Movimiento de Liberación Nacional
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NO HAY MEJOR TEORÍA REVOLUCIONARIA QUE LA QUE SURGE DE LAS REVOLUCIONES HECHAS. RAÚL SENDIC











Rulo azul.gif (150 bytes) Usted se encuentra en: Raúl Sendic

PARA CANTARLE AL HOMBRE (IV)


Raul_chi.jpg (8331 bytes)Para gritar tu nombre compañero Sendic

Cual si fuera una leyenda

como un perro perseguido

cayó en la Ciudad Vieja

nuestro Líder Campesino.

En medio del tiroteo

respondió de fierro en mano

y aclaró con sus disparos

Yo soy Rufo y no me entrego.

Llegó la bala traidora

que atravesó sus mejillas

la noche se hizo tormenta

y una estrella lo dormía.

Un niño quebró su sueño

una madre rompió en llanto

cayó el Líder Campesino

Raúl Sendic el Tupamaro.

Yo soy Rufo y no me entrego

les respondió tiro a tiro

como quiso el General

muertos antes que sumisos.

Formemos nuestra conciencia

armemos bien nuestras manos

y gritemos a los tiranos

Yo soy pueblo y no me entrego.

Al cantar de Héctor Numa Moraes

"Si, yo soy pueblo y no me entrego" y por eso las banderas artiguistas, de justicia social, de tierra para quien la trabaje, de proteccionismo económico, plasmadas en los Reglamentos Agrario y Aduanero de 1815, los principios de autonomía, de igualdad, de libertad, que están presentes en la organización de la Liga Federal, forman ese lazo indestructible entre el Ayer y el Hoy.

Así lo entendiste Raúl y porque los enemigos que traicionaron el artiguismo sólo cambiaron su cara, consideraste que casi todo estaba por hacer, de tal forma que tú junto a tus compañeros de lucha debían transformarse en los custodios de ese Pasado.

"Si, yo soy pueblo y no me entrego", por eso en la actualidad seguimos luchando con la esperanza de realizar aquellos principios artiguistas.

Más allá que la mitad de los uruguayos haya decidido dejar impunes todos los delitos de Estado, hay una memoria colectiva que ha ganado su espacio y espera justicia.

Y una controvertida y hoy deshilachada integración regional MerCoSur, sitúa al Uruguay nuevamente ante lo que parece ser un destino histórico: "Frontera entre…".

Recordemos contigo Raúl, como esta frontera señala y ubica en el marco económico social ya en la década del ’60, y antes aún, el surgimiento de la organización de los trabajadores de la caña de azúcar en el Norte del país. Azucareros que trabajaban y vivían en condiciones infrahumanas.

Era un Norte de explotación, hambre, ignorancia y violencia, zafreros crónicos que se desplazaban de plantación en plantación, emigrando en busca de arroceras brasileñas y correntinas cuando la zafra en el Norte uruguayo languidecía.

Estos peludos, que así se llamaban y aún hoy se les llama, lograron unirse y organizarse en torno a un conjunto de reivindicaciones: "Por la Tierra", "Expropiar el Latifundio", "cumplimiento de ciertas leyes que, aún siendo hasta malas y defectuosas, ni siquiera eran cumplidas por las patronales tales como salario legal y 8 horas".

Sus características fueron peculiares y terruñeras, ya que se adentran en nuestra propia historia artiguista.

Recordemos que en una asamblea, junto con vos Raúl, el 21 de setiembre de 1961, congregados los orientales, los brasileños y los correntinos, aindiados y melenudos, que llegaban a las plantaciones a organizarse, queda fundado el sindicato de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas.

Este sindicato agrario fue uno de los primeros, conformado por el conjunto heterogéneo de los que vivían en "viviendas provisorias", de los que eran presos entre los alambrados custodiados por los soldados de los poderosos, de los que eran conchabados para irse a una suerte incierta a las entrañas desconocidas de las selvas brasileñas. Hubo quien, como un Raúl Sendic, de origen agrario por nacimiento y cría, estudioso de leyes en su vida ciudadana, comprendió y asumió personalmente todas estas suertes inciertas que tanto conocía.

Fue así que abandonaste la ciudad, en todo tu derecho, para reunirte con los pobres de la tierra uruguaya, argentina, brasileña, con los pobres de la tierra. Para compartir su suerte, para compartir sus conocimientos, para compartir sus decisiones y su lucha.

Te reuniste con todos para defender: "Expropiar el latifundio, Tierra, Morte o latifundio, Por la Tierra y con Sendic". Y con esas banderas supieron desarrollar la lucha, en una frontera tan compartida como compartidas fueron las cárceles uruguayas, brasileñas y argentinas.

¿Recordás que común que fue que la Policía brasileña irrumpiera en nuestro territorio, en procura de un delincuente, y qué común fue también que la solícita Policía uruguaya entrara personalmente a un detenido a territorio brasileño "para evitar una violación de fronteras"? Vique, Santana, Castillo, Dornel, Elido de Jesús Moreira, el hermano de Fagúndez, Bonilla… encarcelados, desaparecidos, muertos.

Tras estas banderas, también las marchas hacia Montevideo, la capital, para informar, para reclamar, para luchar.

Cuatro marchas que dejando desde duros enfrentamientos con las fuerzas policiales, hasta vidas en el camino, encontraron sin embargo el apoyo solidario de mucha gente. Arroceros de Treinta y Tres, tabacaleros de Tacuarembó, remolacheros de Paysandú, peón de estancia, tropero, alambrador, esquilador, obreros de fábrica, desocupados, habitantes de pueblos de ratas y cantegriles, militantes de partidos de izquierda, sindicatos y militantes independientes.

"… Se me hace un volcán que espera

con lava dulce de azúcar

con lava dulce de azúcar

¡Hermano! ¡Suerte cañera!"

Suerte cañera la tuya, suerte de los trabajadores allá donde estuviera la tuya. Buscar formas, métodos nuevos, enseñar a pensar, a reformular, a escucharnos entre todos, tu meta. El perseguido de siempre, por supuesto, tu destino.

"Los montes de Itacumbú

me han contao tu rebeldía,

me han contao tu rebeldía

los montes de Itacumbú,

y hasta el Paraná –Guazú

dirá tu voz algún día,,

dirá tu voz algún día,

los montes de Itacumbú,,,"

Raúl el compañero.

Nos planteamos recordarte, somos tantos los herederos de tu patrimonio, por así decirlo, que sentimos que tenemos el derecho y más aún el deber de hablar de ti, de mantenerte vivo. Estamos orgullosos de seguir, con humildad, carencias y tenacidad, las huellas ideológicas que nos dejaste sin nada imponer, escuchándonos, enseñándonos a escucharnos a nosotros mismos…

Tal vez sea fácil recordarte; porque tu vida misma fue un testimonio que verificaste día por día. Pero difícil es mantener vigente y transmitir que apenas abiertas las ventanitas de los calabozos y con muy pocos elementos de análisis, diste las respuestas inmediatas que requería la salida tan pactada de la dictadura: "Por la Tierra y Contra la Pobreza", "El no pago de la Deuda Externa", "El Planteo del Frente Grande".

Difícil es comprender y admitir que ahora que la izquierda tiene responsabilidades de gobierno y ha convertido en realidad ser el instrumento que empiece a modificar el sistema, en ese cambio están sin lugar a dudas tus huellas Raúl.

Y en esa búsqueda de testimonios para la necesaria memoria colectiva te encontramos

Decías:

"Ahora un fantasma recorre América: el fantasma de la guerrilla subversiva. ¿Alguien lo duda? Ahí está –como prueba- lo que nos pasó cuando con Anacleto Silveira y Ramón Pedroso, invadimos la República Argentina el fatídico 13 de diciembre de 1964.

Habíamos caminado todo ese día en la costa oriental del río Uruguay por nuestros campos de Silva y Rosas. (…) Al caer la tarde de aquel 13 de diciembre, dejamos la costa uruguaya y atravesamos el río Uruguay. (…) Agotados, nos echamos a dormir sobre la misma costa, pero cerca del mediodía nos despertó la clásica voz: ‘¡Manos arriba, nadie se mueva!’ Estábamos rodeados por una patrulla de la Marina argentina con maúseres y ametralladoras.

Antes de examinar nuestro equipaje, sus integrantes ya nos dijeron: ‘Ustedes son guerrilleros’. (…)

Una vez que se vieron defraudados al comprobar que no éramos los esperados guerrilleros, nos pusieron a disposición de un juez, que nos mantuvo diez días incomunicados, estudiando que delito podía imputarnos. Al final nos procesó por ‘tenencia de armas’, delito excarcelable , pero nos retuvo detenidos porque el Ministerio de Relaciones exteriores del Uruguay había cursado un telegrama pidiendo plazo hasta el 29 de diciembre para tramitar mi extradición. Tengo una confianza ciega en el retraso de los trámites en el Uruguay. Y no fui defraudado. (…) Y el gobierno argentino tendrá que seguir esperando nervioso y preocupado a sus guerrilleros, que faltan porfiadamente la cita".

Te encontramos:

"En la misma camioneta nos metimos traqueteando por las rotas calles de Santa Ana hasta unos andurriales de las afueras. La pobreza golpeaba mucho más que del lado uruguayo por aquella época. En medio de un empinado repecho, el callejón pedregoso nos dejó junto a un rancho parado sobre flacas patas de madera.

Allí vivía Raúl. Era el veterinario del barrio. Mejor dicho: el curandero de animales. Mientras armábamos el gigantesco porongo brasilero con su desparramada bombilla, Raúl nos fue explicando como curaba y cuanto cobraba por cada cura. La panacea utilizada en aquella clínica era la creolina".

Y resolviste:

"Ese heroico congreso del MLN, de los más gloriosos que haya hecho, aceptó en parte en consejo de los presos: organizar un repliegue parcial. Pero, en primer lugar, organizar el repliegue de los compañeros de base y luego el de los dirigentes y el de los cuadros casi dirigentes. Todos le insistieron a Raúl que él debía replegarse urgentemente".

Raúl aceptó hacerlo pero hacia el interior. De ninguna manera al exterior.

Quien sabe, si el tiempo hubiera sido más flexible contigo, si no hubieras tomado nuevamente aquella inefable moto "atada en varias partes con alambre fino" que te llevó a Colonia para reconocer el Tiro Suizo.

Pero, para desesperación de los compañeros, seguías atravesando sin prisas la Plaza Independencia, negándote tozudamente a salvarte solo.

¿Qué hubiese pasado con aquellos militantes, muchos de base, si desde el fondo de sus calabozos te hubiesen sabido en Estocolmo, Francia o Cuba, en vez de sentirte unido a ellos en el renunciamiento que conlleva a la coherencia?

Tal vez no haya una sola respuesta, pero tú, sin duda tenías la tuya.

Y después:

"Era la madrugada del viernes 1° de setiembre de 1972. Según el parte correspondiente, dado a conocer por las Fuerzas Conjuntas, Raúl ingresó al Hospital Militar a la hora 1 y 45 saliendo de la sala de operaciones a las 6 y 55.

El comunicado concluía: Pronóstico vital: grave. Pronóstico funcional: grave.

Yo soy pueblo y no me entrego.

Ojalá Raúl que podamos, no tan lejos, alcanzar aquella estrella que titila con tu nombre.

Habrá Patria Para Todos.

Melba Píriz – Cristina Dubra
15 de abril de 1999.

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