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Nuestro criterio ha sido siempre el incorporar a nuestro equipo de trabajo, a esta tarea colectiva
Nuestro potencial y nuestro contralor
es la Descentralización Participativa

La promoción del desarrollo económico y social
es una responsabilidad y un desafío

Intervención del Arq. Mariano Arana en Reunión con el Equipo de Gobierno Municipal de Montevideo sobre Pautas de Trabajo del Quinquenio y los Compromisos de Gestión del año 2001 (12 de mayo de 2001)

Amigos todos:

Le damos a todos la bienvenida a esta jornada de trabajo.

En primer lugar, queremos excusar la presencia en esta reunión de la compañera Elsa Samacoitz, quien manifestó que no podía asistir, tal como era nuestra voluntad. La compañera ha integrado nuestro equipo hasta hace pocos días y cumplió un compromiso que le habíamos propuesto de permanecer al frente de la División hasta la aprobación del nuevo Presupuesto.

Damos también la bienvenida al compañero Osvaldo Ferreyra, quien se incorpora a nuestro equipo en este momento.

 Hace pocos minutos hemos regresado de la ciudad de Buenos Aires, donde tuvo lugar un encuentro de Intendentes y Jefes de Gobierno de grandes ciudades del Cono Sur de América, ámbito en el cual hemos encontrado importantes coincidencias con gobernantes de orientación progresista con los que compartimos proyectos y expectativas.

Estaban allí representadas las ciudades de Porto Alegre, Sao Paulo y Belo Horizonte del Brasil, Buenos Aires y Rosario de la Argentina y Montevideo. No es poca cosa el hecho que estas ciudades, que en su conjunto poseen más de 20 millones de habitantes, estén orientadas por gobiernos de inspiración progresista, entre los cuales existe un amplio campo de coincidencias.

Al respecto, se ha emitido una declaración política muy importante en el día de ayer, que esperamos sea repartida y tenga la mayor difusión posible.

 La organización de esta reunión es consecuencia de un consenso generalizado existente en el seno de nuestro Equipo de Gobierno -así como también a nivel de nuestros ediles de la Junta Departamental- sobre la necesidad de retomar la realización de un ámbito de reflexión y análisis colectivo acerca del presente y las perspectivas políticas y de gobierno del inmediato futuro.

Se trata por cierto de una reunión de naturaleza y convocatoria política y de gobierno, aunque en modo alguno de carácter partidario.

Nuestro criterio ha sido siempre el de abordar los temas de gobierno en una consideración política amplia, siempre referida al programa de gobierno que hemos comprometido frente a la ciudadanía y a los compromisos de gestión que de él se derivan.

 Nuestro criterio ha sido siempre el incorporar a nuestro equipo de trabajo, a esta tarea colectiva, a personas idóneas para las responsabilidades que se les confían, sin más exigencia que una conducta personal intachable, la competencia técnica necesaria, y el compromiso con el programa que la ciudadanía, libre y mayoritariamente ha refrendado. Nuestra apuesta y nuestra línea de conducta a nivel de gobierno es la de integrar colectivos, equipos plurales en lo político y en lo relativo a perfiles, experiencias y capacidades individuales. Nunca le hemos preguntado a ninguno de nuestros colaboradores por su identidad política o sus preferencias partidarias.

 El momento oportuno para esta instancia de reflexión ha llegado, y esto ha sido posible gracias a que ha culminado exitosamente hace muy pocos días el proceso de aprobación de nuestro presupuesto 2001-2005 en la Junta Departamental de Montevideo, un proceso exitoso en el cual ha tenido una responsabilidad principal y directa nuestra bancada de ediles y, previamente, todo el proceso de análisis y debate que nuestro sistema de Descentralización posibilita.

En este presupuesto, han sido incorporadas todas las propuestas políticas planteadas por nuestra Bancada de Ediles, y esto le ha conferido mayor jerarquía.

 Situación internacional y regional

 En primer lugar, queremos trazar un breve panorama enmarcando nuestra situación como Gobierno Departamental en un contexto mayor -el nacional y el internacional- que incide en forma muy directa en nuestra realidad departamental y local.

 A nadie escapa que la situación internacional y regional es sumamente dinámica, a tal punto que no nos es posible aquilatar con precisión la dirección en la cual se están operando algunos de los cambios que hoy mismo se procesan.

Por un lado se siguen verificando, a nivel planetario, las consecuencias negativas de las sucesivas crisis financieras internacionales, lo que ha provocado profundas distorsiones en la economía mundial, que se traducen en inestabilidades -ya casi crónicas- a nivel de los mercados financieros y a la llamada "desaceleración" de las economías centrales.

 Existen algunos datos nuevos en ese ámbito: El primero de ellos, es el fuerte cuestionamiento a la marcha del Mercosur que desde distintos ángulos se viene procesando y que está poniendo en tela de juicio acuerdos y situaciones que hace apenas pocos meses no parecían cuestionadas.

El segundo de ellos, es la generación de iniciativas en relación con la asociación de nuestro país -y del conjunto de los países americanos- en el marco del ALCA, lo que ha despertado valoraciones diversas y expectativas muy diferentes de parte de los distintos actores. Vemos muy críticamente esta última perspectiva, en la medida en que consiste en un área de libre comercio que se sustenta en un proyecto de aglutinación en torno a los intereses de una potencia hegemónica. Un escenario en el cual, inevitablemente, estaremos subordinados a las políticas comerciales y al fuerte proteccionismo que aplica esa gran potencia a su propia producción.

Por el contrario, nuestra visión de la integración regional ha sido siempre la de apuntar a consolidar un modelo integrador en el marco regional que supere la concepción liberal en lo económico y conservadora en lo político, sustentando la integración exclusivamente sobre una baja de aranceles y la asociación comercial.

Preferimos trabajar por una integración regional que incluya en forma destacada los aspectos políticos, económicos, sociales y culturales, para potenciar las capacidades y las energías de todas y cada una de nuestras sociedades nacionales y lograr un producto que es mucho más que la mera suma de las partes consideradas en forma aislada.

Es éste el fundamento de nuestra apuesta a las redes de ciudades y muy en especial a la proyección política de la Red de Mercociudades.

 Tal visión no es otra cosa que la aplicación, en el momento presente, de los criterios del viejo proyecto federal de raigambre artiguista: el proyecto de una integración regional afirmada en la radical soberanía de los pueblos.

En ese marco, apostamos a consolidar una arraigada vocación nacional en el sentido de desarrollar una política internacional de Estado, al margen de las variantes y perfiles diferenciados que puedan poseer los diferentes gobiernos y sectores partidarios. Una política de Estado que nos permitió a los uruguayos ingresar al Mercosur con una perspectiva nacional, apoyar dentro de él la cláusula democrática, promover y acompañar la asociación entre la Unión Europea y el Mercosur y mantener una posición propia e independiente en el contexto continental.

 Por eso nos produce una profunda inquietud el ver cuestionada esa línea de conducta y dilapidar el capital político de un pequeño país, al alinearse automáticamente con intereses poderosos. La condena realizada a Cuba en el marco de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas puede ser un ejemplo.

 Sin embargo, estos elementos que juegan a nivel de las relaciones entre Estados nacionales, no dan cuenta de algunos procesos de integración que ocurren al margen de ese plano, y que continúan su dinámico desarrollo. Procesos que tienen que ver tanto con los flujos y movimientos de población, con el desarrollo de las comunicaciones, con la evolución de las redes de infraestructura y de transporte y con los cambios culturales que se han operado y siguen operándose a nivel de las aglomeraciones urbanas.

 Por ese motivo nos interesa considerar en detalle la ubicación de Montevideo en el sistema territorial y de ciudades de la región, cada vez más integrado e interconectado.

Hace ya algunos años dictó una conferencia en el Salón Azul de la Intendencia la economista -y especialista en temas urbanos- Saskia Sassen. El tema de su exposición era "la ciudad global", esto es, aquellos fragmentos de ciudad -por lo general pertenecientes a las grandes metrópolis de mundo como New York, Londres y Tokio- que constituyen puntos de apoyo de una red urbana global, propia de este vertiginoso proceso de integración financiera y comunicacional que se ha dado en llamar la "globalización". Sassen definía la "ciudad global" como un ámbito de materialización de la globalización, caracterizado por una gran concentración espacial de servicios financieros, de empresas multinacionales, un nodo de comunicaciones y concentración de servicios de consultoría y jurídicos altamente especializados.

Lo más parecido que tenemos en nuestra región a esta descripción son las ciudades de Sao Paulo y Buenos Aires. En particular, para nosotros los montevideanos -y en general para los uruguayos todos-, la proximidad con Buenos Aires nos acerca muy mucho esa realidad.

Es evidente que si Buenos Aires, o al menos una parte de la Capital Federal se ha constituido en "ciudad global", Montevideo no puede ni de lejos acercarse a esa realidad.

Ni mucho menos posicionarse en el ámbito regional en términos de "competencia" estricta, disputando mercados con otras mega ciudades. Pero, no se trata de competir sino de complementarse cada vez más.

 Lo que sí es pensable, es desarrollar la potencialidad de asociación entre Montevideo, Buenos Aires y otras grandes ciudades de la región, donde nuestra ciudad pueda desarrollar lo que Buenos Aires y otras ciudades no tienen -un cierto tipo de ambiente urbano, un cierto clima social, un ambiente cultural y educativo, una oferta tecnológica, un cierto tipo de servicios como los portuarios y de comunicaciones- y a la inversa: aprovechar lo que otras ciudades nos pueden aportar, que es, por cierto, mucho.

Potenciar las ventajas comparativas de Montevideo y desarrollar ventajas competitivas.

De esa manera podremos realizar nuestro aporte para mejorar las condiciones de vida de nuestra gente, al dinamizar nuestro escenario económico y generar más oportunidades de empleo e inversión.

 Por cierto que somos críticos del proceso de "globalización" -o de mundialización- tal como se viene desarrollando o conduciendo desde los grandes centros de poder. Y lo hemos explicitado con claridad en nuestro país y también en diversos foros internacionales. Entre ellos, en el Foro Social Mundial realizado recientemente en Porto Alegre, donde se formalizó una conjunción absolutamente inédita de fuerzas ideológicas, sociales y políticas, alternativas a las fuerzas actualmente hegemónicas en el escenario mundial.

Nuestra visión del proceso de "globalización" apunta a la comprensión del mismo no sólo en términos de considerarlo una correntada inexorable capaz de avasallar nuestra identidad y postergar nuestros intereses, sino como una realidad contradictoria y compleja, que alberga en su interior procesos y actores que representan intereses sociales y económicos diversos.

 Por eso nos resistimos a considerar que los grandes problemas sociales del mundo actual son apenas los "efectos no deseados" de modelos económicos exitosos. Por el contrario, pensamos que las grandes desigualdades sociales y culturales que se verifican son la condición indispensable para la aplicación de los mismos, y el reflejo del rotundo fracaso de los modelos neoliberales impuestos.

 Por ese motivo, nuestra apuesta se dirige a potenciar todo lo que supone un mejor posicionamiento de nuestra ciudad y de nuestro país en el escenario internacional. Con la convicción que podemos trabajar por un proyecto propio, a partir de los intereses reales de la sociedad. Un proyecto incluyente y solidario.

Queremos que el tiempo presente siga siendo un tiempo en el cual la sociedad aspire a gobernar la economía y no suceda exactamente lo opuesto.

Si a los datos y circunstancias que reseñamos anteriormente le agregamos el reconocimiento de la situación difícil que ya desde hace meses vive la economía y la conducción de gobierno en la Argentina -una realidad preocupante de la cual el Uruguay no puede sustraerse aunque lo deseara- llegamos a comprender hasta qué punto nuestra realidad está condicionada o acotada por circunstancias externas.

 El escenario nacional

 Por cierto que el panorama nacional no es menos complejo ni menos preocupante.

Al menos desde mediados de 1998 venimos registrando las consecuencias de una situación recesiva que todos quisiéramos ver concluida.

Esta grave situación recesiva, que afecta al conjunto de los gobiernos departamentales, ha creado un nuevo escenario nacional.

Escenario donde el tema del trabajo y de la producción ha pasado a un primerísimo plano en la consideración de todos los actores, a tal punto de relativizar, en algunos casos, las discusiones sobre el salario.

 En relación con el tema del trabajo se juegan aspectos centrales de nuestra identidad como país y como comunidad; entre ellos, el carácter de una sociedad incluyente y democrática, hoy profundamente erosionado a raíz del deterioro de las condiciones económicas.

La crisis de la aftosa ha venido a profundizar y agregar dramatismo a una situación que ya de por sí tenía perfiles dramáticos.

No nos cabe la menor duda que esta nueva situación constituye una real emergencia nacional, que el país todo atraviesa un momento crítico; y que es precisamente en estos momentos cuando se requiere, una fuerte cohesión interna y una gran responsabilidad y es necesario recurrir a todas las formas de solidaridad para salir adelante.

Estamos dispuestos a apoyar todo lo que a nivel nacional se considere conveniente y oportuno y, en la medida de nuestras competencias y atribuciones, procuraremos ayudar a paliar y solucionar las situaciones de mayor emergencia y gravedad.

 Ello no nos impide señalar que algunas de las dramáticas situaciones que hoy se viven son consecuencia directa o indirecta de acciones -u omisiones- no sólo del sector público, sino también de diversos actores privados.

Creemos que estas circunstancias extremas nos pueden hacer reflexionar sobre el papel principal e irrenunciable que le cabe a las instituciones y organismos del Estado (y esto nos incluye) en todo lo relacionado con los controles ambientales y sanitarios y los riesgos que se corren cuando estas previsiones no son adecuadas o no se han mantenido las infraestructuras para ejercer los controles necesarios.

Esto nos convoca a seguir proyectando políticas de Estado coherentes y sostenidas en los más diversos planos, incluyendo todo lo que tiene que ver con la regulación y control de los aspectos sanitarios y medioambientales, entendiendo que se juega en ellos no sólo la salud de la población, sino también aspectos estratégicos de la economía y la producción nacionales.

 El gobierno de Montevideo

 En ese marco inquietante, a la vez que dinámico, se sitúa la realidad de Montevideo y del país en su conjunto.

Desde que asumiéramos por primera vez el gobierno municipal, en 1995, siempre sostuvimos que Montevideo, en tanto ciudad capital, debe pensarse al servicio del país todo.

 Esa concepción de ciudad capital al servicio del país, se fundamenta en nuestro programa de gobierno y en nuestros lineamientos políticos.

Si bien la Intendencia Municipal de Montevideo no es ni mucho menos la Intendencia más poderosa económicamente del país, por su peso político e institucional, ha asumido importantes responsabilidades.

Ningún departamento es una isla, y Montevideo tampoco lo es.

Los problemas sociales, las realidades críticas en materia de desempleo, de pobreza, de ausencia de expectativas, no se detienen en los límites de Montevideo. Por el contrario, nuestra ciudad es parte de ese drama del Uruguay. Como en toda gran ciudad, en Montevideo se concentran problemáticas agudas como en ningún otro sitio, quizás, del país. Las realidades de la pobreza extrema y la privación, son parte del paisaje urbano desde hace ya varias décadas y muchas de las actuales orientaciones gubernamentales en materia económica y social, lamentablemente, no tienden a superarlas sino más bien a consolidarlas.

Estas realidades nos empujan a seguir interviniendo en el campo de las políticas sociales, procurando superar o paliar las situaciones más graves, aún sabiendo que en nuestro ordenamiento institucional ninguna Intendencia Municipal posee ni los recursos ni las competencias específicas para abordarlas.

El año 2000: una nueva fase en el proceso de los gobiernos progresistas

 Nuestro gobierno departamental no constituye una realidad independiente del contexto anteriormente descrito.

Los diversos factores incidentes, así como nuestras propias definiciones programáticas, orientaciones y opciones de gobierno, configuran un escenario diverso al que conocíamos hasta el presente.

Ciertamente no es posible transitar etapas diferentes con los mismos criterios de trabajo.

El año pasado tomamos algunas decisiones y realizamos importantes tareas en la dirección de generar las mejores condiciones internas para encarar el actual período de gobierno:

Simultáneamente con estas actividades, se integraron los órganos de la descentralización (las 18 Juntas Locales), se nombraron los secretarios de las mismas, completándose de esta forma la "arquitectura institucional" del proceso de descentralización.

 Por otra parte, es importante recordar que a nivel de la articulación entre lo departamental y lo nacional, se procesó en el último trimestre del año, toda la discusión relativa a la asignación y distribución de recursos presupuestales del gobierno nacional a los gobiernos departamentales.

Sobre esta temática, que a nuestro criterio reviste una gravitación política fundamental corresponde resaltar algunos puntos:

 Las cinco líneas estratégicas del quinquenio

 En nuestro mensaje presupuestal resumimos en cinco grandes líneas de trabajo los objetivos estratégicos del período actual. 

La primera de ella refiere al avance en todo lo relacionado con la capitalidad regional de Montevideo. Establecimos la necesidad que Montevideo asuma un papel protagónico en el escenario continental y regional, consolidándose como centro institucional y de gobierno y centro de servicios regionales.

Esta dirección de trabajo supone ni más ni menos que la voluntad de generar nuevas oportunidades económicas y nuevas oportunidades de empleo para nuestra gente, traduciéndose en un claro beneficio no sólo para los habitantes de la ciudad y el departamento sino para el Uruguay todo.

 La segunda línea consiste en la profundización de los lineamientos de trabajo ya trazados en materia de políticas sociales y culturales. Una tarea en la que hemos venido insistiendo desde 1990, poniéndose énfasis ahora en la mejora de la calidad de las prestaciones y la eficacia en la asignación de los recursos, ampliando en lo posible la cobertura actual.

 La tercera línea apunta a avanzar sustantivamente en lo que hemos denominado la reforma municipal, esto es la responsabilidad administrativa, fiscal y mejora de la gestión de modo de elevar la calidad de nuestras actividades y tareas y facilitar las cosas a la gente, llámense éstos, vecinos, ciudadanos, usuarios o contribuyentes. Fijamos en este sentido algunas áreas prioritarias, como ser atención al público, limpieza (en la que confiamos obtener mejoras significativas), alumbrado, ordenamiento del tránsito, mantenimiento vial, mantenimiento del saneamiento, entre otros.

 La cuarta línea de trabajo, en concordancia con la apuesta a la potenciación de Montevideo en el espacio regional, apunta a un modelo de desarrollo económico y social que tenga como referencia a un modelo de país productivo. Ello se concretará a través de la promoción de la actividad económica en general y del trabajo en particular, implementando coordinaciones y estímulos y la generación de un ambiente de concertación público-privada que propicie la realización de inversiones y la consolidación de nuevos proyectos.

 La quinta línea de trabajo consiste en la implementación de nuestro programa de inversiones, dando continuidad, no sólo a las importantes obras contempladas en el Plan de Saneamiento III sino también las inversiones a realizar con recursos propios y la realización de importantes obras de infraestructura (fundamentalmente viales y de recuperación urbana) que requieren de un financiamiento extraordinario.

 Repasando estas cinco áreas de trabajo veremos que cuatro de ellas dan continuidad a líneas de largo aliento, en la cuales hemos venido concretando diversas iniciativas.

La restante, que corresponde con la reconversión del papel del gobierno departamental en el escenario local, ubicándolo como un actor destacado de un proceso de desarrollo económico y social, es una apuesta innovadora de claro signo modernizador y ajustada a las demandas sociales.

En esta se contemplan dos aspectos absolutamente convergentes:  por una parte, el acompasarse a las exigencias de un cambio social necesario, que se viene procesando en nuestro país en las últimas décadas; por otra, el responder a las urgencias que se plantean desde la sociedad, planteando una estrategia de enfrentamiento a las situaciones de mayor deterioro social y económico desde la generación de condiciones mejores en la escena local.

 Estamos convencidos que ésta es una apuesta estratégica fundamental.

Así como en el período 1990-1995 se apostó a una radical reforma de la gestión municipal, acercando el gobierno a la gente, a los vecinos, y construyendo una nueva estructura de gobiernos locales a través del proceso de descentralización con participación vecinal, en el período 1995-2000 se afirmó ese proceso y se formuló un proyecto de gobierno del territorio departamental que se materializó en el Plan de Ordenamiento Territorial (Plan Montevideo).

En este quinquenio queremos dar nuevos pasos. Se trata ahora de lograr un nuevo perfil de la Intendencia Municipal, mucho más presente en la cotidianeidad de la gente, un perfil que no sólo no contradiga sino que incorpore los logros anteriores y los proyecte a un estadio superior.

La promoción del desarrollo económico y social es una responsabilidad y un desafío.

 El año 2001: instancias políticas y perspectivas

 Analizadas las líneas estratégicas que nos hemos trazado para el quinquenio, corresponde enfocar la realidad presente.

Ya en los primeros meses de este año, conjuntamente con la presentación en la Junta Departamental de nuestro proyecto de presupuesto, se pudo percibir que el marco político en cuanto a los temas de gobierno departamental es otro. 

Nuestro gobierno municipal ha debido enfrentar diversas instancias políticas a lo largo del primer cuatrimestre de este año:

 El debate sobre la política de convenios con ONGs y las observaciones del Tribunal de Cuentas de la República, una cuestión que aún no se ha dilucidado totalmente sin bien el trámite parlamentario de la impugnación al Convenio con Tacurú ya ha sido resuelto.

La discusión y aprobación del presupuesto municipal y en particular la dilucidación de la aprobación de la tarifa de saneamiento (Totalmente exitosa, por cierto).

Un más intenso interrelacionamiento con la fuerza política que sustenta este gobierno, el Encuentro Progresista-Frente Amplio, habiéndose generado variadas instancias de debate y análisis de diversas temáticas vinculadas con la gestión.

La situación derivada de la contaminación con plomo constatada en La Teja y el equívoco manejo público que se realizó del tema por parte de algunos actores.

Las especulaciones públicas y las perspectivas de realización de las obras cuya realización depende de la inversión privada o del financiamiento extraordinario (caso de las obras de reacondicionamiento del teatro Solís).

Los cuestionamientos a la marcha del sistema de estacionamiento tarifado y en particular a la aplicación del guinchado para retirar automóviles de la vía pública.

 Es indudable que muchas de estas situaciones y problemas absorbieron buena parte de nuestras energías y focalizaron nuestras preocupaciones, así como también direccionaron a parte de la opinión pública, en parte hacia temas y cuestiones absolutamente irrelevantes o marginales con relación a los problemas centrales del país y de la ciudad.

 Existen, sin embargo, indicadores de un cambio en las condiciones objetivas en que se desarrolló nuestra actividad. Indicadores positivos, que marcan la posibilidad de realizar un cambio en las condiciones subjetivas sobre el término del primer cuatrimestre del año:

 Algunos de ellos se refieren a la posibilidad de realizar acuerdos con Ministerios, entes e instancias de gobierno de nivel central que nos permitirán avanzar en mejoras sustantivas para la ciudad y para su gente.

 Por una parte, recordemos la formalización del acuerdo con UTE hace algunos meses:

Por otra, asignamos gran importancia política e institucional al acuerdo suscrito con el Partido Nacional en su conjunto, que permitió la aprobación sin traumas del presupuesto quinquenal, incluyendo en él la tarifa de saneamiento.

 Destacamos además el acuerdo suscrito recientemente entre el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, El Banco Hipotecario del Uruguay y la Intendencia Municipal de Montevideo para la recuperación de la Ciudad Vieja mediante la coordinación de la inversión pública en vivienda en el área. Este acuerdo permitirá superar desencuentros que llevan ya muchos años y coordinar esfuerzos (algo que es muy lógico, pero casi nunca ha sido posible) de modo de lograr mayores efectos sociales con los mismos recursos.

El reciente éxito en dejar sin efecto el recurso pretendiendo impedir los acuerdos con el Movimiento Tacurú.

 Los temas del 2001

 Queremos destacar algunos de los temas de este año que forman parte de nuestra agenda de gobierno:

 En primer lugar me quiero referir al proyecto de instalar en el ámbito departamental la figura del Defensor del Vecino: se trata de un compromiso que está explicitado claramente en nuestros documentos programáticos presentados ante la ciudadanía desde 1994. Esta figura hace a aspectos centrales de nuestra identidad política como fuerza de gobierno de inspiración progresista que procura defender ante todo a las personas menos favorecidas y a nuestro perfil de gestión. En segundo lugar, se relaciona con la política de participación social, en tanto genera nuevos ámbitos y posibilidades en la defensa de derechos humanos básicos. En tercer lugar, hace a la transparencia de la gestión pública y la necesidad de posibilitar los mayores controles. En cuarto lugar hace a la reforma y modernización de la gestión y debe ser visto como un complemento necesario de los procesos de mejora de gestión y reingeniería de procesos. Finalmente, y no por ello menos importante, hace a la cultura de acordar y de cumplir con los acuerdos políticos, de responder con hechos concretos a la palabra empeñada, que puede cimentar la realización en el futuro de nuevos y más profundos acuerdos con fuerzas políticas diversas, implementando coincidencias prácticas que beneficien a la ciudadanía toda, más allá de las diferencias y perfiles diversos de cada uno.

 Por otra parte es necesario avanzar en la identificación concreta de las fuentes de financiamiento que puedan aportar los recursos necesarios para realizar las obras explicitadas en el mensaje presupuestal. Una posibilidad que analizaremos es nuevamente solicitar la autorización para la emisión de títulos de deuda pública municipal que estén directamente ligados con proyectos de inversión específicos. Y, desde luego, procurar créditos del BID, comprometiéndonos a hacernos cargo del 100% de las contrapartes.

 Tenemos que estar pensando también en instrumentar a la brevedad la nueva ronda de asambleas y reuniones de trabajo a nivel de los 18 Concejos Vecinales y la actualización de los compromisos de gestión. Esta línea de trabajo coincide también con el trabajo que es necesario realizar hacia la elección de los nuevos Concejos Vecinales, instancia en la que es necesario lograr la más amplia participación de los vecinos de Montevideo y procurar el sustancial compromiso ciudadano con el proceso de Descentralización participativa.

 Tenemos que pensar también en avances sustantivos en materia de mejora de gestión. Tenemos claros compromisos con la ciudadanía, responsabilidades que hay que atender más allá de que estemos reorganizando aspectos de los servicios municipales. Hay temas que se deben seguir encarando ya: el mantenimiento del alumbrado público, de los espacios públicos, de las fuentes, el mantenimiento vial, la vigilancia y el ordenamiento del tránsito, entre tantos otros temas. Entre ellos se destaca el de la atención al público y el respeto que se merece todo vecino, a nivel de todas las oficinas que atienden solicitudes y reclamos, la información oportuna, sobre todo en los Centros Comunales y todos los cambios en la dirección de facilitar a la gente los trámites y actuaciones. Una dirección en la que deberemos seguir insistiendo es la de ampliar los servicios de consulta, gestión y reclamos por vía telefónica, al modo de los que se han implementado con éxito ya en la propia Intendencia y con el nivel con que se responde en otros organismos estatales como UTE o ANTEL.

 Debemos esforzarnos por tomar decisiones en tiempos reales, y ejecutarlas. Hay que acortar la brecha entre los tiempos de la gente y los "tiempos municipales" o de la burocracia y la administración.

 Se debe seguir explorando la posibilidad de acuerdos y complementaciones con entidades sociales y empresariales, para mejorar espacios públicos o prestar servicios, de modo de no recurrir siempre a las mismas fuentes de financiamiento y abrir nuevas temáticas y nuevas áreas de promoción de la ciudad. Promover campañas de bien público, educativas, de trabajo solidario, de promoción de hábitos y valores, de valorización cultural de la ciudad.

 Debemos seguir explicitando en forma clara nuestra política en materia ambiental, en la medida en que contamos con definiciones de gobierno y normativa específica más que suficiente en relación con esta cuestión y a la vez estamos desplegando importantes esfuerzos a través de diversos Departamentos y Divisiones y asignando importantes recursos. Es necesario lograr una mayor visibilidad de estas líneas de trabajo y acciones y una mayor coordinación interna para lograr los mejores resultados.

 Debemos mejorar la comunicación de nuestras acciones y nuestras realizaciones, dado que seguimos comprobando que, pese a los esfuerzos que se realizan, muchas veces pasan desapercibidas importantes mejoras que se siguen haciendo. Una ayuda en este sentido lo puede ser la instalación del nuevo mobiliario urbano que permitirá mejores soportes para campañas institucionales de más calidad (en coordinación con el CCZ y respetando las decisiones de las distintas Comisiones Especiales Permanentes).

 Asimismo debemos continuar los esfuerzos en materia de políticas sociales, procurando incrementar la eficacia de nuestros esfuerzos a través de la creación de una auténtica "red solidaria" integrada por las más variadas entidades, organizaciones, iglesias e instituciones, de modo de continuar en la línea de experiencias exitosas como la "operación frío polar", involucrando a otros organismos del Estado; distintas líneas de trabajo como la de la mejora de la situación de los asentamientos, pueden dar lugar a estas coordinaciones.

En el marco de potenciar las políticas sociales y culturales, nos interesa destacar la importancia del desarrollo cultural como factor de cohesión social, democratizador y dignificador de todas las personas, así como también promotor de estímulos para el desarrollo económico y social. Esta área de trabajo, como la línea estratificada de la descentralización, que involucra a la Intendencia toda, no compete al Departamento de Cultura solamente, sino que nos compromete a todos. 

Y por último, debemos realizar un importante esfuerzo por superar los desencuentros que puedan haber existido con las organizaciones sindicales que representan a los trabajadores, manteniendo abiertos los caminos de diálogo y entendimiento, a todo nivel. En este sentido, y más allá del hecho que reafirmamos la validez de la interlocución oficial a través de la Comisión Bipartita y de la delegación de nuestro equipo ante la misma, nos proponemos solicitar a ADEOM, una vez instaladas sus nuevas autoridades democráticamente electas, una entrevista en su propio local para visitar una vez más la sede de los trabajadores y reanudar un diálogo del cual muchos resultados positivos esperamos. 

Finalmente, creo que debemos seguir pensando en lineamientos estratégicos para transformaciones profundas; no sólo atender los temas de este año, sino seguir planificando, por cuanto se debe proyectar el territorio y el ambiente a nivel departamental, analizando los temas del quinquenio, tales como la transformación del sistema de transporte colectivo de pasajeros, la disposición final de los residuos sólidos, la creación de una posible Autoridad Metropolitana de Transporte (IMC/MTOP/IMM), la explicitación de un plan estratégico de gestión cultural, entre tantas iniciativas más.

No hemos venido a administrar la crisis.

No estamos dispuestos a "hacer la plancha" (si ese es el ánimo, conmigo no cuenten)

Queremos trabajar para producir transformaciones reales, profundas, para cambiar las cosas.

Debemos asumir en plenitud nuestra responsabilidad de Gobierno. Esa responsabilidad que nos confió la gente.

Hay un tiempo para reflexionar.

Hay un tiempo para discutir.

Hay un tiempo para decidir.

Y hay un tiempo para hacer.

Ya llegó el tiempo de actuar.

Queremos obtener la credibilidad de la gente.

Nuestro potencial y nuestro contralor es la Descentralización Participativa.

No confundimos descentralización con la sumatoria de multitud de decisiones particulares, sino la vertebración congruente de todas aquellas decisiones compatibles con nuestras grandes líneas de orientación estratégica.

Decisiones centralizadas unilaterales conllevan el riesgo de la arbitrariedad autoritaria.

Descentralización sin ámbito centralizado de decisión, conlleva el riesgo de la incongruencia atomizada y anárquica.

Tenemos que gobernar juntos.

No podemos gobernar con complejos.

Somos un gobierno. No una patronal.

Nos debemos a los compromisos asumidos frente a los ciudadanos todos, y no a los intereses sectoriales o corporativos.

Nos debemos al interés general y al bien común. 

Debemos trabajar más y mejor, porque la realidad nos urge y nuestra gente espera y se merece mucho de nosotros.

Hacer con lo mismo, más y mejor.

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