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INTENDENCIA MUNICIPAL DE MONTEVIDEO

Plan de Ordenamiento

Territorial de Montevideo

I.3.4 MEDIO NATURAL Y ÁREAS ECOLÓGICAS SIGNIFICATIVAS

La gestión de áreas naturales siempre implica atender aspectos del ordenamiento territorial. Las áreas a ser preservadas siempre se corresponden con sitios concretos, que requieren medidas específicas, así como medidas complementarias en su entorno.

Considerando todos estos elementos, resulta necesario identificar las áreas naturales de relevancia para el departamento, que sirvan de base para una zonificación que las tome en consideración y para desarrollar para ellas una gestión de preservación, articulada con otros tipos de usos del suelo.

Existe un cierto preconcepto que sostiene que Uruguay en general, y Montevideo en particular, son ecológicamente pobres y por lo tanto las tareas de preservación de áreas naturales son innecesarias. Esta idea es incorrecta, en tanto en el país existen varias especies endémicas, y muchas poblaciones particulares, que merecen ser protegidas. Incluso el departamento de Montevideo, a pesar de su reducida extensión y de la prolongada e intensa actividad humana que ha sustentado, posee áreas destacables a nivel nacional, como es el caso de los bañados sobre el río Santa Lucía.

Es clave recordar en el tratamiento de este tema que, si bien la identificación de las áreas ecológicas significativas se realiza en el espacio departamental, dichas áreas están en muchos casos indisolublemente integradas en ecosistemas que se extienden más allá de los límites departamentales. Un enfoque metropolitano y una articulación con las políticas nacionales resulta clave, entonces, al momento de proponer programas de gestión de dichas áreas. Por último, resulta evidente que allí donde menos abundantes son los recursos naturales sobresalientes resulta más importante la preservación y regeneración de los existentes.

MEDIO NATURAL: CARACTERÍSTICAS GENERALES

El departamento de Montevideo se encuentra sobre el límite sur de la región ecológica Uruguayense, que cubre todo el país y las áreas adyacentes del sur de Rio Grande do Sul, Brasil, así como parte de Entre Ríos, Argentina. Caracterizada por un paisaje dominante de praderas onduladas, templadas y húmedas, ésta es una zona distinta a las pampas argentinas, las que estrictamente corresponden a una estepa, más fría y seca. Desde el punto de vista geomorfológico, Montevideo se encuentra enclavado en la fosa tectónica del río Santa Lucía -una amplia región cubre gran parte de la cuenca este de ese río-, y bordeado al oeste por la planicie fluvial del río Santa Lucía, y al este por cordones litorales de médanos de arena que se continúan en Canelones.

En este marco natural, la fauna y la flora originales guardaban una gran riqueza y diversidad. El marco natural que hoy se observa en Montevideo es el resultado de las características ecológicas propias del departamento y de estas modificaciones humanas que se han sucedido desde la fundación de la ciudad.

Al día de hoy, el rasgo típico y diferenciador del espacio urbanizado departamental es el alto grado de artificialización de los ecosistemas originales, modificados por la intervención humana a lo largo de la historia, generando patrones de ocupación territorial concentradores de población y actividad, que en muchas situaciones localizadas superan la capacidad de soporte del ecosistema natural -asentamientos en zonas inundables, usos residenciales o industriales incompatibles y conflictivos, arroyos que reciben elevadas cargas de efluentes y/o residuos sólidos-.

Se han modificado en consecuencia aspectos sustanciales del ecosistema, como régimen hidrológico, escorrentías -padrones de drenaje-, suelos, clima, vegetación , paisajes, etc. Por lo tanto la modificación de aspectos estructurales ha determinado un nuevo funcionamiento y relación entre dichos componentes que, en última instancia, se evidencia en la modificación de sus aptitudes y potencialidades -el cambio en el uso de los cursos de agua y de los suelos agrícolas, son ejemplos por demás elocuentes-.

El resto del espacio departamental en su gran mayoría se ha dedicado a las actividades productivas agrícolas, con menores niveles de modificación del ecosistema original, manteniendo grados de compatibilidad entre lo natural y lo antropizado que le confieren aún enormes potencialidades para la producción y como valores paisajísticos de recreación y de biodiversidad, cuya mantención a largo plazo resulta estratégica para el desarrollo departamental.

Clima

El clima del departamento es templado, húmedo, y lluvioso. La temperatura media va de un mínimo de 11.8º C en invierno (junio-agosto) a 23º C en verano (diciembre-febrero). Las precipitaciones alcanzan desde los 266,3 mm en invierno a los 300 mm en otoño (marzo-mayo). La humedad relativa media es de 67% en verano y 79% en invierno.

Geología

El substrato geológico departamental está ocupado en su mayor parte por el basamento cristalino, sobre el que se apoyan sedimentos más modernos. Este basamento se observa en los afloramientos rocosos presentes en la costa, y a partir de allí se extiende sobre los márgenes de algunos cursos de agua, como los arroyos Miguelete y Pantanoso, así como bordeando algunos tributarios de los bañados de Carrasco, o en afloramientos aislados. Corresponden a la formación Montevideo, originaria del período Precámbrico Medio, de más de 1000 millones de años, y están compuestos por gneiss oligoclásticos, anfibolitas, micaesquistos y cuarcitas micáceas. Las anfibolitas son el elemento más conocido en tanto aparecen en el Cerro de Montevideo, en varios afloramientos rocosos costeros del oeste -Pajas Blancas, Punta Yeguas, etc.- y sobre las desembocaduras de los arroyos Pantanoso y Miguelete. Asociados a esta formación se detectan en el norte del departamento, sobre el arroyo Las Piedras, granitoides tardipostectónicos de edad cambro-precámbrica superior.

Sobre este basamento se han depositado una serie de formaciones cada vez más modernas. Le sigue la formación Fray Bentos, originada en el Oligoceno -37,5 millones de años-, con areniscas muy finas y loess. Esta formación alcanza una gran extensión sobre el río Santa Lucía, en el departamento de Canelones, siendo su extremo sur el que se observa en Montevideo, especialmente sobre el último tramo del arroyo Las Piedras, y hacia el sur, sobre la planicie del río Santa Lucía.

Le sigue la formación Raigón, del Plioceno -7 millones de años- areniscas finas a conglomerádicas color blanco amarillento. Cubre una superficie menor a la anterior, esencialmente sobre el río Santa Lucía, próximo a los bañados de Carrasco y en otros sitios del departamento.

La formación Libertad, es más moderna. Originada en el Pleistoceno -1,5 millones de años-, cubre gran parte de la superficie del departamento. Se caracteriza por sus lodolitas, loess y fangolitas, con arenas y arcillas, pardas a pardo rojizas, que son un excelente material madre para la generación de suelos de vocación agropecuaria. Existe un enclave de la formación Villa Soriano sobre el arroyo Colorado y la desembocadura del arroyo Las Piedras. Su edad es holocena. Se caracteriza por sedimentos arenosos a gravillosos con cantos, arcillas y limos intercalados.

Finalmente, las formaciones recientes incluyen sedimentos limo-arcillosos y arenas, a veces conglomerados aluvionales, observados sobre la planicie del río Santa Lucía, varias áreas de la costa, especialmente en la zona oeste, entre la desembocadura de ese río y Punta Espinillo, así como en los bañados de Carrasco, donde además existen depósitos turbosos. Las arenas fluviales y costeras están presentes sobre el Río de la Plata y algunas áreas del río Santa Lucía. Existían además sobre la playa de Carrasco y la desembocadura de su arroyo. En el Plano Nº I.9 se presenta un corte del territorio departamental entre el Cerrito de la Victoria y Rincón de la Bolsa (San José) con la estratigrafía de las formaciones geológicas.

Suelos

Las características del basamento geológico, junto a otros factores, como el clima y el régimen hídrico, determinan los suelos del departamento. Consecuentemente, los suelos dominantes son aquellos asentados sobre la formación Libertad. Estos corresponden a suelos melánicos, de color pardo oscuro a negro, y dentro de éstos a brunosoles eutricos, que son suelos moderadamente profundos a profundos, de textura media a pesada.

La mayor parte corresponde a suelos dominantes brunosoles eutricos, subéutricos típicos y lúvicos de la unidad Toledo, con argisoles subeútricos melánicos y abrúpticos como suelos asociados. Del mismo tipo, pero cubriendo una superficie menor al noroeste, son los suelos dominantes brunosoles eutricos típicos, de la unidad Ecilda Paullier-Las Brujas que bordea la planicie del río Santa Lucía y que alcanza su límite sur en Montevideo; posee como suelos asociados brunosoles subéutricos y vertisoles.

En la costa se observa la unidad balneario Jaureguiberry, que se continúa al este en la costa del departamento de Canelones. Los suelos dominantes son arenosoles ócricos, asociados con gleysoles háplicos melánicos y arenas. En la planicie del río Santa Lucía se encuentra la unidad Laguna Merín, con suelos dominantes gleysoles háplicos melánicos/ócricos, y asociados, arenosoles ócricos. En la zona de los bañados de Carrasco los suelos dominantes son histosoles.

Un 60 % de la superficie de suelo rural del departamento puede clasificarse entre muy apta a moderadamente apta para cultivos agrícolas intensivos, que constituyen su principal uso actual (ver Capítulo I.3.6). Las principales limitantes se refieren a dificultades para la penetración radicular y el laboreo -texturas pesadas, degradación de estructura, encostramiento superficial, etc.-, exceso de humedad y problemas de drenaje, riesgos de erosión y de sequía. Los problemas de erosión no son todo lo graves que podría esperarse considerando la larga historia agrícola de estos suelos. El problema más generalizado está relacionado con la degradación de la estructura como consecuencia de la pérdida de materia orgánica.

Desde el punto de vista de sus condiciones para servir de soporte a construcciones, en buena parte de los suelos no existen restricciones relevantes, ya sea por sus condiciones intrínsecas como por la proximidad de un basamento geológico estable -cristalino-. Sin embargo en el caso de algunas unidades que ocupan áreas importantes existen problemas por elevado contenido de arcillas expansivas en los suelos y en los materiales geológicos subyacentes.

Topografía y zonificación según formas de las tierras

El relieve departamental está determinado por las estribaciones de la Cuchilla Grande del Sur, al norte del departamento, y sus ramales Pereira y Miguelete. Desde esas elevaciones nacen los principales arroyos capitalinos. Esta cuchilla presenta elevaciones de 60 a 70 m, y sus estribaciones se dirigen hacia el sur, dejando entre ellas los pequeños valles ocupados por estos cursos de agua. Un ramal se dirige hacia el oeste, llegando a las proximidades de punta Espinillo, delimitando al oeste y al norte la cuenca del río Santa Lucía y sus tributarios, y otros cursos de agua que desembocan en el río de la Plata. Más allá de la cuchilla, y en la cercanía de la costa del río Santa Lucía, se suceden una serie de barrancas de pendiente pronunciada. Hacia el este y sur transcurren el arroyo Pantanoso y sus afluentes. La cuenca del arroyo Miguelete está bordeada por otras dos estribaciones, una de las cuales, en la vertiente este del arroyo, se dirige hacia el sur y constituye la zona donde se ha construido una buena parte de la ciudad. Hacia el este de ella, se delimita la planicie de la cuenca del arroyo Carrasco. La altura máxima del departamento es el Cerro de Montevideo con 130 m; le siguen algunos puntos en la cuchilla de Pereira, y el Cerrito de la Victoria con 70 m. Las altitudes medias varían de 20 a 50 m. Se conforma así un relieve ondulado, típico del departamento, donde alternan desde tierras bajas y aplanadas a cuchillas de suaves ondulaciones, determinando una gran diversidad paisajística.

Las principales tierras bajas se encuentran inmediatamente adyacentes a las costas platenses, y en especial sobre la desembocadura del río Santa Lucía y los bañados de Carrasco. La topografía aplanada de estos sitios, con áreas de inundaciones periódicas y estacionales, los ha mantenido más o menos libres de la urbanización. Integrando aspectos topográficos, geológicos y edafológicos hasta aquí reseñados, y teniendo presente la cartografía realizada por la Dirección de Suelos y Aguas del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (1982) se puede definir las siguientes categorías taxonómicas para caracterizar la geografía departamental y señalar las principales aptitudes del territorio. (Ver Plano N° Y.10)

Tierras altas de lomadas fuertes

Las formas de tierras dominantes son las lomadas convexas con pendientes pronunciadas con valores superiores al 4 %.

Agrupa asociaciones de suelos dominantes melánicos desarrolladas en sedimentos cuaternarios limo arcillosos de la formación Libertad sobre formaciones geológicas más antiguas -Raigon, Fray Bentos, Basamento Cristalino-.

Se trata de tierras con un alto potencial agropecuario en el sentido amplio (agro-silvo-pastoril), cuyas principales limitantes son la erosión y degradación de suelos ya ocurrida así como su riesgo frente a usos inadecuados. Como consecuencia, para usos agrícola-intensivos, presentan áreas con limitantes importantes. Desde el punto de vista de sus condiciones para el soporte de construcciones, estas tierras presentan graves problemas por la presencia de arcillas muy expansivas.

Tierras altas de lomadas suaves y altiplanicies de lomadas suaves

Las geoformas dominantes son de lomadas suaves que incluyen pendientes inferiores al 4 %, dominando los intervalos entre 2-3 % ligeramente convexos a aplanados.

Agrupa asociaciones de suelos dominantes melánicos y saturados lixiviados desarrollados sobre sedimentos cuaternarios limo arcillosos de la formación Libertad que cubren formaciones sedimentarias más antiguas -Raigon, Fray-Bentos, depositados sobre basamento cristalino-.

Se trata de tierras con alto potencial agropecuario en sentido amplio (agro-silvo-pastoril) siendo su principal limitante la erosión y degradación pasadas, no obstante presentar un menor riesgo actual y potencial, teniendo en cuenta su topografía dominante. Para los usos agrícola intensivos presentan aptitud media a muy alta.

Desde el punto de vista de sus condiciones como soporte constructivo pueden presentar limitaciones por la presencia de arcillas expansivas, pero en menor medida que en el caso de las tierras altas de lomadas fuertes.

Tierras de laderas de denudación

Las geoformas dominantes son los taludes de denudación de laderas complejas (cóncavo-convexas) con pendientes pronunciadas (superiores al 4 %).

Agrupa asociaciones de suelos melánicos -brunosoles- y suelos poco desarrollados -litosoles e inceptisoles-, formados sobre sedimentos cuaternarios de muy poco espesor, limo arcillosos, de la formación Libertad, o materiales sedimentarios de las formaciones Raigon o Fray Bentos, de texturas variables, o materiales coluviales depositados sobre el basamento cristalino -rocas cristalinas diversas que incluyen granitos, cuarcitas, anfibolitas, ectinitas, etc-.

Se trata de tierras con un potencial agropecuario medio en sentido amplio (agro-silvo pastoril) siendo su principal limitante el alto riesgo de erosión y en muchos casos su superficialidad. Por estos motivos, son suelos no aptos para usos agrícola intensivos.

Desde el punto de vista constructivo no presentan inconvenientes, estando el basamento cristalino a escasa profundidad.

Tierras medias-bajas aplanadas

Las formas de tierras dominantes son laderas largas muy ligeramente convexas y aplanadas con pendientes dominantes entre 1,5 y 2,5 %.

Agrupa asociaciones de suelos melánicos -brunosoles- y suelos saturados lixiviados -argisoles y planosoles- desarrollados sobre sedimentos cuaternarios limo arcillosos de la formación Dolores -Libertad retransportado-, depositados sobre sedimentos de Libertad, Raigón, Fray Bentos o rocas del basamentos cristalino. Se trata de tierras con un muy alto potencial productivo agropecuario en sentido amplio (agro-silvo-pastoril) siendo su principal limitante la erosión y degradación pasada. Para agricultura intensiva se trata de suelos aptos. Desde el punto de vista constructivo no presentan mayores problemas. No obstante, pueden existir arcillas expansivas a nivel de ciertos horizontes de los suelos (horizontes B2t), que se manifiestan con espesores variables (20-50 cm).

Tierras bajas y muy bajas aplanadas

Se localizan en las terrazas aluviales de los sistemas hidrográficos, siendo por lo general tierras con alta frecuencia de inundación. Incluyen áreas con bañados: Carrasco, planicies del río Santa Lucía, adyacencias de los arroyos Pantanoso y Miguelete. En el caso de los bañados del Santa Lucía, existe amplia presencia de suelos salinos por ingreso de aguas del Río de la Plata.

Agrupa asociaciones de suelos saturados lixiviados -argisoles y planosoles- asociados a suelos poco desarrollados vinculados a cursos de agua -fluvisoles- y suelos hidromórficos -gleysoles e histosoles-. Originalmente presentaban un alto valor por su biodiversidad, por sus valores escénicos, así como por sus características físicas y su papel en la dinámica hidráulica de las cuencas, cumpliendo un rol muy trascendente por su capacidad de depuración de las aguas siempre y cuando no se sobrepasaran ciertos límites de tolerancia. Estos atributos han sido en gran parte destruidos en el caso de los bañados de Carrasco, por el vertido masivo de efluentes en la cuenca y especialmente, a partir de la canalización de los arroyos Manga, Toledo y Carrasco. Desde el punto de vista agronómico son tierras de aptitud muy restringida o no aptas. No tienen condiciones para servir de soporte de construcciones con las tecnologías comunes.

Dunas costeras

Se localizan en la franja costera.

Agrupan en forma dominante a las dunas arenosas costeras que integran muy pocos grupos de suelos poco desarrollados -arenosoles-, además de algunos suelos hidromórficos -gleysoles-

No presentan aptitud para la actividad productiva agropecuaria pero sí un alto valor paisajístico y recreativo. Los usos constructivos, en tanto interrumpen la dinámica natural de los cordones dunares costeros (como ha sucedido en la costa urbanizada) resultan fuertemente conflictivos con la preservación del medio natural.

Hidrografía

El departamento de Montevideo presenta una rica y variada red de cursos de agua. El más importante corresponde al tramo final y desembocadura del río Santa Lucía, cuya vertiente este corresponde al departamento. Es un curso de agua de importancia nacional, y en esta área presenta un régimen estuárico donde los vientos pueden hacer adentrarse las aguas platenses, llegando por lo menos a los bañados de Rincón de Melilla.

Seguidamente se destacan varios arroyos que desembocan sea en el río Santa Lucía o en el Río de la Plata.

Tres de ellos se dirigen hacia el sur, hasta desembocar en el Río de la Plata, y constituyen elementos claves en el ordenamiento de la ciudad. El arroyo Pantanoso posee 15 km de extensión total y una cuenca de 66.4 km2; el Miguelete alcanza 21,5 km de extensión con una cuenca de 113 km2; el Carrasco posee 14 km de extensión y una cuenca de 173 km2, de los cuales 54 km2 corresponden a Montevideo. Si a estos se suma el arroyo Malvín, con una cuenca de 7 km2, se alcanza una cuenca combinada de 240 km2, correspondiendo al 45% de la superficie del departamento. Estos arroyos han servido como ejes en la apropiación del suelo. Para el arroyo Pantanoso se cuentan 163 mil habitantes en su cuenca (12 % de la población total del departamento), para el Miguelete unos 325 mil habitantes (aproximadamente 27 % de la población departamental) y para el Carrasco 200 mil en Montevideo (16 % del total departamental) y 32 mil en Canelones.

Otros arroyos, que discurren hacia el este o el oeste, han jugado un papel de límites, y hoy constituyen parte de los límites departamentales.

El arroyo Las Piedras es el más importante; con una dirección general oeste, desemboca en el arroyo El Colorado, que a su vez desemboca sobre el río Santa Lucía. Al este se destaca el arroyo Toledo, con una extensión de 28 km y una cuenca de 94 km2, que confluye en los bañados de Carrasco.

Los arroyos Las Piedras-Colorado y Toledo transcurren fundamentalmente en zonas rurales del departamento de Montevideo, con baja urbanización, pero sufren serios impactos ambientales originados principalmente en industrias y centros urbanos limítrofes, ubicados en Canelones. En muchos casos han recibido menos atención precisamente por ser valorados como la periferia de la ciudad.

Finalmente se debe considerar otro conjunto de cursos de agua, en su mayoría arroyos más pequeños y cañadas, para los cuales se puede delimitar varias micro-cuencas a nivel departamental.

Los bañados de Carrasco están asociados a varias microcuencas, además de la del arroyo Toledo. Se destacan: arroyo Manga, de 10 km de longitud, que nace de la zona rural montevideana y finaliza en la zona suburbana; cañada de la Chacarita, de 6 km de longitud, con parte de su recorrido entubado, y que recibe esencialmente efluentes industriales; cañada de las Canteras, con una longitud de 8 km, que atraviesa zonas urbanizadas y rurales, y se encuentra asociada a la Usina de Disposición Final municipal de residuos sólidos. La confluencia de los arroyos Colorado y Las Piedras recibe la microcuenca de las cañadas del Dragón y Juncal, asociadas a bañados y bosques.

Sobre el río Santa Lucía se destacan al menos tres microcuencas: una para las dos cañadas de Pajas Blancas, y las de los arroyos Melilla y San Gregorio. Aunque éstos poseen una desembocadura común, sus cursos divergen hacia el norte y el sur, cubriendo amplias zonas rurales del departamento.

Finalmente, sobre el Río de la Plata, y en especial en el espacio rural del oeste del departamento, se delimitan diferentes microcuencas asociadas a cañadas, entre las que se destacan Conchas, Pajas Blancas, Piedritas, Yeguas y Tala.

Los cursos de agua principales que entran en el entramado urbano están altamente contaminados y degradados por descargas de aguas servidas domésticas, efluentes industriales, vertido de residuos sólidos y, en menor medida, residuos de la actividad agropecuaria. Esos niveles de contaminación han impactado seriamente en la fauna y flora originales. Existe además un claro deterioro estético con pérdida de paisajes y eliminación de atributos atractivos. A ello se suma que en varios tramos de estos arroyos se han construido asentamientos irregulares.

Costas

Montevideo posee una extensa faja costera de alrededor de 70 km extendidos sobre el Río de la Plata, de los cuales al menos 13 km están catalogadas como playas. Constituye uno de los rasgos característicos de la ciudad. Son costas de playas de arena, intercaladas con puntas rocosas (donde las que avanzan más son las de Espinillo y Yeguas en la zona oeste, y Carretas en el este). El paisaje natural de estas costas se ejemplifica con el observado en varias áreas del oeste del departamento, especialmente desde Santiago Vázquez a punta Espinillo. Las costas son una sucesión de playas de arena en arco, bordeadas por médanos de arena, con pequeños bañados intercalados entre esos médanos o sobre los afloramientos rocosos, y matorrales y bosques acompañantes de los arroyos y cañadas que desembocan en el río. Hacia el este existían extensos arenales más allá de Punta Gorda, sobre Carrasco, que se continuaban en la costa de Canelones. Actualmente toda la costa este se encuentra altamente urbanizada, con la presencia de una rambla costanera y edificaciones, en algunas zonas, en altura. El baricentro de la costa montevideana se encuentra en la Bahía, desde la cual se ha desarrollado la ciudad, y se encuentra bajo un uso intenso que determina un alto impacto ambiental, sea por vertidos directos de efluentes, como por las descargas de los arroyos Miguelete y Pantanoso y la actividad portuaria.

Islas

Sobre las costas, las principales islas son las de Libertad -dentro de la Bahía-, de las Gaviotas -frente a la playa Malvín- y del Mono -sobre la playa del Buceo-; la isla del Tigre, frente a la desembocadura del río Santa Lucía, se encuentra fuera de la jurisdicción municipal, así como las islas fluviales en ese río.

Flora y fauna

La vegetación natural característica del departamento estaba dominada por praderas con un tapiz de pastos y hierbas, con especies tanto de ciclo invernal como estival, con matorrales y árboles intercalados. Los testimonios históricos indican que esos montes eran más extensos en el pasado, sea por áreas con una fisonomía de parque, con árboles diseminados, como por montes ribereños a cursos de agua, o sobre las barrancas del río Santa Lucía. A ella se suman comunidades de vegetación asociadas a los bañados y costas. En el caso de la costa platense y del río Santa Lucía esta vegetación se caracteriza además por adaptarse a ambientes salobres, conformando bañados salinos -halófitas-, con especies típicas del género Distichlis. En el caso de los bañados del arroyo Carrasco, la vegetación original era de sitios anegadizos de inundación sostenida, sobre suelos turbosos. Estas comunidades de bañados presentan especies típicas como los juncales, espadañas, caraguatás, paja brava y mansa, etc. A ellos se asocian algunos árboles y arbustos -ceibo, sauce, etc.-. La vegetación propia de las dunas arenosas es psamófila, dominada por pastos y hierbas -pasto dibujante, aterciopelada, trébol de la arena, junco de copo, etc.- con algunos arbustos -candela-.

La vegetación original sufrió profundas modificaciones por la expansión del área urbanizada, la conformación de zonas peri-urbanas, los cultivos y la cría de ganado, así como por los impactos ambientales de otras actividades productivas y de servicios -industrias, transportes, etc.-. En los predios bajo producción agropecuaria se observan huertas, frutales, viñedos, etc. Otros predios no se encuentran actualmente en producción y constituyen campos degradados. Además se han introducido varias especies, destacándose por su notoriedad distintos árboles y arbustos que modifican el paisaje, pero a los que debe agregarse multiplicidad de plantas herbáceas que han modificado el tapiz original.

La fauna departamental posee registros históricos de especies destacadas, como manadas de venado de campo y la presencia de pumas. Los relevamientos más detallados para este siglo, donde la expansión urbana ha significado una reducción de los hábitats naturales disponibles para varias especies, igualmente muestran la presencia de especies destacadas a nivel nacional e internacional. Se destacan la presencia del gato montés, hurón, zorro, nutria, carpincho, varias especies de ratones, murciélagos; entre las aves se han registrado más de 150 especies, destacándose varias rapaces, patos, aves costeras, etc.; de las 62 especies de reptiles presentes en el país, en Montevideo está presente aproximadamente la mitad de ellas -32 especies-, tales como culebras, lagartijas y tortugas; entre los anfibios, de 41 especies conocidas en el país, 24 de ellas persisten, como diferentes ranas y sapos -ranas roncadoras, rana de cuatro ojos, sapo de jardín, escuercito-, y un anfibio ápodo.

Asimismo se destaca una rica fauna de peces -especialmente en los ambientes estuarinos costeros-, y de invertebrados, como insectos, arácnidos, moluscos, etc.

ÁREAS ECOLÓGICAS SIGNIFICATIVAS

Un relevamiento realizado especialmente para el Plan Montevideo demuestra que en el departamento existen áreas naturales de importancia, y que su preservación es justificable, atendiendo tanto a la preocupación vecinal, como a la pluralidad de valores ambientales actualmente presentes. (Ver Capítulo Y.3.3)

Conceptos y metodología

En esa identificación de las áreas naturales se aplica el concepto de área ecológica significativa. Un área ecológica significativa es una área geográficamente delimitada que es reconocida como de importancia destacada a los fines de la preservación, especialmente por sus atributos ecológicos o en uno o más aspectos de su biodiversidad, y que por lo tanto se considera debería ser objeto de medidas de gestión y manejo tendientes a preservar esos atributos.

El concepto se aplica no sólo a áreas vírgenes, sin alteración humana, sino a otras que han sido alteradas en algún grado pero que igualmente revisten importantes atributos ecológicos y a las cuales las medidas de gestión podrían llevarlas a una situación más próxima a su estado inicial.

La definición de las áreas ecológicas significativas se realiza en base a la consideración de un conjunto de indicadores primarios que atienden a aspectos paisajísticos, diversidad en la fauna y flora, el impacto humano actual y los niveles de urgencia, y el beneficio ecológico y económico; junto a una serie de indicadores secundarios, que contemplan la relación con el ser humano, la aceptación social, la demostración, la investigación, el turismo y la recreación, la educación y la oportunidad.

Identificación y descripción de las áreas ecológicas significativas

Se identifica así un conjunto de 11 áreas cuya ubicación y descripción resumida se presenta a continuación.

Rincón de Melilla

Planicies de inundación del río Santa Lucía, márgenes del último tramo de los arroyos Colorado y Las Piedras, que incluyen ambientes de bañados salinos, monte nativo multiespecífico y pradera con monte de parque de espinillos. Es una de las áreas naturales más extensas y mejor conservadas del departamento, de gran valor por sus bañados y el monte.

El área está afectada por diversos impactos -contaminación del curso de agua, explotaciones agropecuarias, residuos sólidos, entre otros-.

Bañados del Santa Lucía

Humedales de la planicie de inundación del río Santa Lucía, desde Rincón de Melilla hasta la desembocadura, frente a Santiago Vázquez, con vegetación de bañados salinos paludosos y áreas de inundación periódica (juncal, pajonal, etc.), con manchas de ceibales y sarandíes. La mayor extensión la alcanzan en la confluencia de los arroyos Melilla y San Gregorio. Están bordeados por una escarpa sobre la cual hay remanentes de monte natural, con registros de hasta 39 especies distintas. Estos bañados son salinos, de importancia a nivel departamental y nacional, y además de un tipo raro en el país (bañado salino de marea).

El área está afectada por diversos impactos -aguas contaminadas, quema del bañado, residuos sólidos, asentamientos irregulares, caza, etc.-, y se encuentra vinculada directamente al parque Lecocq, un sitio de recreación importante a nivel departamental y metropolitano. En el área del parque y adyacencias se han registrado 130 especies de aves y 20 de mamíferos, con por lo menos seis de ellos destacados -incluyendo una especie amenazada a nivel nacional, el lobito de río- y uno raro -comadreja colorada chica-.

Costa Oeste - Punta Espinillo

Tramo de la costa platense, desde Santiago Vázquez a Punta Espinillo, incluyendo el área ocupada por el parque de Punta Espinillo. Es una sucesión de bañados costeros, paralelos a la costa, de extensión variable, con extensos pajonales de penacho, más salinos sobre la costa. Se intercalan tramos de playas arenosas, afloramientos rocosos y algunas manchas de monte nativo remanente (espinillos, ceibos, sarandíes). El parque municipal incluye un área de recreación, con una forestación exótica de eucaliptos.

Los impactos ambientales principales están asociados a un canal perpendicular a la costa de una explotación arenera; los bosques costeros están degradados, hay evidencia de vehículos fuera de senda y de quema de pajonales.

Costa oeste - Playa Colorada

Tramo de la costa platense desde el camino de acceso al parque de Punta Espinillo a la zona de Punta del Canario. Es una sucesión de arcos de playas arenosas con sus cordones de dunas fijas a semi-fijas, con bañados intercalados, desembocaduras de pequeños cursos de agua, y afloramientos rocosos. Es un área con un buen nivel de preservación y una gran heterogeneidad de unidades de paisaje. Presenta una flora destacada en los humedales (hidrófila) y en los médanos de arena (psamófila). De la fauna conocida se destaca la presencia de un anfibio ápodo, raro a nivel nacional e internacional, y una especie rara de cangrejo.

Es la zona menos alterada de la costa oeste del departamento. Las modificaciones principales se vinculan a áreas importantes forestadas con eucaliptos y presencia de un pequeño núcleo poblado (La Colorada).

Costa este - Santa Catalina

Tramos de la costa, desde Punta del Canario hasta Punta Sayago. Es también una sucesión de playas, de atributos similares al área anterior, pero con niveles mayores de impacto ambiental, incluyendo contaminación, modificaciones físicas, mayor carga de visitantes, etc. Entre las dos zonas, a nivel de Punta Canario, existe una modificación drástica del ambiente natural por la presencia de un astillero.

Cañada Pajas Blancas

Tramo final de la cañada Pajas Blancas, en su desembocadura sobre el Río de la Plata. Posee un relicto de monte nativo, más comunidades hálofilas y paludosas.

Arroyo Pantanoso

Márgenes y planicie de inundación del tramo final del arroyo Pantanoso, aguas abajo de La Tablada. Es un corredor en franja, con manchas degradadas que alternan con otras con relictos, y un bañado de mediano tamaño, con vegetación paludosa. Si bien el arroyo posee una importante contaminación química y orgánica de origen industrial y existen asentamientos irregulares, el bañado merece ser preservado como espacio semi-natural y que puede estar sujeto a tareas de recuperación y rehabilitación.

Arroyo Toledo

Márgenes y planicie de inundación del arroyo Toledo, aguas abajo de camino Maldonado. Existen remanentes de árboles nativos (ombúes, espinillos, talas, coronillas, sauces, etc.), junto a especies introducidas, conformando un paisaje de parque. Es uno de los últimos remanentes de monte al oeste del departamento y se encuentra directamente vinculado a los bañados de Carrasco. Se registran importantes impactos ambientales, por contaminación del agua, residuos sólidos, tala del bosque, caza, y presencia de asentamientos irregulares.

Bañados de Carrasco

Los bañados de Carrasco cubrían originalmente una superficie muy amplia de terrenos bajos, recibiendo aportes de los arroyos Toledo y Manga, y las cañadas de la Chacarita y de las Canteras, sobre un tipo de suelos raro en el país -suelos de pantano-, bajo inundación permanente a prolongada.

La zona ha sido muy afectada por la actividad humana, incluyendo importantes obras de canalización que han acelerado el tránsito de agua hacia el arroyo Carrasco, la introducción de especies exóticas, y la acción de contaminantes -efluentes líquidos en las corrientes de agua y lixiviados desde la Usina municipal; y residuos sólidos-, presencia de asentamientos irregulares, y explotaciones agropecuarias. Como consecuencias de estas modificaciones la superficie de los bañados se ha reducido en una proporción importante, y los remanentes son ambientes muy modificados; las alteraciones son de tal magnitud que en algunos sitios es discutible si todavía representan un bañado. En la actual evaluación se lo considera un área alterada a degradada, de importancia media por su paisaje y biodiversidad, pero destacándose que corresponde a un tipo de ambiente raro en el país -suelos de pantano-, lo que permite mantener su significancia a nivel departamental y nacional.

Cursos de los principales arroyos del departamento

Los principales cursos de agua del departamento, si bien poseen diversos grados de alteración, constituyen elementos destacados del paisaje montevideano. Además, su protección y manejo son precondición para asegurar una buena calidad ambiental en el departamento, y para avanzar en las conservación de áreas ecológicas significativas como Rincón de Melilla o los bañados de Santa Lucía o Carrasco. Se señalan como áreas ecológicas significativas los cursos principales de los arroyos Colorado, Las Piedras, Melilla, Pantanoso, Miguelete, Mendoza, Toledo, Manga y Carrasco.

Isla de las Gaviotas

Pequeño islote frente a playa Malvín, sobre un roquedal granítico. El área ha sido muy modificada por la acción humana, y su utilidad como sitio de protección ecológica, por su reducida superficie y ubicación, es cuestionable. Sin embargo se encuentra catalogada como área protegida a nivel de la legislación nacional (primero como Reserva, y luego como integrante del Parque Nacional de Islas Costeras), por lo que se la incluido en la lista de áreas ecológicas significativas

Valoración de las áreas ecológicas significativas

Las diferentes áreas ecológicas significativas fueron estudiadas considerando por separado los indicadores primarios y secundarios. Para cada uno de ellos fueron ordenadas por su nivel de significancia, y por separado para cada tipo de indicadores.

El primer y segundo puesto lo ocupan respectivamente Rincón de Melilla y los bañados de Santa Lucía. Desde el punto de vista del paisaje se entiende que estas dos áreas conforman una misma unidad, aunque se las mantiene separadas por sus diferentes impactos humanos y posibilidades de gestión. Poseen una gran importancia a nivel departamental, por ser el área de paisaje natural mejor conservada y más representativa, y también a nivel nacional, ya que constituyen una muestra representativa cuantitativamente importante de un tipo particular de humedales -bañados salinos-, relativamente escasos en nuestro país. Poseen registros de biodiversidad de importancia a nivel departamental, nacional y regional.

Esta área además se continúa con el tramo de costa que alcanza punta Espinillo. En esta zona se encuentran dos parques municipales -Lecocq y Punta Espinillo-, que potencian el uso conservacionista de estas áreas, aunque requieren de medidas de gestión equilibradas que aseguren la protección ambiental.

El otro humedal de importancia en el departamento lo constituye el Bañado de Carrasco. Sin embargo se encuentra en una situación ambiental más antropizada, con un deterioro mayor. Poseen una valoración social muy positiva sobre las posibilidades de su recuperación y uso como reserva natural, las posibilidades de su utilización como lugar de recreación, turismo, educación y docencia.

Por otro lado las diferentes áreas reconocidas en la costa Oeste de Montevideo arrojan una valoración media a alta, y varios de sus tramos merecen medidas de protección enérgica, bajo distintos tipos de equilibrio para el uso recreativo y turístico. Punta Espinillo posee un gran potencial de aprovechamiento en articulación con el predio del parque municipal.

El resultado final del análisis de muestra en el Cuadro Nº 3.

NIVEL DE SIGNIFICANCIA ÁREA
Nivel Uno Rincón Melilla

Bañados Santa Lucía

Costa Oeste-Punta Espinillo

Nivel Dos Costa Oeste-Colorada Costa

Oeste-Santa Catalina

Nivel Tres Bañados Carrasco

Arroyo Toledo

Nivel Cuatro Cañada Pajas Blancas

Arroyo Pantanoso

Cursos arroyos principales

Isla Gaviotas

La ordenación se da entre dos extremos. El primer nivel incluye los ambientes menos modificados de Montevideo y con la mayor relevancia ambiental El cuarto nivel incluye a los ambientes más modificados o que poseen limitaciones mayores para la preservación ambiental.

A partir de estas evaluaciones se obtiene un ordenamiento final, en base a los siguientes agrupamientos:

Rincón de Melilla, Bañados del Santa Lucía, Costa Oeste-Punta Espinillo, Costa Oeste-Colorada

Unidades de paisajes destacados por sus indicadores de biodiversidad y paisaje, con algún grado de impacto humano actual o pasado, que requieren de medidas de rehabilitación y recuperación, y que presentan buenas posibilidades de servir a los fines de la preservación ecológica.

Arroyo Pantanoso, Arroyo Toledo, Bañados de Carrasco y Cañada Pajas Blancas

Unidades de paisajes destacados por sus indicadores de biodiversidad y paisaje, pero con distintos y mayores grados de intervención humana, que requieren medidas más enérgicas de rehabilitación y recuperación para servir a los fines, sea de preservación ecológica, o de turismo y recreación.

Costa Oeste - Santa Catalina, Isla de las Gaviotas

Unidades de paisajes destacados por sus indicadores de biodiversidad y paisaje, bajo uso turístico y recreativo intenso, y otros usos humanos, que requieren medidas de gestión.

Parque Lecocq y Parque Punta Espinillo

Unidades de paisaje parquizadas y de uso esencialmente recreativo, turístico y educativo, que con medidas de manejo se pueden asociar a áreas de preservación ecológica.

Cursos arroyos principales

Unidades de paisaje asociadas a los principales cursos de agua departamentales, bajo distintos usos y que requieren medidas de protección ambiental.

Varias de las áreas ecológicas significativas aquí identificadas en realidad son parte de zonas más amplias que se extienden en el propio departamento y/o más allá de los límites de Montevideo. Tal como fuera señalado, esas fronteras son de origen político-administrativo y no atienden a las características de los ecosistemas. De una manera tentativa debería recordarse que las medidas de conservación serían más efectivas si se gestionaran esas áreas en su unidad ecológica. De esta manera, las áreas de Rincón de Melilla y bañados del Santa Lucía se continúan en San José y Canelones, sobre los márgenes de los arroyos Colorado y Las Piedras, y del río Santa Lucía, a la que también deberían integrarse las islas Primera de los Pescadores, Segunda de los Pescadores, del Negro, y del Tigre. Las áreas del arroyo Toledo y de los bañados de Carrasco también se extienden en el departamento. de Canelones, y en el caso de esta última además está asociada al Parque F.D. Roosevelt.

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