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La seguridad de la víctima y sus hijas e hijos menores, y el hacer- le tomar conciencia del riesgo que corren, deben ser los principa- les motivos de preocupación de l@s profesionales. Por ello es importante indagar sobre posibles redes familiares o de amig@s que puedan brindarles protección y apoyo, hablar con ella sobre las opciones posibles y ayudarle a hacer planes en ese sentido. |
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Darle el tiempo que ella necesite para tomar sus propias decisio- nes. Los tiempos de la víctima y la decisión que finalmente ella tome deben ser respetados, aun cuando decida continuar vivien- do con el marido que la maltrata. |
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L@s psicólog@s, médic@s generales, psiquiatras, personal de enfermería, abogad@s, trabajadores y trabajadoras sociales, de- ben indagar siempre, en su práctica profesional, sobre la posibi- lidad de que quienes les consultan estén padeciendo situaciones de violencia familiar y hacer las derivaciones pertinentes. |
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La atención a la mujer víctima de violencia familiar debe cen- trarse en ella, como persona que está siendo maltratada, y a la que hay que atender prioritariamente. Debe tenerse en cuenta que antes que madre o esposa es una persona que está vivien- do una situación que la deteriora, la degrada y la enferma y que puede costarle la vida. |
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En los casos de violencia familiar no es posible la mediación, entre otros motivos, porque la presencia del agresor intimida a la víctima, la paraliza, e impide que ella pueda expresarse. No puede mediarse en condiciones de asimetría entre las partes involucradas. |
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Tampoco es posible, en casos de violencia familiar, realizar psico- terapia familiar en sesiones que incluyan al agresor. |