autogestión vecinal

Gobiernos Locales y Descentralización en Montevideo
Primer Encuentro de Concejales Vecinales de Montevideo
La descentralización implica
el traslado de poder real a los vecinos

Las 18 Zonas, límites y barrios que la integran

Primer Encuentro de Concejales Vecinales de Montevideo
La descentralización implica el traslado de poder real a los vecinos
Una amplia participación popular en la gestión municipal
    
  Discurso del Presidente de la Junta Departamental de Montevideo,
    
  Edil Eduardo Brenta, en la apertura del Primer Encuentro de Concejales Vecinales de Montevideo
      
Viernes 8 de agosto de 2003 - Paraninfo de la Universidad de la República

       Presentación de los Concejales Vecinales Ana Girardelli (CV Zona 4), Enrique Etcheverría (CV Zona 8)
      
y Marcos de los Angeles (CV Zona 17), en la apertura del Primer Encuentro de Concejales Vecinales de Montevideo
      
Viernes 8 de agosto de 2003 - Paraninfo de la Universidad de la República

      
Queremos empezar, teniendo en cuenta todo un legado histórico, una especie de herencia genética, que el pueblo uruguayo, necesariamente lleva incorporado hace muchas décadas.
    
Desde que arranca la historia de la patria, la asamblea popular del 10 de octubre de 1811 en la quinta conocida por “La Paraguaya” ubicada en la actual esquina de 8 de Octubre y Garibaldi donde se proclama José Gervasio Artigas, general en jefe y juraron defender, lo que se denominaba en aquel tiempo, Banda Oriental, si era necesario hasta la muerte, para extinguir de ella a sus opresores, dando con su sangre el mayor triunfo a la libertad, desoyendo el mandato y presiones que venían del gobierno de Buenos Aires.
    
Posteriormente en otro cabildo abierto es proclamado José Gervasio Artigas con el cargo de Jefe de los Orientales.
    
Es de reseñar el carácter totalmente abierto y participativo de estas asambleas, dónde  concurrían  soldados, indios, libertos, mujeres, comerciantes, para poder expresar con total libertad sus opiniones, que tendrían fundamental importancia en la conformación de lo que se llamaría hoy en día, base social, que el Artiguismo pregonó a lo largo y ancho de todo el territorio oriental.
    
En otra etapa de la historia nos encontramos en el año de 1965 con otra epopeya popular que fue, el Congreso del Pueblo, donde decenas de organizaciones sociales en lo medular de la convocatoria expresan lo siguiente: “…de la realidad objetiva, dónde se agravan todos los males de estructura que sufre la República, así como la necesidad de transformarla en beneficio de los trabajadores y el pueblo, es que ha surgido la iniciativa de realizar un Gran Congreso del Pueblo, abierto a todas las fuerzas sindicales, campesinas, culturales, sociales y populares, que facilite el diálogo en la búsqueda de acuerdos y ponga en marcha de manera conjunta esa fuerza multitudinaria que integra la inmensa mayoría del país...”
    
Esta iniciativa popular convocó, a más de trescientas organizaciones, a colaborar en el progreso y bienestar de nuestra patria.
    
Y como dice la canción,  “desde el fondo del tiempo, otro tiempo hará renacer, una nueva esperanza...” llena de luz....”, comienza a germinar  el proceso de descentralización, una vez instalada la Intendencia Municipal de Montevideo, cuyo intendente electo, el  Dr. Tabaré Vázquez, que asume el 15 de febrero de 1990, y el día 22 del mismo, en un acto público en Plaza Lafone, anuncia, recogiendo una histórica aspiración popular, la creación de 18 cincuncripciones territoriales con sus respectivos centros comunales zonales.
    
Casi de inmediato, el partido colorado, interpone un recurso de apelación con el apoyo de otros partidos de oposición.
    
En el mes de mayo se llega a una negociación y el Intendente anuncia la derogación del decreto inicial y se realiza la concreción de un nuevo proyecto que elimina la delegación de funciones, limita el cometido de los centros comunales zonales a la prestación de servicios municipales y se crea una comisión especial llamada “Comision Mixta” en la Junta Departamental con la finalidad de asesorar al Intendente sobre descentralización y participación ciudadana.
    
Durante 1990 y 91 la prensa recoge críticas de todos los partidos de oposición, las mismas se centraron en desprestigiar los Centros Comunales Zonales como organismos.
    
Sin embargo a pesar de eso la respuesta de la población es muy exitosa, soplaban vientos de cambios y participación ciudadana, de debate y movilización barrial. Empezaban a fermentar los procesos de organización con otro sentido. El Intendente nombraba los 18 Coordinadores Zonales. Estos tuvieron muchas dificultades para funcionar al no tener locales y presentaban una impronta social más que política. Sin mucho apoyo y con muchas dudas.
    
La misión acordada con los Coordinadores era poner en mano de los vecinos la capacidad de gobernar. Se parte de la base que es necesario cambiar una estructura y ponerla acorde con una nueva concepción. No vamos a analizar en profundidad el papel que jugó el Coordinador, pero encontró muchos obstáculos para desarrollar el rol que tenía asignado, pero se pueden hacer distintas evaluaciones al respecto.
    
Lo principal es rescatar que se generaban tensiones entre el desarrollo local que se empezaba a posicionar sobre su territorialidad y las decisiones que venían de lo institucional. El plan de descentralización se empieza a desarrollar en 3 etapas: desconcentración administrativa, luego la de servicios, que es la más lenta y por último la descentralización que implica un traslado de poder real a los vecinos.
    
El traslado de decisiones de lo institucional hacia los vecinos necesita no sólo de una resolución de tipo político, de cómo se debe hacer, sino también de todo un proceso sociocultural que surja desde los vecinos. La forma cómo deberán organizarse para el logro de esa dimensión nueva, que es la toma de decisiones.
    
Las comisiones vecinales pretenden una nueva visión respecto de las antiguas comisiones de fomento en cuanto a su rol. Comienzan a visualizarse como escuelas de democracia participativa.
    
Este proceso fermental culmina con la creación del decreto de Concejos Vecinales de fecha 29 de julio de 1993 que fue el resultado de una ardua negociación política y al que se arriba por amplia mayoría en la Junta Departamental.
    
A partir de este momento se establecen los 18 Centros Comunales Zonales con sus respectivas Juntas Locales y sus Concejos Vecinales. Al mismo tiempo se eleva al Parlamento Nacional un proyecto de Ley, para que de acuerdo a lo que señala la Constitución de la República se declaren autónomas y con carácter electivo las Juntas Locales creadas.
    
Arribamos así al 2 de julio de 1998, donde la Junta Departamental a través del decreto 28119, señala como principal modificación el carácter de preceptividad que tienen los Concejos, el que deberá ser considerado por el Ejecutivo Departamental toda vez que sea necesario. Se reafirma el rol de iniciativa, propuesta, asesoramiento, evaluación de la gestión que tienen los concejales, como así también su autonomía;  control y fiscalización de la gestión del gobierno.
    
A fines del 2000 con amplia participación de los vecinos se trabajó arduamente en la elaboración de los Plan Estratégico de Desarrollo Zonal, llegándose a importantes conclusiones en cada zona, aunque a la fecha no se han empleado en todo su potencial.

Análisis de situación
    
De alguna manera esta segunda parte de la intervención pretende situarnos, no solo desde un plano solamente economicista, por más que contenga datos en ese sentido, sino desde un punto de mira proyectado mucho más a las realidades sociales, con que nosotros como concejales/as, compartimos codo a codo con la inmensa mayoría de los vecinos/as, en esta tarea diaria que es la de tratar de por lo menos dar una mano solidaria, en el intento, siempre insuficiente por la gravedad de la crisis que está planteada, en esta realidad  nunca vista en el Uruguay, de encontrar algunos paliativos, junto a ellos, transitando los caminos  que sean necesarios, para  que  se pueda  acceder a una mejor calidad de vida.
    
Seguramente todos quienes nos encontramos hoy en este Paraninfo coincidiremos en que el país está en crisis. Diagnósticos hay muchos. Connotados economistas, politólogos y técnicos en la materia arriban a las mismas conclusiones.
    
Sin embargo, no todos la vivimos de igual manera. No golpea con igual crudeza en unas zonas que en otras y la sensibilidad para encarar la problemática no parece ser la misma en unos ámbitos que en otros. Hace algunos años ya, -porque esta crisis, todos coincidimos, no comenzó en junio del 2001 con la caída del sistema financiero-, decíamos, que hace un tiempo era común en muchos barrios de nuestra ciudad el ir y venir de trabajadores hacia los talleres, las fábricas, la construcción, hoy eso se ha cambiado por el aumento constante de desocupados en busca del sustento diario, de carritos buscando lo que cada vez es más difícil para reciclar y vender por unos pocos pesos.
    
Nuestra ciudad y nuestro departamento –por no decir el país todo- ha cambiado su rostro. Ha cambiado las caras felices de gurises yendo a la escuela por las caritas sin esperanza de los gurises enfermos a causa de la desnutrición que en ocasiones los lleva a la muerte.
    
Según datos aportados por el Instituto Cuesta Duarte, la cifra de desempleo en el primer trimestre del año alcanza el 18,9% de la población, lo que significa que 1 de cada 5 uruguayos que quieren trabajar no consiguen empleo.
    
Los principales excluidos del mercado de trabajo se da entre las mujeres y los jóvenes. De estos 1 de cada 3 no consigue trabajo.
    
En 1998 se demoraba aproximadamente 30 semanas en conseguir empleo, en el trimestre móvil del 2003 el período promedio de búsqueda alcanza ya las 34 semanas, o sea más de 8 meses en encontrar un nuevo trabajo.
    
Para el trabajador estar sin trabajo, no solo representa un problema económico sino que cuestiona su papel en la sociedad.
    
Esto lleva implícitamente , tanto al aumento del sub-empleo como a la precariedad del mismo y a  la informalidad. En los últimos años estos valores  que han aumentado significativamente, nos llevan a afirmar que se trata de 807.000 mil uruguayos/as, es decir que dos de cada tres de los que tienen trabajo o buscan trabajo tienen problemas de empleo.
    
La sociedad uruguaya habría alcanzado una cifra de MAS de UN MILLON de PERSONAS POBRES. Lo cual significa una situación gravísima, que es necesario considerar en toda su extensión.
    
Uno de cada dos niños menores de seis años es pobre y entre quienes tienen de seis a doce años es la misma situación.
    
En el caso de los adolescentes la pobreza alcanza a uno de cada tres y esto es de una importancia vital pues hipoteca la estrategia de desarrollo social y económico en el futuro de mediano plazo de la sociedad uruguaya.
    
Exclusión de vastos sectores sociales hacia la periferia incrementando los asentamientos, infantilizando la pobreza, la opción del exilio económico para miles de jóvenes, la salud y la educación pública reclamando ser escuchados, ser atendidos en esta última Rendición de Cuentas de este gobierno.
    
Y en este punto, permítasenos un especial reconocimiento a la Universidad de la República, que solidariamente, en consonancia con sus más caros principios, hoy nos recibe para que podamos desarrollar este evento. Esta Universidad que ha sabido de luchas por obtener su autonomía, por demandar sus presupuestos, siempre menguados, que ha formado y seguirá haciéndolo a mujeres y hombres, orgullo de nuestro pueblo y que a través de los programas de extensión universitaria ha contribuido enormemente con la emergencia social. Por lo tanto, también nosotros queremos ser solidarios con esta casa de estudios y también demandamos un presupuesto justo y adecuado a sus requerimientos para que sirva aportando al desarrollo nacional.
    
Y todo esto en un país que otrora fuera generador de riqueza y empleo a partir del agro, la industria, el comercio y que un buen día se decidió que mejor era apostar al sistema financiero y los servicios y que no era rentable producir en Uruguay y entonces se cerraron las fábricas, los talleres, los comercios y caemos en el círculo otra vez.
    
Pero no, no caeremos en el círculo.
    
Los concejales, que como siempre decimos, somos hijos de este pueblo, pensamos que no todo es negativo. Que aún quedan valores para rescatar entre la gente. Que somos de raíz democrática y solidaria. Que sabemos levantar la voz cuando ello es necesario. Que sabemos buscar el modo de organizarnos y buscaremos a los vecinos de todos los barrios para hacerlo. Porque sabemos que organizados y convencidos de un proyecto estamos construyendo ciudadanía. Que ésta no se hace de un día para el otro. Que no se logra por decreto. Que no se le impone a la gente. Que se participa cuando se comparte una idea, un proyecto, un sueño, una utopía.
    
Porque participación ciudadana, es eso, profundizar en la democracia. No se da la una sin la otra: Democracia y Participación. Participación y Democracia.
    
Claro, pueden quedar como simples palabras, o las podemos llenar de contenido. Esta es entonces, entre otras, la tarea de los concejales.
    
Una jornada de reflexión, análisis, intercambio y propuestas. De eso se trata este 1er. Encuentro. Con la madurez, confianza y conocimiento que nos dan estos diez años de creación oficial y algunos más extras.
    
Como dijimos al principio, la situación es de una gravedad inusitada, y nos pone de frente a una realidad insoslayable, que tenemos que afrontar con los elementos que ideemos y con nuestra más firme voluntad para poder vencer las dificultades que se nos presenten.
    
Para esto es que nos convocamos hoy, a este primer encuentro de concejales.

     Esta breve reseña  nos ubica en el contexto, a lo que apostamos como colectivo en este Encuentro que es el análisis de la descentralización y la democracia participativa. Este país no es el mismo desde el año 90 cuando se inicia este proceso.
    
Se ha producido un quiebre de todo el tejido social, otrora orgullo de este país.
    
Este es el panorama actual, por lo tanto al estar reunidos, de por sí es un triunfo a aquellos que apostaron a querer hacernos ver las cosas desde nuestras chacras, aquello de que el árbol tapa el bosque, y quizás con quizás o sin quizás, derrumbamos algunos mitos sobre la descentralización.
    
El primero es la fragmentación de los escenarios locales. Esto se vincula a la diversidad de demandas locales e intereses sociales, en oposición al carácter global de las mismas.
    
El segundo y muy unido al anterior es lo que algunos denominan el neolocalismo.
    
Este se expresa entre otras cosas, en las disputas por recursos o inversiones de diferente naturaleza, con una fuerte impronta local.
    
Al estar los 18 concejos vecinales, ya desde el arranque nos estamos planteando algo distinto y es la búsqueda de soluciones en conjunto, con los vecinos de todos los barrios, con todos los que no tienen vivienda, con todos los que hoy o no tienen trabajo o tienen problemas de empleo,  con los que van a los merenderos y ollas populares con todos los que necesitan articular opciones de cambio, para una opción distinta de vida.
    
Por eso en primer lugar nos parece necesario el análisis de la descentralización, como concepto que tiene diferentes alcances y por lo tanto su utilización encierra ambigüedades. De acuerdo al contenido que se le adjudique a estos procesos, será el sentido que adquiera efectivamente el tipo de descentralización propuesto, que sin duda estará vinculado a visiones diferentes según el color con que se lo mire. Por lo que se podría afirmar que no existe un solo modelo, sino varias descentralizaciones posibles.
    
Este es uno de los desafíos que tenemos planteados en este encuentro de concejales, la construcción desde nuestra óptica de cual sería el contenido que le podemos aportar, en este momento histórico, de crisis.
    
La otra parte se refiere a la participación, que no es lo mismo que descentralización, sino que constituyen dos conceptos diferentes y donde cuenta con una realidad por demás compleja, pero pueden ser complementarios.
    
Depende en parte, de la concepción de descentralización que se lleve a cabo, las posibilidades de acrecentar los espacios de participación de los diferentes actores de la sociedad y del conjunto de los ciudadanos en general.
    
“La participación puede ser entendida como el proceso social a través del cual los distintos sectores de la población, en función de sus propios intereses, intervienen directamente o por medio de sus organizaciones, en la marcha de los distintos aspectos de la vida colectiva”.
    
Está intervención implica incidir de algún modo en el resultado final del proceso en relación al que se genera la participación.
    
Es por ello que todo proceso de participación social conlleva movimientos en los espacios y mecanismos de poder , y no necesariamente relacionados con el poder político – del aparato del estado- sino en todas aquellas relaciones dispersas en el seno de la sociedad civil.
    
Proponer acrecentar la participación de los vecinos, indica una cierta concepción de la democracia y de la relación gobierno-sociedad civil.
    
Este es el otro gran desafío que tenemos planteado en este encuentro y es definir los parámetros de las distintas opiniones, que necesariamente surgirán al respecto.
    
Para concluir, una participación ciudadana capaz de influir en las decisiones, puede regenerar la vida política y hacer de la democracia formalista un instrumento vivo por el cambio social.
    
Apelamos a una transformación que debe reconocer los ámbitos de las ideas, de la acción, y de la ética, modificando no sólo la visión de la sociedad futura, sino también las concepciones estratégicas etapistas e institucionalistas que necesitan ser superadas y llenadas de procesos sociales.
    
Afortunadamente los procesos de participación abiertos, van venciendo esas resistencias, de modo que va ganando terreno la idea que es mediante la participación popular, desde los vecinos/as, no sólo desde los sindicatos y organizaciones ya construidas, que es posible avanzar y reinventar la movilización popular, multiplicando redes asociativas en los barrios y extendiendo los valores de la organización colectiva -hoy bastante en crisis- la solidaridad y el apoyo mutuo, no sólo como resistencia , sino también como nuevos caminos hacia otro modelo de democracia.
    
Por último queremos referirnos a la utopía, no como al decir de Galiano en su Parábola del horizonte -que aunque nunca lo alcancemos lo importante es que seguimos caminando- El ideal utópico no se construye para defender literalmente que se convierta en hechos, sino para cuestionar los hechos y mostrar una dirección hacia la que hay que tender, optimizar los ideales, presupone buscar, experimentar cambios, de modo constante, es la tensión utópica que todo lo conmueve y todo lo vitaliza.
    
Por eso decimos, con más convicción que nunca:
    
Otro Montevideo es posible, Otro Uruguay es posible,
    
Otro Mundo mejor es posible con justicia social y participación popular


Primer Encuentro de Concejales Vecinales de Montevideo
La descentralización implica el traslado de poder real a los vecinos
Una amplia participación popular en la gestión municipal
    
  Discurso del Presidente de la Junta Departamental de Montevideo,
    
  Edil Eduardo Brenta, en la apertura del Primer Encuentro de Concejales Vecinales de Montevideo
      
Viernes 8 de agosto de 2003 - Paraninfo de la Universidad de la República

Volver a Vecinales y Comunales

© autogestión vecinal (http://www.chasque.apc.org/guifont) Montevideo/URUGUAY
Edición Internet 2003: Guillermo Font

correoCorreo Electrónico: guifont@chasque.apc.org
Montevideo - URUGUAY