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           CANADA-EE UU: Aumenta la
    exportación de contaminantes  
          por Danielle Knight   
           
          WASHINGTON, 4 jun (IPS)  La producción de
    contaminantes en Canadá y Estados Unidos creció en el período 1995-1997, pero esos
    países disminuyeron su propia contaminación ambiental porque exportaron más desechos a
    otras naciones, según un informe intergubernamental.  
           
    El informe, difundido esta semana por la Comisión para la Cooperación Ambiental (CEC),
    con sede en la ciudad sudoriental canadiense de Montreal, se basó en estadísticas
    gubernamentales, elaboradas a partir de datos proporcionados por las propias
    compañías.  
           
    La CEC fue creada en 1993, a pedido de organizaciones no gubernamentales (ONG)
    ambientalistas, en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC),
    firmado por Canadá, Estados Unidos y México.  
           
    La comisión señaló que la producción de sustancias contaminantes por parte de
    industrias canadienses y estadounidenses creció 1,2 por ciento desde 1995 a 1997, y
    revirtió la tendencia a la disminución registrada en años anteriores.  
           
    Sin embargo, la contaminación ambiental de esas naciones disminuyó en promedio nueve por
    ciento durante el mismo período, 13 por ciento en Canadá y ocho por ciento en Estados
    Unidos.  
           
    Esto se debió a que el envío de contaminantes a otros países, para que fueran
    almacenados o procesados, aumentó en forma dramática, 31 por ciento en Canadá y 27 por
    ciento en Estados Unidos.  
           
    ''Este no es el tipo de tendencia que queremos ver'', declaró Janine Ferretti, directora
    ejecutiva de la CEC, cuyos informes se publican desde hace cuatro años.  
           
    Según la comisión, la industria metalúrgica fue una de las principales responsables del
    aumento de la exportación de contaminantes por parte de Canadá y Estados Unidos.  
           
    Las compañías canadienses y estadounidenses de ese rubro informaron que su emisión y
    transferencia de sustancias contaminantes creció más de 25 por ciento entre 1995 y
    1997.  
           
    Las acerías fueron las principales emisoras del sector, seguidas por las empresas de
    aluminio, cobre, zinc, níquel y refinerías de plomo.  
           
    En el documento de la CEC, de 551 páginas, se indicó que en 1997 Estados Unidos
    transfirió a México 26 millones de kilogramos de sustancias contaminantes, en su mayor
    parte para ser reciclados en la ciudad nororiental mexicana de Monterrey.  
           
    La contrapartida de contaminantes enviados desde México a Estados Unidos, por compañías
    estadounidenses que operan en zonas francas industriales mexicanas, fue sólo 9,24
    millones de kilogramos, la mitad de los cuales provino de la ciudad noroccidental mexicana
    de Tijuana.  
           
    La comisión no informó acerca de la contaminación en México durante el período
    considerado, debido a que el gobierno mexicano difundió sus primeros datos en la materia
    en 1999.  
           
    Los ambientalistas sospechan que si se contara con información mexicanas de ese período,
    el panorama norteamericano sería peor.  
           
    Una de las preocupaciones de los activistas en relación con el TLC es que ese tratado
    permita a las industrias contaminantes reinstalarse en México, donde las leyes para la
    protección del ambiente son menos estrictas que en Canadá y Estados Unidos.  
           
    Mark Vallianatos, un analista de política internacional que trabaja en Washington con la
    ONG ambientalista Amigos de la Tierra, señaló que el informe de la CEC demuestra que los
    acuerdos de libre comercio deben incluir la equiparación de normas ambientales.  
           
    El experto apuntó que la legislación de Estados Unidos, la cual obliga a las compañías
    a informar acerca de su producción de sustancias contaminantes en ese país, debería
    establecer la misma obligación en relación con las operaciones en naciones
    extranjeras.  
           
    ''De esa manera, los ciudadanos de otras naciones podrían saber lo que ocurre en sus
    comunidades, y los estadounidenses se enterarían de lo que estan haciendo sus compañías
    en el exterior'', explicó.  
           
    Según el informe de la CEC, alrededor de 15 por ciento de los productos industriales que
    contaminaron el aire, la tierra y el agua de Canadá y Estados Unidos en 1997 fueron
    cancerígenos, como el plomo.  
           
    La contaminación causada por industrias canadienses fue mayor que la de sus equivalentes
    en Estados Unidos, con una relación de 1,3 a uno, en promedio, y la contaminación del
    aire informada en Canadá fue el doble de la estadounidense.  
           
    Ferreti señaló que el informe de la CEC sirve de ayuda para registrar la producción de
    contaminantes, pero no brinda datos acerca de la calidad de las instalaciones donde se
    almacenan o procesan esos productos, ni explica los procesos que generan
    contaminación.  
           
    Según los datos divulgados por la CEC, en 1997 la industria química estadounidense fue
    la principal responsable de emisión de sustancias contaminantes en ese país y de su
    envío a otras naciones, seguida por la industria metalúrgica y por la de producción de
    papel.  
            [c] 1998, InterPress Third World News Agency
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           La tierra
    desnuda  
          por Diego Cevallos  
           
          MEXICO, 4 jun (IPS)  La pobreza de las mayorías y
    el consumo excesivo de una minoría abonan el deterioro del ambiente en América Latina y
    el Caribe, advirtió el Pnuma (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), en
    el primer informe ambiental del siglo XXI.  
           
    América Latina es dueña de las mayores reservas del mundo de tierra cultivable y de 40
    por ciento de las especies vegetales y animales, pero esa riqueza podría perderse si
    continúa la degradación ambiental, señaló el viernes el Pnuma (Programa de las
    Naciones Unidas para el Medio Ambiente).  
           
    Urbanización desenfrenada, destrucción de recursos forestales, pérdida de biodiversidad
    y contaminación y agotamiento de mantos acuíferos, son problemas de gravedad creciente,
    se agregó en el informe ''Perspectiva del Medio Ambiente'', distribuido en México, sede
    del Pnuma para América Latina y el Caribe.  
           
    La prioridades ambientales del nuevo siglo que comienza pertenecen ya a la categoría de
    ''problemas desatendidos'', observó.  
           
    Señalado como el estudio más completo de su tipo y elaborado por un numeroso equipo de
    expertos, el informe es parte de una serie de exámenes periódicos que el Pnuma realiza
    para orientar a gobiernos y sociedad en la toma de decisiones.  
           
    La prioridad en América Latina y el Caribe es disminuir la pobreza y las diferencias
    extremas de ingresos. ''Quienes tienen más, más ganan, y pasa lo contrario con quienes
    menos reciben, (y) esto es incompatible con el desarrollo sostenible'', dijo el cubano
    Ricardo Sánchez, director regional del Pnuma.  
           
    ''El crecimiento institucional en la región y el fortalecimiento de la sociedad civil no
    se expresan en la reversión del deterioro ambiental'', lamentó Sánchez.  
           
    Unos 224 millones de personas ''viven en la pobreza y no hay inserción efectiva del medio
    ambiente en los planes de crecimiento económico'', destacó.  
           
    ''Solamente un esfuerzo decidido en los planos institucional y de la gestión y la
    adopción de políticas públicas que mejoren sustancialmente su eficacia, podrían
    contrarrestar estas tendencias. Es posible, por cierto, que tal esfuerzo se realice'',
    añadió.  
           
    El informe de 144 páginas indica que América Latina y el Caribe afrontan graves
    problemas, a pesar que aún cuentan con 40 por ciento de las especies animales y vegetales
    del planeta, 47 por ciento de su territorio está cubierto por bosques y tiene 27 por
    ciento del agua dulce del mundo.  
           
    Dieceséis por ciento de la tierra de la región está degradada. El impacto mayor se
    registra en Mesoamérica (América Central y México), donde alcanza 26 por ciento.  
           
    Hay 170.000 millones de hectáreas de tierra erosionada en América del Sur y las
    pérdidas totales por desertización en América Latina y el Caribe se calculan en 1.000
    millones de dólares al año.  
           
    Si a esas pérdidas se suman los daños de las sequías, el monto es de 4.800 millones de
    dólares anuales, precisó el Pnuma.  
           
    Así mismo, 61 millones de hectáreas de bosques, cerca de seis por ciento del total,
    fueron consumidas entre 1980 y 1990, y en el período 1990-1995 se agregó una pérdida
    anual de 5,8 millones de hectáreas.  
           
    En cuanto a la biodiversidad, América Latina y el Caribe conforman la segunda zona del
    mundo cen materia de especies animales amenazadas de extinción, que son en su caso
    1.244.  
           
    El Pnuma señaló que Brasil figura en segundo lugar en el mundo por cantidad de aves en
    riesgo de desaparición, mientras que Colombia y Perú ocupan el quinto lugar, con 64
    especies cada uno.  
           
    En Argentina, más de 50 por ciento de las aves y mamíferos están en peligro, en tanto
    que en Chile, los problemas de conservación se refieren a 51 por ciento de los
    mamíferos, 58 por ciento de los reptiles y 100 por ciento de los peces.  
           
    Otros problemas citados en el informe son los de agua, áreas costeras, aire y desarrollo
    de áreas urbanas.  
           
    Con sólo 12 por ciento de la superficie terrestre total y seis por ciento de la
    población, América Latina y el Caribe reciben 27 por ciento del agua de lluvia del
    planeta.  
           
    A pesar de esa riqueza, varios países tienen graves problemas de aridez, y otros, como
    México y Perú, consumen al año en conjunto más de 15 por ciento de las reservas de
    agua dulce de la región.  
           
    El informe del Pnuma también advierte que cada año, más de 1.000 millones de sedimentos
    son despositados en el mar Caribe y entre 80 y 90 por ciento de las aguas que llegan a los
    mares de la región no reciben tratamiento.  
           
    Ochenta por ciento de los bancos de peces del Atlántico suroccidental y 40 por ciento en
    el Pacífico sudoriental se hallan en su punto de máxima explotación, en
    sobreexplotación o han sido agotados.  
           
    El Pnuma indicó que América Latina y el Caribe son responsables de 48,3 por ciento de la
    emisión mundial de dióxido de carbono procedente del cambio de uso de suelo, aunque
    sólo de 4,3 por ciento de las emisiones con origen en procesos industriales.  
           
    El dióxido de carbono ha sido identificado por los científicos como el más nocivo entre
    los gases determinantes del recalentamiento del planeta.  
           
    En cuanto al proceso de urbanización, casi tres cuartas partes de la población de la
    región se concentra hoy en un escaso número de ciudades con graves problemas de
    hacinamiento y de provisión de servicios públicos.  
           
    La urbanización insostenible ''agrava los problemas del uso del suelo, deteriora las
    costas, afecta la calidad del aire, contamina el agua y crea graves problemas en el manejo
    de los desechos'', observó el Pnuma.  
           
    ''Continuar con nuestra forma de hacer las cosas, como lo hemos hecho hasta ahora, ya no
    es una opción, si queremos comenzar el nuevo milenio con alguna esperanza para las nuevas
    generaciones de seres humanos'', comentaron los representantes del Pnuma en la
    presentación del informe.  
           
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