JOSE (PEPE) MUJICA
Compañeros, lo
primero, quiero darles en nombre de todos mis compañeros y en nombre del BEBE - que por ahí sobrevuela -, un abrazo a todos los
trabajadores que están acá en primer término, parte de mi pueblo, y lo quiero graficar
en un puñado de obreros del mar (de lo que va quedando de los trabajadores del mar) que
trabajan en la pesca, en esa república olvidada de este país que debió ser marítimo y
no lo pudo ser. Quiero hablar con mis
compañeros trabajadores y personificarlo en
un abrazo para con ellos.
Yo no sé si voy a
decir un discurso, no sé, puede tener algo de confesión más que de discurso. Porque no
le puedo mentir a mi gente, no le debo mentir a mis compañeros, no debo cultivar un gesto
triunfalista en medio del drama ante el cual estamos parados. Quisiera poder decir
honradamente otras cosas pero sinceramente no puedo. ¿Por qué? Porque ¡cuánto cuesta
ser heterodoxo! ¡Qué precio hay que pagar para tener la cabeza independiente y no ser
seguidista! ¡Qué precio hay que pagar a veces para pegarle a nuestros propios
compañeros, a nuestros queridos compañeros de camino!, porque lo más fácil es la
demagogia, lo más fácil la consigna, el adular. Y por eso nos tenemos que acordar del
BEBE; ¡cómo no acordarse! Tengo grabado en mis ojos la imagen en el salón de esa casa,
(nuestra sede), una tarde en que la comisión de ideología
de una Convención lo tenía acorralado al Viejo, endilgándole una sarta de
lugares comunes; a un Viejo que siempre se sonreía
pero que tenía la audacia de tener la cabeza brutalmente independiente.
Independencia un día para plantear -casi con una pata adentro de la cana y con otra
afuera- que las compañeras tenían que salir a juntar firmas atrás de una reforma
constitucional . Era medio de locos. Y llevamos años, compañeros, juntado firmas por allá.
Nos ganó, nos
ganó por un montón de años. Y de levantar la idea de un programa mínimo nacional,
policlasista, obviamente que no era una fórmula política, un partido, era un programa de
cuatro, cinco puntos. Y no lo comprendió casi nadie, y lo criticaron, lo
cuerearon; y tuvieron que pasar años. Este
era un paisano que veía lejos. Y tengo que
recordar que nos decía vamos a entrar en un
tiempo donde la gente ya no va a salir a conseguir trabajo sino que tendrá que inventarse un trabajo para sobrevivir. Y no
lo entendíamos, y decía entre sonrisa y sonrisa, a veces perdiendo el tiempo, amasando
unos charutos imposibles: eso que se llama
campo socialista se va al carajo. Fue
el único tipo en el universo político de la izquierda, de la derecha, de lo que fuera,
que tenía el coraje intelectual de anunciar eso
se va ..., y hacían cola para pegarle. Debemos cargar con la armadura del viejo
compañero que se animaba a desafiar el
análisis dialéctico en el campo de la teoría, y cuánto, cuánto hace falta en este
tiempo la verdadera libertad dentro de la cabeza.
¿Por qué digo
esto compañeros? Acabamos de presenciar y estamos presenciando, el saqueo más portentoso
de la historia de los últimos cien años de América Latina, del pueblo argentino. Somos
casi contempladores por televisión de que
esa República, que cuando yo era gurí era
la mitad del producto bruto latinoamericano, que aún hoy es el primer productor mundial
de alimento promediado por habitante de la Tierra, se ha transformado en pocos años: la
mitad casi de su población por debajo de la línea de pobreza, tiene cerca de 4 millones
de indigentes, 30% tal vez de desocupación abierta y no termina nunca de tocar fondo; y
pagó tal vez en los últimos 15 años más de 200 mil millones de dólares y debe 135
mil, y el sistema bancario se ha quedado prácticamente casi con 50 mil millones que les
expropiaron a la masa de pequeños ahorristas. Y si eso no es afane
Si las empresas
más grandes pagaran lo que deben a los bancos habría plata para devolverle a todos los
ahorristas. ¡Pero no! Van a pagar en moneda
devaluada, van a pagar la mitad. Pero al
grueso de la clase media argentina y hasta a los trabajadores, los expropiaron, los
hicieron pelota.
Y a veces
repetimos, también nosotros, que este modelo ha fracasado, que este modelo no va más. ¡Qué va a fracasar si se inventó para afanar a
los pueblos! Es un modelo brutalmente triunfador, porque
es la expresión de la tenaza, la brutal globalización financiera de
carácter mundial. ¿Quién dijo que este
modelo está inventado para el desarrollo de las sociedades y para la equidad? Es parte de la vieja ley de la concentración,
pero a escala planetaria y en el campo financiero, que está determinando y ha procesado
una escandalosa succión de la sociedad argentina. Cuando
veas las barbas del vecino arder, pon las tuyas en remojo...
Y acá viene mi
angustia, acá viene la parte de mi verdadera confesión, acá viene la heterodoxia,
porque el pueblo argentino ha manifestado, ha peleado, ha tirado piedras, ha golpeado
cacerolas, hecho piquetes, ¡ha hecho de todo! Y ha dado una vuelta a la manzana; no sólo
lo afanaron, es que lo siguen afanando porque quedan tal vez 15 millones de dólares en el
colchón de la clase media. Pero este proceso de falta de liquidez y de inflación
combinado lleva a que tengan que sacar los dólares apretados para poder comer, para poder
pagar; y al final luego de devaluar y luego de expropiar van a intentar imponer la
dolarización redondeando el paquete de sujeción.
Estamos parados
frente a una bruta tenaza, es una verdadera tecnología de la época de la globalización
fundamentalmente financiera. Atrás de esto están las corporaciones: REPSOL, que se
quedó por chauchas y palitos con el petróleo argentino, debe más de 300
millones de dólares al sistema bancario, y va a terminar por estos juegos pagando menos
de la mitad. Argentina se ha dado el lujo de ser el único exportador mundial de petróleo
que no les cobraba nada a las empresas exportadoras. Ese es el modelo que instauraron. Por
eso es que este modelo no ha fracasado; fracasó para el desarrollo del pueblo argentino,
para solucionar el problema del trabajo de los pobres, pero esa no era la intención de
este modelo.
Y bien, decimos
frecuentemente que la situación de Uruguay es distinta, porque hay una esperanza
cultivada por la acumulación del pueblo
uruguayo, de la izquierda uruguaya. Porque con todos los defectos que ésta pueda tener
tenemos esa herramienta que está sembrando la perspectiva de una esperanza, que se llama
Frente Amplio. Hay una enorme capacidad de lucha cuasi desesperada, pero atomizada en las
calles porque no existe una síntesis política, y ésta es la mayor tragedia. Pero con
esa presencia también, este proceso concentrador y expropiador no es un proceso para la
República Argentina, es la forma que ha adquirido el imperialismo contemporáneo que ya
cuasi le estorban los viejos dictados, que no sé si no apuestan a una balcanización; que
con la dolarización de la Argentina, si lo logra imponer luego de este proceso
expropiatorio, le diría a Brasil ¡chau!; marcha al spiedo cualquier proyecto de salida
más o menos regional, ¡chau Brasil! Y estamos en el medio de ese juego con un presidente que le va a decir a Cardoso chau, mirá que ahora
voy con Bush ...
¿Y qué nos ha
pasado compañeros? Pertenecemos a una cultura, a una historia. Cuando yo era gurí la
tasa de ganancia de la ganadería extensiva andaba por el
18% anual, era un negocio bárbaro y generó una oligarquía de los varones
de la tierra de dobles apellidos, sí señor.
Pero ¿qué ha pasado en estos últimos años de historia que el primer propietario de las
tierras de Uruguay es la Shell? ¿que el
segundo es una multinacional alemana o canadiense? ¿que la tercera es Euro Ford y que el
cuarto es Pérez Compan? Y así podría
seguir. ¿Y qué pasó? Que tal vez la ganadería extensiva, 15 millones
de hectáreas, estén dejando 3 dólares, con suerte, por hectárea.
Pero hay una rosca
frigorífica que está caminando fuerte. Y hay un sistema bancario con un país derrotado,
con un país en recesión que declara 130 millones de dólares de ganancia en el año
anterior, que es nada. Pero hay en el futuro
una idea planteada de remate del campo, de la ciudad, del medio, de la industria. Vamos a
entrar, en el marco de esta crisis, en un proceso expropiatorio a precio de
bagatela. Si logramos parar lo de Antel y vamos a parar lo de Ancap, dimos la
lucha como podemos, pero se nos están quedando con la tierra y se nos van a quedar con el
suelo. Están derrotando a todos los boliches, ¿o no los vemos?: que cae el gallego
Manolo, y el otro, y el otro, porque ahora todo es light, y tienen que ser
grandes cadenas que vienen del exterior con la tenaza de la tarjeta y un pueblo pelado;
que concentra todo el minoreo, y después se van a quedar con los pequeños industriales
abastecedores, porque van a imponer, y están imponiendo, el monopolio de compra, que es
el peor monopolio. Estamos viendo la tenaza concentradora que camina por nuestras calles,
y tenemos el sistema político, estamos bloqueados, el país partido al medio y a una mayoría exigua le da para mantener esta línea concentradora;
salimos a la calle a pedir a gritarle a la sociedad, tenemos que tener la grandeza de
juntar y de juntar. ¿Por qué? Porque hoy,
el eje principal de Uruguay es cambiar, siquiera en parte, la línea económica. Porque
nuestro drama es esta línea económica que
tiene un trazo de 25 años. Este es el
peligro inmediato más importante, que está como siempre golpeando en primer término a
los trabajadores, obviamente, pero que está golpeando más arriba, que viene degollando
parejito. Estamos luchando con todo, con una masa de compañeros frentistas y con una masa
de pueblo que le está gritando a la sociedad uruguaya. Hay contradicciones históricas
que no se terminan hoy ni mañana, que son eternas. Y juntarse no significa abdicar ni
renegar, significa juntar fuerzas para pelear con el adversario principal. Debemos
cuidarnos de no entrar en el corral de ramas que busca la extrema derecha.
Porque sólo un
sector pequeño de la producción, por ejemplo el arroz, hace tres años tenía 700
productores, ¡éramos el sexto exportador mundial de arroz! y era el segundo producto que
generaba divisas para Uruguay. Hemos perdido casi 100 mil hectáreas de siembra en estos
dos años; de 220 mil estamos en 120 mil y nos quedan 400 productores de arroz, 400
empresarios. Un empresario de arroz que desaparezca, probablemente no se muere de hambre,
pero sepan este dato: cada 5 hectáreas de arroz hay dos viajes de camión de 25-30 mil
kilos que precisa dos trabajadores; para 5 hectáreas sólo dos viajes, uno a secadero
desde la chacra y otro del secadero a Saman (Montevideo).
Y esto es el origen para el trabajo de 15 mil trabajadores. Porque los
camiones no los maneja el espíritu santo, los manejan los trabajadores. Los
300 litros de gasoil por hectárea son trabajadores de Ancap laburando, multipliquen por
200 mil y saquen la cuenta de los viajes de camión, y saquen la cuenta de lo que cuesta
el mantenimiento de la maquinaria en el campo, y las horas de regadío, y las horas de
preparación y acarreo de fertilizantes, etc.
La economía tiene
cosas que descubrió un viejo economista
soviético: una técnica que se llama los índices de encadenamiento, que se usan hoy como verdad en todas partes del
mundo, y que la investigación hecha en Uruguay por el Estado, hace dos años, indica que casi el 70% de los obreros que quedan en este
país trabajan en el agro industrial, que el PBI de la agropecuaria es 7 u 8%, y el
conjunto de arrastre en toda la economía es más del 25% del PBI de Uruguay.
Ese encadenamiento
nos está creando un dilema de carácter intelectual: que no hay trabajadores estables en
Uruguay. Porque hay una unidad de país
creada por la historia y que hoy en este desafío de enfrentar esta línea económica,
tenemos que acordarnos del contenido más profundo de un viejo símbolo, la hoz y el
martillo. Pero ebemos profundizar intelectualmente en este Uruguay de hoy, porque tenemos una historia que nos divorcia y
entonces ¿qué nos pasa compañeros? Que hay una derecha que medra por romper los pasos
que se han dado, para que (...) el PIT-CNT se
junte con estos gringos patrones, como si el PIT-CNT fuera a renunciar a su carácter de
clase, de defensa de los derechos de los trabajadores. Pero por otro lado le están
reprochando ¡cómo se van a juntar los trabajadores agrícolas con el PIT-CNT! Porque
cuanto más atomizado y más dividido mejor. Este es el mejor servicio que se puede hacer
para que esta línea económica permanezca, porque se trata de conformar una herramienta
de carácter social pero que es o que debería ser el más hondo planteo político no
partidario para cuestionar la vigencia de esa línea económica.
Yo creo que la
historia contemporánea de Uruguay nos ha dado varios ejemplos: cuando el pueblo uruguayo
tuvo que ir al Obelisco para sacar a los milicos no miró lo que había al costado, y así
tiene que ser. Y ello no quería decir que no hubieran contradicciones, claro que las
había. No se le pide a nadie que abdique de
lo que piensa, ni que se ponga a arrear sus banderas. ¡No!
También vivimos otro suceso formidable que fue aquel plebiscito del 92,
donde más del 70% de la gente que votó le dijo al gobierno de Lacalle: privatización
no.
Compañeros,
tengamos honradez intelectual: una enorme parte del pueblo que votó en esa encrucijada no
era pueblo frentista, allí estaba Millor, allí estaba Sanguinetti, y bien que vinieron.
¿Y por qué digo que no eran frentistas, ni siquiera eran de izquierda? Porque en las
próximas elecciones tuvimos el 30 y poco por ciento de los votos, quiere decir que por lo
menos la mitad de esa gente que votó era pueblo blanco y pueblo colorado, y ¡bienvenido!
Nos dio una mano y tuvimos la apertura de
entender que para lograr alguna cosa sustancial coyunturalmente teníamos que tener ese
grado de inteligencia.
Yo tengo angustia,
tengo angustia porque veo que está la fuerza potencial, objetiva, en el pueblo uruguayo,
si no para cambiar por lo menos para torcer esta línea económica que nos está
fusilando, y está en la calle; hay una tácita capacitación un grado de organización
posible por el carácter y el desarrollo de las fuerzas sociales. Pero tengo un íntimo
temor en que las direcciones no estén a la altura de las circunstancias. Porque los
hechos están demostrando que hay pueblo que nos acompaña.
Pero ¿qué nos
pasa?, están las presiones de culturas distintas y, por qué no están nuestras humanas
debilidades, pequeñas disputas de poder, en todas partes,
nuestras pequeñeces y las padecemos. Tenemos un compañero que va a la Mesa
Política y hay alguien que en tiempos de elecciones internas transmite información de lo
que dice la Mesa, pero un poco cambiada para que los diarios de derecha malentiendan y nos
hagan decir cosas que no hemos dicho. Pero queda como una información confidencial, y ya
no es una maldad de la prensa, es una chicana de la izquierda. Y hay gente que está
preocupada, valiosísimos compañeros, queridos compañeros que están preocupados: no
vayan a crecer mucho, porque si crecen mucho pesan mucho y es mejor que crezcamos nosotros
y que no crezcan los otros porque hay que mantener una hegemonía. En otras tiendas, en
otros gremios, no de trabajadores, hay un bombardeo, porque ¿cómo se van a juntar con el
PIT-CNT? También el serrucho.
Y en el movimiento
obrero también nos pasa lo mismo. Hay compañeros que cuando se plantea que hay que juntarse con el que se descuide, con
Dios y con el diablo, porque hay que pelear por el pan y por el trabajo del pueblo
uruguayo, dicen ¡ah no! ¡Eso es traicionar el destino heroico de los trabajadores!,
porque Fulano y Mengano son mezquinos, porque cuando les fue bien no repartieron. Y nos
falta la honradez intelectual de entender que en una sociedad capitalista en el fondo todos tenemos mezquindad capitalista,
incluso los trabajadores.
¿Por qué
compañeros? Porque yo no he visto a queridos compañeros trabajadores de gremios que les
va bien que renuncien a las horas extra para que puedan trabajar otros que no tienen
laburo. ¡No! Y esos son compañeros y yo les doy un abrazo y menos mal
que estén. No los segrego, no los estoy enjuiciando como juez inflexible, tenemos que
mirar nuestras propias fealdades en el espejo de la realidad y no achacar a otros
problemas que también tenemos. No he visto los batallones de abogados laboralistas que
renuncien al arancel del 18% de los pleitos defendiendo el trabajo colectivo. Son
trabajadores, han ido a la Universidad que ha pagado el pueblo, pero tienen derecho a
vivir y tienen derecho a cobrar también, pero no son tan desinteresados ni tan poetas. Nadie es tan poeta, somos como somos.
Entonces, tenemos
que juntarnos a veces a los capitalistas, porque todos tenemos un margen de egoísmo,
todos caminamos por la calle, siempre hay uno
más jodido y nuestra solidaridad tiene un límite. Porque cada cual en este mundo en el
que estamos tenemos que entender a la gente y quererla como es. Yo con lo que estoy
señalando no estoy escupiendo a nadie, estoy invitando a que nos miremos, como sociedad,
lo que somos, nada más, ¡no nos vendamos el verso!
No entremos en el
corral de ramas que nos tiende la derecha. He visto que algunos viejos periódicos de
derecha han informado con grandes titulares que Fulano de tal, cuando era joven militaba
en una organización de derecha. Lo sacaron con bombos y platillos, pero nunca han
informado que el ex compañero Luis Mosca (ex ministro de Economía) fue fundador de una
de las organizaciones de izquierda hoy vigente en el país. O que otro ex compañero que
hoy es ministro, componía en su juventud una de las listas más radicales del gremio
bancario. O que quien representa a una parte del gobierno allá en la meca, en los EEUU,
fue un querido compañero nuestro. Y así yo podría hablar toda la noche. ¡No, de esos
casos no! Son liberales para aceptar los cuadros que les trasvasó la izquierda, pero
cuando alguno se les da vuelta, es como un renegado, no lo dejan vivir; y el hombre se da
vuelta sencillamente porque se da cuenta que esta línea económica lo lleva a la tumba.
Porque tiene dos gurises que se le fueron del país, porque no se puede producir arroz a
$7,50 la bolsa y venderla a $5,30. Un año se aguanta, dos se aguanta, pero no más, y se
las pela. Qué egoísta pelea por la de él, qué horrible ¿no? ¿Quién no pelea por la
de él? ¿Dónde están los que no pelean por
la de ellos?
Si esta línea
económica continúa y triunfa, el Uruguay va a vivir un proceso expropiatorio parecido al
de la Argentina, y se dará por otros caminos, pero inexorablemente... y decenas de
juicios en puerta. Ha caído el precio de la tierra, rematar hoy es una ganga,
se compran fortunas con vintenes, está todo madurito para comprar por chirolas una
inmensidad de territorio. Esa es la realidad
Está la trampa
legal, las sociedades anónimas que pueden comprar tierra. Tenemos toda esa brutal inflación de sociedades anónimas, entonces
¿qué hacemos? Tenemos miles de trabajadores desocupados. La única ocupación que a
veces avanza, es la más jodida. Hay cosas que son increíbles: ¿por qué no chillan por
la explotación de los trabajadores de Brill?, y de todos los tercerizados de Montevideo.
¿Quieren que les diga una cosa? Está ganando el doble un obrero de estancia, el triple
un cortador de acelga y de espinaca en el Rincón del Cerro, trabajando con pequeños
chacareros que van a la feria, que un trabajador de Brill, o cualquier otro trabajador
tercerizado. ¡Hay una recontra explotación
en la ciudad! ¡Hay que ver lo que le pagan a
una botija en un supermercado! Estos cambios son de una brutalidad. ¿Qué vamos a hacer?
¿Vamos a dejar que el país se siga derrumbando? No lo podemos parar en lo inmediato, en
el frente político estamos bloqueados; nos están degollando la gallina de los huevos de
oro, el país productivo. País productivo hay que tomarlo en el sentido más amplio: el
que es capaz de generar valor, mucho más valor del que consume. Nos están succionando,
nos están moviendo el piso incluso como civilización.
Hay una cuestión
de identidad de país. Piensen, que tenemos casi 600 y pico de kilómetros de frontera con
Brasil. Brasil crece 3 millones de gurises nuevos por año. Nosotros tenemos casi 2/3 de
la población a 60 kilómetros del puerto de Montevideo. Anoche estuve en Flores: 27 mil personas, 1 millón de hectáreas, el promedio de
sociedad más envejecida que el resto del país. Y se nos están escapando los gurises,
los gurises más calificados. ¡Y estamos contrayendo deudas! Tenemos que pagar 1.300
millones de dólares el año que viene y no habrá más plata y habrá que conseguir más
crédito, pero habrá que pagar el 13, 14% por tasa de interés, porque hemos perdido el investiment. Más claro, mucho más claro: estas
generaciones le están trasvasando a los que van a venir cuentas que tendrán que pagar.
Somos responsables del mundo que le vamos a dejar a los que vengan después de nosotros, y
por ahora lo que más les estamos dejando son deudas.
Tengo angustia,
tengo angustia del fracaso de mi generación. Tenemos que cargar con la responsabilidad de
haber previsto en la campaña electoral que mucho de esto podía pasar porque había
indicios muy claros, y no tuvimos la capacidad de convencer a la mayoría de nuestro
pueblo. Y es por nuestra culpa, por nuestras
limitaciones, por nuestras guerrillas de
campanario y de gallinero, porque no hemos estado a la altura de las circunstancias. Temo
mucho la posibilidad de aglutinar un pueblo
que pacífica pero ordenadamente le custione la mano a la línea económica de este
gobierno, y falte capacidad de dirección, porque hay que tener un grado de grandeza, de
mirar mucho más lejos que las meras reivindicaciones sectoriales, no son $5 para tal y
$10 para cual, es un campo de la línea económica. No hay soluciones parciales, debemos
cambiar la línea económica.
Pero sé que hay
una cultura que nos hace trampa, y hay una derecha hábil, muy hábil, que apuesta a
dividirnos, apuesta a rompernos, utiliza nuestras vanidades personales, proyecta figuras,
nos aleja de las causas, explota nuestros prejuicios. Como si dejáramos de ser lo que
somos por andar juntos pero no entreverados.
Este es el desafío
de la hora. He sentido reproches, lo que más duele son los que vienen de nuestras
tiendas, de nuestros queridos compañeros, compañeros trabajadores, ilusos queridos
compañeros trabajadores a los cuales no desprecio, por el contrario. Pero no se dan
cuenta, o no pueden darse cuenta que han pasado 40 años de historia y que hay un
capitalismo de carácter mundial que nos está haciendo pelota. Que la continuidad de esta
línea económica es hipotecar el porvenir de nuestros propios hijos, que de continuar
esto nos sumimos en una especie de africanización. Porque lo que hemos visto
en Argentina es peor que la guerra, es mucho peor que una guerra, se está matando la
gente por chirolas, por nada; se está destruyendo la calidad del tejido social y tenemos
síntomas de eso aquí. El no tener trabajo
estable ¡cuánto tiene que ver con la
conformación de una sociedad! podrá ser garronera, jodedora, o podrá ser una sociedad
con dignidad de trabajadores.
Nos atomizamos, nos
rompemos entre nosotros mismos, les hacemos decir a determinados compañeros cosas que no
dijeron. ¿Por qué? Porque un país sin trabajo destroza la calidad de
organización de sus trabajadores, porque el primer organizador de la sociedad es el
trabajo estable, porque el sindicato surge como primera escuela allí donde hay trabajo
estable, pero no puede surgir sindicato en el seno de la atomización laboral. Y no vemos
esa cadena, y nos cuesta. Y razonamos con consignas: yo con Fulano no me
junto, con Mengano no me junto, y eso es lo que quiere el gobierno. No
te vayas a juntar porque al gobierno lo que le duele son los hijos de su riñón, no los
nuestros.
Bien, esta es la
angustia que les quiero trasmitir compañeros. ¿Por
qué? Porque está dibujada la capacidad de resistencia, pero están también nuestros
defectos.
Se puede ser de
izquierda y se puede ser hasta humilde y
popular y se puede tener hasta reacciones de pituco también, no es contradictorio. He visto paisanos que vinieron a caballo y no
faltaba que algún hombre de izquierda, un compañero apresurado en sus conclusiones, que
lo veía bajarse del caballo, miraba y decía: ajá, ahora vienen porque están jodidos...
a ver cómo votás la próxima vez... Linda
manera de convencer, nunca vas a convencer a quien empezás por agredir, y lo digo porque
en el seno de esas dificultades hay compañeros de izquierda que trabajan, hacen lo que
pueden, los hay destacados. Y les voy a contar una anécdota de mi vida: pertenecí a una
barra de botijas que una noche, en un cine del Cerro logramos correr a una
minita de cultura, de un gobierno colorado, que había venido a dar su
discurso en el Cerro. Y la sacamos a tomatazos, y estábamos contentos. Resulta que esa
minita era lo que después sería nuestra querida compañera Alba Roballo.
No sabemos, nunca
lo sabremos, en el seno de esos paisanos quiénes serán o no serán compañeros. Pero lo
que tengo claro es que en este país agroexportador que debe ser agrindustrial, si no
tenemos el coraje, la valentía de abrir los brazos, incorporar esa columna de paisanos,
marchamos al spiedo. ¿Saben por qué? Porque
para voltear un capón hay que tener oficio, para hacer un alambrado hay que tener una
cultura, para soportar la soledad de la pampa también hay que tenerlo. Y es pituco el que
desprecia lo que no conoce.
Y tenemos que
erradicar de nosotros mismos la visión peyorativa sobre la gente que políticamente está
equivocada, porque tengo que trasmitirles cosas de mi vida que han tenido los compañeros.
Yo viví a la orilla del Cerro trabajando, de gurí. Cuando paraba la Federación de la
Carne, eso sí que era conducta clasista y pico, hasta el último boliche cerraba. El Cerro era una unidad social, trabajara o no en
los frigoríficos, con un grado de conciencia que tal vez no tenga hoy. Pero cuando
venían las elecciones votaban por amplia mayoría al Partido Colorado, y los de izquierda
saltaban. Y nos calentábamos con ese pueblo. Pasaron muchos años, muchas luchas, ya no
están los frigoríficos y tal vez esa conducta proletaria nunca más la veremos. Pero ese
Cerro mayoritariamente está con el Frente, socialmente está con el Frente.
Los paisanos de la
pampa, y en primer término los que fuman tabaco, los aparentemente más sometidos, los de
los dedos gruesos, los del rostro curtido, son compañeros rezagados en la fila. Hay que
dejar el alma por ganar, saben ¿por qué? Porque
de todos los trabajadores que hay en la historia del Uruguay contemporáneo son los que
han generado más plusvalía. Nuestras ciudades no son otra cosa que en gran medida la
acumulación de la plusvalía que dejaron las huestes de esos trabajadores anónimos. Y en
segundo término somos el país de la Tierra, junto con Australia, que tiene
proporcionalmente mayor cantidad de trabajo rural asalariado. Pero en tercer término hay
una revolución de carácter mundial, tecnológica, llevada como portaestandarte de las
multinacionales, que está cambiando la faz de la agricultura de la Tierra, y es posible
que desaparezcan más de 500 millones de campesinos en el mundo, que se destroce la
tierra, el porvenir de las generaciones que van a venir. Habrá una batalla de carácter
planetario, si el futuro de la agricultura y de la comida del hombre en manos de
multinacionales o en manos de productores familiares. Vietnam ha distribuido todas sus
tierras, su agua, sus montes en agricultores familiares, que cuando lleguen a los 55 años
se van y quedan otros trabajando la tierra, y
ha encontrado que es el mejor método para preservar el futuro.
Podría hablar toda
la noche, pero sepan compañeros que de las cosas sagradas que tiene el hombre arriba de
la tierra, la principal es la comida. Te faltarán autos, televisores, berretines y te
sentirás angustiado, pero si te falta comida ahí vas a saber lo que es angustia.
Entonces, hasta por
seguridad nacional, hay que mirar a esos
canarios con respeto. Y ¡ay de un pueblo que no lo mire! Pero esto lo saben los pueblos
más viejos de la Tierra. Japón podría
comprar 8 bolsas, 9 bolsas en el mercado mundial, con el costo de una sola bolsa de arroz
dentro de Japón, pero sigue produciendo arroz, porque
el arrocito hay que tenerlo en casa. Un viejo
de Asia, dice: cultiva tu arrocito si
quieres ser independiente. Para ser independiente hay que tener dos cosas: comida y
capacidad de ahorro. Mientras tengas que salir a pedir prestado estás sometido como
pueblo. He trasmitido mi angustia en el
momento presente y en esta coyuntura, y quiero dejar la angustia, intentar mirar para
adelante en un tiempo en el cual tal vez ya no estemos. Y esa es nuestra fuerza, nuestro
querido Frente va a llegar al gobierno, inapelablemente va a llegar.
Compañeros,
carguen con la mochila de la responsabilidad, porque se puede triunfar a lo Pirro para
sucumbir derrotado, por el estado en que quede el país, porque no podamos superar
nuestras propias pequeñeces; o podemos abdicar y subir por la izquierda y bajar por la
derecha; o dar advenimiento a una nueva tecnocracia que sustituya el engranaje
clientelístico que ha manejado el país; o podemos abrirle el camino a la esperanza. Pero
nada será fácil. Será mucho más fácil llegar que quedarse para abrir la esperanza a
nuestro pueblo. No es sólo cosa de triunfar, es cosa de no fracasar, y ello significa
entender que no se llega con un pan dulce abajo del brazo, ni podemos andar
mimoseándonos.
Que esta sociedad
tiene que acumular y tiene que ahorrar si quiere ser independiente, que significa trabajar
duramente para meter una fortuna en la cabeza de nuestros gurises, porque nuestros gurises
tendrán que pelear y vender trabajo en un mundo despiadado. Y si no lo logramos, nos
queda el camino de Africa. Entonces para nosotros triunfar es doble gravedad por el
compromiso que significa.
Que nadie piense
que los trabajadores calificados que tienen hoy un relativo buen salario, van a estar
mejor. ¡Se van a joder! Lo digo. Quisiera
decir otra cosa, pero primero que nada hay que pensar en el último orejón del tarro, en
el que no tiene nada.
Pertenezco a una
generación que se ha envejecido criticando al Fondo Monetario Internacional. ¡Tiene una
amargura el FMI con nuestras históricas críticas! Pero es claro que el Fondo es la
expresión de una dominación de carácter
imperial de los países centrales, y ¿por qué vamos a pedir? Es que nos ponen una 45 en
el pecho para ir a pedirr y tener que ajustar todas nuestras decisiones al antojo de la
burocracia del Fondo.
Pero el problema es
no ser serviles nosotros, no pasarnos el cerrojo y eso cuesta. Para ser independientes hay
que atarse bien la faja y hay que acudir a la energía dormida de nuestro pueblo.
En una sociedad de
consumo debemos tener una verdadera crudeza proletaria y decir contigo pan y
cebolla, tener una burocracia que esté última en el reparto y que se rompa el
alma, que tenga autoridad moral, que no sea ordinaria, que no sea jodida. Que no le hable
de lucha y de sacrificio a su pueblo y la pase linda. Que tenga capacidad de
renunciamiento. Y esa es brava ¿no? Porque cuando uno plantea estas cosas en el campo
concreto, hacen cola para pegarle.
Porque las
deformaciones que les atribuímos a otros están adentro nuestro, porque somos hijos de
nuestra sociedad, porque yo comprendo que todo el mundo quiera vivir mejor y si puede,
tirar manteca al techo. Pero si hay que atender a los que están más jodidos, si hay que
priorizar la cabeza de nuestros gurises, no se puede tirar manteca al techo. Y esto es
duro, compañeros, es más fácil hacer demagogia, es más fácil creer que podemos seguir
en un país que tira la pelota para adelante, que contrae deudas que no se sabe quién las
va a pagar, que seguimos importando frívolamente, que un día tuvimos un presidente que
se ponía contento porque importábamos 40 mil autos nuevos por año, mientras se cerraba
una fábrica todos los días. Teniendo una (...) burguesía
ordinaria que cuando hace unos pesos se va a Miami, y no lo invierte en el país, se
transforman en jodedores del Banco República, y después que digan que no pueden pagar
las cuentas... se la gastaron de cualquier manera. Naturalmente tenemos que enfrentar todo
eso, y tenemos que tener un grado de fraterna dureza a veces para con nosotros mismos,
pero esa misma dureza tiene que estar en el campo de los dirigentes. Porque existe el
mito, que para trabajar y poner el alma hay que poner mucha guita. Yo he sentido esos
razonamientos, como si a la burocracia de confianza de un gobierno transformador hubiera
que pagarle un montón de plata, porque si no se va para la actividad privada. ¡Que se
vaya! No se compra con plata la dignidad de
la gente que tiene que luchar.
Tenemos que tener
enorme libertad en el campo de las discrepancias, enorme tolerancia en los dimes y
diretes, enorme apertura pero no en el terreno de la dignidad, no, no puede haber dos
catecismos. Porque hay que pedirle a este
pueblo que ponga de la suya (la dignidad), hay que pedirle a todas las jerarquías de la
sociedad de abajo a arriba que ponga mucho para adelante.
Porque sólo destapando la
inmensa energía dormida en el seno de nuestro
pueblo podemos hacer frente a los enormes desafíos. De lo contrario más vale dejar de
ser de izquierda, más vale renunciar. Porque para ser chantas, para administrar una
crisis, para joder al grueso de la gente, para embaucarla, para hacer demagogia, lo mejor
es irse. Nuestro destino tiene que estar para otro lado, pero no edulcorando, diciéndole
mentiras, prometiendo una siesta tropical, de que todos los problemas se han solucionado,
que nosotros somos unos fenómenos, que vamos a hacer magia. ¡A laburar! Y no hay otro camino. Pero a vivir
con esperanza compañeros, a mirar a los que van a venir y a nosotros. La vida tiene que
tener un gesto de decencia estratégica. Querer al hombre no es adularlo. Querer al hombre
es aceptarlo como es. Querer a la humanidad es aceptarla como es. Va a aprender que el hombre puede transformar su historia y su
devenir. Allá en el futuro tiene que tener una causa, una causa que la aglutine. Una
verdadera lucha por la vida. De nosotros tiene que haber un gigantesco abrazo de amor. Y
un pueblo tiene que luchar su espacio.
Compañeros, yo voy
a terminar. Sé que el peor problema del pueblo uruguayo, el partido más grande de
Uruguay hoy, es el de los que no creen en nada, el de los que se dicen: esto no lo
arregla nadie; el de los que piensan los políticos son todos lo mismo, están
para acomodarse ellos, los demás después que revienten. Eso corre por las calles, casi una sensación
subliminal, y hay mucha gente que se siente derrotada y creo que éste es el mayor triunfo
de esta línea económica y social, junto al
hacé la tuya. El no tener una
visión de esperanza, el no tener una visión de futuro, el estar de acuerdo con esa
mentalidad colonizadora, el tener guapeza frente a la vida en medio de la adversidad, ése
es el mayor triunfo.
Represento un
puñado de viejos que van quedando. Por lo
tanto a los que no se sientan quebrados, a los que crean positivamente que este pequeño y
portentoso país es transformable, que nuestro pueblo a pesar de todos los defectos tiene
la energía suficiente como para cambiar la realidad, a los que crean que eso es posible
les doy un beso y un abrazo. A los que crean
que nos equivocamos pero están dispuestos a discutir, a pelear con nosotros, a los que
crean que el hombre es un mono complicado pero que puede hacer buena parte de su historia,
que vengan. Vengan compañeros, nos damos un abrazo hacia el porvenir, porque al fin y al
cabo, como nos enseñó el Bebe: HABRA PATRIA PARA TODOS.
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