Movimiento de Liberación Nacional
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NO HAY MEJOR TEORÍA REVOLUCIONARIA QUE LA QUE SURGE DE LAS REVOLUCIONES HECHAS. RAÚL SENDIC











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CRISIS

Oposición y gobierno

El gobierno ha alcanzado un éxito rotundo cuando definió a la crisis como la variable de ajuste de la economía uruguaya... Pues se propuso variar los niveles de vida, rebajándolos, como forma de encontrar costos más adecuados para competir con la producción de los países vecinos, y sumergió a los uruguayos en una crisis nunca antes vista. Una crisis que, basada en el aumento del desempleo, la rebaja salarial y la disminución de la inversión productiva, no logró el objetivo de mejorar la competitividad con el exterior y, en cambio, terminó de desestructurar el aparato productivo y sumir a los trabajadores en el desempleo, el subempleo o el trabajo informal, reñidos con cualquier forma de reactivación económica.

Ese escenario, el de la crisis y el desempleo, la recesión y la destrucción del aparato productivo, el endeudamiento en dólares y la devaluación largamente negada,  fue el que precedió a la interpelación del ministro de Economía Alberto Bensión.

A la interpelación se llegó con la resolución, claramente expresada por el EP-FA, de alcanzar la censura del ministro y tratar de obligar a su relevo por parte del    presidente Jorge Batlle, y la decisión mayoritaria del Partido Nacional de respaldar en Sala al ministro Bensión, pero negociando por fuera de la interpelación su renuncia   y su sustitución.

Al final de la interpelación se votaron tres mociones: la del EP-FA, de declarar absolutamente negativas las aclaraciones del ministro y, por lo tanto, censurarlo en el marco del artículo 147 de la Constitución: tuvo trece votos, los doce senadores del EP-FA y el del senador Rafael Michelini; otra moción, presentada por el senador Jorge Larrañaga, que también consideraba insuficiente las aclaraciones y exigía su renuncia: tuvo 15 votos, los doce del EP-FA,  uno del senador Michelini, y el del senador  Garat, del PN, además del voto del propio  mocionante, y por último, la moción presentada por el herrerismo, de declarar insu-ficiente las aclaraciones y negociar la renuncia del ministro: sólo tuvo los votos de los senadores herreristas…

Ello fue presentado como un triunfo por el gobierno y la prensa afín a él: seguramente el triunfo de separar los votos de quienes cuestionaban al ministro, pero no querían sumarse a la moción del EP-FA, el triunfo de no permitir alcanzar mayorías

parlamentarias… Pero no se trataba del  triunfo del apoyo recabado por el ministro de Economía y Finanzas: éste estuvo ausente en la interpelación, salvo el que expresaron los senadores del Partido Colorado.

En realidad, se trató de un triunfo pírrico, quizá doblemente pírrico: porque no recabó el apoyo necesario para sostener real-mente al ministro y, sobre todo, porque atrás de las críticas de la mayor parte de los senadores del PN al ministro estaba pre-sente el apoyo a la política económica que condujo al país a la situación actual, el apoyo a la política de tierra arrasada, y no se vislumbró por ningún lado la posibilidad de cambiarla. Quedó marcado, claramente trazado, el camino hacia el abismo nacional. Un camino sin salida y que, si no se puede torcerlo, solamente puede tener como consecuencia el aumento de la crisis, el desempleo y la desestructuración de la producción nacional.

En esa situación tiene que actuar la izquierda en el Uruguay. En un país que se viene abajo es la principal fuerza de oposición y, al mismo tiempo, la principal alter-nativa de gobierno: el futuro gobierno nacional está a punto de caérsele arriba, no tanto o no sólo por méritos propios, sino por el “éxito” alcanzado por la coalición de gobierno que pudo lograr todos los éxitos tácticos y ni una sola victoria estratégica, y puso al país y a los orientales al borde de su inviabilidad económica… Al punto que está en cuestión el proyecto nacional, la viabilidad del país y el futuro de los orientales.

El EP-FA tiene un enorme desafío en esa doble función que tiene que realizar: oposición y alternativa de gobierno. Tiene que resolver cómo conjuga los dos aspectos: cómo sigue siendo oposición a un proyecto que hunde a los uruguayos en la crisis,

en el desaliento y la falta de perspectivas y, al mismo tiempo, cómo construye y fortalece la alternativa de gobierno. Es un problema no menor y que encierra elementos contradictorios que hay que resolver.

Quizá la respuesta esté en la caracterización del momento y en las tareas que surgen de esa caracterización. Quizá haya que plantearse como tarea fundamental, como la tarea más revolucionaria del momento, la reconstrucción nacional, la reconstruc-ción del aparato productivo, la recuperación de la tierra, el agua y el mar para la producción nacional, la reconstrucción del trabajo y el entramado social…

Quizá ésa sea la principal tarea a emprender por el pueblo oriental para cumplir con la oposición y el fortalecimiento de la alternativa de gobierno, pues sería absolutamente irresponsable seguir avanzando hacia el gobierno nacional sin defender las reivindicaciones inmediatas de los uruguayos, las reivindicaciones más elementales, más imprescindibles: el derecho a comer todos los días, a tener un techo y un abrigo, a ganarse el pan con el sudor de la frente.

Sería irresponsable seguir avanzando hacia el gobierno sin defender hoy, todos los días, el agua y la tierra, el mar, el patrimo nio nacional, y esos formidables instrumentos del gobierno que son las empresas del Estado: UTE, Antel, ANCAP, OSE, y también, cómo no, el BROU, el BHU y el BSE… ¿Cómo gobernar con la gente y para la gente sin los bancos de fomento del Estado, cómo mantener el sistema cooperativo sin el BROU y el cooperativismo de vivienda sin el BHU?

Y también ¿cómo avanzar hacia el gobierno en el 2005 sin pelear todos los días por los derechos de la gente a tener una esperanza, y cómo tener una esperanza sin trabajo, sin techo y sin comida?

Esa doble tarea, oponerse y prepararse para gobernar, es la que hay que encarar con total responsabilidad, así como construir una alternativa cotidiana a la crisis es el complemento de cualquier elaboración política. Todo ello significa, sin lugar a dudas, la necesidad de trabajar para transformar la realidad, la inmediata y la mediata, dejando de lado eso de hacer cosas sólo para dar testimonio o encarar acciones meramente testimoniales, que no están pensadas en función de una estrategia y de un accio-nar coherente.

La reconstrucción nacional es una tarea para encarar junto a todos los sectores perjudicados por la actual política económica y social, esa política que dibujaron Jorge Batlle, Ariel Davrieux y Alberto Bensión, y que llevaron hasta las últimas consecuencias…

Es una tarea tendiente a defender el patrimonio nacional y las riquezas naturales del país, el trabajo y la producción nacional, como forma imprescindible de encarar la redistribución de las riquezas, en el marco del país productivo y solidario, e implica prepararse para la gestión en medio de la agresión contra el país que está llevando adelante el gobierno actual.

25 de julio de 2002.

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