PARTE 1 - INFORME
"Los
acontecimientos sucedidos en los últimos meses, que han tenido como protagonista al MLN,
lo han puesto en el tapete de la publicidad nuevamente, pero en condiciones más
favorables que en situaciones anteriores, dado el nivel combativo demostrado y la
situación general del país.
Se puede decir que se ha logrado, a través de estos
hechos, que toda la población de país conozca ahora al Movimiento, hacer saber que vive
aún, y perdura en sus propósitos; y frente a sectores radicalizados se ha ganado cierto
respeto y prestigio. Tampoco hay que despreciar el temor que empezamos a inspirar en la
reacción y en las fuerzas represivas". (Suplemento de Enero de 1968 al Documento 1).
"En oportunidad de las revoluciones nuestras el
gobierno sabía quiénes eran los revolucionarios, dónde estaban y para qué luchaban.
Ahora todo es oculto, no se sabe cómo, ni dónde, ni cuando van a actuar". (Alfredo
Lepro, Ministro del Interior, ante el Parlamento, 8/1/69).
Con esta y otras afirmaciones, Lepro argumentaba frente a
la oposición parlamentaria, la necesidad de mantener las Medidas de Seguridad. En la
reunión, él y Francese se dolían del hecho de que (los Tupamaros) "cuentan con la
simpatía de algunos sectores de la población, la prensa y el Parlamento".
Por los mismos días, el Comisario Rodríguez Moroy
declaraba a la prensa que teníamos una célula en cada barrio y que iban a necesitar 2 ó
3 años de trabajo intenso para liquidarnos. El diario BP COLOR reconocía en su página
editorial que contábamos con el apoyo de la población postergada, mientras el Presidente
de la República consideraba los resultados del allanamiento de la calle Caramurú.
No es la primera vez, desde hace un año a la fecha, que
el Presidente y aún el Consejo de Ministros se reúne para considerarnos. Los mismos
políticos que hace un año se referían a nosotros con una sonrisa irónica y de
lástima, comienzan no sólo a preocuparse sino a reconocer públicamente en sus
editoriales que "lamentablemente hemos entrado en la historia política del
país" (Acción y El Diario, Agosto 1968).
Algunos de esos políticos han recibido directamente los
golpes del MLN.
Una encuesta universitaria nos adjudicaba a mediados del
año pasado un respaldo popular superior al obtenido por toda la izquierda junta en las
últimas elecciones.
El MLN ha tenido y tiene resonancia
internacional.
A todo lo que esto significa y trasunta, hemos llegado
después de cinco años de trabajo silencioso, y después de un año de lucha como fue
1968. No es nuestro mérito el fundamental, sino que en todo caso es debido a una
situación peculiar de nuestro país en la que nadie creyó. (Releer el libro de Debray y
"El Uruguay no era una excepción", Ariel Collazo, Revista América Latina, No.
2, 2da. época).
Mientras tanto hemos asistido:
-Al agotamiento de los partidos políticos tradicionales
como soluciones políticas de las clases dominantes. Estas se constituyen directamente en
resortes del poder sustituyendo a los políticos profesionales.
-Al agotamiento de las posibilidades de lucha reales del
sindicalismo dentro de la actual legalidad. A ello hemos llegado pasando por la represión
y por la instalación de la COPRIN.
-Al agotamiento y finiquitación del Uruguay
"batllista" o de la "Suiza de América"
-A la irrupción de la violencia y aún de la lucha
armada como única alternativa en la conciencia de los sectores de vanguardia, mientras en
el pueblo cunde el escepticismo luego de la represión incontestada y la lucha estéril.
Las vanguardias buscan afanosamente nuevos caminos y formas de lucha para afrontar los
nuevos tiempos, mientras la masa asordina su disconformidad a la espera de una alternativa
que aún no ve. En este último aspecto es en el que quizás hemos estado omisos durante
1968, año que ofreció oportunidades y condiciones propicias para "salir" y
construir la alternativa.
Eso no puede volver a pasarnos.
Pero aparte de los éxitos, el MLN ha recibido en los
últimos meses duros golpes de la represión, y es necesario que los tengamos en cuenta.
Para ello es imprescindible hacer un poco de historia.
En Setiembre de 1968 se realizó una reunión de Comité
Ejecutivo del MLN ampliado con varios compañeros con responsabilidades de conducción
para considerar algunos problemas, analizar la situación y sacar algunas conclusiones de
futuro.
Las conclusiones más importantes y las que interesan al
análisis de los últimos golpes recibidos son:
a) Cuando "aflojen" las luchas callejeras y las
tensiones sociales, la represión se dedicará a nosotros plenamente, le demos o no
motivos inmediatos para ello.
b) A raíz del crecimiento del MLN y de la
descentralización necesaria que se reafirmaba en esa reunión como necesidad organizativa
impostergable, se abre un margen de fallas posibles que van a constituir un tributo
insoslayable del crecimiento.
Hoy asistimos a la confirmación de estas conclusiones y
entonces se hace necesario profundizar el análisis de esta nueva situación tan peculiar
en que estamos.
Hasta hoy el MLN se ha dedicado primordialmente a ganar
el apoyo mínimo necesario para desarrollarse a nivel de vanguardias, ha ido preparando
las condiciones organizativas internas mínimas y ha tratado por todos los medios posibles
de modificar la imagen casi exclusivamente policial que el pueblo tenía del Movimiento.
Esto es lo que ha pautado los esfuerzos de la Organización y fundamentalmente su acción
militar.
En esta tarea se ha logrado el éxito y simultáneamente
se ha creado una nueva situación. Los hechos nos han colocado justamente en el polo
opuesto a las clases dominantes, cada vez más como su principal enemigo. Estamos en su
punto de mira, justamente porque hemos obtenido éxitos. Estamos en el tapete en forma
cada vez más seguida. Los triunfos y derrotas tácticas siempre se transforman en
victorias estratégicas para nosotros, por lo menos por ahora.
Al crecer hemos cambiado, generado nuestra propia
dinámica, nuestras propias y nuevas contradicciones, nuestras propias y nuevas
necesidades. (Por ej.: antes podíamos decidir actuar o no actuar, de acuerdo a nuestra
conveniencia. Ahora, querámoslo o no, hemos contraído compromisos que debemos respetar y
asumir a veces indefectiblemente).
Con el crecimiento y los éxitos hemos adquirido nuestro
propio "peso", que asimilado y utilizado correctamente puede ser una fuerza
útil a la Revolución, pero que de lo contrario puede transformarse en peso muerto,
"obesidad" estéril, que se vuelve en nuestra contra.
Algo de esto último nos está sucediendo.
Paradójicamente estamos recibiendo golpes porque somos demasiado grandes, porque
significamos e importamos demasiado. Este fenómeno, que se expresa en mil formas
distintas, es la "causa final" estratégica, diríamos, de los golpes recibidos.
Causa que está en el fondo de todos los errores o fallas que puedan explicar en lo
inmediato cada golpe. (Sobre esto volveremos en la Parte 3).
Asistimos, pues, a una ofensiva sistemática de las
fuerzas represivas; la primera de una larga serie que ya no se detendrá hasta nuestro
triunfo (o el de ellos).
En el futuro será siempre así o peor, en la medida
-repetimos- en que signifiquemos algo políticamente hablando.
A esta altura es casi seguro que el enemigo tiene en su
poder un panorama de indicios (léase ficheros) lo suficientemente amplio como para
abarcar la Organización totalmente.
Esto no quiere decir que la mayoría de los miembros del
MLN esté detectada. Pero sí quiere decir que muchos de sus sectores están
"tocados" en mayor o menor grado por el enemigo. Esta situación con el tiempo
se irá agravando...
Aún es legítimo pensar que puede haber en manos del
enemigo en muchos casos, pruebas e indicios suficientemente serios como para adelantarse a
'proceder" con perspectivas de éxito contra muchos compañeros.
Es natural. Máxime en una etapa como ésta, en la que
reclutamos casi exclusivamente del seno de las vanguardias que más se han
"quemado" en la lucha, o entre viejos militantes de nuestra izquierda y nuestros
sindicatos, cuyas posiciones son sabidas o imaginadas por los servicios de Inteligencia.
Máxime en una etapa en la que cada vez son más tajantes y claras las definiciones, y
entonces, para el enemigo es también fácil clasificar a la gente: hoy, quien
honestamente está con la revolución, está con la lucha armada, y quien está con la
lucha armada...
Puede preguntarse entonces: si es así, ¿por qué no
actúan?
Ellos no lo hacen porque saben que es inútil, que lo
único que ganarían en la mayoría de los casos es mostrarnos lo que saben, o lanzar a la
clandestinidad, y por lo tanto perderle la pista, a un número cada vez mayor de gente.
Y eso no les conviene. Ellos tienen que guardar -como el
avaro- y utilizar con máximo rendimiento los datos que manejan. Ellos tienen, en fin, que
golpear duro y si es posible en la cabeza. (La Organización es para ellos una tenia: de
nada vale capturar o destruir segmentos mientras quede la cabeza siempre cabeza siempre
capaz de reproducirlos).
Además les conviene 'guardar' para mantener la
iniciativa táctica y para usar lo que tienen en respuesta adecuada a algún golpe
nuestro.
El crecimiento, el grado de desarrollo alcanzado, etc.,
significa además mayores posibilidades, también mayores riesgos: distensión de los
controles internos por mayor cantidad de Compañeros, mayores posibilidades de
infiltración. mayores fallas a la discreción y la compartimentación, proliferación de
enlaces y movimientos peligrosos, etc. En fin, un mayor margen de riesgo.
Todo ello lo podemos menguar con medidas tácticas, pero
nunca eliminar, porque es inherente al peso alcanzado. Como medida de fondo, la única que
podemos tomar es la de invertir pronto ese capital de forma que rinda más de lo que la
represión nos va quitando sistemática e inexorablemente
Frente a todo esto tenemos dos respuestas:
Una, táctica: la clandestinidad y las condiciones que la
hagan posible y útil
Otra, estratégica: el MLN hoy, ya con lo que tiene, con
lo ganado debe jugar la carta de las masas. Apostar a las masas antes de que nos hagan
polvo lo que tenernos, lo que hemos ganado.
En fin, ellos juegan pero nosotros también. Nosotros a
favor de la historia; esa es nuestra única ventaja.
Si no contamos con el pueblo deberemos enfrentar los
aparatos represivos solos, mano a mano, como ellos. Ese pleito lo perdemos.
Si contamos con el pueblo entonces ellos no tendrán que
derrotar al MLN: tendrán que derrotar al pueblo.
Lo peor, -o lo mejor- es que ya no se puede retroceder.
Hemos engendrado una dinámica en la que el retroceso es igual a la claudicación o sólo
se compadece con ella. Ahora, si tenemos fe y confianza en el pueblo, en nosotros, en
nuestras ideas, sólo cabe ir para adelante en una opción de hierro planteada una vez
más y ya sabida desde hace mucho tiempo, pero quizás nunca con tanto calor. Esa opción
alguien la expresó así: "EN LAS REVOLUCIONES, CUANDO SON TALES, SE TRIUNFA O SE
MUERE".
PARTE 2 - LA CARTA DE LAS MASAS
1.- "Por las condiciones del país por la situación
del Continente, por la expectativa creada a nuestro alrededor, debemos pasar a una etapa
superior de lucha, que en nuestro caso es la instalación del foco armado operante, al
menor plazo posible".
2.- "Lanzar un foco armado que pueda inscribirse en
la estrategia de "crear muchos Viet Nam"... (Suplemento de Enero '68 al Doc.1).
3. - "Nuestra experiencia, empero, es limitada;
explica cómo se puede organizar un movimiento armado, no explica como se gana el apoyo
del pueblo, de las grandes masas; explica sí cómo se gana el apoyo de los sectores más
combativos y esclarecidos" (Doc.1 - Cap. V).
La alternativa es justamente explicar o demostrar cómo
se gana el apoyo de las masas como condición indispensable, no sólo del triunfo, sino ya
de la mera perduración. Ello significará para nosotros en cambio un aumento de nivel de
la lucha. Es iluso pensar que todavía podemos hacer retroceder la situación.
Desde el punto de vista represivo, la guerra contra
nosotros está desatada independientemente de nuestra acción o inacción. Ahora sólo se
trata de golpear más que el enemigo.
De la misma forma siempre se puede pensar que una
organización puede ser mejor mañana que hoy. Pero postergar el pasaje a la acción -o a
otro nivel de acciones- a la espera de ese mejoramiento, es ignorar aquel principio que
dice que es imposible mantener por mucho tiempo una organización clandestina sin pasar a
la acción. Ese principio está actuando sobre nosotros con todas sus fuerzas.
¿En qué consiste para nosotros pasar a la acción o
pasar a otro nivel de acción? En rigor el MLN ya ha pasado a la acción. ¿A qué nos
referimos entonces cuando ahora hablamos de ello? ¿Cómo se producirá ese salto?
Las dificultades de comprensión o de exposición del
asunto se deben a las condiciones peculiares de nuestro país. En otros países (Cuba y
Argelia, por ej.), el "momento" fue de relativa fácil elección para los
revolucionarios. Eran países donde las condiciones objetivas externas se daban en forma
clara. La elección del momento del pasaje de la lucha a otro nivel del inicio era fácil;
dependía casi totalmente de las condiciones internas de las organizaciones
revolucionarias, o más genéricamente de las condiciones subjetivas mínimas. Una vez
reclutados los cuadros mínimos, los medios mínimos, (armas, etc.), era mucho más fácil
que acá trazar los planes, y aún fijar las fechas exactas: 26 de julio de 1953 en Cuba,
1 de Noviembre de 1954 en Argelia).
La necesidad de la lucha armada en esos países no era
cosa discutida por los sectores progresistas. La posibilidad de apoyo popular era inmensa
y dependía exclusivamente de la corrección de los planes revolucionarios.
En nuestro país no es así. Además de tener que
respetar y medir las posibilidades internas, nosotros tenemos que medirnos constantemente
con la situación política externa o más genéricamente con las condiciones objetivas.
En ese terreno hemos avanzado mucho en los últimos tiempos. Pero la situación, a pesar
de que cada vez es más clara para la conciencia de la población, todavía no lo es en la
medida de lo que era en esos países.
Noventa años de tranquilidad, estructuras políticas
que, aunque cada vez más desnudas, todavía encubren el carácter dictatorial de la
dominación de las clases dominantes y el factor imperialista. Fuertes tendencias
reformistas aún actuantes llenan el panorama de falsas salidas, entorpecen la
comprensión de las grandes masas, las confunden. Lo tendencial es que esa situación
evolucione en favor de la revolución. Puede hacerlo paulatinamente o puede hacerlo a
través de saltos bruscos. El año pasado con su secuela de lucha y represión ha sido una
demostración de ello.
Este hecho ha pautado el accionar y los planes del MLN
desde su nacimiento (1963). La acción militar y política se ha debido adecuar a esa
realidad, y así si nos analizamos y analizamos nuestra acción veremos algo muy distinto
a lo que sucedió por ej. en los países citados. Avanzamos hacia la instalación de la
lucha armada en forma gradual, con retrasos y aceleramientos dependientes de nuestra
situación interna, de los golpes recibidos, etc. y a veces de la situación externa. En
nuestro país y para nosotros el proceso ha sido ambivalente: hemos tenido que trabajar
para construirnos internamente (conseguir hombres, medios, lo mismo que Cuba y Argelia) y
hemos tenido que trabajar y actuar adecuándonos a la situación externa y aún laborando
sobre ella. No podemos fijar fechas con la exactitud de los ej. aludidos pero podemos
predecir si que avanzamos a un salto de la misma calidad o categoría de los saltos que en
la historia se conocen con fecha como el 26 de Julio, elegido por nosotros a la vuelta de
cualquier esquina del desarrollo de los acontecimientos o quizás debamos construir este
26 (en cuanto salto cualitativo) a lo largo de días y meses de labor graduada y
cuidadosa. Todo eso es propio del Uruguay de hoy. En definitiva, si tuviéramos que
definir el salto, el pasaje a otro nivel de acción diríamos: ahora se trata de actuar en
todos los frentes de lucha para lograr un solo objetivo:
captar y movilizar al pueblo para y en la lucha armada
revolucionaria. Este viejo objetivo estratégico del MLN puesto ahora en ler. orden
implicará cambios importantes de todo tipo en la Organización y en el accionar. Hasta
ahora hemos actuado pautados por la tarea central de construir el MLN, ganar el apoyo de
los sectores de vanguardia, crear condiciones mínimas y contrarrestar los embates
represivos y propagandísticos del enemigo, que siempre son peores o más peligrosos al
principio. Hemos entonces hecho acciones espectaculares, de alta calidad técnica y
cuidadosamente seleccionadas para obtener los fines buscados: o un buen lote de materiales
necesarios o buenos resultados propagandísticos. Pero cuando se trata de encuadrar al
pueblo, forzosamente se cambia el ritmo y la categoría.
Ya no se trata de grandes acciones periódicas, aunque se
sigan haciendo, sino de ataques sistemáticos donde puedan participar sectores cada vez
más amplios de compañeros y de pueblo.
"Desde el punto de vista periodístico las acciones
de guerrillas no alcanzan generalmente el brillo de una noticia espectacular: son casi
infantiles esos incendios de plantaciones, los postes caídos en el camino, los ataques
nocturnos a puestos militares, los camiones que "saltan" o los trenes
descarrilados. Sorprenden la primera vez y entonces son noticia. Después se repiten a
diario" (Argelia, 1954).
Quizás el valor real de esa forma de actuar no residía
en la espectacularidad o en la resonancia periodística tanto como en la repetición y en
la cantidad, con lo que significa para el pueblo participante o testigo y para el enemigo
impotente.
Esta alternativa que tiene para nosotros el valor que ya
hemos señalado, acusa para el pueblo mayor valor aún.
Hemos aportado el embrión de la organización armada,
herramienta imprescindible para comenzar la lucha. Pero como revolucionarios tenemos ahora
un déficit con el pueblo. El año 1968 ofreció condiciones para pasar a la acción y no
pudimos, por errores, por limitaciones. No corresponde aquí analizar por qué.
Hemos concitado esperanzas y expectativas; la realidad va
más rápido que nosotros. Antes no importaba tanto como ahora actuar o no actuar en el
momento oportuno.
La lucha armada es la única alternativa que le queda al
pueblo. Además de haberlo predicado nosotros y otras fuerzas políticas, el pueblo lo va
comprendiendo, a través de sus vanguardias especialmente.
La principal forma de organización de las masas, el
movimiento sindical, ha resultado ineficaz, con los métodos tradicionales de lucha, para
enfrentar los nuevos tiempos preñados de represión, las medidas represivas de todo tipo,
de mayor o menor grado de violencia, según lo ha necesitado el Gobierno. La
"legalización" de la represión, plantea la necesidad de nuevos encuadres
organizativos y nuevos métodos de lucha para el movimiento popular, que se va insinuando
espontáneamente o se va desarrollando a través de la labor consciente de las vanguardias
revolucionarias. Hemos llegado al punto de agotamiento total de las posibilidades del
sindicalismo del viejo estilo. Ahora resta para mantener la actividad sindical dentro de
la legalidad, sólo la claudicación y la colaboración en mayor o menor grado con el
régimen. Las masas buscarán y encontrarán, -aún para luchar por sus reivindicaciones
más elementales formas y métodos nuevos, dadas las condiciones del país, el propio
sindicalismo honesto trascenderá sus específicos marcos para transformarse en otra cosa:
en la lucha política armada y revolucionaria para voltear al régimen. Eso sucederá más
tarde o más temprano, pero sucederá.
Aquí como en Cuba, Argelia, Vietnam, etc., las masas se
expresarán -aún para las luchas más elementales- a través de la lucha armada y de los
movimientos que la llevan adelante, (ML 26, FLN argelino, FLN Viet Nam, etc.). Las huelgas
generales en definitiva serán llamadas desde esos organismos y no desde centrales obreras
legales puesto que si estas representan verdaderamente los intereses de las masas
trabajadoras dejarán de ser centrales legales, por obra y gracia de las clases
dominantes. Se terminó definitivamente el Uruguay batllista y hay que comprenderlo y
actuar en consecuencia
¿Por qué estos planteamientos? ¿Por qué esta
dilapidación de energías populares? Por una razón: en las fuerzas progresistas de
algunos países de América existe una confusión terrible entre objetivos tácticos y
estratégicos; en pequeñas posiciones tácticas se ha querido ver grandes objetivos
tácticos y estratégicos. Hay que atribuir a la inteligencia de la reacción el que haya
logrado hacer de estas mínimas posiciones ofensivas el objetivo fundamental de su enemigo
de clase.
"En los lugares donde ocurren estas equivocaciones
tan graves, el pueblo apronta año tras año sus legiones para consultas que le cuestan
enormes sacrificios y que no tienen el más mínimo valor. Son pequeñas colinas dominadas
por el fuego de la artillería enemiga.
La colina parlamento, la colina legalidad, la colina
huelga económica legal, la colina aumento de salarios, la colina constitución burguesa,
la colina liberación de un héroe popular... Y lo peor de todo es que para ganar estas
posiciones hay que intervenir en el juego político del Estado burgués, y para lograr el
permiso de actuar en este peligroso juego, hay que demostrar que se es bueno, que no se es
peligroso, que no se le ocurrirá a nadie asaltar cuarteles, ni trenes, ni destruir
puentes, ni ajusticiar esbirros, ni torturadores, ni alzarse en las montañas, ni levantar
con puño fuerte y punitivo la única y violenta afirmación de América: la lucha final
por su redención". (Che Guevara: Táctica y Estrategia de la Revolución
Latinoamericana).
PARTE 3: ¿COMO PROCESAREMOS LA ALTERNATIVA, O QUE
HACER?
Según Lenin, tres condiciones objetivas, que no dependen
de la voluntad de los revolucionarios, configuran "una situación
revolucionaria".
Veamos si ellas pueden detectarse en el Uruguay de
nuestros días:
"PRIMERA CONDICIÓN: imposibilidad para las clases
dominantes de conservar su dominación sin producir cambio alguno; crisis en las alturas,
crisis de la política de la clase dominante, que abre una grieta por la que se filtran el
descontento y la indignación de las clases oprimidas. Para que la revolución se produzca
no es bastante que los de abajo no quieran sino que se requiere además que los de arriba
no puedan vivir como antes (...)".
"SEGUNDA CONDICIÓN: una agudización superior a lo
ordinario, de las necesidades y calamidades de las clases oprimidas (...)".
"TERCERA CONDICIÓN: una elevación considerable, en
virtud de las causas anteriores, de la actividad de las masas, que en una época de paz se
dejan expoliar tranquilamente, pero que en tiempos turbulentos son incorporadas, tanto por
todo el ambiente de la crisis, como por las propias alturas, a una acción histórica
independiente (...)".
En suma, de las 3 condiciones, la primera se da
plenamente, la segunda se da como tendencia exultante y muy cercana a la plenitud, la
tercera como tendencia aunque menos acusada que la anterior. De modo que si el Uruguay no
está viviendo ya una situación revolucionaria, se acerca a ella inexorablemente (...).
Pero en cambio, si hay situación revolucionaria puede
haber revolución, pero no necesariamente.
Lenin es también muy claro a este respecto. Para que a
la situación revolucionaria siga la revolución, deben sumarse a las condiciones
objetivas otras condiciones de carácter subjetivo. Puesto, explica, el poder opresor no
cae por sí mismo si no lo tiran.
Esas otras condiciones de carácter subjetivo consisten,
en esencia, en la existencia de una alternativa de poder revolucionario, de un Movimiento
o Partido o Fuerza con los atributos ideológicos y políticos necesarios para derivar la
situación revolucionaria en revolución" (VIVIAN TRIAS: "Economía y política
en el Uruguay contemporáneo" - Conclusiones - Julio 1968).
1. LA ORGANIZACIÓN
Para poder llevar adelante lo que nos planteamos y aún
para meramente continuar, necesitaremos realizar una verdadera proeza organizativa. Así
lo determinan las condiciones del país y fundamentalmente las leyes de la lucha urbana.
La gran batalla inmediata será pues organizativa. Debemos cuidarnos empero de no
transformar la Organización en un objeto en si, encerrándonos en nosotros mismos. La
organización que hoy necesitamos surgirá justamente de lo contrario. La población
deberá darnos los medios para una nueva etapa. Más valdrán entonces los hombres que los
materiales, la población que los medios.
a) ANÁLISIS CRITICO DE LOS ÚLTIMOS GOLPES
RECIBIDOS:
Ya hemos analizado en la primera parte de este trabajo
cual es a nuestro juicio la causa de fondo de los mismos. Veremos ahora las causas
inmediatas, diríamos tácticas, a través de las cuales se expresa, adoptando distintas
formas, la causa estratégica.
a. 1 - Posibilidad de una infiltración: Por una razón
de método y de principios, jamás debemos descartar esa posibilidad. Siempre tenerla en
cuenta a los efectos de estar siempre vigilantes. Tampoco la podemos descartar dado el
grado de crecimiento de la Organización. Lo que si podemos descartar con total seguridad
es que estos últimos golpes (desde Octubre a la fecha), sean motivados por la actividad
de un infiltrado. Los hechos, analizados a la luz de esa hipótesis y el análisis, han
demostrado que ello es imposible. No hay un infiltrado al nivel que haga posible por sí
sólo esos golpes. Lo que puede haber actuado -y sobre ello debemos tomar medidas- en
todos los casos es la delación inconsciente, producto de la falta de discreción y las
fallas de la compartimentación. Esas fallas fueron notadas en el correr de los últimos
tiempos e incluso motivaron una circular interna. Ellas pudieron determinar que llegara a
"oídos receptivos" ubicados dentro (aunque a un nivel muy alejado) o fuera de a
Organización, información que sirviera para articular alguna de las medidas represivas.
a. 2 - Descuido de las medidas de seguridad y/o
menosprecio del enemigo. Este factor o causa ha actuado sí intensamente en todo este
proceso. En la mayoría de los casos se nota. Al punto que consideramos que la mayoría de
los golpes han sido fruto más de nuestros propios errores que de la labor represiva. Ya
sea porque hemos creado el campo propicio para que el enemigo actuara, ya sea porque
cuando el enemigo trabajó mal, delatándose, no respetamos las alarmas que lo anunciaban.
Lo más lamentable es que esta falla reaparece
periódicamente dentro de la Organización. Es decir, lo notamos siempre que hemos
recibido algún golpe, en virtud de ello nos corregimos y luego volvemos a aflojar las
guardias, volviendo a ser golpeados.
A esta altura cabe hacer una apreciación de fondo.
Explicar algo que debe ser una ley del trabajo clandestino en la lucha urbana: cuando una
guerrilla rural avanza o acampa, se rodea de una serie de medidas de seguridad que
aseguran el aviso con tiempo de cualquier enemigo o elemento extraño que se acerque. Esto
opera perfectamente en terreno perfectamente conocido, amigo, donde además reside
población que apoya y donde por otra parte el enemigo es un elemento extraño que cuando
viene se nota. En la ciudad eso es imposible. No podemos tener vigías, ni vanguardias, ni
retaguardias, ni flancos, que cuiden el paso del núcleo central. Nos movemos en medio del
enemigo, en un ámbito donde puede encontrar cómplices, donde no es un elemento extraño.
La labor del enemigo y la nuestra es esencialmente de inteligencia. Así como nosotros
podemos golpearlos fácilmente, ellos nos pueden golpear con la misma facilidad.
La labor, que en la guerrilla rural es cumplida por el
vigía o centinela que avisa con suficiente antelación que el peligro se acerca y que
permite tomar las medidas necesarias, al no poder efectuarla en la ciudad, debemos
sustituirlos por una actitud de constante vigilancia y de inmediato respeto a cualquier
signo alarmante.
El enemigo en la ciudad no se presenta (salvo cuando
culmina su acción) en forma aparatosa. Realiza una labor de pesquisa que debe
necesariamente ser sigilosa para no echarlo todo a perder. Por ello el enemigo se presenta
o se advierte la mayoría de los casos por pequeños signos, "cosas raras",
intuiciones, caso en el que el militante tiene que dar aviso. En esos casos vale mucho
más pecar por subjetivismo, tomar una medida de seguridad inútilmente, que desperdiciar
el único aviso previo que pudo haber de la acción inmediata y casi siempre irremediable
del enemigo. En materia de seguridad, es la única oportunidad donde la minoría vale
tanto como la mayoría.
Un compañero que afirme haber visto algo y pida medidas
de seguridad debe ser escuchado y atendido teniendo en cuenta todo lo antedicho. Por
supuesto que no debemos incurrir en el error de transformar la seguridad en un objetivo en
sí, paralizando el accionar del Movimiento para el cual casi siempre hay un margen de
riesgos que queda sin cobertura, que es necesario correr. El ejemplo más claro de esto
último es la acción militar en sí, a la cual se va con una serie de medidas de
seguridad tomadas (todas las que es posible tomar) pero con un enorme margen de riesgos
que se acuerda correr para que la acción se efectúe.
a. 3- Fallas referidas a la compartimentación y a la
discreción: hay compañeros que parecen creer que la compartimentación se refiere
exclusivamente a la identidad de otros, la ubicación de algunos locales; actuando en
consecuencia con eso, manejan con ligereza otra serie de datos e informaciones, que
deberían ser bien administradas en algunos casos y en otros completamente secretos. Como
en el Uruguay somos pocos y nos conocemos, a veces bastan pequeños indicios para llegar a
saber grandes cosas. En resumen, se anotan fallas en el cumplimiento de la regla
"conocer sólo lo necesario para actuar" y un no respeto de los canales
orgánicos especialmente cuando se producen por circunstancias fortuitas o por razones de
funcionamiento, contactos "horizontales" ...
a. 4- La descentralización última y sus consecuencias:
este factor ha actuado especialmente en lo que tiene que ver con la falta de experiencia
de algunos compañeros que han tenido que asumir nuevas responsabilidades. A raíz de la
descentralización, muchos compañeros están haciendo un aprendizaje en muchos campos de
la militancia, que acarrea o puede acarrear fuertes golpes. Además, por la
descentralización, el crecimiento y la compartimentación, se han distendido algunos
controles internos y se hace difícil a veces unificar criterios acerca de aspectos que
pueden resultar claves (por ej. el reclutamiento realizado ahora por compañeros
relativamente nuevos).
a. 5 - Por último y a raíz de los recientes sucesos, se
ha notado en algunos ámbitos del MLN signos de desmoralización. La crítica ligera sobre
los sucesos es uno de esos signos. Esto es propio de una Organización que venía de
"ganar" desde hace tiempo y donde de pronto no había preparación (en algunos
ámbitos) para recibir golpes. Un arduo trabajo contra la idealización de la
Organización junto a otras medidas, deben preparar el terreno para seguros golpes futuros
quizás más graves que los actuales. Es de primer orden tener en cuenta que justamente
estas circunstancias difíciles son las que sirven para realmente conocernos. Debemos
abrir las puertas de la Organización para que todos aquellos que se sientan débiles
frente a los nuevos tiempos, puedan recusar compromisos apresurados, contraídos en
tiempos de bonanza. (Releer Doc. 2 de II Convención Nacional.)
b) DESCENTRALIZACIÓN:
Este principio regirá el trabajo organizativo inmediato.
Ya se ha recogido alguna experiencia, puesto que se está llevando a la práctica desde
abril de 1968. Conviene hacer hoy algunas puntualizaciones: el objetivo que buscamos con
las medidas de descentralización es que la Organización no dependa vitalmente de una
cabeza que pueda ser fácilmente ubicable y golpeable para el enemigo.
La descentralización que se busca actualmente se basa en
el principio de centralismo estratégico con autonomía táctica planteado en el Art. 19
de nuestro Reglamento. Como estamos haciendo una nueva experiencia debemos avanzar con
cuidado a los efectos de ir aprendiendo todos a funcionar de acuerdo a la nueva
situación; ya hemos visto cómo algunas de las causas directas de los golpes recibidos
provienen justamente de esta medida. La descentralización es fundamentalmente
administrativa, de ningún modo puede serlo política, pues de otra forma estaríamos
creando varias organizaciones. Para comprender bien esto, no debemos perder de vista que
el objetivo que buscamos con la descentralización es puramente técnico, está vinculado
a la seguridad interna, a garantizar la supervivencia del MLN, a facilitar su acción, su
funcionamiento. La base orgánica para obtener los resultados buscado es la COLUMNA;
concebida como unidad orgánica político-militar que reúne en sí misma las
posibilidades (todas) de autonomía (servicios, grupos de acción, agitadores,
infraestructura, periferia, etc.). El objetivo máximo de la Columna es: poder ejercer la
autonomía creando para ello las condiciones que lo posibiliten. La consigna de cada
Columna debe ser: capacitarse para estar en condiciones de mantener la lucha en nombre del
MLN aún cuando el resto de la Organización haya sido destruida, y contar con los medios
internos como para reconstruir lo destruido. En la medida que el crecimiento lo indique
(cuando se entorpece la administración, cuando sobran fuerzas productivas, etc.) debemos
crear nuevas columnas como única forma de ajustarnos a los nuevos tiempos y garantizar
organizativamente la perduración de la lucha sea cual sea la suerte que corre tal o cual
parte del MLN.
Esta descentralización nos obliga además a ser
vigilantes en cuanto la preservación del estilo de trabajo. Nos obliga además a trabajar
rápidamente en el sentido de trasladar a la mayor cantidad de Compañeros la experiencia
recogida por el MLN en varios años de trabajo.
En esta labor deberán cumplir el papel preponderante los
compañeros más veteranos.
Una forma de trabajo que se ha llevado a la práctica en
toda la historia de la Organización adopta a esta altura de los acontecimientos,
carácter de principio inviolable: LA DIRECCIÓN COLECTIVA, los órganos colegiados de
dirección. Esta forma de trabajo deberá ser aplicada en todos los niveles de dirección
del MLN. La lucha será larga y dura. En ella caerán muchos dirigentes. Debemos tener
cuadros de recambio y condiciones organizativas que permitan paliar esas contingencias. La
lucha será contra enemigos poderosos. El MLN necesitará la capacidad de varios equipos
de dirección para poder enfrentarlos con éxito.
c) LA POLITIZACIÓN INTERNA:
La lucha urbana tiene sus propias leyes. Una de ellas es
la necesaria politización de los cuadros que la llevan adelante. Durante su transcurso es
inevitable que en varias oportunidades se produzcan cortes en la vinculación estrecha que
de ordinario existe entre la dirección y las bases, ya sea con referencia a la Columna
entera, o con referencia a la célula. La única garantía para que la autonomía pueda no
sólo ser ejercida, sino ser ejercida bien, es el grado de politización de los
combatientes, sea cual fuere la tarea que desarrollen. En una organización donde los
grupos de base pueden tener con el tiempo importante capacidad operativa y donde por las
mismas circunstancias del medio donde se procesa la lucha, puede haber dificultades para
los contactos durante mucho tiempo, es necesario que los grupos militares posean un nivel
político mínimo que les permita seguir adelante golpeando al enemigo aún cuando estén
aislados, sin cometer grandes errores.
Que les permita, en fin, tomar resoluciones que pueden
ser graves en nombre de toda la Organización con la misma responsabilidad y justeza con
que serían tomadas por la dirección central del Movimiento. Ya dijimos que uno de los
objetivos buscados con la organización por columnas es que haya en el seno de cada una de
ellas posibilidades de autonomía y reproducción; una de esas posibilidades, quizás la
básica, es la necesaria madurez política al nivel que permita quedar con toda la
responsabilidad del MLN sin mayores problemas.
La politización deberá darse fundamentalmente a través
de la participación de los Compañeros en la discusión y dilucidación de todos aquellos
problemas que puedan ser considerados sin lesionar la disciplina, la compartimentación
interna y la seguridad.
Es decir: hacer conciencia de los grandes problemas del
MLN, de su resolución; la participación en la discusión de ellos; la descentralización
y el ejercicio de la autonomía, son los hechos que le van dando madurez al militante y lo
van preparando para cosas cada vez más graves.
Todo esto puede parecer una herejía para una
organización político-militar como la nuestra. En verdad los ejemplos que más
conocemos, que son los de la guerrilla rural, no han practicado este tipo de vida
política interna. Nosotros decimos: no lo han necesitado o no lo han podido hacer. Una
guerrilla rural no necesita hacerlo con la vitalidad que lo necesitamos nosotros, porque
los militantes conviven en grandes núcleos comparados con las células de la lucha
urbana. Conviven con sus dirigentes, el control mutuo se ejerce directamente, el
aprendizaje es mutuo también.
La organización argelina urbana para la batalla de Argel
(1957) era centralizada; una pirámide que pudo ser destruida. No hubo más remedio por el
tipo de gente que se encuadraba en ella: el pueblo mismo, con bajo nivel no sólo
político sino intelectual. Era necesario un gran control central, era difícil la
práctica de la autonomía. Algo de eso sucede en la guerrilla rural que recluta
campesinos con bajo nivel político, que deben ser formados durante un tiempo de
convivencia con los combatientes. Nuestro país ofrece posibilidades peculiares. Hemos
heredado del régimen que cae fuerzas productivas calificadas que tendrán importancia en
el desarrollo de la lucha. Este fenómeno particular ya ha operado notoriamente en la
experiencia interna. Incluso el nivel intelectual de nuestro pueblo (que tarde o temprano
comenzará a ser encuadrado en el MLN) difiere substancialmente del nivel medio de la
mayoría de los países latinoamericanos y permite que la autonomía sea posible, además
de necesaria.
La politización y la austeridad o proletarización en la
forma de vida de los combatientes, serán las vallas principales que podremos poner a las
deformaciones propias del medio urbano.
d) NUEVA MENTALIDAD DE COMBATE:
La nueva etapa de lucha exigirá y creará una nueva
mentalidad en los combatientes. Mejor diríamos exigirá y creará la mentalidad de
combate. Ello sucederá a nivel de cada combatiente, a nivel general, al nivel de la forma
y el estilo con que se planificarán y ejecutarán las acciones militares del MLN en el
futuro inmediato. Deberemos estar adaptados para ello y prontos al cambio de la mentalidad
actual que es producto de una forma de trabajo y de acción. Es decir que nueva etapa de
lucha necesitará nueva mentalidad. Debemos estar prontos a cambiar. Debemos exigir
"dureza", disciplina y compromiso a todos y cada uno de los militantes.
e) LA DIVISIÓN DEL TRABAJO:
Este punto, como veremos, está muy relacionado con la
necesidad de los órganos colectivos de dirección, con la necesidad de organismos
colegiados de dirección a todos los niveles.
Al ir creciendo la Organización ha ido creciendo la
cantidad de trabajo y con ello se han ido dividiendo por necesidad las tareas, puesto que
han ido cobrando mayor envergadura y complejidad. Tareas que en un principio pudieron y
debieron ser encaradas por un mismo Compañero u organismo aunque fueran distintas, ahora
no pueden ser encaradas. Su envergadura propia requiere especialización y dedicación
total de Compañeros y organismos. Ello no sólo es necesario sino también posible puesto
que con el crecimiento han llegado también los Compañeros a mayor capacidad y en número
suficiente.
La envergadura actual del MLN requiere la división a
todo nivel de 3 grandes tareas o aspectos del trabajo: LABOR POLÍTICA, LABOR MILITAR,
LABOR DE LOS SERVICIOS.
Repetimos: esta subdivisión antes no era necesaria ni
posible, por eso no se dio. Ahora debe comenzar a producirse por los organismos de
conducción primero, dividiendo las responsabilidades por especialidad para trasladarse de
inmediato, aunque gradualmente a toda la organización.
Esa división del trabajo deberá darse fundamentalmente
al nivel de Columna. A los efectos de eliminar los riesgos de deformación que tanto hemos
visto en otras organizaciones, cada Columna deberá desarrollar las tres tareas. Es decir:
no puede haber una Columna política, o militar o de servicios. Sino que cada organismo de
dirección en el seno del cual se subdividen estos tres grandes aspectos, deberá ser la
suma de los mismos puesto que, como veremos, las tres tareas se complementan e
interdependen. En suma, la organización es el fruto equilibrado del desarrollo de los
tres aspectos íntimamente unidos interinfluenciados.
¿Qué papel cumplirá cada una de las responsabilidades
a nivel de Columna, que es donde se expresarán cabalmente?
-Responsabilidad militar:
Se ocupará de todo lo referido a la acción militar: la
acción misma, los equipos de combate, el entrenamiento, el mejoramiento técnico, las
bases de operaciones, las escuelas de cuadros, tenencia y administración de los medios de
combate, etc.
-Responsabilidad técnica:
Desarrollar los servicios, distribuir las tareas a toda
la Columna, administrar los equipos especializados, locales, medios, etc. Suministrará
los recursos técnicos para la labor militar y la labor política.
-Responsabilidad política:
Administrará todos los equipos que no tengan un encuadre
militar o técnico, se encargará de la formación mínima, reclutamiento, labor sindical
y en el frente de masas, administrará la periferia, desarrollará acciones militares
adecuadas al nivel de los Compañeros que están bajo su jurisdicción, etc.
Cada uno de estos aspectos deberá montar su propio
aparato. Se compartimentará uno del otro, con lo cual se aumentará la compartimentación
general.
Quizás no se comprenda hoy a cabalidad la necesidad
impostergable de esta subdivisión. Para comprenderla debemos pensar en el futuro. En un
futuro quizás no muy lejano, cuando la acción militar adquiera envergadura propia
distinta (mayor) a la actual, será necesario contar con Compañeros y organismos
dedicados totalmente a la tarea, y lo mismo sucederá a los otros aspectos. En ese
entonces las 3 etapas no deben molestarse ni interferirse (cosa que puede pasar si no las
dividimos adecuadamente), sino complementarse.
f) LA CREACIÓN DE LOS EQUIPOS DE COMBATE:
La experiencia ha demostrado la utilidad de equipos
especialmente dedicados a la acción. Cuando son necesarias respuestas rápidas, cuando se
necesita alto grado de especialización para tareas complejas, resulta imprescindible
contar con equipos especializados que tengan además los medios necesarios para actuar
eficaz y rápidamente.
Esta será la tarea central de la responsabilidad militar
a nivel de cada Columna. Seleccionar, capacitar y crear las condiciones que permitan
contar a la brevedad con dichos equipos. Ellos conformarán la base del futuro ELN,
estarán constantemente en orden, serán rápidamente movilizables, se dedicarán
totalmente a la actividad militar entendiendo por tal no sólo la acción, sino la
administración de los recursos militares de cada Columna, la capacitación de los demás
Compañeros para la acción, etc.
Esto no quiere decir que en el MLN habrá en adelante
Compañeros que actúen y Compañeros que no actúen militarmente. Significa que habrá
niveles de acción y para cada nivel se requerirá determinada especialización.
La acción militar deberá "gradarse" de forma
que en ella participen o puedan participar todos los Compañeros, sean o no del aparato
militar.
Pero ahora el MLN necesita contar con resortes
organizativos de tipo militar o suficientemente rápidos como para golpear e intervenir
allí donde sea necesario sin pérdida de tiempo. Ese mecanismo estará formado por los
equipos de combate que serán pues una verdadera reserva estratégica, base del futuro
ELN.
2. - LA TAREAS POLÍTICAS INMEDIATAS
"Sea de izquierda o de derecha, el Movimiento de los
Tupamaros es sin duda terrorista y de negación. La acción desarrollada por los grupos
que lo integran y la fragmentaria exposición de principios a la que puede llegarse luego
de conocidos los documentos que sus mismos integrantes han creído oportuno dar a conocer,
permiten afirmar en efecto, que no se busca sino el caos por el caos mismo, sin nada que
deba sucederlo, ni una sola afirmación sobre el orden a venir una vez logrado el
objetivo" (La Mañana 16-1-69).
El MLN debe publicar a la brevedad su
manifiesto-programa. Ya están creadas las condiciones para ello. Además es
imprescindible; de la misma forma el MLN debe contar a la brevedad con un instrumento
periódico de contacto con el pueblo.
Ambas medidas se encuadran perfectamente y surge de todo
lo dicho anteriormente.
Debemos despertar y encauzar en la medida de nuestras
posibilidades la mayor cantidad de energía sociales de forma de no quedar solos en la
lucha. Eso lo haremos primero a través de la acción, pero luego necesitaremos de
instrumentos de consolidación sean ellos organizativos o teóricos.
El MLN ha concitado el apoyo de vastos sectores. Es
imposible meterlos a todos en los cuadros internos. Ante ello nos queda el encuadre
político a través de la línea y de la influencia que podemos trasladar mediante
documentos.
La Orgnización no sólo debe orientar a los hombres que
la integran, sino también al pueblo. Nuestro crecimiento se orientará en la próxima
hacia el pueblo.
Toda nuestra propaganda deberá continuar pautada por la
seriedad y la sobriedad.
"La propaganda no es la agitación que se
caracteriza por la violencia verbal y a menudo estéril y sin futuro. En este momento en
que el pueblo argelino está maduro para la acción armada positiva y fecunda, el lenguaje
del FLN debe traducir su madurez, bajo formas serias, medidas, sutiles sin que por eso
falte la firmeza, el ardor revolucionario y la franqueza" (F.L.N.. - Argelia, agosto
1956).
Paralelamente a estas medidas debemos tomar otras de tipo
organizativo. Debemos "gradar" el MLN hasta el pueblo mismo dibujando para ellos
los niveles necesarios (de la misma forma que gradamos la acción militar).
La tarea consistirá en crear a nivel del pueblo mismo
una infraestructura política que reduzca el desequilibrio de fuerzas, que sea el
basamento del MLN, que haga fracasar las tácticas del enemigo.
Es así como ganaremos y movilizaremos al pueblo.
Debemos tejer con paciencia una inmensa telaraña
política a nivel del pueblo, conectándonos con él si es preciso a través de células
MLN a su nivel.
Debemos dar organicidad a la base de apoyo lograda. De
otra forma dicho apoyo será difuso y no se podrá expresar útilmente.
Sin contacto con el pueblo, -como hemos visto- nos
destruirán fácilmente.
Debemos sustituir las formas actuales a través de las
cuales se expresaba el pueblo y que hoy se vienen al suelo, por otras nuevas.
De ahí sacaremos el avituallamiento para la lucha, la
cobertura, la información, los nuevos cuadros, etc.
Debemos crear formas de autodefensa popular, umbral de la
acción militar, más consciente y organizada.
Esta será la clave del triunfo.
Esta será la tarea central del aparato político del
MLN.
ENERO DE 1969
"DEBEMOS TEJER CON PACIENCIA, UNA INMENSA
TELARAÑA POLÍTICA A NIVEL DEL PUEBLO...".