Nos ganó, nos ganó por un montón de años. Y de levantar la idea de un programa mínimo nacional, policlasista, obviamente que no era una fórmula política, un partido, era un programa de cuatro, cinco puntos. Y no lo comprendió casi nadie, y lo criticaron, lo “cuerearon”; y tuvieron que pasar años.  Este era un paisano que veía lejos.  Y tengo que recordar que nos decía “vamos a entrar en un tiempo donde la gente ya no va a salir a conseguir trabajo sino que tendrá que inventarse un trabajo para sobrevivir”. Y no lo entendíamos, y decía entre sonrisa y sonrisa, a veces perdiendo el tiempo, amasando unos charutos imposibles: “eso que se llama campo socialista se va al carajo”. Fue el único tipo en el universo político de la izquierda, de la derecha, de lo que fuera, que tenía el coraje intelectual de anunciar “eso se va ...”, y hacían cola para pegarle. Debemos cargar con la armadura del viejo compañero que se animaba  a desafiar el análisis dialéctico en el campo de la teoría, y cuánto, cuánto hace falta en este tiempo la verdadera libertad dentro de la cabeza.

¿Por qué digo esto compañeros? Acabamos de presenciar y estamos presenciando, el saqueo más portentoso de la historia de los últimos cien años de América Latina, del pueblo argentino. Somos casi contempladores por televisión  de que esa República, que cuando yo era gurí  era la mitad del producto bruto latinoamericano, que aún hoy es el primer productor mundial de alimento promediado por habitante de la Tierra, se ha transformado en pocos años: la mitad casi de su población por debajo de la línea de pobreza, tiene cerca de 4 millones de indigentes, 30% tal vez de desocupación abierta y no termina nunca de tocar fondo; y pagó tal vez en los últimos 15 años más de 200 mil millones de dólares y debe 135 mil, y el sistema bancario se ha quedado prácticamente casi con 50 mil millones que les expropiaron a la masa de pequeños ahorristas. Y si eso no es afane… Si las empresas más grandes pagaran lo que deben a los bancos habría plata para devolverle a todos los ahorristas.  ¡Pero no! Van a pagar en moneda devaluada, van a pagar la mitad.  Pero al grueso de la clase media argentina y hasta a los trabajadores, los expropiaron, los hicieron “pelota”.

Y a veces repetimos, también nosotros, que este modelo ha fracasado, que este modelo no va más.  ¡Qué va a fracasar si se inventó para afanar a los pueblos! Es un modelo brutalmente triunfador,  porque es la expresión de la “tenaza”, la brutal globalización financiera de carácter mundial.  ¿Quién dijo que este modelo está inventado para el desarrollo de las sociedades y para la equidad?  Es parte de la vieja ley de la concentración, pero a escala planetaria y en el campo financiero, que está determinando y ha procesado una escandalosa succión de la sociedad argentina. “Cuando veas las barbas del vecino arder, pon las tuyas en remojo”...

Y acá viene mi angustia, acá viene la parte de mi verdadera confesión, acá viene la heterodoxia, porque el pueblo argentino ha manifestado, ha peleado, ha tirado piedras, ha golpeado cacerolas, hecho piquetes, ¡ha hecho de todo! Y ha dado una vuelta a la manzana; no sólo lo afanaron, es que lo siguen afanando porque quedan tal vez 15 millones de dólares en el colchón de la clase media. Pero este proceso de falta de liquidez y de inflación combinado lleva a que tengan que sacar los dólares apretados para poder comer, para poder pagar; y al final luego de devaluar y luego de expropiar van a intentar imponer la dolarización redondeando el paquete de sujeción.

Estamos parados frente a una bruta tenaza, es una verdadera tecnología de la época de la globalización fundamentalmente financiera. Atrás de esto están las corporaciones: REPSOL, que se quedó por “chauchas y palitos” con el petróleo argentino, debe más de 300 millones de dólares al sistema bancario, y va a terminar por estos juegos pagando menos de la mitad. Argentina se ha dado el lujo de ser el único exportador mundial de petróleo que no les cobraba nada a las empresas exportadoras. Ese es el modelo que instauraron. Por eso es que este modelo no ha fracasado; fracasó para el desarrollo del pueblo argentino, para solucionar el problema del trabajo de los pobres, pero esa no era la intención de este modelo.

Y bien, decimos frecuentemente que la situación de Uruguay es distinta, porque hay una esperanza cultivada  por la acumulación del pueblo uruguayo, de la izquierda uruguaya. Porque con todos los defectos que ésta pueda tener tenemos esa herramienta que está sembrando la perspectiva de una esperanza, que se llama Frente Amplio. Hay una enorme capacidad de lucha cuasi desesperada, pero atomizada en las calles porque no existe una síntesis política, y ésta es la mayor tragedia. Pero con esa presencia también, este proceso concentrador y expropiador no es un proceso para la República Argentina, es la forma que ha adquirido el imperialismo contemporáneo que ya cuasi le estorban los viejos dictados, que no sé si no apuestan a una balcanización; que con la dolarización de la Argentina, si lo logra imponer luego de este proceso expropiatorio, le diría a Brasil ¡chau!; marcha al spiedo cualquier proyecto de salida más o menos regional, ¡chau Brasil! Y estamos en el medio de ese juego con un presidente  que le va a decir a Cardoso chau, mirá que ahora voy con Bush ...

¿Y qué nos ha pasado compañeros? Pertenecemos a una cultura, a una historia. Cuando yo era gurí la tasa de ganancia de la ganadería extensiva andaba por el   18% anual, era un negocio bárbaro y generó una oligarquía de los varones de la tierra  de dobles apellidos, sí señor. Pero ¿qué ha pasado en estos últimos años de historia que el primer propietario de las tierras de Uruguay es la Shell?  ¿que el segundo es una multinacional alemana o canadiense? ¿que la tercera es Euro Ford y que el cuarto es Pérez Compan? Y  así podría seguir.  ¿Y qué pasó?  Que tal vez la ganadería extensiva, 15 millones de hectáreas, estén dejando 3 dólares, con suerte, por hectárea.

Pero hay una rosca frigorífica que está caminando fuerte. Y hay un sistema bancario con un país derrotado, con un país en recesión que declara 130 millones de dólares de ganancia en el año anterior,  que es nada. Pero hay en el futuro una idea planteada de remate del campo, de la ciudad, del medio, de la industria. Vamos a entrar, en el marco de esta crisis, en un proceso expropiatorio a precio de “bagatela”. Si logramos parar lo de Antel y vamos a parar lo de Ancap, dimos la lucha como podemos, pero se nos están quedando con la tierra y se nos van a quedar con el suelo. Están derrotando a todos los boliches, ¿o no los vemos?: que cae el gallego Manolo, y el otro, y el otro, porque ahora todo es “light”, y tienen que ser grandes cadenas que vienen del exterior con la tenaza de la tarjeta y un pueblo pelado; que concentra todo el minoreo, y después se van a quedar con los pequeños industriales abastecedores, porque van a imponer, y están imponiendo, el monopolio de compra, que es el peor monopolio. Estamos viendo la tenaza concentradora que camina por nuestras calles, y tenemos el sistema político, estamos bloqueados, el país partido al medio y  a una mayoría exigua  le da para mantener esta línea concentradora; salimos a la calle a pedir a gritarle a la sociedad, tenemos que tener la grandeza de juntar y de juntar.  ¿Por qué? Porque hoy, el eje principal de Uruguay es cambiar, siquiera en parte, la línea económica. Porque nuestro drama es esta línea económica  que tiene un trazo de 25 años.  Este es el peligro inmediato más importante, que está como siempre golpeando en primer término a los trabajadores, obviamente, pero que está golpeando más arriba, que viene degollando parejito. Estamos luchando con todo, con una masa de compañeros frentistas y con una masa de pueblo que le está gritando a la sociedad uruguaya. Hay contradicciones históricas que no se terminan hoy ni mañana, que son eternas. Y juntarse no significa abdicar ni renegar, significa juntar fuerzas para pelear con el adversario principal. Debemos cuidarnos de no entrar en el “corral de ramas” que busca la extrema derecha.

Porque sólo un sector pequeño de la producción, por ejemplo el arroz, hace tres años tenía 700 productores, ¡éramos el sexto exportador mundial de arroz! y era el segundo producto que generaba divisas para Uruguay. Hemos perdido casi 100 mil hectáreas de siembra en estos dos años; de 220 mil estamos en 120 mil y nos quedan 400 productores de arroz, 400 empresarios. Un empresario de arroz que desaparezca, probablemente no se muere de hambre, pero sepan este dato: cada 5 hectáreas de arroz hay dos viajes de camión de 25-30 mil kilos que precisa dos trabajadores; para 5 hectáreas sólo dos viajes, uno a secadero desde la chacra y otro del secadero a Saman (Montevideo).   Y esto es el origen para el trabajo de 15 mil trabajadores. Porque los camiones no los maneja el “espíritu santo”, los manejan los trabajadores. Los 300 litros de gasoil por hectárea son trabajadores de Ancap laburando, multipliquen por 200 mil y saquen la cuenta de los viajes de camión, y saquen la cuenta de lo que cuesta el mantenimiento de la maquinaria en el campo, y las horas de regadío, y las horas de preparación y acarreo de fertilizantes, etc.

La economía tiene cosas  que descubrió un viejo economista soviético: una técnica que se llama “los índices de encadenamiento”,  que se usan hoy como verdad en todas partes del mundo, y que la investigación hecha en Uruguay por el Estado, hace dos años, indica  que casi el 70% de los obreros que quedan en este país trabajan en el agro industrial, que el PBI de la agropecuaria es 7 u 8%, y el conjunto de arrastre en toda la economía es más del 25% del PBI de Uruguay.

Ese encadenamiento nos está creando un dilema de carácter intelectual: que no hay trabajadores estables en Uruguay.  Porque hay una unidad de país creada por la historia y que hoy en este desafío de enfrentar esta línea económica, tenemos que acordarnos del contenido más profundo de un viejo símbolo, la hoz y el martillo. Pero ebemos profundizar intelectualmente en este Uruguay de hoy,  porque tenemos una historia que nos divorcia y entonces ¿qué nos pasa compañeros? Que hay una derecha que medra por romper los pasos que se han dado,  para que (...) el PIT-CNT se junte con estos gringos patrones, como si el PIT-CNT fuera a renunciar a su carácter de clase, de defensa de los derechos de los trabajadores. Pero por otro lado le están reprochando ¡cómo se van a juntar los trabajadores agrícolas con el PIT-CNT! Porque cuanto más atomizado y más dividido mejor. Este es el mejor servicio que se puede hacer para que esta línea económica permanezca, porque se trata de conformar una herramienta de carácter social pero que es o que debería ser el más hondo planteo político no partidario para cuestionar la vigencia de esa línea económica.

Yo creo que la historia contemporánea de Uruguay nos ha dado varios ejemplos: cuando el pueblo uruguayo tuvo que ir al Obelisco para sacar a los milicos no miró lo que había al costado, y así tiene que ser. Y ello no quería decir que no hubieran contradicciones, claro que las había. No se le pide a nadie que  abdique de lo que piensa, ni que se ponga a arrear sus banderas. ¡No!   También vivimos otro suceso formidable que fue aquel plebiscito del 92, donde más del 70% de la gente que votó le dijo al gobierno de Lacalle: privatización no.

Compañeros, tengamos honradez intelectual: una enorme parte del pueblo que votó en esa encrucijada no era pueblo frentista, allí estaba Millor, allí estaba Sanguinetti, y bien que vinieron. ¿Y por qué digo que no eran frentistas, ni siquiera eran de izquierda? Porque en las próximas elecciones tuvimos el 30 y poco por ciento de los votos, quiere decir que por lo menos la mitad de esa gente que votó era pueblo blanco y pueblo colorado, y ¡bienvenido! Nos dio una mano y  tuvimos la apertura de entender que para lograr alguna cosa sustancial coyunturalmente teníamos que tener ese grado de inteligencia.

Yo tengo angustia, tengo angustia porque veo que está la fuerza potencial, objetiva, en el pueblo uruguayo, si no para cambiar por lo menos para torcer esta línea económica que nos está fusilando, y está en la calle; hay una tácita capacitación un grado de organización posible por el carácter y el desarrollo de las fuerzas sociales. Pero tengo un íntimo temor en que las direcciones no estén a la altura de las circunstancias. Porque los hechos están demostrando que hay pueblo que nos acompaña.

Pero ¿qué nos pasa?, están las presiones de culturas distintas y, por qué no están nuestras humanas debilidades, pequeñas disputas de poder, en todas partes,   nuestras pequeñeces y las padecemos. Tenemos un compañero que va a la Mesa Política y hay alguien que en tiempos de elecciones internas transmite información de lo que dice la Mesa, pero un poco cambiada para que los diarios de derecha malentiendan y nos hagan decir cosas que no hemos dicho. Pero queda como una información confidencial, y ya no es una maldad de la prensa, es una chicana de la izquierda. Y hay gente que está preocupada, valiosísimos compañeros, queridos compañeros que están preocupados: no vayan a crecer mucho, porque si crecen mucho pesan mucho y es mejor que crezcamos nosotros y que no crezcan los otros porque hay que mantener una hegemonía. En otras tiendas, en otros gremios, no de trabajadores, hay un bombardeo, porque ¿cómo se van a juntar con el PIT-CNT? También el serrucho.

Y en el movimiento obrero también nos pasa lo mismo. Hay compañeros que cuando se plantea  que hay que juntarse con el que se descuide, con Dios y con el diablo, porque hay que pelear por el pan y por el trabajo del pueblo uruguayo, dicen ¡ah no! ¡Eso es traicionar el destino heroico de los trabajadores!, porque Fulano y Mengano son mezquinos, porque cuando les fue bien no repartieron. Y nos falta la honradez intelectual de entender que en una sociedad capitalista  en el fondo todos tenemos mezquindad capitalista, incluso los trabajadores.

¿Por qué compañeros? Porque yo no he visto a queridos compañeros trabajadores de gremios que les va bien que renuncien a las horas extra para que puedan trabajar otros que no tienen laburo. ¡No!  Y esos  son compañeros y yo les doy un abrazo y menos mal que estén. No los segrego, no los estoy enjuiciando como juez inflexible, tenemos que mirar nuestras propias fealdades en el espejo de la realidad y no achacar a otros problemas que también tenemos. No he visto los batallones de abogados laboralistas que renuncien al arancel del 18% de los pleitos defendiendo el trabajo colectivo. Son trabajadores, han ido a la Universidad que ha pagado el pueblo, pero tienen derecho a vivir y tienen derecho a cobrar también, pero no son tan desinteresados ni tan poetas.  Nadie es tan poeta, somos como somos.

Entonces, tenemos que juntarnos a veces a los capitalistas, porque todos tenemos un margen de egoísmo, todos caminamos por la calle,  siempre hay uno más jodido y nuestra solidaridad tiene un límite. Porque cada cual en este mundo en el que estamos tenemos que entender a la gente y quererla como es. Yo con lo que estoy señalando no estoy escupiendo a nadie, estoy invitando a que nos miremos, como sociedad, lo que somos, nada más, ¡no nos vendamos el verso!

No entremos en el corral de ramas que nos tiende la derecha. He visto que algunos viejos periódicos de derecha han informado con grandes titulares que Fulano de tal, cuando era joven militaba en una organización de derecha. Lo sacaron con bombos y platillos, pero nunca han informado que el ex compañero Luis Mosca (ex ministro de Economía) fue fundador de una de las organizaciones de izquierda hoy vigente en el país. O que otro ex compañero que hoy es ministro, componía en su juventud una de las listas más radicales del gremio bancario. O que quien representa a una parte del gobierno allá en la meca, en los EEUU, fue un querido compañero nuestro. Y así yo podría hablar toda la noche. ¡No, de esos casos no! Son liberales para aceptar los cuadros que les trasvasó la izquierda, pero cuando alguno se les da vuelta, es como un renegado, no lo dejan vivir; y el hombre se da vuelta sencillamente porque se da cuenta que esta línea económica lo lleva a la tumba. Porque tiene dos gurises que se le fueron del país, porque no se puede producir arroz a $7,50 la bolsa y venderla a $5,30. Un año se aguanta, dos se aguanta, pero no más, y se las pela. Qué egoísta pelea por la de él, qué horrible ¿no? ¿Quién no pelea por la de él?  ¿Dónde están los que no pelean por la de ellos?

Si esta línea económica continúa y triunfa, el Uruguay va a vivir un proceso expropiatorio parecido al de la Argentina, y se dará por otros caminos, pero inexorablemente... y decenas de juicios en puerta. Ha caído el precio de la tierra, rematar hoy es una “ganga”, se compran fortunas con vintenes, está todo madurito para comprar por chirolas una inmensidad de territorio. Esa es la realidad…

Está la trampa legal, las sociedades anónimas que pueden comprar tierra. Tenemos toda esa brutal  inflación de sociedades anónimas, entonces ¿qué hacemos? Tenemos miles de trabajadores desocupados. La única ocupación que a veces avanza, es la más jodida. Hay cosas que son increíbles: ¿por qué no chillan por la explotación de los trabajadores de Brill?, y de todos los tercerizados de Montevideo. ¿Quieren que les diga una cosa? Está ganando el doble un obrero de estancia, el triple un cortador de acelga y de espinaca en el Rincón del Cerro, trabajando con pequeños chacareros que van a la feria, que un trabajador de Brill, o cualquier otro trabajador tercerizado.  ¡Hay una recontra explotación en la ciudad!  ¡Hay que ver lo que le pagan a una botija en un supermercado! Estos cambios son de una brutalidad. ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a dejar que el país se siga derrumbando? No lo podemos parar en lo inmediato, en el frente político estamos bloqueados; nos están degollando la gallina de los huevos de oro, el país productivo. País productivo hay que tomarlo en el sentido más amplio: el que es capaz de generar valor, mucho más valor del que consume. Nos están succionando, nos están moviendo el piso incluso como civilización.

Hay una cuestión de identidad de país. Piensen, que tenemos casi 600 y pico de kilómetros de frontera con Brasil. Brasil crece 3 millones de gurises nuevos por año. Nosotros tenemos casi 2/3 de la población a 60 kilómetros del puerto de Montevideo. Anoche estuve en Flores: 27 mil  personas, 1 millón de hectáreas, el promedio de sociedad más envejecida que el resto del país. Y se nos están escapando los gurises, los gurises más calificados. ¡Y estamos contrayendo deudas! Tenemos que pagar 1.300 millones de dólares el año que viene y no habrá más plata y habrá que conseguir más crédito, pero habrá que pagar el 13, 14% por tasa de interés, porque hemos perdido el investiment. Más claro, mucho más claro: estas generaciones le están trasvasando a los que van a venir cuentas que tendrán que pagar. Somos responsables del mundo que le vamos a dejar a los que vengan después de nosotros, y por ahora lo que más les estamos dejando son deudas.  

Tengo angustia, tengo angustia del fracaso de mi generación. Tenemos que cargar con la responsabilidad de haber previsto en la campaña electoral que mucho de esto podía pasar porque había indicios muy claros, y no tuvimos la capacidad de convencer a la mayoría de nuestro pueblo. Y es por nuestra culpa,  por nuestras limitaciones,  por nuestras guerrillas de campanario y de gallinero, porque no hemos estado a la altura de las circunstancias. Temo mucho  la posibilidad de aglutinar un pueblo que pacífica pero ordenadamente le custione la mano a la línea económica de este gobierno, y falte capacidad de dirección, porque hay que tener un grado de grandeza, de mirar mucho más lejos que las meras reivindicaciones sectoriales, no son $5 para tal y $10 para cual, es un campo de la línea económica. No hay soluciones parciales, debemos cambiar la línea económica.

Pero sé que hay una cultura que nos hace trampa, y hay una derecha hábil, muy hábil, que apuesta a dividirnos, apuesta a rompernos, utiliza nuestras vanidades personales, proyecta figuras, nos aleja de las causas, explota nuestros prejuicios. Como si dejáramos de ser lo que somos por andar juntos pero no entreverados.

Este es el desafío de la hora. He sentido reproches, lo que más duele son los que vienen de nuestras tiendas, de nuestros queridos compañeros, compañeros trabajadores, ilusos queridos compañeros trabajadores a los cuales no desprecio, por el contrario. Pero no se dan cuenta, o no pueden darse cuenta que han pasado 40 años de historia y que hay un capitalismo de carácter mundial que nos está haciendo pelota. Que la continuidad de esta línea económica es hipotecar el porvenir de nuestros propios hijos, que de continuar esto nos sumimos en una especie de “africanización”. Porque lo que hemos visto en Argentina es peor que la guerra, es mucho peor que una guerra, se está matando la gente por chirolas, por nada; se está destruyendo la calidad del tejido social y tenemos síntomas de eso aquí. El  no tener trabajo estable  ¡cuánto tiene que ver con la conformación de una sociedad! podrá ser garronera, jodedora, o podrá ser una sociedad con dignidad de trabajadores.

Nos atomizamos, nos rompemos entre nosotros mismos, les hacemos decir a determinados compañeros cosas que no dijeron.  ¿Por qué?  Porque un país sin trabajo destroza la calidad de organización de sus trabajadores, porque el primer organizador de la sociedad es el trabajo estable, porque el sindicato surge como primera escuela allí donde hay trabajo estable, pero no puede surgir sindicato en el seno de la atomización laboral. Y no vemos esa cadena, y nos cuesta. Y razonamos con consignas: “yo con Fulano no me junto”, “con Mengano no me junto”, y eso es lo que quiere el gobierno. No te vayas a juntar porque al gobierno lo que le duele son los hijos de su riñón, no los nuestros.

Bien, esta es la angustia que les quiero trasmitir compañeros. ¿Por qué? Porque está dibujada la capacidad de resistencia, pero están también nuestros defectos.

Se puede ser de izquierda y se puede ser  hasta humilde y popular y se puede tener hasta reacciones de pituco también, no es contradictorio.  He visto paisanos que vinieron a caballo y no faltaba que algún hombre de izquierda, un compañero apresurado en sus conclusiones, que lo veía bajarse del caballo, miraba y decía: ajá, ahora vienen porque están jodidos... “a ver cómo votás la próxima vez”...  Linda manera de convencer, nunca vas a convencer a quien empezás por agredir, y lo digo porque en el seno de esas dificultades hay compañeros de izquierda que trabajan, hacen lo que pueden, los hay destacados. Y les voy a contar una anécdota de mi vida: pertenecí a una barra de botijas que una noche, en un cine del Cerro logramos correr a una “minita” de cultura, de un gobierno colorado, que había venido a dar su discurso en el Cerro. Y la sacamos a tomatazos, y estábamos contentos. Resulta que esa “minita” era lo que después sería nuestra querida compañera Alba Roballo.

No sabemos, nunca lo sabremos, en el seno de esos paisanos quiénes serán o no serán compañeros. Pero lo que tengo claro es que en este país agroexportador que debe ser agrindustrial, si no tenemos el coraje, la valentía de abrir los brazos, incorporar esa columna de paisanos, marchamos al spiedo.  ¿Saben por qué? Porque para voltear un capón hay que tener oficio, para hacer un alambrado hay que tener una cultura, para soportar la soledad de la pampa también hay que tenerlo. Y es pituco el que desprecia lo que no conoce.

Y tenemos que erradicar de nosotros mismos la visión peyorativa sobre la gente que políticamente está equivocada, porque tengo que trasmitirles cosas de mi vida que han tenido los compañeros. Yo viví a la orilla del Cerro trabajando, de gurí. Cuando paraba la Federación de la Carne, eso sí que era conducta clasista y pico, hasta el último boliche cerraba.  El Cerro era una unidad social, trabajara o no en los frigoríficos, con un grado de conciencia que tal vez no tenga hoy. Pero cuando venían las elecciones votaban por amplia mayoría al Partido Colorado, y los de izquierda saltaban. Y nos calentábamos con ese pueblo. Pasaron muchos años, muchas luchas, ya no están los frigoríficos y tal vez esa conducta proletaria nunca más la veremos. Pero ese Cerro mayoritariamente está con el Frente, socialmente está con el Frente.

Los paisanos de la pampa, y en primer término los que fuman tabaco, los aparentemente más sometidos, los de los dedos gruesos, los del rostro curtido, son compañeros rezagados en la fila. Hay que dejar el alma por ganar, saben ¿por qué?  Porque de todos los trabajadores que hay en la historia del Uruguay contemporáneo son los que han generado más plusvalía. Nuestras ciudades no son otra cosa que en gran medida la acumulación de la plusvalía que dejaron las huestes de esos trabajadores anónimos. Y en segundo término somos el país de la Tierra, junto con Australia, que tiene proporcionalmente mayor cantidad de trabajo rural asalariado. Pero en tercer término hay una revolución de carácter mundial, tecnológica, llevada como portaestandarte de las multinacionales, que está cambiando la faz de la agricultura de la Tierra, y es posible que desaparezcan más de 500 millones de campesinos en el mundo, que se destroce la tierra, el porvenir de las generaciones que van a venir. Habrá una batalla de carácter planetario, si el futuro de la agricultura y de la comida del hombre en manos de multinacionales o en manos de productores familiares. Vietnam ha distribuido todas sus tierras, su agua, sus montes en agricultores familiares, que cuando lleguen a los 55 años se van y quedan otros trabajando la tierra,  y ha encontrado que es el mejor método para preservar el futuro.

Podría hablar toda la noche, pero sepan compañeros que de las cosas sagradas que tiene el hombre arriba de la tierra, la principal es la comida. Te faltarán autos, televisores, berretines y te sentirás angustiado, pero si te falta comida ahí vas a saber lo que es angustia.

Entonces, hasta por seguridad nacional,  hay que mirar a esos canarios con respeto. Y ¡ay de un pueblo que no lo mire! Pero esto lo saben los pueblos más viejos de la Tierra.  Japón podría comprar 8 bolsas, 9 bolsas en el mercado mundial, con el costo de una sola bolsa de arroz dentro de Japón, pero sigue produciendo arroz,  porque el arrocito hay que tenerlo en casa.  Un viejo de Asia, dice: “cultiva tu arrocito  si quieres ser independiente”. Para ser independiente hay que tener dos cosas: comida y capacidad de ahorro. Mientras tengas que salir a pedir prestado estás sometido como pueblo.  He trasmitido mi angustia en el momento presente y en esta coyuntura, y quiero dejar la angustia, intentar mirar para adelante en un tiempo en el cual tal vez ya no estemos. Y esa es nuestra fuerza, nuestro querido Frente va a llegar al gobierno, inapelablemente va a llegar.

Compañeros, carguen con la mochila de la responsabilidad, porque se puede triunfar a lo Pirro para sucumbir derrotado, por el estado en que quede el país, porque no podamos superar nuestras propias pequeñeces; o podemos abdicar y subir por la izquierda y bajar por la derecha; o dar advenimiento a una nueva tecnocracia que sustituya el engranaje clientelístico que ha manejado el país; o podemos abrirle el camino a la esperanza. Pero nada será fácil. Será mucho más fácil llegar que quedarse para abrir la esperanza a nuestro pueblo. No es sólo cosa de triunfar, es cosa de no fracasar, y ello significa entender que no se llega con un pan dulce abajo del brazo, ni podemos andar mimoseándonos.

Que esta sociedad tiene que acumular y tiene que ahorrar si quiere ser independiente, que significa trabajar duramente para meter una fortuna en la cabeza de nuestros gurises, porque nuestros gurises tendrán que pelear y vender trabajo en un mundo despiadado. Y si no lo logramos, nos queda el camino de Africa. Entonces para nosotros triunfar es doble gravedad por el compromiso que significa.

Que nadie piense que los trabajadores calificados que tienen hoy un relativo buen salario, van a estar mejor. ¡Se van a joder!  Lo digo. Quisiera decir otra cosa, pero primero que nada hay que pensar en el último orejón del tarro, en el que no tiene nada.

Pertenezco a una generación que se ha envejecido criticando al Fondo Monetario Internacional. ¡Tiene una amargura el FMI con nuestras históricas críticas! Pero es claro que el Fondo es la expresión de una dominación  de carácter imperial de los países centrales, y ¿por qué vamos a pedir? Es que nos ponen una 45 en el pecho para ir a pedirr y tener que ajustar todas nuestras decisiones al antojo de la burocracia del Fondo. 

Pero el problema es no ser serviles nosotros, no pasarnos el cerrojo y eso cuesta. Para ser independientes hay que atarse bien la faja y hay que acudir a la energía dormida de nuestro pueblo.

En una sociedad de consumo debemos tener una verdadera crudeza proletaria y decir “contigo pan y cebolla”, tener una burocracia que esté última en el reparto y que se rompa el alma, que tenga autoridad moral, que no sea ordinaria, que no sea jodida. Que no le hable de lucha y de sacrificio a su pueblo y la pase linda. Que tenga capacidad de renunciamiento. Y esa es brava ¿no? Porque cuando uno plantea estas cosas en el campo concreto, hacen cola para pegarle.

Porque las deformaciones que les atribuímos a otros están adentro nuestro, porque somos hijos de nuestra sociedad, porque yo comprendo que todo el mundo quiera vivir mejor y si puede, tirar manteca al techo. Pero si hay que atender a los que están más jodidos, si hay que priorizar la cabeza de nuestros gurises, no se puede tirar manteca al techo. Y esto es duro, compañeros, es más fácil hacer demagogia, es más fácil creer que podemos seguir en un país que tira la pelota para adelante, que contrae deudas que no se sabe quién las va a pagar, que seguimos importando frívolamente, que un día tuvimos un presidente que se ponía contento porque importábamos 40 mil autos nuevos por año, mientras se cerraba una fábrica todos los días. Teniendo una (...) burguesía ordinaria que cuando hace unos pesos se va a Miami, y no lo invierte en el país, se transforman en jodedores del Banco República, y después que digan que no pueden pagar las cuentas... se la gastaron de cualquier manera. Naturalmente tenemos que enfrentar todo eso, y tenemos que tener un grado de fraterna dureza a veces para con nosotros mismos, pero esa misma dureza tiene que estar en el campo de los dirigentes. Porque existe el mito, que para trabajar y poner el alma hay que poner mucha guita. Yo he sentido esos razonamientos, como si a la burocracia de confianza de un gobierno transformador hubiera que pagarle un montón de plata, porque si no se va para la actividad privada. ¡Que se vaya!  No se compra con plata la dignidad de la gente que tiene que luchar.

Tenemos que tener enorme libertad en el campo de las discrepancias, enorme tolerancia en los dimes y diretes, enorme apertura pero no en el terreno de la dignidad, no, no puede haber dos catecismos.  Porque hay que pedirle a este pueblo que ponga de la suya (la dignidad), hay que pedirle a todas las jerarquías de la sociedad de abajo a arriba que ponga mucho para adelante.   Porque sólo  destapando la inmensa energía dormida en el seno de  nuestro pueblo podemos hacer frente a los enormes desafíos. De lo contrario más vale dejar de ser de izquierda, más vale renunciar. Porque para ser chantas, para administrar una crisis, para joder al grueso de la gente, para embaucarla, para hacer demagogia, lo mejor es irse. Nuestro destino tiene que estar para otro lado, pero no edulcorando, diciéndole mentiras, prometiendo una siesta tropical, de que todos los problemas se han solucionado, que nosotros somos unos fenómenos, que vamos a hacer magia.  ¡A laburar! Y no hay otro camino. Pero a vivir con esperanza compañeros, a mirar a los que van a venir y a nosotros. La vida tiene que tener un gesto de decencia estratégica. Querer al hombre no es adularlo. Querer al hombre es aceptarlo como es. Querer a la humanidad es aceptarla como es. Va a aprender  que el hombre puede transformar su historia y su devenir. Allá en el futuro tiene que tener una causa, una causa que la aglutine. Una verdadera lucha por la vida. De nosotros tiene que haber un gigantesco abrazo de amor. Y un pueblo tiene que luchar su espacio.

Compañeros, yo voy a terminar. Sé que el peor problema del pueblo uruguayo, el partido más grande de Uruguay hoy, es el de los que no creen en nada, el de los que se dicen: “esto no lo arregla nadie”; el de los que piensan “los políticos son todos lo mismo, están para acomodarse ellos, los demás después que revienten”.  Eso corre por las calles, casi una sensación subliminal, y hay mucha gente que se siente derrotada y creo que éste es el mayor triunfo de esta línea económica y social,  junto al “hacé la tuya”.  El no tener una visión de esperanza, el no tener una visión de futuro, el estar de acuerdo con esa mentalidad colonizadora, el tener guapeza frente a la vida en medio de la adversidad, ése es el mayor triunfo.

Represento un puñado de viejos que van quedando.  Por lo tanto a los que no se sientan quebrados, a los que crean positivamente que este pequeño y portentoso país es transformable, que nuestro pueblo a pesar de todos los defectos tiene la energía suficiente como para cambiar la realidad, a los que crean que eso es posible les doy un beso y un abrazo.  A los que crean que nos equivocamos pero están dispuestos a discutir, a pelear con nosotros, a los que crean que el hombre es un mono complicado pero que puede hacer buena parte de su historia, que vengan. Vengan compañeros, nos damos un abrazo hacia el porvenir, porque al fin y al cabo, como nos enseñó el Bebe: HABRA PATRIA PARA TODOS.

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