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FUENTE: USA TODAY |
INTERNACIONAL
Ahora la Nasa quiere llamar al brujo
Los cambios de clima en el mundo preocupan al gobierno federal estadounidense y estudian todas las alternativas posibles
El saber no tiene precio ni tampoco origen, en Estados Unidos todos los esfuerzos son válidos para combatir los males.
En una sorprendente unión de intereses, el gobierno federal de Estados Unidos apela a la sabiduría de los indios norteamericanos para combatir uno de los mayores desafíos del próximo milenio: los cambios del clima.
Esta convergencia es parte de una tendencia iniciada y apoyada por la NASA para incorporar las perspectivas de diferentes generaciones y sectores sociales a lo largo de siglos a los más actualizados datos científicos, con la finalidad de estudiar la destrucción de la capa de ozono y el crecimiento de los océanos, entre otros problemas.
Científicos de NASA, junto con otorgamiento de becas y el desarrollo de tecnologías, también están apoyando a los indígenas estadounidenses en la evaluación del impacto del clima en las zonas donde viven, por ejemplo, la editorial Akwekon Press, de la Universidad Cornell publicó una doble edición de su revista de gran circulación, que tituló Nativos Americanos, con la ayuda de una donación de U$S 61.000 realizada por NASA. Pese a siglos de escepticismo, la combinación de investigaciones científicas puras y la visión de los indios de Estados Unidos es muy clara, según la opinión de Verna Teller, ex gobernadora del Pueblo Isleta y directora de proyectos de Native Peoples / Native Homelands. «Los científicos siempre han sido escépticos, pero ahora hemos completado el círculo. La comunidad científica desdeñaba nuestros conocimientos por considerarlos sólo mito o leyenda, sin fundamentos y caprichosos, aunque ahora finalmente reconoce que es una realidad que le viene como anillo al dedo para sus datos científicos».
José Barreiro, editor de la revista Native Americans, afirmó que «nadie tiene una conexión más profunda con al tierra como quienes la utilizan en su nivel básico».
La doble edición investiga los problemas económicos y ecológicos derivados de los cambios como el ritmo al que se derriten los glaciares en Alaska y décadas de sequía y tormentas de viento en la zona de las Great Plains, en Estados Unidos. Las consecuencias para muchas comunidades son devastadoras.
Si bien la NASA ha forjado su prestigio por ser sus estudios y exploraciones espaciales y los históricos alunizajes, el estudio de la Tierra constituye una de sus misiones prioritarias. Censores y satélites que apuntan a nuestro planeta han recogido información durante décadas para el estudio de los fenómenos ambientales.
«Una de nuestras misiones es comprender la totalidad de la Tierra, sus componentes y cómo esos elementos interactúan, así como comprender los cambios naturales y los inducidos por el hombre», explicó Nancy Maynard, de NASA. «Mirando la totalidad del sistema de la Tierra es la perspectiva que NASA comparte con los indios de EE.UU.».
Maynard fomentó los encuentros entre NASA y las comunidades nativas después de una serie de talleres auspiciados por la agencia espacial, que formaron parte de una evaluación realizada con alcance nacional en Estados Unidos.
«La perspectiva de los nativos está respaldada por historia y sabiduría sobre los cambios climáticos, en especial áreas geográficas, como es el caso de las reservaciones indígenas. Por eso, impulso con firmeza la participación de los nativos en el proceso de evaluación», subrayo Maynard.
En la zona central del Estado de Nueva York -para mencionar un ejemplo- la Nación Onodoga enfrenta desafíos derivados del clima más cálido, falta de agua y hasta el avance de animales que no son de la zona e insectos.
«Estimamos que la Tierra tiene un punto sin retorno, sin recuperación. Estamos empujando a la humanidad hacia ese punto», apuntó Lyons. «La Tierra podrá recuperarse de todo el daño, pero no quedarán seres humanos vivos».
Esa eventualidad indujo a las nuevas generaciones de indígenas a alejar de su silencio anterior para compartir sus conocimientos con personas fuera de su comunidad.
Además de financiar la edición especial de Native Americans, con 35.000 ejemplares, NASA también provee fondos para una evaluación de dos a tres años de duración referida a las consecuencias de los cambios climáticos en los territorios indígenas, y especialmente el calentamiento global, indicó Teller, quien reveló que las tribus están mejorando su planificación del uso de la tierra, mediante la aplicación de tecnologías desarrolladas por NASA.