autogestión vecinal

A r t i g a s
el resplandor desconocido
(ensayo histórico)
© GONZALO ABELLA

Anexo 2 al Capítulo V

Los Mbya

1) LOS MBYA GUARANI, PARTE DE NUESTRA HISTORIA

     El mundo guaraní supo de la llegada de los conquistadores mucho antes de que éstos conocieran la existencia de los guaraní.

     Esto se debe a que los grandes ríos de América llevaban las noticias muy rápido, desde el Caribe a los Andes, desde el Amazonas a la Patagonia.

     Pero después el mundo guaraní conoció dos tipos de conquista: la brutal, a la que resistieron heroicamente y la seductora, que finalmente los dividió.

     Dado el poder espiritual superior que los guaraníes atribuían a la capacidad de cantar y hacer música, los luthier jesuitas fascinaron a algunos de sus ñanderú (jefes espirituales). Lo que no pudo el cañón, lo pudo el violín. Jesús, oída su historia en guaraní, era un hombre de pies descalzos perseguido por el Poder; o sea, un hermano. Dios para los blancos era uno y era tres; pues bien, considerando que los Padres Primigenios eran dos para los guaraníes, el promedio daba bastante aproximado.

     Entre los grupos fundamentalistas guaraní que resistieron la seducción jesuita estuvieron los Mbya. Indómitos y enamorados de la Naturaleza, fueron conocidos (y temidos) como "monteses" durante cuatrocientos años. Para ellos, la independencia de América era un problema interno de los blancos, quienes hubieran hecho mejor en irse todos, tanto españoles como criollos.

2) LOS MBYA Y ARTIGAS

     Allá por 1837 los Mbya tuvieron un grave enfrentamiento con el gobierno del Paraguay por el beneficio de la yerba mate y sólo aceptaron un mediador: Artigas, que estaba exilado en Curuguaty. A Artigas lo llamaban "el hombre que resplandece" y los Mbya lo recordaban todavía con afecto cien años después, en 1950, cuando un grupo de militares uruguayos llegó a ese lugar selvático. Hoy no quedan Mbya en esa región; se han refugiado más al Sur.

     Volviendo al siglo XIX, la historia de los Mbya nos demuestra que las casualidades "puras" no existen. Cuando el Paraguay fue invadido por la Triple Alianza, el heroico presidente de la resistencia hizo de Curuguaty su última capital, a donde llegó con un puñado de adolescentes y mujeres armadas: todo lo que quedaba de la resistencia paraguaya organizada.

     El Ejército Imperial Brasileño rodeó Curuguaty, pero cuando sus avanzadas entraron, no encontraron ni sombra de los paraguayos; se los había tragado la selva, gracias a los Mbya, que seguían fieles a los acuerdos logrados en época de Artigas un cuarto de siglo antes.

3) LOS MBYA Y NOSOTROS

     Los Mbya son los únicos guaraní que han vuelto, en pequeños grupos, sistemáticamente, a territorio uruguayo. Tampoco es casualidad. Se extienden por los cuatro países que hoy constituyen el llamado MercoSur.

     Pero su situación es cada vez más terrible. Su exterminio, que no logaron los conquistadores ni los gobiernos neocolonizados de América del Sur, lo están logrando los agroquímicos y la tala de árboles a gran escala en las selvas húmedas.

     Siguen cultivando a la usanza tradicional y rechazan obstinadamente "echar venenos" en la Naturaleza. Pero el veneno llega a ellos por los ríos contaminados que ya no tienen peces y cuya agua no se puede beber.

     Y en torno a sus aldeas, falta la selva.

     No sólo de maíz y mandioca viven los seres humanos ¿para qué vivir sin selva? ¿Dónde conversar con los viejos espíritus que siempre los acompañaron, donde enamorar en intimidad, donde colocar las pequeñas trampas, recoger las frutas y las medicinas; dónde devolver las semillas que les darán los nuevos frutos trece lunas después?

     En esta sección sobre los pueblos originarios sigo la forma que ellos, los supervivientes, me enseñaron.

     La forma más adecuada para explicar las cosas profundas, según su sabia escuela, es testimoniar y dejar espacio para la reflexión del otro.

     En estas enseñanzas está una clave esencial de la vida y obra de José Artigas.

     ¿Qué tiene que ver la propuesta de Artigas con la Ecología? Que lo digan los indígenas, sus principales maestros. Estas son las notas de una charla que tuve con integrantes de pueblos originarios de Brasil.

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