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SEMINARIO INTERNACIONAL
Producción Social del Hábitat
y Neoliberalismo:
el capital de la gente
versus la miseria del capital
Montevideo, 1 al 6 de octubre 2001
Federación Uruguaya de Cooperativas de Viviendas por Ayuda Mutua
Secretaría Latinoamericana de Vivienda Popular
Coalición Internacional del Hábitat

SELVIP

III Encuentro Nacional por un Nuevo Pensamiento
Movimiento Social y Representación Política
IDEP – CTA. Buenos Aires, 14 al 18 de noviembre de 2000
Mesa 5: “Los problemas en relación a las Políticas Públicas”
Autor: Asociación Civil Don Jaime de Nevares[1]

De las tomas de tierras al
presupuesto participativo
y la planificación urbana comunitaria

Creación del Consejo Comunitario de Políticas de Tierra y Vivienda del distrito de Quilmes (Ordenanza 8289/98)

Presentación 

En este documento pretendemos presentar las implicancias mas relevantes del proceso de implementación en el municipio de Quilmes (ubicado en el segundo cordón del conurbano bonaerense, Pcia. de Buenos Aires) de un Fondo Municipal de Tierra y Vivienda y un Consejo Comunitario de Políticas para la Tierra y la Vivienda, constituido en órgano de planificación participativa y control de recursos a partir de su aprobación por ordenanza en el H. Consejo Deliberante de Quilmes en noviembre de 1998. Se trata de una experiencia novedosa en el país y valiosa en cuanto a los niveles reales de participación que garantiza a las organizaciones de base que lo integran, producto de un largo proceso de organización y luchas de un grupo de organizaciones comunitarias del distrito apoyadas por diversos sectores de la sociedad.

 Antecedentes de la Ordenanza

 Esta Ordenanza se genera por la confluencia de dos movimientos contradictorios y simultáneos. Por un lado, fue producto de la iniciativa de un conjunto de organizaciones comunitarias, vinculadas a la problemática de la lucha por el derecho a la tierra y la vivienda popular del distrito de Quilmes (comisiones de tierra de asentamientos, cooperativas de autoconstrucción, asociaciones barriales, etc), que venían articulándose desde 1988, pujando por resolver sus reivindicaciones inmediatas: regularización y tenencia de las tierras que ocupaban, freno a los desalojos compulsivos, financiamiento para la construcción de viviendas y proyectos de mejoramiento comunitario, principalmente.

La mayoría den estos grupos provenía de una experiencia de articulación con más de diez años, organizada a través del entonces denominado Consejo de Asentamientos de Quilmes, que a lo largo del tiempo no sólo habían resistido los desalojos de las tierras que habitaban, sino que fueron incorporando diferentes experiencias de vivienda popular, realizadas por instituciones autogestionarias de la zona y del resto del conurbano. Este Consejo de Asentamientos había tenido un papel muy importante en el conflicto denominado “La toma de La Sarita” (septiembre de 1995), conflicto que logró fuerte presencia en los medios nacionales de comunicación, y que dio como resultado de un importante proceso de mediación e intervención del Obispado de Quilmes la conformación del ahora denominado Barrio Agustín Ramírez. Así fue que a través de un ámbito de negociación colegiado y colectivo se obtuvo una propuesta integral de tierra y vivienda popular para las familias que en ese momento ocupaban esas tierras privadas, a pesar del alto nivel de represión ejercido por las autoridades. Luego de tres meses de cerco policial con detenidos, incluyendo a sacerdotes y abogados, y de arduas negociaciones se logró obtener nuevas y mejores tierras para habitar en Florencio Varela con la obtención de financiamiento para la realización de un plan de vivienda por autoconstrucción, infraestructura y servicios. Muy pocos pensaron en ese momento, que tal vez estaban modificando las políticas de tierra y vivienda en el conurbano tal como fueron desarrolladas hasta ese entonces por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.

Por primera vez, en este tipo de conflictos producto de las ocupaciones masivas de tierras, se logra ampliar así el reclamo por la tenencia de la tierra, llevándolo también a incorporar el derecho a la vivienda  e infraestructura (mejoramiento urbano).

Este primer movimiento, se encuentra al año siguiente con otra situación: las autoridades municipales venían planteándose una serie de propuestas -sin participación previa ni consulta a las organizaciones comunitarias-, entre las que se encontraba un proyecto de “Tasa de Fomento barrial” y la conformación de un Banco de Tierras. En septiembre de 1996, exactamente un año después del conflicto de la Sarita, el Ejecutivo local presenta un proyecto denominado Tasa de Fomento que proponía instalar una suerte de fondo en una cuenta “voluntaria” conformado por cuotas mensuales a cobrar a los vecinos de los barrios más pobres (villas y asentamientos), sin resolver su situación dominial, con la supuesta finalidad de realizar futuras obras en los mencionados barrios, y sin afectar el presupuesto municipal. Este proyecto fue rechazado por las organizaciones de base de tierra y vivienda del distrito, lo que se explicitó en una multitudinaria concentración frente al Consejo Deliberante de Quilmes, en octubre de 1996. Si bien los concejales no lo votaron, a los pocos días el Ejecutivo municipal retiró el proyecto.

Paralelamente al rechazo de la tasa de fomento, las organizaciones comunitarias comienzan a elaborar un proyecto de ordenanza alternativo: un Fondo Municipal de Tierra y Vivienda Popular, acompañado de la conformación de un Consejo Comunitario que incorporase a las entidades de base en un organismo de aplicación y supervisión.

La mediación

El masivo rechazo a la Tasa de Fomento y la presencia y movilización de las entidades de base llevó al Ejecutivo municipal a solicitar esta vez la “mediación” del Obispado de Quilmes, para tratar de acercar a las partes y encontrar una solución consensuada. Los dirigentes de esta red local de organizaciones de base, acompañaron la iniciativa y promovieron la consulta de la propuesta con otras entidades de apoyo y profesionales con reconocida experiencia en hábitat popular (Madre Tierra, SEDECA, SERPAJ, APAC, etc). En ese mismo ámbito de negociación se tomó conocimiento de un proyecto de ordenanza relacionado a un banco de tierras que el Ejecutivo venía manejando reservadamente, y que proponía como único organismo de aplicación a la Secretaría de Gobierno del municipio, área que, precisamente, había sido muy cuestionada por el frustrado proyecto de Tasa de Fomento.

Conocida esta propuesta, las entidades de base deciden unificar su proyecto incorporando el banco de tierras, pero modificando el organismo de aplicación a partir de impulsar un Consejo Comunitario de Políticas de Tierra y Vivienda con representantes de la población beneficiaria. Luego de presentar la propuesta definida por las organizaciones incorporando las modificaciones de la Dirección de Tierras del municipio, y de esperar casi un año la respuesta del municipio (que no llegó), las entidades solicitan una audiencia con el Intendente Dr. Scarabino para definir la situación. El Ejecutivo municipal recibe la propuesta final (en marzo de 1998) y promete considerarla en el término de 30 días para decidir sobre su aceptación o rechazo. Pasado el plazo, comunican la decisión de promover el proyecto, delegando a la Asesoría Letrada del municipio las gestiones para formalizar su aprobación.

Las gestiones siguientes

Los dos puntos más conflictivos en el diálogo para lograr un acuerdo con el Ejecutivo municipal consistían en:

Estos dos elementos eran considerados como innegociables por parte de las organizaciones de base, puesto que constituían pilares fundamentales para lograr instalar por primera vez una propuesta de promoción de la vivienda popular como política de Estado municipal, superando así el clientelismo permanente de las autoridades y los frecuentes cambios atados a la inestabilidad política de los funcionarios de turno.

Después de varias reuniones con la Asesoría Letrada municipal, se logra aprobar la conformación del Consejo Comunitario como Órgano de Aplicación en la medida en que sus recomendaciones al Ejecutivo son vinculantes. Esto constituyó un importante avance pasando del rol tradicional de “consulta o asesoramiento” asignado a las organizaciones de base, a un mecanismo que permitiría realmente definir e incidir en las decisiones y ejecuciones planificadas y consensuadas en dicho Consejo Comunitario, sin generar conflictos de competencias o poderes de acuerdo a lo establecido por la Carta Orgánica Municipal. Este objetivo logra plasmarse mediante los artículos 12, 13, 14 y 15.  (ver copia de la Ordenanza aprobada)

Logrado el acuerdo final, el Ejecutivo en agosto del ´98 presenta el proyecto a la opinión publica y lo envía al Concejo Deliberante para su tratamiento. Por su parte los dirigentes de base  se reúnen con todos los presidentes de bloque de concejales para su aprobación, hecho que se logra por unanimidad el día 10 de noviembre para ser promulgada el 30 de noviembre del ’98.

Objetivos alcanzados

Los objetivos más importantes que se cristalizan finalmente en el texto de esta ordenanza son los siguientes:

·        Se logra un Fondo permanente constituido por un porcentaje que no puede ser inferior al 40% de lo recaudado en concepto de los Derechos de Construcción y el 40 % de la venta de inmuebles municipales que no tuvieran fines sociales vinculados a la problemática de hábitat.

·        Se conforma un Consejo Comunitario de Políticas de Tierra y Vivienda renovable cada tres años compuesto por representantes del Ejecutivo, del Legislativo, de la Casa provincial de Tierras, del Obispado de Quilmes, de la Universidad Nacional de Quilmes, de dos Organizaciones No Gubernamentales de apoyo, y, el punto mas trascendente, de las Organizaciones Comunitarias de Base de Tierra y Vivienda de Quilmes.

Como ya se dijo, el Consejo formula recomendaciones (esto es, sus proyectos y medidas) al Ejecutivo Municipal, de las cuales éste no podrá apartarse, salvo resolución fundada, basada en observaciones de la Secretaría de Obras y Servicios Públicos, la Contaduría Municipal o la Asesoría Letrada  en el término de 30 días; vencido el plazo quedan automáticamente aprobadas.

·        Se crea un Banco de Datos y un Fondo de Tierras supervisado por el mencionado Consejo Comunitario.

·        Se crea un Registro de Emergencia Habitacional abierto a los vecinos de Quilmes que se encuentren imposibilitados a acceder por sus propios medios a un lote o una vivienda digna.

Elección de los representantes de las organizaciones comunitarias y puesta en marcha del Consejo

Luego de lograda la sanción y promulgación de la Ordenanza 8289/98, el paso siguiente fue la constitución de una Comisión Evaluadora Ad Hoc encargada de organizar la convocatoria y selección de las instituciones y representantes de las organizaciones de base al Consejo Comunitario de Tierra y Vivienda. Se incorporan a trabajar formando parte de la Comisión Evaluadora representantes de la Universidad de Quilmes, de la Vicaría de Pastoral Social del Obispado de Quilmes, de las ONGs de apoyo a la elaboración del proyecto, de la Casa de Tierras (delegación provincial) y de la Dirección de Tierras (municipal); se invitó asimismo al H. Consejo Deliberante a enviar un representante a esta Comisión, pero no lo hicieron. La misma elaboró una propuesta de indicadores para la evaluación de las entidades comunitarias definiendo puntajes para los siguientes ítem de acuerdo a las bases y condiciones establecidas en la Ordenanza:

a)      Consolidación institucional (identidad, complejidad organizacional, infraestructura y recursos, cobertura y legitimidad social) total 20 puntos.

b)      Capacidad de Gestión (capacidad de manejo de programas autogestionados, capacidad de manejo de programas asistidos, diagnóstico y propuestas) total 35 puntos.

c)      Democracia y participación (participación y movilización vecinal en las decisiones, circulación de la información) total 20 puntos.

d)      Capacidad de articulación (antecedentes en participación en redes en general, antecedentes en participación en redes sobre hábitat, antecedentes de articulación con el Estado) total 25 puntos.

Para la selección de los representantes de las organizaciones de base, se estableció la modalidad de concurso de antecedentes y oposición, en base a los ítem señalados, a partir de una convocatoria abierta a todas las entidades de base del distrito (difundida por los medios locales), con la sola condición de poseer personería jurídica y antecedentes en la problemática urbana y completando los datos requeridos en las planillas elaboradas para el concurso.

Finalizada la convocatoria, en la que participaron alrededor de treinta entidades, la posterior evaluación de la documentación, entrevistas personales con los representantes y visitas “in situ” a las sedes y áreas de influencia de las mismas, fueron seleccionadas las siguientes, con los dos delegados (titular y suplente) propuestos por cada una de ellas para integrar la Comisión Directiva del Consejo:

El 11 de agosto de 1999, se hizo pública la evaluación mediante la lectura de la correspondiente acta, notificando al conjunto de las entidades lo resuelto y convocando a la primera sesión del ahora sí constituido Consejo Comunitario para la Tierra y la Vivienda para el miércoles 25 del mismo mes. En el mes de septiembre, finalmente el Intendente Dr. Scarabino firma el Decreto por el cual se constituye el Consejo Comunitario para la Tierra y la Vivienda designando un presupuesto como base del cuarenta por ciento (40%) de lo recaudado en concepto de Derechos de Construcción y el cuarenta por ciento (40%) de la venta de los inmuebles municipales que surjan en el ejercicio.

La constitución definitiva del Consejo Comunitario de Políticas de Tierra y Vivienda de Quilmes, con mandato renovable cada tres años es entonces la siguiente:

Una vez constituido el Consejo se elaboró un reglamento de funcionamiento interno y se aplicó inmediatamente a trabajar, realizando 30 proyectos correspondientes al cupo de fondos del último trimestre del año 1999, de los cuales 29 fueron elaborados por las propias organizaciones de base miembros para su equipamiento comunitario. Esta dinámica de trabajo prevista en el reglamento interno supone la realización de asambleas generales cada dos meses (como mínimo ) con todas las organizaciones comunitarias miembros del Consejo, ocasión en que se discuten y consensúan las líneas de acción prioritarias, se elaboran propuestas y se informa lo actuado.

Es importante destacar que esta experiencia de planificación y control de gestión participativo, reglamentada y oficializada por Ordenanza municipal, se constituye en la primera de su clase en todo el territorio de la provincia de Buenos Aires, y probablemente lo sea en todo el territorio del país en lo que hace al sector de hábitat popular. Se trata de un gran logro, fundamentalmente teniendo en cuenta que la problemática de la tierra y la vivienda popular urbana no se encuentra instalada en las agendas de las políticas sociales en nuestro país.

Por otro lado creemos que sin la concurrencia de diferentes agentes que intervinieron en el desarrollo de la propuesta, hubiera sido imposible llegar a buen término. Con seguridad, fue y sigue siendo substancial el empuje de las organizaciones de base, la perseverancia y amplia visión de sus dirigentes en las luchas mediante las acciones políticas que en manos de la comunidad pueden proveer respuestas superadoras.

Las dificultades que surgieron

A finales del año 1999 (luego de las elecciones de octubre) se produce un cambio de gestión pasando el gobierno municipal del Intendente saliente del Partido Justicialista (Dr. Scarabino) al nuevo Intendente electo producto del triunfo de la Alianza en las elecciones de ese año (Fernando Geronés de la Unión Cívica Radical).

En la transición, los integrantes del Consejo Comunitario de Tierra y Vivienda se entrevistan en dos oportunidades con el nuevo Intendente, quien expresa la voluntad de continuar con la propuesta de la Ordenanza aprobada y de profundizar el nivel de participación de la comunidad en el diseño y control de los recursos a utilizar.

Confirmada esta disposición, durante el año en curso el Consejo Comunitario mantuvo el seguimiento de los proyectos presentados que correspondían a los recursos pendientes del presupuesto del año 1999. Pero pasados más de seis meses, y a partir de la demora en la implementación de los proyectos y en la compra de los materiales y equipamiento solicitado por el Consejo Comunitario, se detecta que las áreas municipales involucradas (Acción Social, Obras y Servicios Públicos y Contaduría) no pueden realizar las compras porque los precios que habitualmente obtienen superan diferencias de hasta un 30% más que los precios propuestos por las entidades comunitarias beneficiarias.

Ante esta situación estas áreas solicitan que el Consejo Comunitario autorice dicho procedimiento y condiciones de compra, lo cual es totalmente rechazado por unanimidad de sus integrantes, ofreciendo como contrapropuesta nuevos proveedores que mantenían los precios más bajos. Simultáneamente el Consejo presenta un proyecto de ampliación de la Ordenanza actualmente en funcionamiento con el objeto de facilitar nuevos mecanismos de implementación que destraben la burocracia actual y agilicen la gestión (ver copia de proyecto de fecha 8/8/00). Sin embargo las oficinas de compras municipales no sólo rechazaron los precios de los nuevos proveedores sino que misteriosamente aparecen con nuevas listas de precios que se adaptan a más altos costos aún (ver comparación entre las primeras listas de precios y las actuales del proveedor Ferroquil Nro 192)

En ese contexto surge imprevistamente una propuesta de modificación de la Ordenanza en vigencia impulsada por los presidentes de bloques (UCR, Frepaso y Partido Justicialista)  con la visible intención de derogar las facultades de planificación y control de gestión por parte de las entidades comunitarias en cuanto a la disponibilidad de los fondos, su utilización y montos disponibles (ver copia de proyecto firmado por el concejal Lichi de la UCR y presidente de la Comisión de Acción Social, Tierra y Vivienda del Deliberante).

Ante la negativa de informar sobre esta iniciativa por parte del Consejo Deliberante, las entidades se movilizan al municipio de Quilmes solicitando al Intendente municipal la ratificación o rectificación del proyecto impulsado para modificar las actuales atribuciones del Consejo Comunitario.

La presencia de las entidades fuerza a los concejales de las distintas fuerzas políticas a reconocer que prevén futuros emprendimientos y ventas de inmuebles de los cuales surgirán recursos, pero que no están dispuestos a incorporarlos en los alcances que posee la Ordenanza del Consejo Comunitario, que persigue la implementación de proyectos sociales que mejoren las condiciones de habitabilidad de los barrios más pobres del distrito.

De esta manera no sólo se intenta retroceder sobre una de las pocas propuestas de planificación participativa  de desarrollo local con diseño y control de gestión de la comunidad, sino que además no se plantea modificar una cuestión mas contingente como es la actual estructura de compras, que evidentemente genera mayores costos para el conjunto de los contribuyentes y profundiza una peor distribución de los ingresos a nivel local.

El 23 de octubre del corriente año el Consejo mantuvo una entrevista con el Intendente de Quilmes, el cual solicitó 48hs para rever las propuestas de sus concejales y tratar de recuperar el espíritu original de la propuesta. Sin embargo en el intervalo los integrantes del Consejo Comunitario se enteran que con fecha 4 de octubre el Poder Ejecutivo firma un Decreto dando de baja a dos personas que trabajaban en la Municipalidad de Quilmes y que casualmente son integrantes titulares del Consejo Comunitario de Tierra y Vivienda, (Raúl Palacios es el actual Presidente y Roberto Giordano es el representante por la Dirección de Tierras). La racionalidad se expresa en el dato de que ambos despedidos fueron opositores a las medidas de derogación de la ordenanza por parte de los concejales oficialistas, apoyando a las entidades comunitarias en sus demandas.

[1] La asociación Civil Don Jaime de Nevares se crea en 1998, en el distrito de Quilmes y está orientada a las problemáticas del hábitat, fortalecimiento de organizaciones comunitarias y salud. Además de impulsar este proyecto de ordenanza junto a otros actores, cuenta con un representante titular y un suplente en el Consejo Comunitario. Presidente: Gustavo Rodríguez Karaman. Personería Jurídica nro. 19.044.

Más información sobre el tema en la Sección Cooperativismo y Autogestión y Vivienda Popular de esta WEB

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