Introducción
El Frente Amplio se funda en 1971
como una alianza sin exclusiones- de partidos, movimientos, e individuos sin
referente partidario, que coincidieron con la formación de esta alianza política. El FA
se configura, desde sus inicios, como una alianza que se propone trascender la simple
participación en las elecciones nacionales. A lo largo de la década de los años 60
ocurren varios hechos de significación para las clases subordinadas que se constituyeron
en antecedentes, fertilizando la conciencia de que era posible una alianza política de
las fuerzas democráticas, de izquierda y antiimperialistas, sobre la base de una unidad
sin exclusiones.
En forma resumida estos antecedentes
fueron:
- La constitución de dos frentes de
izquierda en 1962 el uno centrado en el Partido Comunista y el otro en el Partido
Socialista-, conocidos bajo las siglas de FIDEL el primero y UP, el segundo.
- La conformación de la central única
de trabajadores conocida bajo la sigla CNT-, realiza la unificación del movimiento
sindical obrero ampliado con la incorporación de las asociaciones de funcionarios
públicos, empleados bancarios y trabajadores de la educación pública. Es rescatable que
la formación de la central ocurrió bajo un programa fundado en cuatro puntos: reforma
agraria, nacionalización de la banca, nacionalización del comercio exterior y
estatización de las principales empresas industriales.
- El Movimiento en defensa de las
libertades públicas, alianza democrática integrada por partidos de izquierda, fracciones
de partidos tradicionales y organizaciones sociales, enfrentadas al gobierno de Jorge
Pacheco Areco y su política de conculcación de las libertades mediante la aplicación,
prácticamente en forma continua, de las Medidas Prontas de Seguridad equivalente al
estado de sitio de otros países. Este fue el último paso cronológico que antecedió a
las gestiones directamente orientadas a la constitución de la alianza que pasó a
denominarse Frente Amplio.
Desde su inicio el Frente Amplio
trascendió la alianza de partidos y movimientos políticos para incluir una ancha franja
de personas que se identificaron por su adhesión al FA. También desde su inicio
conformó una organización de base propia: los comités y coordinadoras, que no fue ni
es, el simple agregado de militantes pertenecientes a los partidos políticos que lo
integran.
La participación en las elecciones
nacionales de 1971, con un 18 por ciento de votos, consolidó sus posibilidades,
acumulando nuevos elementos a la crisis de las viejas formas de dominación política de
la burguesía, partidos tradicionales que operaban en un sistema político pensado para
una relación bipartidista.
Desde su fundación, hasta junio de
1973, ocurre un proceso de agudización en la forma de dominación que conduce a la
sustitución del personal reinante por fundamentalmente- la oficialidad de las
Fuerzas Armadas, sin que ello supusiese un cambio esencial en la dominación de clase.
Declaración constitutiva.
La profunda crisis estructural que
el país padece desde hace décadas, su dependencia del extranjero, y el predominio de una
oligarquía en directa connivencia con el imperialismo, han ido creando, por un lado,
hondas tensiones y por otro, un clima de preocupación colectiva sobre el destino mismo de
la nacionalidad oriental.
Cuando el deterioro económico
desembocó en un proceso inflacionario paralizante de toda posibilidad de desarrollo, la
oligarquía encontró, en el gobierno actual, un coherente intérprete político de su
propia respuesta ante la crisis. Ambos pretendieron establecer un orden basado en el
despotismo; atropellaron las libertades publicas y sindicales; agredieron física y
materialmente a la Universidad y a la Enseñanza Media.
Empobrecieron a los trabajadores al
congelar realmente los salarios y nominalmente los precios; redujeron la capacidad
adquisitiva de los ingresos de funcionarios y empleados, jubilados y pensionistas y vastos
sectores de capas medias; asfixiaron a modestos y medianos industriales, comerciantes y
productores rurales; paralizaron las fuerzas productivas y desalentaron el trabajo.
Desmantelaron resortes vitales de
economía nacional como los bancos oficiales, el Frigorífico Nacional, los entes
energéticos y los servicios de transporte. Enajenaron progresivamente por la
sumisión a las recetas del Fondo Monetario, por el endeudamiento externo, por la
contratación de empréstitos lesivos, por la complicidad en la evasión criminal de
divisas- la soberanía del país.
Todo ello para mantener intactos los
privilegios de una minoría apátrida y parasitaria en alianza con las fuerzas regresivas
del poder imperial. La República camina hacia la ignominiosa condición de una colonia de
los Estados Unidos.
El pueblo lúcido, su clase
trabajadora y su juventud estudiantil, los creadores y difusores de la cultura, los
partidos políticos progresistas, enfrentaron esa conducta antinacional y antipopular
defendiendo la existencia de la nación; por hacerlo, sufrieron vejaciones, privaciones de
libertad, destituciones, confiscaciones, proscripciones, torturas y crímenes,
cercenamiento de derechos y clausura de órganos de expresión, toda una gama de
atropellos que parecían relegados a la oscura peripecia de pasados tiempos. Sangre
juvenil y obrera regó las calles, porque la voluntad libertaria del pueblo uruguayo, su
dignidad y decoro y la creciente comprensión de las causas profundas de este desorbitado
ejercicio del poder, exigía una respuesta que no se amilanó ante la saña represiva y
fue forjando, en la dura experiencia de la lucha, las bases de la unidad popular.
La coyuntura histórica conducía a
una polarización entre el pueblo y la oligarquía que se hubiera cumplido de cualquier
modo, ya que los trabajadores, los estudiantes y todos los sectores progresistas
resistieron las imposiciones antinacionales. Pero la regresividad y violencia de la
política gubernamental, sin precedentes, en el correr del siglo, ofició como un
acelerador en el proceso de enfrentamiento, en la conciencia colectiva de cambios urgentes
y profundos, en la necesidad de instrumentar un aparato político capaz de aglutinar las
fuerzas populares auténticamente nacionales para agotar las vías democráticas a fin de
que el pueblo, mediante su lucha y su movilización, realizara las grandes
transformaciones por las que el país entero clama.
La unidad política de las
corrientes progresistas que culmina con la formación del Frente Amplio cerrando un
ciclo en la historia del país y abriendo, simultáneamente, otro de esperanza y fe en el
futuro- se gestó en la lucha del pueblo contra la filosofía fascistizante. Y esa unión,
por su esencia y por su origen, por tener al pueblo como protagonista, ha permitido
agrupar fraternalmente a colorados y blancos, a demócratas cristianos y marxistas, a
hombres y mujeres de ideologías, concepciones religiosas y filosóficas diferentes, a
trabajadores, estudiantes, docentes, sacerdotes y pastores, pequeños y medianos
productores, industriales y comerciantes, civiles y militares, intelectuales y artistas,
en una palabra a todos los representantes del trabajo y de la cultura, a los legítimos
voceros de la entraña misma de la nacionalidad. Porque es un movimiento profundo que
enraiza con las puras tradiciones del país, que recoge y venera las construcciones que
vienen del fondo de la historia, y tiene, simultáneamente claros objetivos para alcanzar
un porvenir venturoso, siente que su vertiente más honda lo enlaza con la esclarecida,
insobornable y combatiente gesta del artiguismo.
En esta dramática circunstancia,
conscientes de nuestra responsabilidad y convencidos de que ninguna fuerza política
aislada sería capaz de abrir una alternativa cierta de poder al pueblo organizado, hemos
entendido que constituye un imperativo de la hora, concertar nuestros esfuerzos, mediante
un acuerdo político, para establecer un programa destinado a superar la crisis
estructural, a restituir al país su destino de nación independiente y a reintegrar al
pueblo el pleno ejercicio de sus libertades y de sus derechos individuales, políticos y
sindicales. Un programa de contenido democrático y antiimperialista que establezca el
control y la dirección planificada y nacionalizada de los puntos clave del sistema
económico para sacar al país de su estancamiento, redistribuir de modo equitativo el
ingreso, aniquilar el predominio de la oligarquía de intermediarios, banqueros y
latifundistas y realizar una política de efectiva libertad y bienestar, basada en el
esfuerzo productivo de todos los habitantes de la República.
Expresamos nuestro hondo
convencimiento de que la construcción de una sociedad justa, con sentido nacional y
progresista, liberada de la tutela imperial es imposible en los esquemas de un régimen
dominado por el gran capital. La ruptura con este sistema es una condición ineludible de
un proceso de cambio de sus caducas estructuras y de conquista de la efectiva
independencia de la nación. Ello exigirá, a su tiempo, la modificación del ordenamiento
jurídico-institucional, a efectos de facilitar las imprescindibles transformaciones que
procura.
Concebimos este esfuerzo nacional
como parte de la lucha por la liberación y desarrollo de los pueblos del Tercer Mundo en
general, de la cual somos solidarios, y en particular, de la que tiene por escenario a
nuestra América Latina, en donde como hace más de un siglo y medio, la insurgencia de
sus pueblos, habrá de desembocar en la conquista de la segunda y definitiva
emancipación.
Por los fundamentos expuestos, hemos
resuelto:
- Constituir un frente político
unitario Frente Amplio- mediante la conjunción de las fuerzas políticas y de la
ciudadanía independiente que firman este documento, para plantear la lucha de inmediato,
en todos los campos, tanto en oposición a la actual tiranía o a quienes pretendan
continuarla, como en el gobierno. Este Frente Amplio está abierto a la incorporación de
otras fuerzas políticas que alienten su misma concepción nacional progresista y
democrática avanzada.
- Contraer en este mismo acto, el formal
compromiso de establecer un programa común y ceñirnos a él en la lucha fraternal y
solidaria colaboración, así como actuar coordinadamente en todos los campos de la
acción política, sobre la base de que atribuimos al pueble, organizado
democráticamente, el papel protagónico en el proceso histórico.
- Establecer que esta coalición de
fuerzas que no es una fusión y donde cada uno de sus partícipes mantiene su
identidad- ha de estar dotada de una organización con núcleos de base y autoridades
comunes, mandato imperativo y demás mecanismos de disciplina que aseguren el cumplimiento
efectivo de los compromisos postulados convenidos.
- Declarar que el objetivo fundamental
del Frente Amplio es la acción política permanente y no la contienda electoral; al mismo
tiempo afrontará unido las instancias comiciales, con soluciones honestas y claras que
restituyan a la ciudadanía la disposición de su destino, evitando la actual
falsificación de su voluntad.
En función de estos principios y
objetivos convocamos al pueblo a incorporarse al Frente Amplio y a participar activamente
en la lucha y en los trabajos que emprendamos.
Montevideo,
febrero 5 de 1971.
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