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Cultura e Identidad uruguaya

Antonio Dabezies

"Esta es una redacción sui generis. Hay actividades paralelas, juegos, porque la flexibilidad es necesaria para la actividad creativa".

por Susana Benítes

Las cosas son como son. No hay que buscarle cinco patas al gato. Las normas son tramposas. Y todo vale a la hora de fabricar una sonrisa. Ese hombre no quiere nombre ni postura. Es un observador que escribe desde el humor. Pero insiste en esconder su palabra en su intuición. Detrás de las canas jóvenes y la aparente parquedad está la pasión por lo lúdico, el creador de juegos que disfruta de esa libertad que quién sabe por qué se reserva para los niños.

Así su personaje Benítez es el mudo que termina hablando y las galletas sin sal junto a la moderna computadora hablan de Antonio Dabezies, director de la revista Guambia y de la redacción de una publicación en la que los periodistas y los dibujantes practican ping pong, miran TV cable entre página y página. Toda una informal alegría escondida en la vieja casona de la calle 25 de mayo.

En una de las tantas puertas antiguas de la Ciudad Vieja un pequeño cartel de acrílico lleva el nombre de la revista y el horario en el que se ve una de las largas escaleras de mármol blanco. Lo demás es puro color y caricaturas que recuerdan las portadas de tantas y tantas ediciones. La formalidad no es precisamente lo que define al director y a quienes hacen la revista. En el último número uno de los "deditos" acusadores se lo dedican a los colaboradores que entregaron tarde su trabajo o directamente no aparecieron por la redacción.

"Lo que sucede también es que los dibujantes son artistas y los periodistas se han acostumbrado a acompañar los ritmos creativos.
Esta es una redacción sui generis. Hay actividades paralelas, juegos, porque la flexibilidad es necesaria para la actividad creativa".

Ahora tiene 54, pero fue a los 23 que accidentalmente llegó al periodismo. Fanático del automovilismo, no pensaba por ese entonces en el humor ni en escribir. Pero ya queriendo, dos años más tarde era secretario de redacción. Desde entonces no pudo escapar de las rotativas.

"Escuchaba las carreras argentinas por onda corta. El Bien Público necesitaba esa información y un amigo dijo que conocía a alguien que seguía el tema.
Navia me dijo que le gustaba mucho como escribía y en la salida previa a BP Color me piden que haga reportajes ya no de automovilismo. Después me enseñaron el oficio y me nombraron secretario de redacción"

No se siente cómodo cuando se le pregunta por el tipo de humor que hace, por su oficio de escritor. Es un hombre que fabrica palabras para hacer reir y al que no le gusta hablar con palabras sobre las palabras.

"Es muy difícil hablar de eso. Tengo claras las cosas y las puedo escribir pero no las puedo explicar. Además no me gustan las normas. Hoy estoy haciendo una cosa y mañana puedo hacer otra si me doy cuenta de que la realidad y el destinatario del humor han cambiado"

Porque sí escribió en quince días el cuento del mudo Benítez que reapareció en el semanario Opción y, en la dictadura, terminó hablando. Pero también tiene otros cuentos y una novela que lo esperan.

"Ese cuento lo presenté en un concurso y saqué una mención. Lo presenté en el concurso como excusa para terminarlo, era la zanahoria del caballo.Lo que pasa es que cuando me bajo del tren después me cuesta mucho volver a subirme. Este trabajo no me deja escribir. Tengo que corregir lo que otros escriben. No es lo mismo que escribir lo de uno".

Se enorgullece del éxito y la permanencia de la revista que ya cumplió sus 15 años.

"Nacimos en plena dictadura y luego del gobierno de facto supimos adaptarnos a una realidad que ya era diferente. Toda la generación de semanarios de aquella época no lo supo hacer. Me acuerdo que cuando incorporamos el fútbol y el mundo del espectáculo nos dijeron que estábamos locos. Perdimos lectores pero creo que ganamos en otras cosas. Porque el país estaba cambiando"

Reconoce que el humor es una expresión popular efímera y a la vez duradera. Se construye a partir del permanente cambio y del cambio que se hace permanente. Marcha con el reloj de la situación, pero perdura en las costumbres y en el estilo de una forma de ser. Pero sobre todo es el termómetro de lo que sucede, de lo que es nuestra gente, de sus problemas o sus preocupaciones.

"El humor es una caricatura de la realidad. Una forma crítica de ver la realidad Creo que las cosas son como son y que no hay que intelectualizarlas demasiado, sobre todo cuando se está haciendo una publicación que pretende ser masiva.
En la revista tratamos de que el humor que hacemos se acompase con la realidad. Y a la realidad hay que seguirla de cerca. No se puede hacer humor y periodismo como se hacía hace veinte años. La realidad, la forma de expresarse y la gente cambian.
El costumbrismo permanece y siempre gustó. Cuando una nota costumbrista está bien escrita la gente la lee. Nosotros sacamos los manuales y tuvieron mucho éxito"

Eso de los pocos niños grandes con canas hasta en el bigote. Hacer la revista, a pesar de los pesares, es un juego más. Y todos disfruta los de mesa, los de las computadoras. Pero quizás lo que más lo apasiona es inventarlos o transformarlos, en definitiva, es lo mismo que crear la tapa de Guambia o editar las páginas de la publicación.

"Me gustan los juegos, sobre todo, me gusta estar al tanto de todos lo nuevo, de todo lo que aparece. Siempre inventé o transformé juegos y mi hija más chica también lo hace"

Como el humor, Dabezies se ha adaptado en estos años a los cambios de la vida para disfrutarla mejor. Es un fanático de las computadoras, pero de añora la máquina de escribir.

"Me gusta diseñar en la computadora, pero estraño la máquina de escribir. Escribo en la computadora, pero cuando imprimo elijo el tipo de letra de las viejas máquinas".

Los tiempos que corren son una encrucijada. Las certezas se esconden y todo resulta vertiginoso y relativo. Impera el escepticismo y hay poco espacio para la alegría.

Los jóvenes de hoy por la fuerza de la realidad son más pragmáticos y, sin elegirlos, más esceptico. El mundo no les ofrece muchas posibilidades a sus sueños. Y nadie sabe cuál es humor que los identifica.

"Creo que la revista no les está llegando a los jóvenes de entre 17 y 25 años. Es difícil y es algo que nos planteamos, ver con qué propuesta les llegamos a ese público"

Desde hace treinta años está ligado a la Ciudad Vieja. Desde 25 de mayo dirige la redacción de la revista y a media cuadra está su imprenta. Pero su historia familiar nace en este barrio.

"Mi abuelo tenía una tienda de artículos para hombre en la calle Piedras. Vivía en Pérez Castellanos entre Piedras y Cerrito y era por ese entonces eran pocos los criollos que tenían al frente de ese tipo de comercio. Yo incluso llegué atender la tienda. Además mis padres se criaron en e ste barrio.
Era una Ciudad Vieja totalmente distinta.La Ciudad Vieja era un centro de compras, un barrio residencial y en un país tan chico, era también la city. Yo llegué a ver a 25 de mayo llena de comercios importantes. Venía en el tranvía hasta la calle Uruguay, que también era muy diferente a lo que es hoy.
Pero ahora es diferente. Hay marginación, gente que se va y vuelve aunque por algo los bancos y los estudiso se mantienen en la zona"

A veces tiene ganas de retirarse. Está cansado de leer y corregir lo que otros escriben. Más allá del valor de su trayectoria y su jerarquía profesional, simplemente quiere volver a tener tiempo para escribir su propia palabra, como en sus tiempos primeros tiempos.

Sin embargo, sueña con una revista de información general, de una publicación viva y dinámica. Por lo que ni accidentalmente abandonará el periodismo.

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Edición Internet 1998: Guillermo Font


Guillermo Font - ELECTRICISTA

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